El mundo alaba al que saca lo mejor en los demás, lo cual podría estar bien, pero la mayor necesidad de la humanidad es que saquemos lo peor. Si, leíste eso bien.
Aquellos que hablan la Verdad de Dios sacarán lo peor. Una persona que conocemos comenzó a creer lo que estábamos predicando, lo cual era bastante contrario a sus creencias y prácticas y a las de sus familiares y amigos religiosos hasta ese entonces. Cuando su familia se enteró de que ella quería unirse a nosotros, ellos examinaron nuestro sitio web y nuestra doctrina y se ofendieron; algunos se alarmaron y vinieron con amenazas y maldiciones. Nuestra amiga se sorprendió y se entristeció, como ella lo puso, que sus hijos e hijas y sus cónyuges reaccionarían de una manera tan impía. Después de todo, ella pensó que les había enseñado diferente; todos profesan fe en Jesucristo. La mayoría de ellos son miembros de lo que se conocen como iglesias cristianas y organizaciones religiosas que predican la Biblia, como los Pentecostales Unidos y la Iglesia Cuadrangular. Su hijo menor es pastor y ferviente en las obras en el Nombre de Dios. El hablar y las obras están ahí.
Ella siempre había tratado de sacar lo mejor en ellos, de enseñarles a sus hijos a creer, hablar, y actuar como cristianos, según su entendimiento. Poco sabía ella que lo que ellos necesitaban era la Verdad en vez de doctrina, esencia en vez de forma, realidad en lugar de religión y reprensión en lugar de alabanza. Poco sabía ella que ellos necesitaban exposición en vez de exhibición. No era suficiente vestir a los perros con lana y hacer que se vieran como ovejas. Ellos necesitaban ser expuestos como los perros que son y que se les hablara la verdad (que son perros y que solo la obra milagrosa del poder de la resurrección de Jesucristo podría hacer de ellos ovejas, nuevas criaturas en Cristo). Solamente Su justicia cuenta, y los facsímiles razonables no serán suficiente.
La verdad predicada en nuestras cartas y en nuestro sitio web les dijo a ellos que estaban equivocados, en oscuridad, errados, que no estaban dentro del Reino de Dios, y que no agradaban a Dios como suponen (en resumen, son perros), sacando lo peor de ellos. Para los religiosos que son consumidos por su propia justicia, su exposición es impactante, pero necesariamente manifiesta la realidad de su estado. Cuando lo peor sale, pueden decidir continuar en eso y empeorar aún más, o pueden decidir arrepentirse y venir al Señor para ser cambiados, para que Lo adoren a Él en espíritu y en verdad con un corazón nuevo, lo que sólo Él puede darles.
¿Acaso Jesucristo y Sus discípulos no sacaron lo peor del hombre? ¿No les advirtió Jesús a Sus discípulos que serían odiados por todos los hombres como lo fue Él? ¿No los mataron los hombres? Sin embargo, en el proceso de su exposición, la salvación llegó a los asesinos. De hecho, algunos experimentaron un cambio total de actitud y de acciones. Como el apóstol Pablo, anteriormente conocido como Saulo de Tarso, escribió a los nuevos conversos:
“Solamente habían oído decir: Aquel que antes nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. Y glorificaban a Dios en mí” (Gálatas 1:23-24).
Primero hay que exponer e identificar lo peor. Sólo entonces puede venir la verdadera solución. Así como el blanqueado que cubre, pero no cambia, así la religión encubre la naturaleza corrupta mientras la corrupción permanece. Solamente un reemplazo total de una vieja naturaleza por una nueva será suficiente. Necesitamos que los hombres hablen la verdad, para que lo peor salga en aquellos que escuchan la verdad.
Víctor Hafichuk (Agosto 6,2008)