La Transmutación de Vasti a Ester

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La Reconciliación de Adán y Eva con Dios

Hombres y mujeres, especialmente aquellos que mencionan el maravilloso Nombre del Señor Jesucristo, prepárense y calculen los costos de creer o no creer en lo que está a punto ser revelado. La verdad siempre divide al inicio como Jesús dijo que sucedería, y no une como los falsos maestros afirman a menudo.

Jesús dijo: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada Porque he venido a poner al hombre en contra de su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su propia casa” (Mateo 10:35-36).

Llamo a los esposos que quieren andar por fe a renunciar a sus esposas por causa de Él.

El propósito de este escrito es revelar que todos los esposos están esencialmente siguiendo a sus esposas, incluyendo aquellos que profesan caminar en la fe del Señor Jesucristo.

No importa cuánto tiempo crea usted haber sido cristiano o haber servido al Señor. Muchos han tenido una relación con el Señor, pero ahora son llamados al acto máximo de obediencia. Llamo a los maridos que quieren andar por fe y obediencia al Señor Jesús, Quien los compró con Su sangre, a que renuncien a sus esposas por causa de Él, a negarse a sí mismos, tomar su cruz, ser crucificados al mundo y a poner fin a su lealtad para con el Maligno.

“Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron comprados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.” (Apocalipsis 14:4)

Jesucristo vino a reconciliar a todos los hombres Consigo Mismo.
Ultimadamente, los divididos volverán a reunirse, no en la carne sino en el espíritu, para ser de un solo corazón y una sola alma, no superficialmente como en el presente, sino en la realidad.

Desde ese día en adelante, la humanidad ha descendido a la corrupción total.

Vamos a empezar por el principio:

“Ycuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido y él comió con ella” (Génesis 3:6).

Desde ese día en adelante, pero por la gracia de Dios, el hombre ha descendido a la corrupción total. Se especula, y con buena razón, que en el principio, la tierra y todas las cosas que en ella había eran mucho más saludables, tanto en la sustancia como en la apariencia. Las personas, los animales, los pájaros y la vida acuática eran mucho más grandes, más fuertes, más atractivos, más sanos; la vida vegetal era mucho más exuberante, verde y fecunda; el tiempo y el clima también eran mucho más propicios para el disfrute y la productividad.

No es sólo cuestión de especulación sino que consta en registros que nuestro mundo está declinando rápidamente. Por ejemplo, los patrones climáticos se están volviendo bastante erráticos. Los terremotos también están aumentando a un ritmo acelerado.

Según el testimonio de las Escrituras, en un principio, la humanidad vivía hasta los casi mil años y con el paso del tiempo, la esperanza de vida se redujo hasta que la expectativa de vida era “setenta”. De hecho, a lo largo de parte de nuestra historia reciente, la esperanza de vida ha sido considerablemente menor, y aún hoy en día es menor en muchas naciones alrededor del mundo. No hay ninguna razón para creer que el mismo patrón de degeneración no haya prevalecido en toda la creación.

Desde que Eva le dio del fruto a Adán, las esposas han gobernado sobre sus maridos.

Sin embargo, el propósito de este documento no es discutir el pecado en general y sus consecuencias como podría suponerse, sino considerar una perspectiva más específica. La declaración de este escrito sin duda sorprenderá y hasta enfurecerá a mucha gente, y más particularmente a los llamados cristianos. El escritor será vilipendiado y acusado de todo lo contrario a lo que está haciendo al declarar la siguiente verdad. Así ha sido siempre y así será ahora.

La verdad es ésta:Desde que Eva comió del Árbol del Conocimiento y le dio del fruto a Adán, las esposas han gobernado sobre sus maridos. Sí, usted leyó bien. Las mujeres tienen a sus maridos comiendo de su mano. Sí, tal vez usted tenga muchos argumentos, supuestas pruebas y Escrituras para desacreditar esta verdad. Por ejemplo, después de la caída, Dios le dijo a Eva: “…y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Génesis 3:16). Pero tengan paciencia conmigo, ustedes que buscan la liberación de Dios, tanto hombres como mujeres. “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres… Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:32,36).

El Señor Dios le habló a Adán (al hombre – Génesis 2:16) diciéndole que no debía comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Llegó el día en que Adán salió de la cobertura de la Ley de Dios y para prestar atención a su esposa en lugar de a Dios. Así él abdicó su lugar que le correspondía debajo de Dios; él negoció Cabeza por cabeza; él pecó.

Desde entonces los hombres se han sometidos a sus esposas y no a Dios. La costilla ha gobernado en lugar de la cabeza.

La mujer fue engañada, dejando la cobertura esposo al prestar oído al consejo e influencia de la serpiente que contradecía a Dios. Al creerle a la serpiente, Eva se convirtió en su súbdita, y al hacerle caso a Eva, Adán también se convirtió en súbdito de la serpiente a través de su esposa. ¿No se refirió Jesús Mismo a Satanás como el príncipe (gobernador) de este mundo (Juan 12:31)? La serpiente tomó el control cuando sedujo a Eva quien a su vez sedujo a su esposo Adán.

Si ella no sentía que yo debía ir, yo deducía que mi pensamiento no era de Dios y no iba.

Los hombres han estado bajo el poder y la influencia de sus esposas desde entonces, y cada vez más a medida que ha pasado el tiempo. Al principio, parecía lo contrario en lo principal, pero la mortal semilla había sido sembrada. Al igual que todas las cosas en este cosmos se han deteriorado, y la muerte ha pasado factura como se profetizó, así ha sucedido con la relación esposo/esposa.

Gente, ¿no es ésta una Verdad libertadora, como lo es toda Verdad? En realidad, los esposos deben estar totalmente sometidos a Dios y las esposas a sus esposos, pero nada de eso está sucediendo. Aquí usted ha estado tratando y tratando de lograr que esto suceda, fingiendo que está sucediendo, sabiendo que es la voluntad de Dios, pero en su corazón usted sabe que no es una realidad.

¿Cuál es la respuesta? Es la admisión y confesión de que una relación santa con Dios y su esposa no es una realidad. A partir de ahí, Dios se hace cargo porque ahora es el tiempo. No se condenen por no tener esta bendición hasta ahora. No ha sido el tiempo. Más bien alégrense de que ahora es el momento, ¡después de tanto tiempo! Hombres, es el momento de dar la vuelta, creele y obedecerle a Dios. Rindan sus vidas y renuncien a sus esposas las cuales han sido sus dioses.

Yo caminé con Diosen cierta manera hasta algún tiempo después de casarme. En algún momento de mi vida de casado, empecé a determinar la voluntad de Dios en diversas materias en función de si había o no un acuerdo entre mi esposa y yo. Yo buscaba su “confirmación”.

“¿Crees que debo ir a la ciudad hoy, querida? ¿Qué sientes tú al respecto?” Si ella “sentía” y estaba de acuerdo con que yo debía ir, yo iba, concluyendo que esa era la voluntad de Dios. Si ella no sentía que yo debía ir, yo concluía que mi pensamiento no era de Dios y por lo tanto no iba. Creo que esto comenzó en agosto de 1976 en Camp Caroline, Alberta en una reunión de un campamento carismático donde un hombre sugirió que como seguro espiritual, mi esposa debía estar de acuerdo conmigo siempre que yo estuviera contemplando hacer algo. (Resulta que en ese tiempo yo estaba considerando hacer algo que me alegra no haber hecho, y eso fue visitar a Terry y Julie Johnston en Campbell River, BC. Terry había sido mi jefa en Homes Canada en Prince Albert, Saskatchewan hacía tres años.)

Muchas cosas están mal con esta clase de pensamiento sobre buscar confirmación:

Primero, yo a menudo tenía pensamientos, no direcciones de Dios.

Segundo, estábamos tratando más en el ámbito de los pensamientos y sentimientos y no con la Palabra de Dios o Su inspiración y Su testimonio; sólo estábamos buscando el acuerdo o el desacuerdo entre nosotros.

Tercero, si Dios me dirigía, yo estaba mal en buscar confirmación de mi esposa o de cualquier otra persona antes del acto de obediencia. Las confirmaciones vienen después de creer y obedecer a Dios, no antes. Buscar confirmación antes de la obediencia a Dios es buscar señales. Eso es incredulidad; es preservarse a uno mismo; es maldad; es una perversión de la fe espiritual. Jesús dijo que una generación mala y adúltera demanda señal y que ninguna señal le será dada.

La mujer no fue creada para ser la cabeza, sino la ayuda.

Cuarto, yo había puesto a mi esposa como juez en cuanto a lo que era de Dios. Bajo la autoridad de Dios, mi deber era juzgar; determinar si lo que ella oía era de Dios y no al revés. Yo puse una horrible carga sobre sus hombros; en esencia, la hice ser como Dios en mi vida. Con ese tipo de conducta, descendimos al infierno. Veinte años después el Señor hizo que Marilyn recibiera una profecía falsa, la cual Él usó para corregirnos.

“Porque es necesario que también entre vosotros haya herejías, para que los que son aprobados se manifiesten entre vosotros.” (1 Corintios 11:19 RVG)

Entiéndase que esto no es asunto de que de quién es la culpa, si de la esposa o del esposo, sino más bien de cuál es la culpa. La mujer no fue creada para ser la cabeza, sino una ayuda.

“Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea”. (Génesis 2:18 LBLA)

Si la esposa está fuera de lugar como cabeza, ella no será bendecida al guiar a su marido; ella no va a oír de parte de Dios sino desde su propia mente, pensamientos, emociones e inclinaciones – desde el hombre de pecado interior, desde la naturaleza carnal de la serpiente. Dios no puede bendecir una relación ilegítima, un arreglo entre un hombre y una mujer no conforme a Su voluntad. Él no puede bendecir a un hombre por buscar consejo en otro lugar aparte de Él. Como Él dijo: “no les será dada señal…” (Nada de dirección, ni orientación, ni Palabra).

¿Estoy diciendo que nosotros no oímos a Dios desde que empecé a seguir a mi esposa? No. Dios no nos abandonó, ni ha abandonado a otros que han recorrido este camino. Dios no abandonó a los hijos de Israel a pesar de su incredulidad y rebeliones, como cuando mantuvieron los lugares altos y adoraron a otros dioses. Él siguió guiándolos a ellos. Él continuó guiándonos a nosotros. Todo era parte de Su insondable programa. Dios es misericordioso y paciente.

“Vuestras mujeres callen en las iglesias.”

¿Estoy diciendo que las mujeres no oyen a Dios? No. ¿Estoy diciendo que los hombres deben caminar independientes de sus esposas? Cuando se trata de escuchar a Dios, sí. Si Dios elige hablar una palabra de dirección por la mujer, le corresponde al esposo juzgar si la palabra es de Dios o no. El problema no es a quién Dios le está hablando; es un asunto del corazón, una cuestión de fe, una cuestión de determinar la fuente de las palabras o la Fuente de la Palabra oída.

Now the Scripturesestablecen claramente el orden de las cosas entre los sexos en cuanto a la autoridad espiritual y la conducta, sobre todo en el matrimonio. Pablo escribió a Timoteo:

“Asimismo también, que las mujeres se adornen con atavío decoroso, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni usurpar autoridad sobre el varón, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, al ser engañada, cayó en transgresión” (1 Timoteo 2:9-14).

Él también escribió:

“Vuestras mujeres callen en las iglesias; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos; porque vergonzoso es que una mujer hable en la iglesia. ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios [note – la palabra de Dios, no la ética en una situación]? ¿O solamente a vosotros ha llegado? Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son Mandamientos del Señor. Pero si alguno es ignorante, sea ignorante” (1 Corintios 14:34-38).

Hoy en día, se refieren a la esposa como “la mejor mitad” o “la jefa”.

Los mandamientos del Señor. Y ¿qué dijo el Señor de esos? Que ni una jota ni una tilde de la Ley de Dios pasarían, que los cielos y la tierra pasarían primero. Por lo tanto, lo que permaneció entonces, permanece hoy, siendo que los cielos y la tierra todavía no han pasado. Tampoco debemos creer que Jesús quiso decir que si y cuando pasaran el cielo y la tierra, la Ley sería entonces anulada o cambiada. No es así. La ley de Dios es inmutable y eterna, un reflejo de Su naturaleza la Cual es eterna.

Miren a su alrededor, gente. ¿Pueden ustedes honestamente señalar un matrimonio en las presentes pocas generaciones, sólo uno, en el que se pueda decir de verdad: “En ese matrimonio, el hombre es la cabeza de su casa”? ¿Puede usted declarar de su propio matrimonio que el hombre es verdaderamente la cabeza? Sea honesto. Hoy en día, en broma, y en otras formas, se refieren a la mujer como “la mejor mitad” o “la jefa”.

Los hombres a veces pueden pensar que toman las grandes decisiones en el hogar, pero ¿lo hacen realmente? En verdad, muchos ya ni siquiera piensan en eso. Pero si algunos creen que sí, ¿no están ellos autorizados a hacerlo, gobernados por la supervisión de sus esposas, ya sea obvia o sutilmente? Piénselo. Y donde las mujeres no toman decisiones, como por ejemplo cuando un hombre en el trabajo debe prescindir de la mujer, ¿es una cuestión de autoridad o de circunstancias y conveniencia? ¿Podría ser que la mujer no puede estar haciéndolo todo en todo tiempo o quizá simplemente que ella no está interesada? Pero déjela que se interese, déjela que se dé cuenta de que ella está siendo afectada por esas decisiones, déjela que sepa que ella tiene opciones, en particular las preferibles para ella, y luego verá quién empieza a llevar las riendas.

¡Cuántas veces la sociedad, tanto la “secular” como la “religiosa” o “cristiana” se ha referido a la esposa de un hombre prominente como “el poder detrás del trono!” ¡Cuán cierto! El esposo ha sido el Presidente de los Estados Unidos, pero han sido las Hillary Clinton, las Nancy Reagan, las Bárbara Bush, las Betty Ford y las Rosalynn Carter quienes han gobernado. Los estadounidenses ha n votado por el hombre, a menudo bajo la influencia de la mujer, y han tenido mujeres en la presidencia cada vez. A pesar de su corrupción, ¿no tiene la Iglesia Católica Romana vestigios de un principio espiritual sano, aunque distorsionado, en su política y práctica del celibato de sus sacerdotes?

No se me ocurre un solo matrimonio del cual yo pueda decir que reconozco una excepción.

¿Cuántas veces se oye decir: “Ella lleva los pantalones en la familia”? Irónicamente, eso lo dicen aquellos que no se dan cuenta de que la misma verdad se aplica a ellos también. Durante veinticinco años, yo no me di cuenta de que yo era uno de esos.

Ahora, los que profesan ser cristianos nacidos de nuevo no hacen esos comentarios tan a menudo. ¿Por qué? Porque por lo general saben que a la luz de las Escrituras, a las esposas se les ordena someterse a sus maridos. Y así, de acuerdo con ese consejo y ley, las esposas tratan de someterse y los maridos tratan de amar a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella.

La realidad es que ambos fracasan miserablemente. Puede que ellos tengan algo de éxito en dar una apariencia diferente, pero en la realidad, fracasan. ¿Por qué? Porque los hombres han confiado en sus esposas por encima de Dios y las han obedecido y han descansado en ellas en lugar de Dios, aunque en el Nombre de Dios. Dios lo sabe, yo lo sé y usted lo sabe. Yo lo confieso ahora y se lo hago saber a usted por la gracia de Dios, porque Dios me ha dado el hacerlo. Ahora usted tiene que reconocer, admitir, confesar y arrepentirse de lo mismo. Éste es el tiempo.

Muchos matrimoniosparecen dejarme como mentiroso o tonto. Sin duda mi propio matrimonio en el pasado, a los ojos de muchos, parecería hacer eso. Pues sólo es que parece así, pero tras un examen más de cerca y una más profunda y honesta consideración, se darán cuenta de que lo que digo es la verdad. Tampoco creo que yo juzgue a otros matrimonios por el mío propio, para que nadie piense eso. No hay un matrimonio que se me ocurra, pasado o presente, ya sea el mío, el de amigos, vecinos, parientes, padres, familias cristianas o de otro tipo, en el que yo pueda decir que reconozco una excepción a lo que escribo aquí hoy. Hablo por revelación de Dios y, espero, por Su gracia, que el lector llegará a saber de lo que hablo y que será liberado; hombre o mujer… y esto debe comenzar con el hombre.

Muchos consejeros matrimoniales “cristianos” dicen tener el orden correcto de Dios y la armonía en sus matrimonios. Ellos creen que el esposo está de verdad relacionándose con su mujer como vaso más frágil, poniendo su vida por ella, y que la esposa se está sometiendo al esposo por un verdadero aprecio por su amor. Así, ellos creen que están calificados para ser ejemplos y maestros para otras parejas. La realidad es diferente. Sea correcto o no, para mí ha sido una pequeña fuente de diversión ver parejas de consejeros matrimoniales enseñando, donde la mujer habla todo el tiempo, o donde si habla el hombre, es evidente que lo hace tratando de ser “políticamente correcto”, buscando la aprobación de ella. La esposa todavía “mueve los hilos”.

En el mejor de los casos, los matrimonios son “sociedades limitadas”, y muchas parejas “cristianas” orgullosamente lo declaran así, como si eso fuera una virtud santa. Pero dígame usted, ¿dónde en las Escrituras siquiera se sugiere que el matrimonio haya sido destinado a ser una asociación, que el marido y la mujer iban a operar en igualdad de condiciones? La respuesta es muy sencilla: “En ninguna parte”.

Aunque sí se dice que Dios hizo a la mujer para ser una ayuda, no se sugiere en modo alguno que iba a ser un socio igual, así como tampoco un aprendiz es igual con su maestro. Tampoco se dice que el hombre fuera creado para ser el ayudador de la mujer, y no es que él no deba  amarla y ayudarla cuando es necesario.

En términos de autoridad y estatus en Su orden de cosas, ninguna persona es igual.

El mismo hecho de que la gente vea su matrimonio como una asociación de igualdad demuestra que la esposa ya gobierna al marido. ¿Desde cuándo debe ella tener tal concesión? Tener el poder para obtener eso dice dónde está el poder. Si ella no ha adquirido tal cosa por sus propios medios, el marido ha renunciado a su posición, sin tener derecho debajo de Dios de darle él ese estatus de igualdad a ella para empezar. Sin embargo, con el pecado de Adán corriendo por sus venas, él no tenía opción; la relación era una cuestión de naturaleza.

Usted podrá preguntar: “¿Te atreves a decir que las mujeres no son iguales a los hombres? ¿No es eso ‘sexista’, e incluso anticristiano? ¿No dijo el apóstol Pablo que en Cristo no hay varón ni hembra? ¿No liberó Jesús a las mujeres de la dominación masculina?”

Yo respondo: “En términos de personalidad y valor individual, Dios decide a quién favorece Él y a quién no; sin embargo, en lo que concierne a las personas en sí mismas, ya sean griegos o judíos, esclavos o libres, gobernantes o gobernados, ricos o pobres, sabios o simples, de realeza o comunes, blancos o negros, hombres o mujeres, casados o solteros, jóvenes o viejos, débiles o fuertes, Dios no hace acepción de personas. En términos de autoridad y estatus en Su orden de cosas, ninguna persona es igual”.

Considere esto: Dios establece y derriba las naciones y a los gobernantes conforme a Su voluntad, como lo declaran las Escrituras. ¿No tiene poderes y privilegios que muchos no tienen el  Primer Ministro de Canadá a quien Dios ha levantado? Por supuesto. Este principio se aplica a todas las esferas de nuestra existencia. ¿No tienen los gerentes de las empresas poderes y privilegios que sus empleados no tienen?
Ciertamente. (¿No tienen los empleados ventajas y privilegios que los propietarios de negocios/empleadores no tienen?) ¿No tienen los mariscales y entrenadores autoridad y poder respecto a sus posiciones? Sí. Por lo tanto, en términos de posición, estatus, privilegios y poder, y en términos de consecuencias tales como los ingresos y los beneficios (o responsabilidades) no hay igualdad en absoluto.

La autoridad no es cuestión de sexo, sino de estatus o condición, determinados por Dios.

Es igual con los matrimonios. El mismo hombre que dijo que no hay griego ni judío en Cristo, también dijo que el judío tiene mucha ventaja (Romanos 3:1-2). Así que aunque en Cristo no hay ninguna diferencia en valor, el judío tiene la ventaja; existe un tipo de desigualdad.

El mismo hombre que dijo que en Cristo no hay ni esclavo ni libre también dijo: “Siervos obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de corazón, como a Cristo…”

El mismo hombre que dijo que no hay ni hombre ni mujer en Cristo también dijo: “Las casadas estén sujetas a sus maridos; obedézcanles” (Efesios 5:22; Colosenses 3:18).

La autoridad no es cuestión de sexo, sino de estatus o condición según lo determinado por Dios. Por lo tanto, Pablo no estaba hablando del estatus de autoridad cuando dijo que en Cristo no hay ni hombre ni mujer, ni esclavo ni libre, ni griego ni judío. Sólo aquellos en el camino de la iniquidad eligen pensar así, determinados a salirse con la suya y ser ignorantes de la verdad.

Tampoco estaba Pablo diciendo que las mujeres en general nunca tuvieran autoridad sobre los hombres. Sin duda, había amas femeninas con siervos masculinos y, por lo tanto, esas mujeres tenían la responsabilidad de dirigirlos.

El eligió a todos los apóstoles varones y designó líderes masculinos en Su Iglesia.

Así que si digo que las Escrituras declaran que las esposas obedezcan y se sometan a sus esposos, ¿estoy siendo sexista, es decir, discriminatorio basándome en el sexo? No. Simplemente estoy hablando lo que Dios ha ordenado y hablado y revelado en las Escrituras, a las que el cristianismo correctamente se refiere como autoridad final.

Por lo tanto, tampoco es anticristiano esto de la autoridad del hombre sobre la mujer. Si Dios no tiene el derecho de decidir y ordenar Su creación, ¿quién lo tiene? ¿Sus criaturas rebeldes? ¿Los que son ignorantes? ¿Queremos salvación y paz o destrucción y tormento? Cada uno debe decidir por sí mismo. No hay escape de la recompensa o consecuencia de cualquier elección, al igual que no podemos deshacernos de Dios.

¿Liberó Jesús alas mujeres de la dominación masculina incorrecta? Sí, lo hizo. Él les dio Su Espíritu tanto a las mujeres como a los hombres, una herencia en las cosas eternas. Y considere que al hacer eso, Él inspiró al apóstol Pablo a enseñar las cosas mencionadas anteriormente. Él también eligió a todos los apóstoles varones y los inspiró para que designaran líderes masculinos en Su Iglesia, Su cuerpo.

Y ¿me contradigo a mí mismo cuando consiento que existía un dominio masculino? Brutalmente, los hombres han ejercido sus poderes sobre las mujeres siempre que ha sido posible, al igual que los animales fuertes pueden volverse en contra de sus cuidadores, pero así como la pluma es más poderosa que la espada, así el espíritu es más poderoso que la carne, y las mujeres han tenido el poder para gobernar y no por la fuerza, sino por el espíritu, con mucha superioridad.

Considere a Sansón, que no sólo era creyente sino que tenía una fuerza sobrenatural y la unción de Dios, y Dalila, una mujer de un pueblo incrédulo sobre quienes estaba destinado el juicio de Dios, y eso por medio de Sansón. Sansón perdió su poder y autoridad por ella, habiendo desobedecido a Dios.

Las lágrimas, las voces suaves, la ternura, las caricias, las fragancias, la belleza, la inteligencia, la persuasión, la persistencia, la debilidad y la impotencia, las tentaciones sexuales, las inspiraciones, la comida (“El camino más corto al corazón de un hombre es a través de su estómago”, dicen) y la pasión están todas en el formidable arsenal de la mujer para someter la voluntad de un hombre a sus deseos y propósitos.

Sansón, el hombre más fuerte que jamás haya existido, sucumbió a dichos poderes; Salomón, el hombre más sabio que ha vivido, desobedeció a Dios, Quien le advirtió a Israel de no casarse con esposas no creyentes, para que no los llevaran a la idolatría. Él se casó con muchas mujeres que luego lo hicieron, mediante el poder de Satanás, adorar a sus dioses. El hombre más sabio se convirtió en el mayor tonto, plastilina en manos de mujeres necias.

¿Por qué vino el diluvio sobre la tierra? ¿No fue porque había una mezcla horrible de naturalezas, una mixtura, hijos de Dios casándose con las hijas de los hombres (espíritu vs. carne)? ¿Y por qué se casaron con ellas y desobedecieron a Dios? Porque incluso entonces, las mujeres tenían el poder de la serpiente, el príncipe de este mundo. ¿Y cuál fue la motivación? Como está escrito: “…los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas… y tomaron para sí mujeres…” (Génesis 6:2). La belleza física triunfó sobre la fidelidad a Dios y venció a la castidad espiritual.

La Reina es la poderosa, y protege al Rey en el proceso.

La Biblia menciona a Jacob como un peón, un objeto de negociación en manos de Raquel. Lea deseaba que Jacob durmiera con ella y entonces Raquel negoció con ella en mandrágoras, un estupefaciente utilizado para un filtro de amor, y Jacob se acostó con Lea (Génesis 30:14-16).

¡Hablando de peones! Para todos aquellos que están familiarizados con el ajedrez, por favor noten que mientras que el Rey sólo se puede mover un espacio a la vez, la Reina se puede mover a todos los que ella quiera. La Reina es la poderosa, y protege al Rey en el proceso. Así ha sido en este mundo y alguien fue lo suficientemente inteligente para percibirlo cuando configuró el juego.

Ahora las Escrituras dicen que en Cristo no hay ni hombre ni mujer. ¿Qué hay fuera de Cristo? ¿Diremos que hay igualdad de sexos solamente en Cristo y no en la carne o en el mundo? Obviamente, Pablo estaba hablando de la herencia de los creyentes en Cristo, de la que el mundo no sabe nada. En Cristo, todos somos herederos, partícipes de Su naturaleza, masculino y femenino. Fuera de Cristo, sean hombres o mujeres, no tenemos parte con Él.

También, ¿ha notado usted alguna vez que mientras que Jesús ha llamado a los hombres a renunciar a las esposas, no encontramos en ningún lugar que las esposas sean llamadas a renunciar a los esposos? Hay dos razones para eso:

  1. Fueron hombres y no mujeres los que Jesús llamó a ser ministros de la Iglesia. Igual es hoy en día. Por lo tanto, si están casados ​​o pensando en ello aún, pero Dios los ha llamado a servirle, los hombres deben estar preparados para renunciar a sus esposas y no sólo a ellas sino a todas las personas y cosas.
  2. Como ya se ha declarado, los hombres no simplemente tienen la necesidad de renunciar a sus esposas en el sentido que renuncian a cualquier otra persona o cosa; tienen la necesidad de volverse, cambiar de una cabeza a Otra Cabeza, la Cabeza que les corresponde; están llamados a renunciar a la obediencia y lealtad a sus esposas, de buscar la voluntad y la voz de Dios por medio de sus esposas en nombre de un acuerdo o una confirmación, a buscar a Dios, Su voluntad, Su voz directamente como Dios lo determinó originalmente y sucedió en el principio (Génesis 2:16). Ellos están llamados a arrepentirse de haber abandonado su responsabilidad y rendición de cuentas directamente con Dios. Ellos están llamados a regresar al lugar que les corresponde en Dios, a dar la vida por Su causa, la del Evangelio, y por sus esposas, para cumplir toda justicia.

Por lo tanto, no sólo es el llamado a un ministerio sobre un hombre lo que hace necesario que él renuncie a su esposa, sino que es el llamamiento a todos los hombres en este último día a volver a una relación correcta con Dios. Adán no tenía un “ministerio”, pero eso no le daba derecho a obedecer a su esposa, a seguirla, a comer de su mano en lugar de la de Dios. Él pecó. Hoy, yo le hago un llamado a “Adán” a arrepentirse y volverse a su Cabeza por derecho y a tomar el liderazgo que le corresponde. Ahora es el día para eso.

Ésta es la secuencia de eventos que se han desarrollado a lo largo de los milenios y se siguen desarrollando:

    1. Dios es y declara Su autoridad a Su creación, el hombre.
    2. Eva es engañada y cae.
    3. Adán cae siguiendo a Eva.

(Esos hechos ocurrieron hace unos 6.000 años, continuando desde entonces).

    1. Jesucristo interviene, poniendo Su vida como sacrificio perfecto, para redimir al hombre de este mundo, del poder del pecado y del poder de la serpiente que es el príncipe de este mundo, habiendo ganado ese poder por medio de la mujer.

(Este evento tuvo lugar hace unos 2.000 años, continuando desde entonces).

  1. Adán (el hombre) se levanta, restaurado porque Cristo puso Su vida por él. El hombre renuncia a su esposa, se vuelve a Dios, pone su vida en obediencia, soltando así la servidumbre al príncipe de este mundo por medio de la mujer.
  2. Eva es restaurada a través de la obediencia del hombre que pone su vida mientras ella se somete a él.
  3. Dios es y ha sido glorificado como Señor de todos.

Estamos ahora en la quinta y siguientes etapas. Este es el Día del Señor. Es el día de la manifestación del levantamiento de Adán, de su arrepentimiento de un dios falso (su esposa) y del regreso a su lugar que le corresponde debajo de Dios como cabeza de la mujer, así como Cristo es la Cabeza del hombre y Dios es la Cabeza de Cristo.

Este es el Día en que el hombre recupera su autoridad de la serpiente usurpadora y retoma su lugar como amo sobre la creación de Dios. Éste es el Día en que Dios será todo en todos. Este es el día de la Venida del Hijo del Hombre, siendo Su señal el poner la vida.

Sí, tenemos un registro donde Sara llamó a Abraham “señor” como en la generación XX de Adán (1 Pedro 3:6). Pero también tenemos un registro donde Sara persuadió a Abraham a tomar a Agar, una esclava egipcia, con el fin de tener un hijo con ella. Él lo hizo y engendró a Ismael, el padre de los árabes y musulmanes en el presente. Hasta la fecha tenemos multitudes de naciones árabes, en mortal enemistad con Israel, la simiente de Isaac. (Isaac fue el bebé milagro que Dios había prometido a Abraham y a Sara.) Sara pensó que de alguna manera ellos necesitaban ayudar a Dios a mantener Su promesa; siendo que ellos no parecían tener la capacidad natural de reproducirse. La incredulidad y dirección de Sara a su esposo tuvieron graves consecuencias futuras, aunque ninguna de estas cosas ha sido sin propósito.

En la siguiente generación, Rebeca aconsejó a su hijo Jacob que le mintiera y engañara a su propio padre, su marido. En la siguiente generación, el gobierno de las mujeres sobre sus maridos se manifestó cuando Raquel tomó las mandrágoras de Lea, y le concedió a Lea una noche con Jacob. ¡El poder que han tenido las mujeres! Y todo ello bajo la soberanía de Dios, Quien arregla todas las cosas, buenas y malas, de acuerdo con el consejo de Su propia voluntad. Estas cosas fueron ordenadas por Dios.

¿No renunciaron los apóstoles a sus esposas?

Aunque Elías mató a la élite religiosa de su tiempo por el poder de Dios, pronto se encontró huyendo por su vida. Quien lo perseguía era Jezabel, la esposa de Acab, rey de Israel. Jezabel también influyó en su marido Acab para matar a Nabot y robar su tierra (1 Reyes 21:16). Ella gobernó a su marido, e hizo muchas cosas malas hasta que finalmente, cerca de su muerte, ella trató de seducir a un sucesor al trono, Jehú, pero fracasó. Jehú tuvo celo por el Señor y no sucumbió (2 Reyes 9:30-33).

En Apocalipsis, se describe a un tipo de Jezabel que le estaba dando problemas a una de las iglesias, enseñando y seduciendo a los siervos del Señor a fornicar, a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer adulterio (Apocalipsis 2:20-22).

De un rey de Judá, Joram, hijo de Josafat, está escrito: “Y anduvo en el camino de los reyes de Israel (en el mal), como lo hizo la casa de Acab: Porque la hija de Acab era su mujere hizo lo malo ante los ojos del Señor” (2 Reyes 8:18).

¿No me contradicen los testimonios de las Sagradas Escrituras? ¿No renunciaron los apóstoles, por ejemplo, a sus esposas? Claramente, de los que tenían esposas, la Biblia declara que lo hicieron (Mateo 19:27). Entonces, ¿cómo puedo yo decir que desde el principio, los maridos han estado sometidos a las esposas?

Cuando Jesús vino para vencer al mundo, Él les dijo a Sus discípulos que lo había logrado (Juan 16:33). Todo estaba acabado, sí, pero el proceso apenas había comenzado. Igual con las relaciones de pareja. A lo largo de las obras de Dios y de la historia, hay picos, excepciones, reversiones, muestras, ejemplos. Pero hoy en día, yo declaro que este es el momento para el clímax, la conclusión, los “tiempos de la restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21).

¿Ha habido sólo mujeres malvadas y no hombres malvados? Desde luego que no. Aunque Eva fue engañada, Adán fue el que pecó. Caín mató a Abel; el rey Saúl desobedeció; David pecó por su propia culpa y no la de Betsabé, Salomón tuvo que rendir cuentas a Dios por casarse con mujeres paganas… la Biblia está repleta de reportes de hombres malvados que pecaron, con o sin la influencia de las mujeres. Incluso Abraham, nuestro padre de la fe, actuó temerosamente en contra de su propia esposa para preservarse él mismo.

El relato sobre estas dos mujeres simboliza lo que está sucediendo hoy en día.

¿No ha habido mujeres fieles y santas? Ha habido muchas. A pesar de las debilidades humanas mencionadas anteriormente, sí reconocemos a Sara como una hija de la fe, piadosa, al igual que Rebeca y Lea; Rahab (que fue ramera), Abigail (que estuvo casada con un “hijo de Belial” – en el lenguaje de hoy, “un completo patán”), Deborah, la única mujer juez de Israel, fiel en su vocación, Ester, quien salvó a los judíos de manos de Amán; Ruth, esposa de Booz; Jahel, quien mató a Sísara, enemigo de Israel; Ana, la madre del profeta Samuel; Elizabeth, quien dio a luz a Juan el Bautista; María, quien fue llamada por Dios y fue fiel, y que dio a luz nada menos que al Mesías de Israel, el Salvador de toda la humanidad. También tenemos a María Magdalena, Marta y María, tres mujeres que quedaron en un lugar destacado en los Evangelios; Febe, Lidia y otras.

Pero ahora, lea el Libro de Ester, los capítulos uno y dos por el momento, y más tarde el resto del libro para conocer “el resto de la historia”, y consideremos a dos mujeres más. La historia de estas dos mujeres simboliza lo que percibo que está sucediendo hoy, en este gran Día del Señor.

Si usted va al Libro de Ester, leerá sobre una mujer rebelde, que no cooperaba en lo mínimo, Vasti, esposa del Rey Asuero. Cuando él le pidió que se presentara como su esposa en las fiestas celebradas por su dominio, ella se negó.

¿Por qué se negó Vasti a su esposo, el rey del imperio? No se dice. Sí se dice que Asuero deseaba mostrar su belleza “porque era hermosa de aspecto”. Tal vez a ella no le gustaba ser exhibida; quizás era tímida; ¡tal vez era su período del mes! ¿Quién sabe? Yo sé que si ella hubiese honrado a su cabeza, ella podría haberle explicado algo a él o le habría pedido perdón, citando alguna razón legítima, si hubiese habido alguna. Pero no hay ninguna indicación de otra cosa involucrada aquí que no fuera la voluntad propia. El resultado fue que ella dejó de ser reina y fue sustituida por otra.

La otra mujer era Ester. Y qué “otra” era ella, en contraste con la difícil Vasti. Ester rindió homenaje al rey; ella hizo honor a su persona, a su estatus. ¿Fue por miedo? En cierto modo, tal vez, pero yo creo que no era tanto por temor que ella se condujo en reverencia a Asuero, sino por un respeto nacido de humildad y piedad. Creo que fue su carácter y respeto, y no sólo la belleza física lo que ganó el favor del rey.

Ambas partes han estado buscándose el uno al otro en lugar de a Dios.

Vasti no tenía respeto por su marido o por la autoridad; Ester temió y honró a su marido y rey; a Vasti no le importaba nada la paz y el buen ejemplo en el reino; ella preservó su vida… para sí misma; Ester puso su vida… por los demás, por su nación, por Dios.

En este recuento y alegoría histórica determinada por Dios para nuestro ejemplo, se expone una figura de lo viejo y de lo nuevo; de lo que ha sido hasta ahora y de lo que ha de acontecer ahora; de las esposas y de cómo han sido hasta hoy y de cómo llegarán a ser ahora.

En Vasti se ejemplifica el espíritu egoísta, rebelde, obstinado e irreverente del hombre de pecado, el de la naturaleza del alma que insiste en lo suyo, el del hombre escogiendo ser independiente de Dios. En Ester se personifica el espíritu quebrantado, ese precioso tesoro a Dios, la mente completa que en humildad y sumisión dice: “Tu voluntad y no la mía”. En Ester se demuestra la señal de la venida (presencia, revelación, manifestación) del Hijo del Hombre, el dar la vida.

El punto de este documento ha sido declarar la revelación de que los hombres no han estado en una relación correcta con Dios y con sus mujeres y que las mujeres no han estado en una relación correcta con sus esposos hasta ahora. Las mujeres han estado llevando las riendas del poder y ahora Dios está a punto de reconciliar todas las coas Consigo Mismo y de ponerlas en orden.

Ahora, ¿no es también cierto que mientras que en el principio, los hombres parecían vivir más tiempo que las mujeres (de los registrados – Abraham más que Sarah, Jacob más que Lea), hoy en día la esperanza de vida de las mujeres es más alta? ¿Por qué es esto? ¿Podría ser que, contrariamente a lo que algunas feministas nos harían creer, los hombres han sido la parte subyugada y no las mujeres, y tanto más a medida que ha avanzado el tiempo?

Si no subyugados, ¿han estado los hombres por lo menos molestos y frustrados con una relación desarticulada en el matrimonio, así como Dios también se ha visto frustrado con el hombre por la misma razón, la de que el hombre ha buscado a su esposa para que lo guíe, para su consuelo y satisfacción en vez de buscar a Dios por lo mismo?

Y las mujeres han recurrido a sus maridos para cumplir sus sueños y aspiraciones, coaccionando, empujando, manipulando, inspirando, sólo para fracasar y quedar insatisfechas y frustradas con ellos. Ambas partes han estado buscándose el uno al otro en lugar de a Dios por lo que sólo Él puede proveer y llenar.

Los hombres y las mujeres no fueron destinados a ser divididos, sino armonizados.

Todo se ha deteriorado hasta el día de hoy y ahora tenemos que, en el último siglo o dos, el feminismo ha crecido como nunca antes en la historia del hombre (las feministas preferirían que yo usara el término “la gente” o “la persona” o incluso “la mujer”).

¿Qué hay de malo con el feminismo? Nada, excepto todo. Llámele la última postura de las mujeres con el apoyo del hombre. Es rebelión contra el orden de cosas elegido por Dios. Las mujeres no deben ser exaltadas y tampoco los hombres. Cualquier lástima por uno contra el otro es algo diabólico, ya sea el feminismo, “masculismo”, o cualquier otra cosa.

Los hombres y las mujeres no fueron destinados a ser divididos, sino armonizados. Hay muchos paralelos de dualidades en la creación de Dios. Creo que los siguientes son algunos de ellos:

el hombre y Dios // el alma y el espíritu // la esposa y el marido

En la medida que el hombre no se ha sometido a la autoridad de Dios como debe ser, así las esposas no se han sometido a sus maridos como debería ser, y las almas no se han sometido al espíritu como debería ser, habiendo tomado el papel preeminente de liderazgo sobre el espíritu.

En vez de vivir del Árbol de la Vida, todos hemos estado comiendo del Árbol del Conocimiento; nosotros, como “creyentes en el Señor Jesucristo nacidos de nuevo”, todos hemos estado haciendo cada quien lo suyo; todos hemos caminado en la “conversión cristiana del primer Adán”, el hombre natural. Y la verdad es que así tenía que suceder… hasta ahora.

Ahora ha llegado el día para la manifestación de los hijos de Dios; es el día en que se tiene que ir el “primer cristiano”, el hombre de pecado, la naturaleza piadosa de Adán, para dar paso a la manifestación (parousia) del Señor Jesucristo en todo Su poder y gloria en estas débiles vasijas de tierra.

El alma de cada persona quedará establecida finalmente en el lugar que le corresponde, totalmente sometida a su espíritu, como el espíritu está sometido al Espíritu de Dios. El espíritu del hombre quedará establecido finalmente en el lugar que le corresponde, unido con su esposa (alma) y ambos totalmente sometidos a, y en armonía con, Dios. Las esposas quedarán establecidas finalmente en santo matrimonio espiritual, totalmente sometidas a sus esposos hasta que el hombre sea todo en todo. Así como Dios será todo en todos, igual será Su gran obra de creación del hombre a Su imagen terminada:

1 Corintios 15:22-28 RVG
(22) Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.
(23) Pero cada uno en su debido orden: Cristo las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
(24) Luego vendrá el fin; cuando haya entregado el reino al Dios y Padre, cuando haya abatido todo dominio y toda autoridad y poder.
(25) Porque es menester que Él reine, hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
(26) Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
(27) Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Pero cuando dice: Todas las cosas son sujetadas a Él, claramente se exceptúa a Aquél que sujetó a Él todas las cosas.
(28) Y cuando todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará a Aquél que sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

Ésta será la manifiesta destrucción final del poder e influencia de la serpiente sobre la creación de Dios, y la gloria de Dios se revelará como nunca antes. ¡Qué día! Un nuevo día con un nuevo cielo y una nueva tierra y una revelación de lo que Dios tiene preparado para Su imagen creada en Su Esencia. ¡Ninguna copia barata, sino Lo Real!

Victor Hafichuk

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