“En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios; cuando amamos a Dios y guardamos Sus mandamientos.” (1 Juan 5:2 LITV)
El mundo religioso, como siempre, tiene las cosas al revés. En lugar de amar a Dios guardando Sus mandamientos, ellos dicen: “En esto conocemos que amamos a Dios: cuando amamos a los hijos de los hombres y guardamos sus mandamientos.”
La religión de los hombres tiene el propósito y meta de servir al yo, no a Dios.
De eso es que se trata la religión de los hombres – guardar los estatutos religiosos y caminos de los hombres en lugar de los mandamientos de Dios, porque los hombres se aman a sí mismos y buscan el favor y la alabanza los unos de los otros en lugar de la alabanza que viene de Dios. Ellos reconocen y honran las formas hechas por hombres en unos y otros, buscando satisfacer sus deseos sin tener que tomar la cruz. La religión del hombre, al sustituir la verdadera adoración a Dios por la forma y apariencia, está proclamando al mundo: “No hay Dios. Hagan lo que quieran. Nosotros lo hacemos, y nos estamos saliendo con lo que queremos.”
El hombre, por naturaleza, se sirve a sí mismo primero. A él no le va a decir Dios, ni nadie más, qué hacer, a menos que perciba alguna ventaja en ello. La religión del hombre tiene el propósito y meta de servir al yo, no a Dios, engañosamente porque lo hace en el Nombre de Dios. ¿Qué más fácil que obtener lo que se quiere de otros cuando uno presume tener Su sello de aprobación? ¿Quién sabrá la diferencia, en tanto que Él, la Luz, no se presente para alumbrar las cosas? Amar (servir) al hombre es más fácil que amar (servir) a Dios, con mayores recompensas; o eso creen los hombres.
El mundo rinde homenaje a este espectáculo religioso, pensando y diciendo: “Seguramente el amor del hombre es digno de honrar como el reconocimiento de Dios.” El papa es considerado por muchos un hombre de paz. El islam se dice que es una religión de paz. Cualquier religión institucionalizada debe ser de paz (aun cuando ellos destruyan la idea en la práctica), porque las religiones promueven la paz y el amor, ¿verdad? Eso es lo que creen los hombres, demostrando que ellos se ven a sí mismos como buenos. Como la religión sirve con los labios a los ideales de paz y amor en el Nombre de Dios, se asume que es de Dios. Pero hablar de esas cosas no las hace reales. Los hombres son religiosos, pero Dios es real. Los hombres son mentirosos, pero Dios es la verdad. La diferencia entre los dos es como la noche y el día.
Este mundo está en muerte, porque está muerto para Dios y para la vida de arriba.
Pregunta: Si el papa y el islam están por la paz, ¿de qué se tratan las cruzadas y la Yihad?
El mundo, al poner su confianza en los hombres y sus mentiras, experimenta resultados exactamente opuestos a los que ha deseado o esperado. El fruto de poner la confianza en el lugar equivocado viene inevitable e invariablemente – guerras, dificultades, frustraciones, disgustos, pérdida y destrucción. Estas cosas siguen y no se detienen, pero nadie tiene la respuesta o conoce la salida. Nadie sabe siquiera que hay una salida, una mejor manera y la única manera – el verdadero amor, el amor de Dios y el guardar Sus mandamientos, de acuerdo con Su visión y revelación. Nadie sabe esto excepto el que ha sido separado del mundo, hacia el otro lado de la división espiritual, librado de la muerte y pasado a la vida. Este mundo y todo lo que hay en él está en muerte, por cuanto está muerto para Dios y para la vida de arriba. Es por eso que acepta el engaño religioso. Pero los que están en Jesucristo están vivos de entre los muertos (Juan 5:24), ahora y para siempre, y pueden ver estas cosas y las declaran, así como nosotros lo hacemos al presente.
Nadie conoce a Jesucristo o el camino de la vida porque nadie lo ha visto a Él. Ningún hombre puede ver a Dios y vivir. Para ver a Jesucristo, usted tiene que morir, como Él lo prometió (Mateo 10:39). Usted tiene que dejar todo lo que tiene y perder su vida. Las multitudes que profesan Su Nombre lo hacen mientras retienen sus vidas. Su religión es toda una farsa hipócrita. El amor de ellos es para ellos mismos, no para Dios. La tierra (el hombre) ha estado vacía y desolada, porque ha estado cortada del amor de Dios, y el único Camino hacia Él es por medio de la cruz de Jesucristo (muerte al yo).
Sin embargo, Dios no se ha olvidado de Su creación. El Espíritu de Dios se mueve sobre la faz de las aguas. La manifestación de los hijos de Dios trae luz, iluminando el Camino, Quien cumple la esperanza de mejores cosas por venir:
“Porque el anhelo ardiente de las criaturas, espera la manifestación de los hijos de Dios. Porque las criaturas fueron sujetadas a vanidad, no voluntariamente, sino por causa de Aquél que las sujetó en esperanza, porque las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción, en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.” (Romanos 8:19-21 RVG)
¡Qué cosas tan gloriosas se nos prometen! ¡Libertad de la corrupción! No más la vanidad de estar haciendo cosas que terminan en pérdida y decepción. En lugar de eso viene la vida y el aumento de lo bueno, ¡nacido del amor de Dios! ¡El Reino de los Cielos en la tierra!
La realidad es un duro y fatal golpe a la irrealidad, no un amoroso abrazo.
Entonces, ¿qué sucede en este glorioso evento, inaugurado con la revelación de los hijos de Dios? ¿Será un festín de amor cálido y difuso, deleitándose en el esplendor de seres llenos de amor? Esto es lo que se describe en las Escrituras:
“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor viene con decenas de millares de Sus santos, para ejecutar juicio contra todos, y convencer a todos los impíos de entre ellos, de todas sus obras impías que han cometido impíamente, y de toda palabra dura que los pecadores impíos han hablado contra Él.” (Judas 1:14-15 RVG)
¡Qué golpe para las esperanzas de los religiosos, en sus vanas expectativas de experimentar una amorosa aceptación y promoción cuando Dios aparezca! Pero, ¿cómo podría ser de otra manera cuando las cosas están tan obvia y drásticamente mal en el mundo de los que profesan fe? La realidad es un duro y fatal golpe a la irrealidad, no un amoroso abrazo. “Los besos del enemigo son engañosos,” escribió el sabio, pero, “fieles son las heridas del amigo” (Proverbios 27:6). La realidad es lo que la luz revela, cuando los hombres, atrapados con las manos en la masa tratando de cubrir el podrido y apestoso relajo que esconden en las tinieblas bajo sus obras de amor, exclaman a las montañas y a las piedras:
“Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Apocalipsis 6:16-17 RVG)
La Luz está aquí como el Remedio, un duro despertar para muchos.
En otras palabras, el fin ha llegado. Se le ha quitado la máscara al hombre y a su factoría de religión falsa con su cubierta de amor, ese sutil sustituto de la verdadera piedad. Jesucristo, la Luz de todos los hombres, viene a desnudar lo falso, a quitarlo de una vez por todas, junto con todo engaño que ha mantenido a la humanidad en las tinieblas. La Luz está aquí como el Remedio, un duro despertar para muchos, acompañado de grandes sobresaltos, hasta un punto nunca antes visto por los hombres, y que nunca verán otra vez. El viejo mundo muere y nace el nuevo. La tierra se ha vuelto decrépita, desgastada como un anciano, pero Dios la cambiará completamente, como se prometió:
“Desde el principio Tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de Tus manos. Ellos perecerán, mas Tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como un vestido los mudarás, y serán mudados.” (Salmo 102:25-26 RVR)
El Reino de Dios ha llegado; es la hora de develar Su obra, como se prometió desde el principio:
“Hasta tanto que vino el Anciano de Días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y vino el tiempo, y los santos poseyeron el Reino… Y que el Reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el Cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo reino es Reino eterno, y todos los dominios Le servirán y obedecerán.” (Daniel 7:22,27 RVG)
Esta es la manifestación de los hijos de Dios, porque es Dios, el Anciano de Días, Quien viene, y:
“El Juicio es dado a los santos del Altísimo.”
¿Cuál es el propósito de este juicio ejercido por los hijos de Dios? El propósito de Su juicio es traer a todos los hombres al Reino de Dios. Cuando llegue el tiempo de que los santos posean el Reino, está escrito que todos los reinos Le servirán y Le obedecerán a Él. El juicio es dado por lo tanto a los santos para corrección, para enseñar a todos los hombres el camino de Dios.
¿Ha venido Dios a condenar al mundo, o a salvarlo? Jesús dijo:
“Y si alguno oye Mis palabras, y no cree, Yo no le juzgo; porque no vine para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que Me rechaza, y no recibe Mis palabras, tiene quien le juzgue; la Palabra que he hablado, ésta le juzgará en el día final.” (Juan 12:47-48 RVG)
¿Cómo será salvo el mundo si no es por obra de Dios? Nosotros somos Su Palabra, juzgados y transformados por Cristo para hablar al resto del mundo:
“¿Acaso no saben que el pueblo de Dios va a juzgar al mundo?” (1 Corintios 6:2 PDT)
La libertad viene por el cumplimiento de la Ley y no por el libertinaje al cual los hombres han llamado libertad.
¿Es este juicio asunto de forzar a los hombres a cumplir? Esa ha sido la manera del mundo, la manera de los hombres y sus religiones, la fuerza encubierta por un falso rostro de amor. La fuerza no funciona porque no trata ni cambia al ser interior. Solamente la Palabra de Dios, Jesucristo, puede hacer eso, y Él lo hará, como se prometió. Su Espíritu llega al lugar, que de otra manera es inaccesible, para tratar con el corazón de tinieblas. Él es la Luz de todos los hombres. Nosotros venimos, no con armas carnales, sino espirituales, las cuales deshacen la destrucción y traen paz al alma.
Los santos de Dios vienen con juicio, no para servirse a sí mismos, sino para servir a Dios y al prójimo. Ellos vienen a poner su vida por otros. Este es el amor de Dios. Los religiosos vienen con el amor del hombre, sirviéndose a sí mismos, guardando sus vidas a costa de la de su prójimo. La única manera que uno puede saber la diferencia verdaderamente es viendo las motivaciones del corazón. A eso se refirió Jesús cuando dijo que los conoceríamos por sus frutos (Mateo 7:20).
La revelación de los hijos de Dios, Su juicio, trae libertad, no atadura; libertad para hacer lo correcto. La libertad viene por el cumplimiento de la Ley y no por el libertinaje al cual los hombres han llamado libertad, donde todo mundo hace lo que le parece mejor a su propia vista. Esta es la manera de los reinos de este mundo con sus religiones, las cuales, sin falla, han traído atadura y una aplastante devastación al mundo.
En esta demostración final del bien y del mal, es el mal el que se ve bien, y el bien el que se ve mal. Los hombres prefieren el mal, ese sutil amor de la serpiente que les permite guardar su presunta dignidad e independencia de Dios. El juicio de Dios es correctivo, para bien, pero los hombres no desean admitir su propio mal o perder su soberanía y hacer el bien. Todo lo contrario, ellos pelearán con uñas y dientes para retener su independencia. El amor del hombre sustituye el someterse al amor correctivo de Dios por hacer lo suyo propio, donde los religiosos se honran unos a otros en una masiva encubierta de su independencia y rebelión:
“Entonces Jesús les habló diciendo: Ustedes son maestros en presentarse como buenos delante de los demás, pero Dios conoce lo que está detrás de las apariencias. Lo que la sociedad mira y llama monumental, Dios lo ve claramente y lo llama monstruoso.” (Lucas 16:15 El Mensaje)
El amor de Dios es denigrado y rechazado.
El amor de Dios, el amor de la Verdad de donde proviene el santo e imparcial juicio dado a los santos, es denigrado y rechazado en tanto que los hombres se unen en amarse unos a otros para encubrir sus pecados unos a otros. Sin embargo, ellos no pueden quedar en secreto cuando la Luz brilla alrededor de ellos, y expone lo que hay detrás de sus fachadas de sonrisas que, sin la Luz, es todo lo que pueden ver los hombres. La sutileza de la serpiente que sedujo a Eva ya no tiene efecto cuando están presentes los redimidos, los que caminan en la Luz como Él está en Luz. Su veneno queda neutralizado:
“Tomarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán.” (Marcos 16:18 RVG)
El amor de Dios prevalecerá, y ha prevalecido, porque es Su buena voluntad darnos el Reino, a los de nosotros que hemos sido redimidos del engaño del pecado, para poder servirle y obedecerle a Él para beneficio de todos. El tiempo ha llegado. La Semilla ha sido plantada. Se ha regado con la sangre de los santos y ahora se ha convertido en un gran Árbol:
“Y dijo: ¿A qué es semejante el Reino de Dios, y a qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.” (Lucas 13:18-19 RVG)
Los religiosos, en lugar de entrar en el Reino de Dios y someterse al juicio de Dios, han creado sus propias obras religiosas que ellos honran mutuamente, aun cuando esas obras son contradictorias. Los católicos, protestantes, judíos y musulmanes todos tienen una cosa en común: Ellos honrarán las instituciones religiosas de unos y otros antes que honrar a Dios y dejar su propia justicia y artificiales distinciones. Ellos se harán mentirosos al aceptar la autoridad religiosa o a personas de aquellos cuyas doctrinas los condenan abiertamente. Esto sucede porque su meta es mantener la aceptabilidad o la ventaja entre los hombres.
Los religiosos no están allí para servir a sus religiones y doctrinas, mucho menos a Dios.
Piense en esto: Si los religiosos niegan su propia versión de la verdad con sus caminos, ¿cuánto más la Verdad, a Quien ellos falsamente juran amar? A ellos simplemente no les importa, contrario a la apariencia de que sí. ¿Por qué? Porque sus religiones y doctrinas están allí para servirles a ellos, y son descartables cuando no les sirven. Los religiosos no están para servir a sus religiones y doctrinas, mucho menos a la Verdad, la Cual es Dios. Ellos están allí para servirse a sí mismos.
Usted podría señalar que algunos grupos religiosos no son aceptados ni honrados, ni aceptan a otros. Consideremos la historia de los mormones, como un ejemplo.
En su principio los mormones eran muy pequeños y débiles para ser de preocupación para las religiones principales, las cuales los mormones, desde su incepción, rechazaban totalmente. Sin embargo, cuando ellos ganaron números y empezaron a actuar sobre la intención de su fundador de llegar a ser el poder social preeminente de este mundo, dominando la política en la ciudad de donde él era alcalde y quemando la prensa contraria, allí no hubo ninguna reacción violenta.
Ellos aceitan las ruedas del comercio para servirse a sí mismos.
Esta reacción llevó a la muerte a su fundador, y a que los mormones volaran desde su hogar base en Illinois a una nueva tierra más allá establecida en el desierto de Utah. Después de establecer allí su propio “reino,” pronto quedó claro que los mormones estaban mejor si se integraban y se infiltraban en la sociedad americana más grande. Los mormones dejaron la poligamia y algo de su autonomía para emerger oficialmente en los Estados Unidos de América y eventualmente convertirse en casi tan importante como las denominaciones principales que ellos una vez consideraron y etiquetaron como heréticas. De hecho, ahora ellos son vistos como esencialmente estadounidenses.
Esta historia demuestra cómo las partes diferentes y en desacuerdo de la religión y la sociedad pueden coexistir. Ninguno de ellos es finalmente más fuerte que el otro, porque todos son esencialmente uno, embarrado en mentiras de compromiso que violan sus propios fundamentos y creencias religiosas. Ellos aceitan las ruedas del comercio para servirse a sí mismos. Todo es negociable para ese fin. Es un matrimonio de conveniencia en masa.
Sí, hay pleitos, desacuerdos, separaciones y divorcios, como en cualquier matrimonio, pero, colectivamente, los religiosos son uno con el mundo y parte del gobierno tiránico del hombre, hasta que el tiempo señalado se cumpla. Ellos han guardado “La Regla de Oro” al revés. El que tiene el oro ha reinado. Según los hombres en su fabricada adoración a Dios, hacer lo correcto para con Dios y el prójimo, por causa de lo correcto y no de la ganancia, ha sido para herejes y perdedores.
La religión falsa practica un engañoso amor por Dios.
El dinero habla más fuerte a los religiosos. El dinero representa el poder de este mundo; ejercido sobre lo que se ve, lo finito y temporal. El amor al dinero tiene que ver con controlar este mundo y sus habitantes mediante las cosas creadas, en lugar de mediante poner la vida por el Creador (Quien sí reina sobre todas las cosas). Por eso fue que Jesús dijo que no se podía servir a Dios y al dinero. Los religiosos han engañado a los hombres al servir al dinero en Nombre de Dios. A ellos les ha parecido que uno se puede comer el pastel y a la vez conservarlo. Ellos no han contado con que Él aparece, expone el fraude y las malas interpretaciones que ellos hacen de Él. “Dice el necio en su corazón: ‘No hay Dios’” (Salmo 53:1).
Usted habrá escuchado decir que el patriotismo es el último refugio de una sabandija, el que no es aceptado por su comportamiento se vuelve acepto por la nueva profesión que ha descubierto. Lo que tal vez usted no ha oído es que la religión hecha por el hombre es el patriotismo del alma. Es el mejor de los refugios, el pecador presentándose como absuelto y acepto a sí mismo, y, por extensión, a todos los hombres. Es por eso que muchos se vuelven religiosos en la cárcel.
La religión falsa practica un engañoso amor por Dios, la sutil influencia de la serpiente quien se deleita en las cosas de los hombres, las que usan como sustituto de caminar en los mandamientos de Dios, los cuales requieren que uno se niegue a las cosas de los hombres y ponga su vida. Jesús dijo que debemos tomar la cruz si queremos seguirlo a Él (Mateo 16:24). En la religión falsa, los pecadores y las sabandijas, lo cual han sido todos los hombres, encuentran aceptación sin la cruz – sin entregar sus vidas egoístas ni experimentar un cambio interior. Los religiosos les dicen a los hombres: “Ámenme, reconozcan que yo soy limpio, y yo los amaré a ustedes.”
Se ha terminado el tiempo para las escandalosas obras religiosas del hombre.
Ese amor se representa en la Biblia como una ramera, una mujer que captura el alma de los hombres, confiada en su poder y dominio, pero cuya hora ha llegado:
Apocalipsis 18:5-9 RVG
(5) Porque sus pecados han llegado hasta el Cielo, y Dios se ha acordado de las maldades de ella.
(6) Dadle como ella os ha dado, y pagadle al doble según sus obras; en la copa que ella os preparó, preparadle el doble.
(7) Cuanto ella se ha glorificado, y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto.
(8) Por lo cual en un día vendrán sus plagas, muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es el Señor Dios que la juzga.
(9) Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella, y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo de su incendio.
Se ha terminado el tiempo para las escandalosas obras religiosas del hombre, para su presunción y arrogancia. No ha llegado ni un momento antes ni un momento después. Todo ha sido perfectamente programado y arreglado por el soberano y omnipotente Señor Jesucristo, Quien ha venido a juzgar al mundo. Nosotros lo proclamamos a Él con nuestras bocas, porque lo hacemos primeramente con nuestras vidas, la cual Él nos ha hecho rendir por causa Suya. Nuestras vidas son Suyas, y la Suya es nuestra. Este es Su día de reivindicación.
“Señor Jesús,” dicen a una todos los santos, “Que eso acontezca.”
Aquí están algunas Escrituras sobre el amor, el verdadero, en el cual, si usted se vuelve a Dios y Le obedece, usted reconocerá el amor falso y dejará atrás el amor sutil:
Deuteronomio 11:13-16 LBLA
(13) Y sucederá que si obedecéis Mis mandamientos que os ordeno hoy, de amar al SEÑOR vuestro Dios y de servirle con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,
(14) Él dará a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia temprana y lluvia tardía, para que recojas tu grano, tu mosto y tu aceite.
(15) Y Él dará hierba en tus campos para tu ganado, y comerás y te saciarás.
(16) Cuidaos, no sea que se engañe vuestro corazón y os desviéis y sirváis a otros dioses, y los adoréis.
Si usted no ama a Dios, puede estar seguro que cualquier profesión de fe o de espiritualidad que usted tenga se hará vana (si no es que ya lo es), y su corazón se volverá a los falsos caminos en la adoración a otros dioses, como pasó con Salomón, quien no obedeció a Dios (amor a Dios) en el asunto de no casarse con mujeres extranjeras.
El verdadero amor se trata de lo que usted hace, no lo que le hacen a usted.
Si usted no ama a Dios, usted tampoco ama a alguien más, como debería. Su amor es el tipo de amor que da para obtener, no el tipo que demuestra que, “Es mejor dar que recibir” (Hechos 20:35). El verdadero amor se trata de lo que usted hace, no lo que le hacen a usted:
“Y este es el amor, que andemos según Sus mandamientos. Este es el mandamiento: Que andéis en él, como vosotros habéis oído desde el principio.” (2 Juan 1:6 RVG)
“Porque éste es el amor de Dios, que guardemos Sus mandamientos; y Sus mandamientos no son gravosos.” (1 Juan 5:3 RVG)
“Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es. Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.” (Deuteronomio 6:4-5 RVG)
“Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el SEÑOR tu Dios, sino que temas (reverencies) al SEÑOR tu Dios, que andes en todos Sus caminos, que Lo ames y que sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma?” (Deuteronomio 10:12 NBLH)
“Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?” (Miqueas 6:8 LBLA)
Si obedecemos a Dios, amaremos a nuestro prójimo en verdad.
Sobre este fundamento amaremos a nuestro prójimo:
“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; Yo soy el SEÑOR.” (Levíticos 19:18 LBLA)
“El extranjero que resida con vosotros os será como uno nacido entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto; Yo soy el SEÑOR vuestro Dios.” (Levíticos 19:34 LBLA)
Si obedecemos a Dios, amaremos a nuestro prójimo en verdad, y no en la aceptación de mentiras o personas:
“Cuando un profeta o vidente se levantare en medio de tu comunidad e hiciere un milagro o prodigio, y el milagro o prodigio se cumpliere y él les dijere: ‘Sigamos a otros dioses’ (dioses de los que ustedes no saben nada), ‘adorémoslos,’ no le pongan atención a lo que ese profeta o vidente les diga. DIOS, tu Dios, te está probando para ver si tú Lo amas completamente con todo lo que hay en ti. Tú debes seguir solamente a DIOS, tu Dios, reverenciarlo, guardar Sus mandamientos, escuchar obedientemente lo que Él dice, servirle a Él – ¡aferrarte a Él por tu preciosa vida!” (Deuteronomio 13:1-4 El Mensaje)
Solamente el amor de Dios nos guardará de mezclarnos con el hombre.
Amar a Dios, contrario al amor del hombre, no es posible por medio de la voluntad o el poder humano. Requiere Su obra de gracia:
“Y circuncidará el SEÑOR tu Dios tu corazón, y el corazón de tu simiente, para que ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que tú vivas.” (Deuteronomio 30:6 SSE)
“Mas a todos los que Le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13 RVR)
Solamente el amor de Dios, apegándonos a Él de todo corazón, nos guardará de mezclarnos con el hombre y perecer por un amor engañoso al final:
“Tened sumo cuidado, por vuestra vida, de amar al SEÑOR vuestro Dios. Porque si os volvéis, y os unís al resto de estos pueblos que permanecen entre vosotros, y contraéis matrimonio con ellos, y os juntáis con ellos, y ellos con vosotros, ciertamente sabed que el SEÑOR vuestro Dios no continuará expulsando a estas naciones de delante de vosotros, sino que serán como lazo y trampa para vosotros, como azote en vuestros costados y como espinas en vuestros ojos, hasta que perezcáis de sobre esta buena tierra que el SEÑOR vuestro Dios os ha dado.” (Josué 23:11-13 LBLA)
Si usted ama a Dios, usted también amará a los hombres como Dios los ama, para hacerles el bien.
Si usted, siendo creyente, no ama a Dios, y más bien escoge servirse a sí mismo, seguramente usted servirá al mal e incurrirá en la ira de Dios:
“Y salió a su encuentro el vidente Jehú, hijo de Hananí, y dijo al rey Josafat: ¿Vas a ayudar al impío y amar a los que odian al SEÑOR, y con esto traer sobre ti la ira del SEÑOR?” (2 Crónicas 19:2 LBLA)
Si usted ama a Dios, usted también amará a los hombres como Dios los ama, no por lo que Él pueda obtener de ellos, sino para hacerles el bien. Si usted ama a Dios, los hombres lo aborrecerán a usted, así como lo aborrecen a Él:
“Oh Dios de mi alabanza, no calles. Porque contra mí han abierto su boca impía y engañosa; con lengua mentirosa han hablado contra mí. Me han rodeado también con palabras de odio, y sin causa han luchado contra mí. En pago de mi amor, obran como mis acusadores, pero yo oro. Así me han pagado mal por bien, y odio por mi amor.” (Salmo 109:1-5 LBLA)
Sin embargo, usted será guardado en perfecta paz, y ningún hombre le podrá quitar eso:
“Mucha paz tienen los que aman Tu Ley, y nada los hace tropezar.” (Salmo 119:165 LBLA)
Usted será sabio y recibirá a Sus mensajeros de corrección, y los amará, aunque los malvados no lo hagan:
“No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; reprende al sabio, y te amará.” (Proverbios 9:8 LBLA)
“Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete.” (Apocalipsis 3:19 LBLA)
“…Si Yo no te lavare, no tendrás parte Conmigo.” (Juan 13:8)
Usted tendrá el verdadero amor que ama a los hijos de Dios.
Usted cubrirá los pecados de otros, aunque los malvados levanten contienda:
“El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas.” (Proverbios 10:12 RVG)
“No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; ciertamente amonestarás a tu prójimo, y no consentirás sobre su pecado. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo; mas amarás a tu prójimo como a ti mismo: Yo el SEÑOR.” (Levíticos 19:17-18 RVG)
Los malvados harán un show de amor pero no obedecerán, pues no tienen el amor de Dios:
“Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como Mi pueblo, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; porque con su boca muestran mucho amor, pero su corazón va en pos de su avaricia.” (Ezequiel 33:31 RVG)
Pero usted tendrá el verdadero amor que ama a los hijos de Dios:
“En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a Dios y guardamos Sus mandamientos.” (1 Juan 5:2 NBLH)
“Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” (1 Pedro 1:22-23 RVG)
Y usted conocerá a Dios, con la seguridad de que usted está en Él.
Usted tendrá el verdadero amor por todos los hombres, contrario al amor de los que aman sólo a quienes los aman a ellos:
“Y como queréis que os hagan los hombres, así también hacedles vosotros: Porque si amáis a los que os aman, ¿qué gracia tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.” (Lucas 6:31-32 RVG)
Y usted conocerá a Dios, con la seguridad de que usted está en Él:
“Pero el que guarda Su palabra, verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado en él; por esto sabemos que estamos en Él.” (1 Juan 2:5 RVG)
Paul Cohen
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero