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Que Jesucristo/Yeshua HaMashiach es Dios Todopoderoso, el Creador de todas las cosas, y que nosotros Lo hemos conocido a Él.
No hay otro más grande que Él.
No hay otro salvador. Él es el Único Salvador del mundo.
Él es el Mesías tanto de los judíos como de los gentiles.
Él vive hoy, aquí y ahora.
Solamente Él regresó de entre los muertos; solamente Su tumba está vacía por Su propio poder.
Mediante Su muerte, sepultura y resurrección, Él le ha demostrado al mundo que nada es imposible para Él, porque Él es Dios.
En el cumplimiento de los tiempos, toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es Señor, no por fuerza, sino por deseo, con gozo y alegría.
Todos Lo necesitan a Él; no hay un alma que pueda prescindir de Él.
No hay nadie que pueda salvarse a sí mismo.
No importa quién seas tú o qué hayas hecho, de ninguna manera eres un imposible para Jesucristo en ningún momento.
No hay problema ni pecado tan terrible que Él no pueda o no vaya a vencer por ti. Él ya tiene la victoria preparada para ti.
No hay necesidad de desesperarte si te vuelves a Él.
Él no está aquí para ser “aceptado.” Él es Señor. La pregunta es si Él te va a aceptar a ti o no.
Y Él lo hará, cuando Él esté listo para hacerlo. Para ese fin, Él murió y resucitó.
Con Su sangre, la cual fue derramada por todos hace cerca de 2,000 años – en realidad, antes de la fundación del mundo – Él compró todas las almas que alguna vez existieron, existen o existirán.
Si tú sabes que se ha llegado el tiempo de recibirle a Él, entonces más vale que lo hagas.
Si no lo haces, cada momento que te demores sólo complicará y dificultará las cosas para ti en el camino. Aun así, Él determina todas las cosas.
Tú no tienes derecho de vivir tu vida independientemente de Él y de Su voluntad.
Tú eres Suyo, lo creas o no (y lo creerás), te guste o no te guste (y te gustará); tú lo sabrás.
Ningún otro hombre puso su vida por el mundo, ningún hombre posee por derecho a otro hombre; ningún hombre le debe su vida a otro hombre. Solamente Jesucristo posee a todos los hombres. Él es nuestro Creador y Guardador.
Muchos fundadores religiosos han venido y se han ido. Muchos viven hoy hasta que ellos hayan servido su tiempo como mortales y pasen. Pero solamente Uno es Señor y Salvador, y Él no es fundador de ninguna religión. Él es Dios Todopoderoso, Quien venció la muerte.
Los hombres han fundado religiones en Su Nombre. Él no tiene nada que ver con ellos.
Jesucristo vive hoy. Ningún musulmán puede decir que Mahoma le habla. Ningún budista puede decir que Buda le habla. Ningún hombre puede decir que tiene una relación continua con el fundador de su religión o con alguna persona que haya muerto. Eso solamente se puede decir de Jesucristo, Quien vive y habla.
Solamente Jesucristo puede dar vida, pues Él tiene poder sobre la muerte.
Solamente Jesucristo puede libertar del infierno, pues Él tiene poder sobre las tinieblas.
Solamente Jesucristo tiene poder y autoridad sobre el diablo y los demonios.
Solamente Jesucristo puede darles estos poderes a quien sea que Él escoja. Él se los da, según Él lo considere conveniente, a Sus discípulos.
Solamente Jesucristo sostiene el destino de todos los hombres en Sus manos y hace lo que Le place.
Nosotros Lo conocemos como nuestro Padre, nuestro Hermano Mayor, y nuestro Señor y Salvador.
Mahoma fue un hombre muy malvado que robó, violó, abusó, asesinó y destruyó. Ve a todos sus fervientes seguidores y lo que ellos hacen; hay derramamiento de sangre dondequiera que sus fieles seguidores han tenido la libertad de cumplir sus mandamientos en el Corán.
Ellos son tan contradictorios que se enfurecen por estas palabras; ellos amenazan con matar y cumplen sus amenazas cuando les es posible, pero ellos sólo demuestran lo que decimos, y sus palabras las confirman el Corán y los Hadices, sus libros sagrados, y también sus líderes. No hay nada pacífico acerca del Islam.
Pero Jesucristo dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10 RVR).
Nosotros no somos miembros de, ni estamos afiliados a, ninguna organización religiosa. Nosotros sólo somos Suyos, y solamente Suyos, miembros de Su Cuerpo y ciudadanos de Su Reino, el cual no es de este mundo.
Pero Su Reino gobierna sobre el mundo desde ahora y restaurará y regirá todas las cosas por medio de Él.
Muchos van a la iglesia, oran, predican, Lo alaban, leen sus Biblias y claman Su Nombre. Muchos profetizan o hacen grandes obras a la vista de los hombres en Su Nombre, pero ellos no Lo conocen a Él; pocos Lo conocen. Esos no son de los Suyos; pocos lo son.
Muchos piensan que Le sirven a Él, pues están sinceramente persuadidos de que sus obras y palabras son aceptables, y hasta agradables a Él, pero no lo son – lejos de eso. Ellos están pereciendo.
La razón por qué la gente está pereciendo es porque ellos realmente no creen, no importa lo que digan. La causa de sus problemas es su incredulidad y desobediencia.
Su desobediencia resulta de su ignorancia. Si ellos verdaderamente supieran que se están cortando sus propias gargantas con sus pensamientos, palabras y caminos, ellos no pensarían, ni hablarían ni actuarían, como lo hacen.
Los hombres en todas partes se están destruyendo a sí mismos y a otros, pero sólo porque Lo rechazan a Él.
Nosotros somos culpables de Su ejecución. Todos nosotros lo crucificamos con nuestros pecados.
Él no está agradado con los religiosos, no, en lo absoluto. Él se duele por ellos, y está enojado con ellos porque ellos se rehúsan a poner su confianza en Él y entonces impiden que otros Lo conozcan a Él; Él siente compasión y enojo por ellos.
En este día, Él ha dejado de guiñar el ojo; Él ha tenido suficiente de que los hombres hagan lo que les da la gana y sin importarles un comino lo que Él piense. Eso ha terminado.
Ahora Él está tomando pasos para salvar y para destruir. Los que están para ser salvos, Él los está salvando; los que están para destrucción, Él los está destruyendo.
Sin embargo, debe entenderse que Él los salvará a todos, hasta al último de todos.
Primero es la destrucción, luego la salvación – para que todos los hombres sepan diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal, la verdad y el error, la luz y las tinieblas, y la gracia y el auto-valor.
Todos sabremos la diferencia entre la justicia y la iniquidad, el éxito y el fracaso, y entre la victoria y la derrota.
Todos sabremos la diferencia entre la esperanza y la desesperación, el gozo y el pesar, y el reposo y el trabajo.
Todos conoceremos a Dios en Su gloria, no porque lo hayamos logrado nosotros mismos, sino porque Él lo logró por nosotros, mostrándonos así que Él es Dios.
Dios vino como hombre, nacido como judío en la nación de Israel, los descendientes de Abraham a través de su hijo Isaac, quien nació milagrosamente de Sara, la esposa de Abraham.
Él vino a mostrarnos y a hacer un camino para nosotros hacia Él, y ese camino es Él. Nosotros estábamos condenados y sin esperanza sin Su intervención.
Él se nos ha revelado y nos ha dado vida abundante. Sabemos que somos Sus ovejas porque Él nos lo ha dicho así y ha cambiado nuestras vidas.
Él dice que Él de ninguna manera rechazará a todos aquellos que vengan a Él. Todos pueden saber que la verdadera paz y seguridad interior les espera tanto en este mundo como en el mundo por venir. Él nos da un adelanto de Su vida aquí y ahora. ¿No es bueno eso?
Ninguna religión puede ofrecer total seguridad y verdadera paz; ningún otro hombre puede ofrecer favor con Dios. Como máximo, los hombres sólo pueden esperar lo mejor, lo cual no es suficiente. Si algunos prometen lo que no pueden dar, esos son charlatanes; son mentirosos que viven maquinando para obtener lo que puedan de ti. No les creas. Solamente Jesucristo puede ofrecer legítimamente la seguridad total de la verdadera paz y favor con Dios.
Nosotros sabemos de qué hablamos, porque Él ha derramado Su Luz, y esa Luz es Él, en nuestras almas; Él ha renovado nuestras almas. Estamos vivos en Él, levantados de entre los muertos con Él, porque hemos sido crucificados con Él.
Hablamos desde el Cielo. Los que tengan oídos para oír, que oigan lo que estamos diciéndoles por Su Espíritu.
Jesucristo viene a salvarnos del pecado, las tinieblas, el infierno, Satanás, la muerte, este mundo, y de nosotros mismos, pues estamos programados para la destrucción segura.
Benditos los que oyen estas cosas y creen. El Reino de Dios les pertenece y pueden pedirlo. En realidad ya es de ellos antes de pedirlo.
Él nos ha enviado a hablar estas cosas a todo el mundo.
Así hace Su obra el Señor Jesucristo, por lo cual estamos muy agradecidos.
Víctor Hafichuk
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero