De la carta a Ray Comfort enviada por ustedes:
“‘Y el que no fue hallado escrito en el Libro de la Vida fue lanzado en el Lago de Fuego’ (Apocalipsis 20:15 RVG)
Es allí donde tú te diriges, Ray, no sin propósito, como en tu doctrina de castigo sin restauración, sino a ser purgado y limpiado, para que aprendas a no blasfemar y que conozcas al Señor en verdad. ¿No es esto lo que dice la Palabra de Dios?:”
¡Por supuesto que no dice eso! El Lago de Fuego es para los no-creyentes (Apoc. 21:8) y ciertamente no es para traerlos a Cristo. Venimos a Cristo por la fe, no por ser purgados y limpiados en el fuego. Somos purgados y limpiados solamente a través de la sangre de Cristo quien sufrió POR NOSOTROS:
Heb. 1:3: El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo [Cristo] efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de SÍ MISMO, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
1 Pt: 3:18: Porque también CRISTO padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en Espíritu;
Es la gracia de Dios que nos enseña a vivir rectamente y a “no blasfemar.”
Ti: 2: 11: Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres 12: enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente;
“‘Si la obra de alguien es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como a través del fuego’ (1 Corintios 3:15 NBLH).”
El CONTEXTO de este pasaje es la prueba de las obras del creyente para recompensas. Las “obras” son probadas por fuego, no la persona. La salvación es un regalo. Los creyentes hacen obras por recompensas no por un regalo.
Gal: 6:14: Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
En Su Gracia,
Ray Frankling
“El crisol es para la plata y el horno para el oro, pero el SEÑOR prueba los corazones.” (Proverbios 17:3 RVR)
Sr. Frankling,
En tu carta mencionas buenas preguntas y consideraciones.
Tú tienes problema con que Ray Comfort sea enviado al Lago de Fuego para el propósito que Dios ha declarado en las Escrituras – poner fin a la incredulidad del hombre y que éste sea corregido delante de Él. Tú escribes:
“Venimos a Cristo por la fe, no por ser purgados y limpiados en el fuego. Somos purgados y limpiados solamente a través de la sangre de Cristo quien sufrió POR NOSOTROS.”
Su sangre es mucho más caliente de lo que tú imaginas. Pero aclaremos primero que nosotros no estamos predicando la salvación por obras ni por ninguna otra cosa más que por la fe de Cristo, la cual trabaja efectivamente en los que creen produciendo frutos aceptables para Dios. El Sr. Comfort, al no tener esos frutos necesarios, demuestra su gran necesidad de la fe salvadora y la acción remedial que Dios prescribe para todos los que se quedan cortos de Su gracia:
“Y el que no se halló inscrito en el Libro de la Vida fue lanzado al Lago de Fuego.” (Apocalipsis 20:15 RVR)
Por Su parte de Salvador, Jesucristo hace lo que a Él mejor le parece para cada uno, sea el fuego salvador o cualquier otra cosa que Él considere conveniente y necesaria.
Tú también escribes:
“Es la gracia de Dios que nos enseña a vivir rectamente y a ‘no blasfemar’”
A lo cual nosotros decimos que, al tener el Espíritu de Cristo, no somos propensos a blasfemar nosotros, sino los que caminan en la carne y en el espíritu del anti-Cristo. El apóstol Pablo escribió de los tales:
“Entre los cuales están Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.” (1 Timoteo 1:20 LBLA)
Estos no eran incrédulos, sino de los que creían pero que tenían necesidad de un juicio severo. Como lo declaró Pablo, él no tenía nada que ver con juzgar a los de afuera:
“Porque ¿qué me va a mí en juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?” (1 Corintios 5:12 RVG)
Parece como que hay otros aspectos del poder de Dios para limpiar y liberar del pecado y la maldad aparte de los que tú apruebas. Aunque tú enfatizas la sangre y la gracia de Cristo como algo opuesto al fuego de Dios, nosotros te hacemos una simple pregunta:
¿Dijo Juan el Bautista acerca de Cristo: “Él los bautizará con el Espíritu Santo y con Su sangre,” o dijo, “y con fuego”? No es que nosotros refutemos el hecho de que la remisión de pecados venga por la gracia mediante la fe en Su sangre derramada – ¡Dios nos libre!
Pero, ¿de qué estaba hablando Juan el Bautista cuando dijo:
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras mí, es más poderoso que yo; Cuyo calzado no soy digno de llevar; Él os bautizará con el Espíritu Santo, y con fuego.” (Mateo 3:11 RVG)?
¿Cómo es que los creyentes (los que reciben el Espíritu Santo) son sumergidos en fuego, si tal fuego es solamente para los incrédulos, como tú dices? Entonces, ¿cómo pueden los que reciben al Dios viviente esperar otra cosa y no fuego?
“¿Pero quién podrá soportar el día de Su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie cuando Él aparezca? Porque Él es como fuego de fundidor y como jabón de lavadores. Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia al SEÑOR.” (Malaquías 3:2-3 LBLA)
(Solamente las ofrendas ofrecidas por fuego son justas, así como pasó con Abraham, cuya fe le fue contada por justicia.) Los que son de la familia de la fe son advertidos y exhortados a someterse al fuego purificador para su bienestar y salvación:
Apocalipsis 3:16-18 RVR
(16) Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi boca.
(17) Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
(18) Por tanto, Yo te aconsejo que de Mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
Y ahora vamos a un punto clave, dado lo que he dicho del Sr. Comfort y su falta de verdadera fe manifestada en sus obras: ¿De qué estaba hablando Jesús cuando Él dijo que todo hombre sería salado con fuego?
“Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal.” (Marcos 9:49 RVR)
Él también dijo:
“Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.” (Marcos 9:50 RVR)
Si la sal es buena y deseable, y el fuego produce los efectos deseados de la sal, ¿es el fuego de Dios algo malo y un fin en sí mismo?
Las Escrituras dicen que el fuego no es un fin en sí mismo, como se cita en 1 Corintios 3:15:
“Si la obra de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como por fuego.” (1 Corintios 3:15 RVG)
En otras palabras, aunque las obras que no se construyen sobre la Roca de Fundamento, Jesucristo, se pierden, la persona que hace esas obras será salva, “aunque así como por fuego.”
Tú dices: “Las ‘obras’ son probadas por fuego, no la persona.” ¿Cuál es la diferencia, cuando las Escrituras dicen que luego del juicio de las obras viene el juicio del hacedor de las obras? El Señor juzga a los que son traídos delante de Él ante Su trono de juicio, después que Él encuentra deficientes sus obras:
“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.” (Mateo 25:41 RVG)
¿Qué hicieron estos creyentes profesantes para merecer ese juicio? Ellos no reconocieron ni recibieron al Señor en Sus siervos:
“Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo, en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños [Sus hermanos], tampoco a Mí lo hicisteis.” (Mateo 25:45 RVG)
Si una persona (Ray Comfort, por ejemplo) no reconoce ni recibe al Señor en Sus hermanos, sus obras no pueden estar fundamentadas en el Señor, ¿no te parece? Algo está esencialmente mal con la profesión de fe de esta persona. ¿No es muerta la fe sin las obras de Dios, como dice Santiago? ¿No es eso lo que el Señor dice aquí?
Mateo 7:21-23 RVG
(21) No todo el que Me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en el Cielo.
(22) Muchos Me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu Nombre, y en Tu Nombre echamos fuera demonios, y en Tu Nombre hicimos muchos milagros?
(23) Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de Mí, obradores de maldad.
¿Y adónde van estos malvados maestros de Cristo?
“Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.” (Mateo 7:19 RVG)
¿Será algo bueno o algo malo ser echado al fuego para los que son echados allí? Acabamos de oír las Escrituras que dicen que esas personas cuyas obras son rechazadas serán salvas “así como por fuego.” ¿Cómo puede el fuego ser un mal final, en sí mismo, si el que es sometido al fuego es salvo por ello?
¿Toma placer Dios en la muerte del impío, o es Su voluntad que los malos se aparten de sus malos caminos y malas vidas? ¿Qué Le da gloria a Dios? ¿No son todas las cosas creadas para glorificarlo a Él?
“¿No viene del SEÑOR de los ejércitos que los pueblos trabajen para el fuego y las naciones se fatiguen en vano? Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del SEÑOR como las aguas cubren el mar.” (Habacuc 2:13-14 LBLA)
¿No puede Dios apartar de sus malos caminos al hombre después de la muerte? ¿Cómo es que todo Israel será salvo si no es después de la muerte (Romanos 11:26)? ¿No están muchos de Israel muertos ahora, sea que estén vivos en este mundo o que ya hayan muerto físicamente? ¿No tiene que ser quitado el pacto de ellos con la muerte, su presente desconexión con Dios su Salvador, para que sean salvos?
“Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro acuerdo con el infierno no será firme; cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados.” (Isaías 28:18 RVG)
Las Escrituras llaman a la destrucción de la muerte y el infierno “la muerte segunda”:
“Y la muerte y el infierno fueron lanzados en el Lago de Fuego. Ésta es la muerte segunda.” (Apocalipsis 20:14 RVG)
¿Cuál has creído tú que es el propósito del Lago de Fuego?
Toda carne, todos los del Primer Adán, tienen que pasar por el fuego, la muerte segunda:
“Pero los temerosos e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras, y todos los mentirosos, tendrán su parte en el Lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apocalipsis 21:8 RVG)
Sin embargo, los que vencen en Cristo, son formados a la imagen del Postrer Adán y no serán dañados por la muerte segunda:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no recibirá daño de la muerte segunda.” (Apocalipsis 2:11 RVG)
El que vence no es dañado por la muerte segunda porque no le queda impureza que necesite fuego para quitarla. El bautismo de fuego ha completado su propósito por dentro. ¡El aguijón de la muerte y el pecado se ha ido! Esa persona ha llegado a ser uno con Dios por medio de la sangre del Hijo sin pecado; él ha llegado a ser pilar en el Templo y ya no saldrá más (Apocalipsis 3:12).
¿Ya venció Ray Comfort? ¿Está sentado Ray Comfort en el trono de Cristo, reinando con Él sobre las naciones y quebrantándolas con vara de hierro? Mediante el ojo de la fe, nosotros no vemos eso. Más bien, lo vemos predicando un error blasfemo, y él necesita corrección. Él, junto con muchos otros, sabiéndolo o no, realiza un atroz asesinato del carácter de Jesucristo.
Sea que Ray Comfort es un creyente de verdad o no (en vez de cizaña), él aún no ha vencido, lo cual deben hacer todos si van a ser salvos: “El que venciere hasta el final, ese será salvo.” Como él no ha vencido, él puede ser dañado por la muerte segunda, porque su carne está viva todavía, y no crucificada, como lo que sí experimentó y expresó Pablo:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado; mas vivo, ya no yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí Mismo por mí.” (Gálatas 2:20 RVG)
Esto es lo que todos deben experimentar para entrar en la Ciudad de Dios, llamada el Jardín del Edén, llamado el Paraíso, lo cual Dios ha ordenado que todos experimenten, de acuerdo con Las Buenas Nuevas de Jesucristo.
Muchos que profesan fe en Cristo presumen tener la victoria sobre la muerte, la sustancia de las palabras de Pablo, sin haber vencido, pero simplemente porque ellos han experimentado la Pascua (arrepentimiento), y tal vez Pentecostés (recibieron el Espíritu). Pero todos deben cumplir finalmente Los Tabernáculos, la tercera y última fiesta también. Como está escrito: “El que persevere hasta el final, ese será salvo.”
Tres veces al año, los hombres debían presentarse delante del Señor (Éxodo 23:17; 34:23-24). Una o dos veces no era suficiente. Dios instauró tres fiestas, no por gusto; la tercera, con la totalidad de los frutos cosechados, y era tan importante como las otras. Todas debían cumplirse. ¿De qué sirve el trabajo de un sembrador si él no puede cosechar los frutos principales de su trabajo, lo cual es a lo que se refiere la Fiesta de los Tabernáculos?
¿Por qué crees Zacarías menciona solamente la Fiesta de los Tabernáculos para el día final en el cual el Reino de Dios gobierna?
“Y sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, SEÑOR de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de los Tabernáculos.” (Zacarías 14:16 LBLA)
¡Ésta es la fiesta que cuenta al final! La tercera fiesta incluía el Día de la Expiación, el décimo día del séptimo mes, la más solemne de todas las fiestas, el único día del año cuando el Sumo Sacerdote entraba al Lugar Santísimo para rociar sangre sobre el trono de la misericordia a favor de Israel. A menos que uno entre allí, no podrá recibir la totalidad de la salvación comprada por la sangre de Cristo:
Hebreos 10:19-23 RVG
(19) Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesús,
(20) por el camino nuevo y vivo que Él nos consagró a través del velo, esto es, por Su carne;
(21) y teniendo un Sumo Sacerdote sobre la casa de Dios,
(22) acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
(23) Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra fe; que fiel es el que prometió.
Si todo se completara en cuanto venimos a Cristo por primera vez, y si nuestra salvación quedara completa allí, no habría necesidad de la exhortación a no fluctuar. La fe y la paciencia son necesarias para recibir la promesa y el cumplimiento de Cristo en nosotros, la esperanza de gloria. De nuevo, Jesús dijo que debemos perseverar hasta el final para ser salvos.
Ray Comfort no ha perseverado hasta el final. Sus obras, hemos demostrado, no son aceptables delante de Dios. Por eso es que él necesita el fuego y la segunda muerte. De otra manera, él no será salvo, de acuerdo con la Palabra de Dios.
El Sr. Comfort tiene conocimiento y una apariencia de piedad, pero ninguna de esas cosas traen vida. De hecho, la primera muerte vino a todos los hombres por participar del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal. En esta condición, ningún hombre es apto para comer del Árbol de la Vida:
“Entonces el SEÑOR Dios dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también del Árbol de la Vida, y coma y viva para siempre… Expulsó, pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edén puso querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones, para guardar el camino del Árbol de la Vida.” (Génesis 3:22-24 LBLA)
Para vencer la primera muerte y participar del Árbol de la Vida, todos los hombres tienen que pasar por la espada encendida. La espada encendida es la muerte segunda. Es el fuego que crucifica y purifica al hombre carnal a través del juicio de Cristo. Es la entrada a la vida. Así es cómo se salva por fuego el maestro carnal de Cristo, cuyas corruptas obras han sido rechazadas por Dios. Porque está escrito que “La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios; ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible.” (1 Corintios 15:50 RVG)
Tiene que haber una segunda muerte (la cual es espiritual) para quitar la corrupción de la primera muerte (la cual también es espiritual). Es por eso que Cristo probó la muerte por todas las personas y la cruz se predica a todos los hombres, de modo que ellos puedan morir al pecado, pero vivir para Dios a través de Él. Esta es la entrada y la llave del Reino de Dios. La primera muerte fue a la justicia de Dios; la muerte segunda es a la injusticia del hombre.
En cuanto a la muerte segunda, está escrito acerca de Dios:
“Dijo más: No podrás ver Mi rostro: porque no Me verá hombre, y vivirá.” (Éxodo 33:20 RVG)
Ningún hombre carnal puede verle a Él y vivir. Pero Dios ha determinado que todos los hombres Lo vean:
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo Le verá, y los que Le traspasaron, y todos los linajes de la tierra harán lamentación a causa de Él. Así sea. Amén.” (Apocalipsis 1:7 RVG)
¿No morirán todos entonces? ¿Y qué clase de muerte es esa, puesto que ya murieron una vez por medio de Adán? Es la muerte segunda.
Joel profetizó que estas cosas le sucederían a toda la gente, lo cual Pedro confirmó en Pentecostés, cuando los discípulos recibieron el Espíritu de Cristo:
Hechos 2:16-18 RVG
(16) Mas esto es lo que fue dicho por el profeta Joel:
(17) Y será que en los postreros días, dice Dios: Derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; y vuestros jóvenes verán visiones; y vuestros ancianos soñarán sueños:
(18) Y de cierto sobre Mis siervos y sobre Mis siervas derramaré de Mi Espíritu en aquellos días, y profetizarán.
Joel también habló de fuego en el tiempo de recibir el Espíritu:
Joel 2:29-30 RVG
(29) Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré Mi Espíritu en aquellos días.
(30) Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.
Ahora, sabemos que 120 personas en el aposento alto recibieron Su Espíritu ese día, y luego, por la predicación de Pedro, 3,000 más creyeron y recibieron Su Espíritu (y fuego), pero no todos los hombres fueron bautizados en Cristo ese día (o desde entonces) como se profetizó. Los que han entrado al Reino de Dios por Su Espíritu desde Pentecostés solamente han sido los primeros frutos de la humanidad. Los demás permanecen esperando a ser bautizados y juzgados por fuego después de que los primeros frutos hayan sido recogidos, como escribió después Pedro:
“Pero los cielos y la tierra actuales están reservados por Su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.” (2 Pedro 3:7 RVG)
Este Día del Juicio final viene por medio de los santos, los primeros frutos y Cuerpo de Cristo completos, quienes han recibido el bautismo en Su Espíritu con fuego, han vencido, y han traído este testimonio de la Palabra hecha carne en ellos para el resto del mundo:
“¿O no saben que los santos han de juzgar al mundo?” (1 Corintios 6:2 NBLA)
“Hasta que vino el Anciano de Días y se hizo justicia a favor de los santos del Altísimo, y llegó el tiempo cuando los santos tomaron posesión del Reino.” (Daniel 7:22 NBLA)
Así como Noé trajo juicio al mundo a través de su bautismo de agua (Hebreos 11:7), así los santos de Cristo traen el juicio final y necesario al mundo a través del bautismo de fuego.
“Pero el Día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” (1 Pedro 3:10 RVG)
Observa que las Escrituras no dicen que la gente será quemada, sino que sus obras lo serán. Otra vez:
1 Corintios 3:13-15 RVG
(13) La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará; porque por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
(14) Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
(15) Si la obra de alguno fuere quemada, sufrirá pérdida; si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
El juicio de Dios (¡la venida de Cristo!) trae dolor, no sólo por producir dolor, sino para liberación de las cosas que matan y destruyen a la humanidad.
¿Qué crees que significa ser herido por la muerte segunda? Los que no han vencido todavía necesitan el juicio de Dios para su corrección y liberación. ¿No duele la corrección?
“A la verdad ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por Él son ejercitados.” (Hebreos 12:11 RVG)
Nosotros los que creemos y hemos sido castigados por Dios (castigo que recibimos como Sus hijos e hijas – Hebreos 12:8) somos liberados de la naturaleza de pecado y del cuerpo de muerte. Es cierto, la sangre de Cristo hace expiación por nuestros pecados; pero el fuego de Dios que trae liberación de la naturaleza de pecado se soporta sólo al caminar por fe, hecho posible porque Su sangre corre por nosotros:
“Porque el Señor al que ama castiga, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis el castigo, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga? Pero si estáis sin castigo, del cual todos son hechos partícipes, entonces sois bastardos, y no hijos.” (Hebreos 12:6-8 RVG)
Los hijos son hijos por la sangre, y ellos heredan la naturaleza de sus padres. Los hijos de Dios heredan la Naturaleza de Dios.
“Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.” (1 Pedro 4:1-2 RVR)
Los que son consignados al Lago de Fuego necesitan castigo extra, azotes, y purga que los liberará de su servidumbre a su naturaleza de pecado y los llevará al lugar donde ellos finalmente serán completados en Dios, produciendo el fruto apacible de la justicia en Cristo. Las obras de los que son enviados al Lago de Fuego resultaron inaceptables porque ellos mismos no eran aceptables. Ellos estaban caminando en la carne, en la cual, dijo Pablo (con el conocimiento seguro de Dios), no mora nada bueno (Romanos 7:18).
Las obras de la carne son juzgadas y removidas por el fuego, pero los obreros, quienes por naturaleza producen esas obras, son corregidos (salvos) por el mismo fuego. Después de allí, ellos ya no caminan en la voluntad de los hombres y de la carne, sino que son llevados delante de Dios, adorándole a Él en santidad:
Apocalipsis 7:9-10 RVG
(9) Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la cual ninguno podía contar [¡un número muy basto entonces!], de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos;
(10) y aclamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero.
Ellos habrán salido de la gran tribulación, sin la cual ningún hombre verá a Dios:
Apocalipsis 7:13-14 RVG
(13) Y respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?
(14) Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
Si el Lago de Fuego no es para corrección, entonces, ¿cómo explicas que la muerte y el infierno son echados en él?
“Y la muerte y el infierno fueron lanzados en el Lago de Fuego. Ésta es la muerte segunda.” (Apocalipsis 20:14 RVG)
El Lago de Fuego y la muerte segunda ponen fin a la muerte y al infierno.
Los que vencen en Cristo ya no están sujetos a la muerte y al infierno, porque el fuego ha hecho su trabajo. Ellos ahora viven con Dios en el Paraíso:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del Árbol de la Vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.” (Apocalipsis 2:7 RVG)
“Y vi como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia, y sobre su imagen, y sobre su marca, y sobre el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios.” (Apocalipsis 15:2 RVG)
Los que obtienen la victoria sobre la carne y sobre este malvado mundo presente comen del Árbol de la Vida y ya no están sujetos a la muerte y al infierno. Los que caminan fuera de Cristo todavía están sujetos a la carne, a este mundo, a la muerte y al infierno. Pero si los que andan fuera de Cristo estuvieran destinados a seguir en esas cosas infinitamente, ¿por qué entonces son enviados, junto con la muerte y el infierno, al fuego consumidor de Dios que termina con todo lo que ofende y se opone a Él? Como está escrito:
“Luego vendrá el fin; cuando [Cristo] haya entregado el Reino al Dios y Padre, cuando haya abatido todo dominio y toda autoridad y poder. Porque es menester que Él reine, hasta que haya puesto a todos Sus enemigos debajo de Sus pies.” (1 Corintios 15:24-25 RVG)
¿Cómo podrá haber más sufrimiento si se terminan la muerte y el infierno?
“Y oí una gran voz del Cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará con ellos, y será su Dios. Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Apocalipsis 21:3-4 RVG)
Cuando todos los enemigos y la enemistad sean quitados, el tabernáculo de Dios estará con todos los hombres y no solamente con los creyentes de esta presente dispensación, quienes viven en medio de una generación torcida y perversa (Deuteronomio 32:5). El Lago de Fuego y la muerte segunda ponen fin a la primera muerte para todos aquellos afligidos por ella, los cuales son los que al presente no están crucificados con Cristo ni viviendo por Su poder de resurrección que vence a la muerte.
“Así que, como por el pecado de uno vino la condenación a todos los hombres, así también, por la justicia de uno, vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida.” (Romanos 5:18 RVG)
¡Alabado sea Dios; la muerte segunda es algo muy bueno!
¡La segunda muerte destruye al postrer enemigo, la muerte, la herramienta con la cual el destructor reinó sobre el hombre! La segunda muerte es el agente de la salvación de Cristo por la cual Él pagó precio completo en Su sangre. ¿Se haría Dios una rebaja a Sí Mismo en algo por lo que Él pagó con la sangre de Su Hijo?
Pongámoslo así: La sangre de Cristo pavimenta el camino para nuestra corrección y santificación en Sus manos, por Su gracia a través del don de Su fe; de otra manera, no tendríamos esperanzas. El viaje a través del fuego y la tribulación es necesario, muy crucial, para alcanzar el destino determinado:
“…estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” (Filipenses 1:6 RVG)
El viaje inicia con la revelación y reconocimiento de Jesucristo, el cual es también algo que Él inicia para todos los demás, así como Él lo ha hecho con nosotros:
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo Le verá, y los que Le traspasaron, y todos los linajes de la tierra harán lamentación a causa de Él. Así sea. Amén.” (Apocalipsis 1:7 RVG)
¿Has creído tú que nada bueno puede resultar de la muerte segunda sólo porque hay dolor asociado con el proceso del juicio en ella? ¿No es esa una idea de auto-preservación? ¿Es para nada bueno que los santos en Cristo son salados con fuego? El dolor que resulta de la corrección de Dios cuando castiga, ¿no tiene otro propósito más que producir dolor? ¿Es ese dolor un fin en sí mismo, la Omega en lugar de Jesucristo – como errónea, ignorante y blasfemamente se predica en el cristianismo ortodoxo? Nosotros sabemos la respuesta, ¿no es cierto?
Considere solemnemente las palabras de Pedro: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría.” (1 Pedro 4:12-13 RVG)
Pero tú dirás que son aquellos cuyos nombres no están escritos en el Libro de la Vida los que son echados al Lago de Fuego, y no los creyentes a quienes Pedro se refiere. Eso es verdad, porque los santos llamados y escogidos en Cristo en esta vida experimentan el fuego de Dios en el presente para su perfeccionamiento, como te lo hemos estado diciendo. No hay necesidad del Lago de Fuego una vez que el trabajo está hecho. Nosotros hemos sido bautizados con Su Espíritu y fuego, por medio del cual somos consumidos por Dios y se nos concede entrada al Cielo:
“Así que, recibiendo nosotros un Reino inconmovible, tengamos gracia, por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:28-29 RVG). (Nota: Esas palabras en negrilla son dirigidas no a los gentiles, sino a la casa de Dios, y declaran que Dios Mismo es el fuego. Cualquiera que venga a Dios, o cualquiera a quien Él venga, será consumido.)
Y considera que Jesús estaba hablándoles a los creyentes cuando dijo que los que vencen no son heridos por la muerte segunda (el Lago de Fuego). ¿No es lógico entonces que quienes son creyentes pero no han vencido, SÍ serán heridos por el Lago de Fuego?
El juicio (el fuego) empieza por la Casa de Dios – 1 Pedro 4:17. Entramos al Reino de Dios a través de muchas tribulaciones:
“…confirmando el alma de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe; y diciéndoles que es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el Reino de Dios.” (Hechos 14:22 RVG)
Pregunta para ti: ¿Has entrado tú, a través de muchas tribulaciones, al Reino de Dios? Si no, ¿puedes hablar con conocimiento y autoridad? ¿Algo en qué pensar?
Hablando de nosotros mismos específicamente sobre lo que Dios ha hecho por nosotros, hemos vencido por medio de la sangre del Cordero. Nuestros nombres han sido inscritos y establecidos en el Libro de la Vida. Otros, sin embargo, quienes no han vencido aún, pueden ser borrados de Su Libro:
“El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del Libro de la Vida, y confesaré su nombre delante de Mi Padre, y delante de Sus ángeles.” (Apocalipsis 3:5 RVG)
Ser borrado de Su Libro de la Vida significa que uno primero tiene que estar registrado en el mismo; ¿no es así? Por lo tanto, el Señor les advierte a los que creen, tales como tú y Ray Comfort, que no deberían estar tan seguros y cómodos con su estatus de creyentes, porque ustedes pueden ser borrados de Su Libro, perdiendo lo que tienen o que creen tener:
“Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, le será dado; y a todo el que no tiene, aun lo que parece tener le será quitado.” (Lucas 8:18 RVG)
Ray Comfort no ha tenido cuidado con cómo oye. Él usa mal las Escrituras, abusa otras por el mal uso, y no traza correctamente la Palabra de Verdad, y rechaza las reprensiones de vida dadas por el Espíritu de Dios por medio de Sus siervos. La Palabra de Dios, como fuego en nuestras bocas, ha venido a quemar sus obras (y las de hombres perversos):
“Porque Tofet está preparado desde hace tiempo, ciertamente, ha sido dispuesto para el rey. Él lo ha hecho profundo y ancho, una pira de fuego con abundante leña; el soplo del SEÑOR, como torrente de azufre, lo enciende.” (Isaías 30:33 LBLA)
El aliento del Señor, el mismo que trae vida (Job 33:4), también trae fuego:
“¿No es Mi palabra como fuego – declara el SEÑOR – y como martillo que despedaza la roca?” (Jeremías 23:29 LBLA)
El fuego es Su juicio que hace morir la carne, con el fin de dar vida por medio de Su Espíritu:
“Porque por esto también ha sido predicado el Evangelio a los muertos; para que sean juzgados en la carne según los hombres, pero vivan en el Espíritu según Dios.” (1 Pedro 4:6 RVG)
¿Y cómo estás tú? ¿Ya se completó tu juicio?
¿Ya venciste hasta el final?
¿Ya entraste en el reposo (Fiesta de los Tabernáculos), como nos exhorta el autor de Hebreos?
¿Ya no hablas tus propias palabras ni haces tus propias obras?
¿Estás crucificado con Cristo y has sido levantado por Su Espíritu para vivir en el Templo de Dios para siempre?
¿Estás caminando en el Espíritu, en vez de en la carne en todo tiempo?
¿Estás tú manifestando las obras de Cristo, las mayores de las que habló Jesús antes de Su resurrección y ascensión, las cuales Él dijo que harían los que creyeran en Él?
Si no es así, entonces el Señor no está confesando tu nombre delante del Padre y Sus ángeles. Si no es así, entonces todavía no has llegado hasta el final para tu salvación (Mateo 10:22).
Eso no es necesariamente un problema, si estás en el camino de la verdad y si estás siendo instruido en las cosas de Dios. Pero si tú estás haciendo tus propias cosas, creyendo que sabes más que Dios y juzgando a los hermanos en Cristo a quienes Él ha enviado, entonces tienes un problema:
“Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano, y juzga a su hermano, este tal habla mal de la Ley, y juzga la Ley; pero si tú juzgas a la Ley, no eres hacedor de la Ley, sino juez.” (Santiago 4:11 RVG)
Los que no están estableciendo la Ley (Romanos 3:31) son contrarios al Rey y a Su Reino (Mateo 5:17-20). Considera tu defensa de Ray Comfort a la luz de estas palabras:
“El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación al SEÑOR.” (Proverbios 17:15 LBLA)
Todos los hombres han necesitado ser salados con fuego, y Dios ha llenado, está llenando y llenará esta necesidad por Su gracia a través de Jesucristo. Él ha enviado Su Espíritu y fuego para hacer una obra completa. Es Su obra, y es solamente por Su gracia que cualquiera recibe el juicio necesario y efectivo, el cual no es estrictamente con el fin de provocar dolor y castigo, como falsamente te han enseñado los hombres. Es para la salvación de todos los hombres:
1 Corintios 15:21-26 RVG
(21) Y por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
(22) Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.
(23) Pero cada uno en su debido orden: Cristo las primicias; luego los que son de Cristo, en Su venida.
(24) Luego vendrá el fin; cuando haya entregado el Reino al Dios y Padre, cuando haya abatido todo dominio y toda autoridad y poder.
(25) Porque es menester que Él reine, hasta que haya puesto a todos Sus enemigos debajo de Sus pies.
(26) Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
¿Morará la muerte eternamente con Aquél que contiene todas las cosas? ¿Nos dirás tú que el fuego de Dios no termina completamente con la muerte? Y cuando la muerte termina, ¿no termina también el pecado que genera la muerte? Y si ya no hay más pecado, no hay más necesidad de misericordia o de perdón, porque esas cosas se cumplen por el favor inmerecido que Dios ha planeado darles a todos:
“Porque Dios encerró a todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.” (Romanos 11:32 RVG)
Cuando la muerte sea quitada, no habrá más sufrimiento por el pecado, contrario a lo que blasfema y engañosamente reportan los predicadores en todo el cristianismo ortodoxo nominal.
1 Corintios 15:55-57 RVG
(55) ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
(56) El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley.
(57) Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Tenemos algo para que leas, un desenmascaramiento de la ridícula y blasfema doctrina que declara que la razón de existir del Lago de Fuego es el interminable tormento eterno y de los pecadores: A Divine Revelation of Hell Debunked.
¿Sabes cuál es el problema con el evangelio del cristianismo ortodoxo nominal predicado principalmente en los círculos evangélicos protestantes? No, no lo sabes, y por eso hablamos nosotros:
Es un evangelio sin fuego, sin cruz (la cruz se predica solamente en teoría), y le llaman “gracia.” Es un evangelio impostor que promete y anima a volver a entrar en el Jardín del Edén por otro camino, por donde la carne queda intacta. Este falso evangelio usa las mismas palabras que se encuentran en el verdadero, pero con una aplicación falsa – sin cruz (excepto de palabra) y sin fuego.
Este evangelio es altamente engañoso, como para engañar, si es posible, a los mismos escogidos de Dios. Se predica bajo el Nombre de Jesucristo como para darle credibilidad y desviar a los simples y a los rebeldes, quienes escogen comerse el pastel y conservarlo en la mano. Es la perfecta sutileza de la serpiente exitosamente en acción, sembrando y regando la cizaña.
Como tú no puedes discernir nuestro Evangelio, el cual es el Evangelio, no de obras, no de iniquidad llamada “gracia,” sino de la verdadera gracia, el mismo Evangelio que predicaron Pablo y los apóstoles, debemos concluir o por lo menos sospechar que tú has sido atrapado por el destructor aunque en forma muy bonita. Él es un magnífico devorador de almas, agradándolas mientras las destruye. El mundo entero está en tinieblas, pero especialmente el cristianismo religioso:
“La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad!” (Mateo 6:22-23 LBLA)
¿Qué tan grande es la victoria que tú declaras que Jesucristo ha ganado por un precio tan alto como el de Su santa sangre? El Señor y las Escrituras dicen que ni por cerca suficiente. Tu idea de victoria es Su idea de una derrota trágica y vergonzosa.
Nosotros te preguntamos: “¿Qué general del ejército estaría satisfecho con la ‘victoria’ que el cristianismo nominal Le atribuye a Cristo, donde el enemigo destruye a muchos más de los que el general ganador es capaz de salvar, aun de los propios?”
Eso es asumiendo que tú crees en el tormento eterno para grandes multitudes, mientras que relativamente pocos serán redimidos. ¿Tal vez nosotros estamos equivocados en asumir eso? Si es así, ciertamente tú no pusiste atención al contenido de nuestra correspondencia con el Sr. Comfort o a los vínculos que le proveímos como evidencia de su error.
Lee The Restitution of All Things.
Víctor Hafichuk
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero