“No todo el que Me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en el Cielo.” (Mateo 7:21 RVG)
Millones profesan ser nacidos de nuevo por el Espíritu de Dios. Millones dicen que “Jesús es Señor” y que ellos ya caminan o quieren caminar con Él. Edificio tras edificio y organización tras organización, se levantan en el “Nombre de Jesús.” No hay escasez de obras ni de palabras, supuestamente para Su gloria. Pero ¿qué de la realidad?
Usted dice que es cristiano. Usted dice que ama al Señor, que quiere magnificar Su Nombre y que Él se manifieste en su vida. ¡Bien! ¿Está usted preparado para morir? ¿Está preparado para renunciar a su trabajo, su hogar, su familia, su iglesia, sus comodidades y su seguridad? ¿Está preparado para ser rechazado, despreciado, marginado por todos aquellos a quienes ha apreciado, tanto familia como amigos?
¿Está usted preparado para dejar lo que usted cree por lo que es verdad y tomar la cruz?
¿Está usted preparado para renunciar a todos los derechos sobre sí mismo, a vivir sin la certeza de un salario, vocación, relación, hogar o cualquier cosa de este mundo? ¿Está usted preparado para ser diferente e identificarse con otros que han sido rechazados y despreciados por la sociedad, por las instituciones y por las autoridades y ciudadanos ricos y respetables de este mundo? ¿Está usted dispuesto a dejar de hablar y “saber” y considerar que usted no sabe tanto como cree acerca de lo que significa identificarse con Jesucristo en este mundo que está bajo el maligno?
¿Está preparado para abandonar lo que usted cree por lo que es verdad, preparado para dejar su cómoda banca y tomar su cruz? Si usted no ha tenido que hacer estas cosas, usted no ha sido de los Suyos.
En los días de Martín Lutero y por muchos oscuros siglos hasta entonces, profesar a Cristo fuera de la Iglesia Católica Romana significaba la pérdida de propiedades, derechos y la vida misma. En los días de Juan Wesley, los creyentes fuera de la Iglesia de Inglaterra enfrentaron persecución mortal por su fe. Muchos perdieron sus posesiones, su libertad y sus vidas. Pero ¿qué se requiere para ser un luterano o un metodista hoy? Nada más que pronunciar unas pocas palabras y quizás firmar para la membresía. Sucede lo mismo con la mayoría de iglesias organizadas que usan el Nombre de Cristo.
Los anabaptistas en un tiempo murieron por su fe. Hoy, sus descendientes son aceptados por el mundo, aunque practican el separatismo en varios niveles. Los pentecostales en otro tiempo fueron despreciados como “del diablo,” pero ahora ellos son aceptados por, y van con, la corriente del mundo. Eso es así porque todos ellos son del mundo, no del Reino de Dios. No es que ellos hayan sido verdaderos solamente por haber sido perseguidos por profesar a Cristo. Muchos son perseguidos, no por ser de los Suyos, sino por ser diferentes, porque se rehúsan a conformarse al cristianismo establecido.
Sea por Dios o no, hay un precio que pagar por ser diferente. Si usted no está pagando ningún precio, es porque usted se conforma al dominio del príncipe de este mundo. Usted no es problema para Satanás. Sin embargo, si usted está pagando el precio del rechazo del mundo, ¿lo está pagando porque es a Cristo en usted a Quien aborrecen, o simplemente porque usted es diferente?
Pablo le escribió a Timoteo: “Todos los que vivan piadosamente en Cristo sufrirán persecución” (2 Timoteo 3:12). Hay dos clases de persecución, la fructífera y la infructífera. ¿Ha sufrido usted por causa de Su justicia, por el Nombre del Señor, o por su propia justicia como religioso que provoca que la gente naturalmente lo rechace a usted?
Hoy en día no es diferente a todos los días en los tiempos Bíblicos y después. Las cosas no han cambiado. Si usted no ve en su vida las cosas que les sucedieron a ellos, entonces usted está con el mundo y seguramente perecerá con el mundo, a menos que se arrepienta.
¿Qué precio ha pagado usted para caminar con el Señor?
Los ministros de Satanás salen como ministros predicando la justicia, entregando tratados, hablando paz.
Usted dice que usted tiene fe. Hasta los demonios tienen fe:
“Tú crees que hay un Dios; bien haces; también los demonios creen y tiemblan.” (Santiago 2:19 RVG)
(Lean Los Demonios También Creen en Dios.)
¿Dónde queda usted entonces?
Usted dice que usted tiene obras en Su Nombre. ¿Qué de esto?:
Mateo 7:21-23 RVG
(21) “No todo el que Me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en el cielo.
(22) Muchos Me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu Nombre, y en Tu Nombre echamos fuera demonios, y en Tu Nombre hicimos muchos milagros?’
(23) Y entonces les protestaré: ‘Nunca os conocí; apartaos de Mí, obradores de maldad.’”
Los ministros de Satanás salen como ministros predicando la justicia, “testificando” en el Nombre del Señor Jesús, repartiendo tratados, alimentando a los pobres, hablando paz:
2 Corintios 11:13-15 RVG
(13) Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, disfrazándose como apóstoles de Cristo.
(14) Y no es de maravillarse, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
(15) Así que, no es gran cosa si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
¿Dónde lo deja eso a usted?
Usted dice que usted va a la iglesia y lee su Biblia. Los hijos de Satanás hacen todo eso y más.
Usted dice que Dios es su Padre. Otros han dicho lo mismo:
Juan 8:39-43 RVG
(39) Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.
(40) Mas ahora procuráis matarme a Mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; Abraham no hizo esto.
(41) Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un Padre tenemos, que es Dios.
(42) Jesús entonces les dijo: Si Dios fuese vuestro Padre, ciertamente Me amaríais; porque Yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de Mí Mismo, sino que Él Me envió.
(43) ¿Por qué no entendéis Mi lenguaje? Porque no podéis escuchar Mi palabra.
Usted dice que ha tenido una experiencia de salvación. Los hijos de Satanás dicen lo mismo:
Hechos 8:12-13 RVG
(12) Pero cuando creyeron a Felipe, que les predicaba acerca del Reino de Dios y el Nombre de Jesucristo, fueron bautizados, así hombres como mujeres.
(13) Entonces Simón mismo también creyó, y cuando fue bautizado, permaneció con Felipe, y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. …
Hechos 8:18-23 RVG
(18) Cuando Simón vio que el Espíritu se daba por la imposición de las manos de los apóstoles, les ofreció dinero,
(19) diciendo: “Dadme también a mí esta autoridad, de manera que todo aquel sobre quien ponga mis manos reciba el Espíritu Santo.”
(20) Entonces Pedro le dijo: “Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero.
(21) No tienes parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.
(22) Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón.
(23) Porque veo que estás en hiel de amargura y en cadena de iniquidad.”
Usted dice que usted no bebe ni fuma, que usted va a la iglesia y lee la Biblia. Los hijos de Satanás hacen todo eso y más. Ellos también ayunan y dan diezmo y oran y dan donaciones. ¿Dónde queda usted entonces?
Quizás usted se ha memorizado mil versículos o libros enteros de las Escrituras. Algunos musulmanes se memorizan ¡todo el Corán! El conocimiento envanece (1 Corintios 8:1).
Tal vez usted podrá decir que ha sufrido la pérdida de todas las cosas. Igual les ha pasado a los budistas, comunistas, ba’hais, católicos, mormones, Testigos de Jehová, a los de Moon y a muchos otros. ¿Dónde queda usted entonces?
¿Ha podido usted discernir entre el bien y el mal, entre los falsos hermanos y los verdaderos? ¿Ha podido ver usted que los falsos profetas son realmente muchos y que están dentro del campamento, mientras los verdaderos son extremadamente escasos y están fuera del campamento?
Hebreos 13:12-14 RVG
(12) Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo con Su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
(13) Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando Su vituperio.
(14) Porque no tenemos aquí ciudad permanente, mas buscamos la por venir.
Si usted nunca ha salido fuera de la puerta y del campamento, usted nunca ha sido de los Suyos.
¿Piensa usted que el cristianismo es un camino “feliz” en la tierra? Si es así, usted no ha probado ni el fuego ni la muerte, los cuales le vienen a toda persona que toma la cruz y lo sigue a Él.
¿Cómo supone usted ser del Señor cuando usted no ha tenido que morir? ¿No ha oído usted que solamente los hombres muertos pueden ser Suyos?
Mateo 16:24-25 RVG
(24) Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
(25) Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará.”
(Lea La Cruz – Sólo la Sentencia de Muerte Servirá.)
Todos en Cristo son llamados a la cruz, a ser alienados, perseguidos y aborrecidos por parte de este mundo.
¿Se cuenta usted entre los hijos de corrección? ¿Lo ha reprendido y corregido severamente Él a usted?
Hebreos 12:4-8 RVG
(4) Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado.
(5) ¿Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige? Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor, ni desmayes cuando eres de Él reprendido.
(6) Porque el Señor al que ama castiga, y azota a todo el que recibe por hijo.
(7) Si soportáis el castigo, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga?
(8) Pero si estáis sin castigo, del cual todos son hechos partícipes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Usted dice que “no todos somos llamados al mismo estilo de vida.” Mientras uno en Cristo puede ser un granjero y otro un empresario, todos son llamados a la cruz, a ser marginados, perseguidos y aborrecidos por parte de este mundo:
Juan 15:18-19 RVG
(18) “Si el mundo os aborrece, sabed que a Mí Me aborreció antes que a vosotros.
(19) Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.”
Mateo 10:34-39 RVG
(34) “No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he venido para meter paz, sino espada.
(35) Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra.
(36) Y los enemigos del hombre serán los de su propia casa.
(37) El que ama padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí.
(38) Y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí.
(39) El que hallare su vida, la perderá; mas el que perdiere su vida por causa de Mí, la hallará.”
Usted dice que ha sufrido tribulación. Las deudas se acumulan; el carro se arruinó; su jefe se enojó con usted sin razón alguna; los niños se enfermaron. ¿Son esas las tribulaciones de que hablan las Escrituras? ¿Son estas cosas prueba de que usted es de los Suyos? ¿No sufren las mismas cosas y peores los que son del mundo? ¿Son ellos de los Suyos? Estas cosas bien podrían indicar más bien que usted no es de los Suyos:
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” (Juan 3:36 RVG)
No, la verdadera tribulación de Dios es la interior, una agonía del alma delante de Él, una amarga mirada a uno mismo, con un vacío y anhelo por la realidad no de este mundo; esta tribulación involucra un quebrantamiento del espíritu y más.
“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás Tú, oh Dios.” (Salmo 51:17 RVG)
Si usted se regocija cuando le hacen mal a usted por causa de Cristo, usted es de los Suyos. De otra manera, no lo es.
“Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mateo 5:3).
¿Qué significa ser pobre en espíritu? Veamos…
“Bienaventurados los que lloran: porque ellos serán consolados” (Mateo 5:4).
El mundo llora hasta la muerte. No es suficiente llorar o estar muy insatisfecho con las circunstancias propias. Muchos acuden al suicidio y a las drogas por esa misma razón. Uno tiene que estar abierto a más….
“Bienaventurados los mansos: porque ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5).
Entonces aparte de llorar, uno debe ser manso (humilde). Pero ¿es suficiente ser humilde? ¿No hay muchos así en este mundo, los cuales no parecen interesados en las cosas de Dios? Necesitamos la clase de humildad que busca a Dios.
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados” (Mateo 5:6).
¿Seremos saciados si no estamos preparados para caminar en rectitud y humildad para con otros y hacer con los demás como querríamos que se hiciera con nosotros? Muchos claman: “Queremos orden, paz, justicia y prosperidad,” pero a ellos les falta compasión por otros. Entonces…
“Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos recibirán misericordia” (Mateo 5:7).
Pero ¿está usted seguro que usted es de los Suyos por ser misericordioso? ¿Será suficiente? ¿Cuál es su motivación?
“Bienaventurados los de corazón puro: porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).
Cuando usted no solamente se haya vaciado, sabiendo que es así, sino cuando usted haya deplorado su propio estado y aprendido a ser humilde, cuando haya tenido hambre y sed de justicia y haya ministrado a otros con un corazón puro, entonces y sólo entonces verá usted a Dios. En este punto, usted será un pacificador.
“Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9).
Como tal, ¿espera usted ser amado y aceptado? ¿Recibirá agradecimiento de los hombres? No, así que no busque recompensa de los hombres de este mundo:
“Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justica: porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los persigan y hablen toda clase de males falsamente contra ustedes por Mi causa. Regocíjense y salten de gozo porque grande es su recompensa en el Cielo: porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes” (Mateo 5:10-12).
Usted será aborrecido y despreciado, como lo fue Él, porque ahora usted es de los Suyos, no de este mundo. El Reino de los Cielos es suyo, dentro de usted y usted dentro del Reino. Y esta es una señal para mostrarle que usted es Suyo… si en vez de lloriquear, enojarse, defenderse, argumentar, razonar, justificarse y vengarse usted mismo, usted se regocija y se siente extremadamente feliz cuando le hacen mal a usted por cause de Cristo en usted, usted es Suyo. De otra manera, no lo es.
Esta persecución o rechazo durará solamente por un período de tiempo relativamente corto. En lo que usted camine, el mundo lo aborrecerá continuamente. Si usted no les importa mucho a ellos por ahora, bien podría ser que no haya mucho en usted que importe.
Hay vida para los que mueran en Él. Hay salvación para los que venzan hasta el final.
Yo no digo que usted no va a llorar, entristecerse, enojarse o desanimarse y hasta desesperarse externamente. Aún el Apóstol Pablo conoció tales momentos, por años en Su ministerio:
“Porque cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestra carne; antes en todo fuimos atribulados; de fuera, contiendas; de dentro, temores. Mas Dios, que consuela a los abatidos, nos consoló con la venida de Tito.” (2 Corintios 7:5-6 RVG)
Sin embargo, interiormente su espíritu se regocijará. Habrá un gozo verdaderamente indecible, algo que no se puede expresar en ninguna forma externamente, porque usted caminará en comunión con el Señor. Él es su consuelo, gozo y recompensa. Usted ya no es pobre ni está de luto, sino que es rico y está lleno de paz y gozo y justicia. Y aunque su hombre exterior perece, su hombre interior se renueva cada día.
Hay vida para los que mueren en Él. Viene todo para los que dejan todo. Hay salvación para los que venzan hasta el final.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del Árbol de la Vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.” (Apocalipsis 2:7 RVG)
La carrera no solamente se debe tratar de correr; debe ganarse. No hay punto intermedio. Juzguen ustedes mismos, ustedes que profesan a Cristo. Examínense a ustedes mismos si están en la fe, para que no tomen el Nombre del Señor en vano y sean hallados culpables:
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿No os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que seáis reprobados?” (2 Corintios 13:5 RVG)
“No tomarás el Nombre del SEÑOR tu Dios en vano, porque el SEÑOR no tendrá por inocente al que tome Su Nombre en vano.” (Éxodo 20:7 LBLA)
Víctor Hafichuk
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero