“Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad.”
(2 Tesalonicenses 2:11-12 LBLA)
Hay una gran diferencia entre la falsedad y el engaño. Se ha dicho que la falsedad es 90% mentira y 1% verdad, mientras que el engaño es 90% verdad y 1% mentira. ¡Qué cierto!
Si un mesero le trajera a usted un plato de veneno obvio, ¿se lo comería usted? ¿Qué tal que fuera la mitad comida buena y la mitad veneno? Si él le trajera a usted 90% buena comida y el resto veneno, ¿se lo comería usted? No si usted supiera que es veneno, a menos que usted fuera ignorante de los efectos letales del veneno y se engañara por la apariencia y sabor de la comida.
El engaño tiene que parecer algo diferente a lo que es, conteniendo lo que es real y verdadero.
¿Qué tal si el plato estuviera compuesto de buena comida en su totalidad, excepto que con una pizca de veneno en la orilla? ¿Se lo comería usted? Usted se indignaría, se quejaría con el gerente, se iría de allí, y tal vez los demandaría, pero usted no se comería el veneno al verlo allí a simple vista.
Ahora, digamos que el mesero lo escondió todo en la comida. Digamos que sólo el 1% de la comida era veneno y lo demás buena. ¿Se la comería usted? Dado que usted habría tenido cierta seguridad razonable de que tal posibilidad era muy improbable, usted sí se la come. ¿Cuántas personas van a los restaurantes y ponen su fe en extraños, sin temer por un momento ser envenenados, sea intencionalmente o no? Y muchos han sido envenenados, la mayoría en formas insospechadas, con resultados negativos que aparentemente no tienen relación.
Así es con el engaño. El engaño no sería engaño si no fuera engañoso. Para ser engañoso, debe parecer algo diferente a lo que es, conteniendo algo bueno y deseable, real y verdadero.
El mesero conspirador puede traer veneno con la apariencia de buena comida, o él puede traer genuina comida nutritiva, sabrosa, tentadora, y hacer que usted se coma el veneno escondido. Lo primero es una falsedad típica – 1% verdad y 90% mentira; lo último es típico engaño – 90% verdad y 1% mentira. Muchos piensan en términos de falsedad y de cómo evitarla. A menudo ellos no reconocen el engaño, el cual es igualmente mortal, y ellos ya están atrapados.
Jesús dijo:
“El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10 LBLA)
Satanás es el archi-engañador. Él es un ser espiritual, muy poderoso, muy astuto. Él conoce su negocio. Hay a quienes él les da de comer veneno y ellos se lo comen felices. ¿Por qué? Porque nunca han conocido algo mejor. Esos son hijos de las tinieblas, sus esclavos de nacimiento. Ellos consumen cualquier falsedad porque no han conocido la verdad y no tienen manera de comparar o de discernir la falsedad. Ellos caminan en muerte.
El enemigo puede servir veneno poco a poco para que tenga su efecto acumulativo sobre la víctima.
Luego están los que no caerán con lo obvio. Como han probado de la verdad, tienen poder para resistir, en una medida, pues ya no son del todo esclavos del mentiroso. A estos, Satanás tiene que servirles algo de lo verdadero a lo cual ellos ya están acostumbrados. Sólo entonces podrán ellos comerse el veneno escondido, a menos que Dios les dé gracia.
Ahora, el enemigo puede tratar de servir una dosis de veneno masiva y fatal, o él puede servirla poco a poco para que tenga su efecto acumulativo sobre la víctima a su debido tiempo. El final siempre es el mismo. Las dos cosas se disfrazan de lo verdadero; las mentiras están ocultas en la verdad, lo falso en lo real. Si un falsificador desea pasar dinero falso, lo lógico y estratégico que puede hacer es esconderlo en medio de dinero verdadero para promover confianza y evitar las sospechas.
Hace décadas, el Señor me ordenó que saliera de toda vida y actividad religiosa del mundo cristiano nominal, especialmente de sus iglesias, y que ya no tuviera nada que ver con sus costumbres, tradiciones, formalismos, doctrinas y sistemas. Él me informó que una aglomeración de verdad y error estaban destruyendo a Su pueblo. Yo tenía que dejarlo todo atrás como a mi propio excremento.
Inicialmente, mi esposa y yo fuimos guiados a leer la Biblia casi exclusivamente. Por la mayor parte, eso hemos hecho. Desde entonces, de vez en cuando, yo he mirado programas cristianos, he leído literatura, he oído de grandes “avivamientos” o “moveres de Dios,” y he pensado: “¿Qué hay de malo con lo que están diciendo y haciendo ellos? Están predicando algunas verdades de la Biblia, especialmente la salvación a través del Señor Jesucristo por Su muerte y resurrección. La gente se convierte, se sana, son liberados de sustancias y hábitos adictivos; los matrimonios se restauran, las familias se vuelven a unir, se corrigen las finanzas, se arreglan las enemistades, los tiranos caen, y la gente se junta regocijándose y unidos, en vez de ser atormentados y divididos. ¿Qué hay de malo con eso? ¿No hablan los frutos por sí solos?”
“Donde una vez hubo desesperación, ahora hay esperanza; donde hubo tristeza, ahora hay gozo; quienes quitaban, ahora dan; donde había odio, ahora hay amor; donde hubo adulterio y fornicación, ahora hay fidelidad y castidad; quienes iban a los bares, ahora van a las iglesias; donde había pornografía y obscenidad, ahora leen la Biblia. ¡¿Cómo es posible que haya algo malo con eso?!”
En todas esas cosas que inicialmente parecían ser grandes obras de Dios, había engaño.
Yo pensé: “De seguro es que nos hemos engañado solos y nos hemos vuelto hipócritas espirituales prejuiciosos – separatistas, fariseos, santurrones y contraproducentes al Reino de los Cielos – ¡tan engañados que no podemos apreciar lo bueno y lo real cuando lo tenemos frente a los ojos! ¿Nos habremos perdido? Señor, ¿qué nos ha sucedido? ¿Estás Tú entre nosotros o no?”
Entonces venían los de Amalec hostigando y traspasando a los israelitas que habían dudado diciendo: “¿Está Dios entre nosotros o no?” (Éxodo 17:7-8). Con la duda venía la culpa, la vergüenza, la turbulencia, la confusión y el temor. Los amalequitas me han turbado a mí incontables veces.
Sea por desobediencia al mirar atrás y exponerme a mí mismo a estas cosas, o por tentaciones ordenadas por Dios para probarme (Mateo 4:1), yo he sido probado y he tenido terribles batallas. Y en todas esas cosas que inicialmente parecían ser grandes obras de Dios, invariablemente había engaño y los hombres y sus obras quedaban finalmente expuestos.
¿No dicen las Escrituras que el hombre de pecado vendría con poder, señales y maravillas engañosas, haciendo milagros y haciéndose pasar como Dios?
2 Tesalonicenses 2:3-12 LBLA
(3) Que nadie os engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición,
(4) el cual se opone y se exalta sobre todo lo que se llama dios o es objeto de culto, de manera que se sienta en el Templo de Dios, presentándose como si fuera Dios.
(5) ¿No os acordáis de que cuando yo estaba todavía con vosotros os decía esto?
(6) Y vosotros sabéis lo que lo detiene por ahora, para ser revelado a su debido tiempo.
(7) Porque el misterio de la iniquidad ya está en acción, sólo que aquel que por ahora lo detiene, lo hará hasta que él mismo sea quitado de en medio.
(8) Y entonces será revelado ese inicuo, a quien el Señor matará con el Espíritu de Su boca, y destruirá con el resplandor de Su venida;
(9) inicuo cuya venida es conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos,
(10) y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
(11) Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira,
(12) a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad.
Los escogidos no caerán por lo obvio. Ellos deben ser probados de acuerdo a su estatura.
¿No vienen los falsos ministros en el Nombre del Señor Jesucristo?
“Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en Mi Nombre, diciendo: ‘Yo soy el Cristo [Jesús es Cristo],’ y engañarán a muchos.” (Mateo 24:4-5 LBLA)
“Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz. Por tanto, no es de sorprender que sus servidores también se disfracen como servidores de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.” (2 Corintios 11:13-15 LBLA)
“Por tanto, cuando veáis la abominación desoladora, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; el que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.” (Mateo 24:15-18 LBLA)
¿No dijo Jesús que el engaño sería tal que, si fuera posible, engañaría aun a los escogidos?
“Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos.” (Mateo 24:24 LBLA)
¿Cómo sería posible tal cosa, a menos que lo falso se parezca mucho a lo verdadero? Por supuesto, los escogidos no van a caer por lo obvio. Ellos deben ser probados de acuerdo con su estatura. Un niño no es enviado a pelear con un boxeador adulto. Uno no le da a un levantador de pesas experimentado pesas que no sea un reto levantar.
A su tiempo, se manifestaba la verdad, el engaño quedaba expuesto, y su poder era neutralizado.
¿Cuándo es más efectivo tentar a alguien para que coma? Cuando tiene hambre, por supuesto. Algunos comerán casi cualquier cosa, si tienen bastante hambre.
“El hombre saciado aborrece la miel, pero para el hombre hambriento todo lo amargo es dulce.” (Proverbios 27:7 LBLA)
En el pasado, hemos estados solos y solitarios, buscando y hambrientos de amistades, de significado tangible, de la manifestación de Dios. Fuimos probados, pero encontramos la salida del engaño, por gracia de Dios. Simplemente, Él nos guardó, dándonos testimonio interior y confirmación en las Escrituras, discernimiento y sabiduría para saber la diferencia entre lo falso y lo verdadero. A su tiempo, se manifestaba la verdad, el engaño quedaba expuesto, y su poder era neutralizado.
En este último tiempo, el Señor me hizo saber una verdad que no recuerdo que Él me haya mostrado antes. Él me mostró que el engaño, para que sea poderoso y efectivo, tenía que venir en un plato lleno de comida buena, que no había otra manera. Yo no había entendido esto antes; de algún modo yo estaba bajo la equivocada impresión de que lo falso se presentaba como la verdad, que se daba una falsificación.
Con toda seguridad, tal es el caso a menudo. Hay muchas cosas artificiales que se presentan como reales – flores, comida, dinero, maquillaje y pelucas; lo mismo ocurre en lo espiritual. Pero la verdadera esencia del engaño es que lo falso se esconde en lo verdadero, sin presentarse como lo verdadero.
¿Cómo sabe uno que hay veneno en la comida, cuando está escondido en comida que se mira tan buena, y no sólo se mira buena, sino que es buena? ¿Cómo sabe uno que realmente no está rechazando un plato de genuina buena comida de parte del Señor y por lo tanto cayendo en condenación? Solamente por el Señor. He mencionado que Él nos guardó, dándonos testimonio, confirmación, discernimiento y guianza Escritural.
Que alguien pase tiempo en las Escrituras con el Señor, en vez de en las obras de los hombres, sin importar lo famosos, populares, educados o impresionantes que puedan ser. Ese alguien quedará muy sorprendido al descubrir el error y cómo estos hombres estudiosos con todos sus títulos y diplomas están en tantas tinieblas, presumiendo guiar a otros hacia la luz en el Nombre del Señor (por supuesto, el Señor debe revelar las Escrituras). Los engañadores y los engañados cayendo en la misma cuneta.
Ponga su confianza en el Camino, la Verdad y la Vida, el Único que es Totalmente Fiel.
Además, he aprendido que el bien y el mal, la verdad y el error pueden parecer idénticos; no hay forma de saber la diferencia por nuestro propio juicio. Se necesita la gracia de Dios para entender y ser liberado del poder del engaño. Satanás viene como ángel de luz, no de tinieblas; como predicador del Evangelio, no de la destrucción y de la desesperanza; él viene como un mensajero bueno, no como uno malo.
Satanás viene a través de los hombres, así como el Señor viene a través de los hombres. De hecho, Satanás gusta de las cosas que son de los hombres y seguramente agradará a aquellos que no han sido crucificados al mundo ni el mundo a ellos, los que viven en la carne y no en el Espíritu. Satanás viene con un llamado a la satisfacción y al disfrute, pero Jesús viene con un llamado a la muerte y a negarse a uno mismo.
¿Discernirá usted cuál es cuál? Solamente por gracia y misericordia de Dios. Nosotros no somos nuestros salvadores. Ponga su confianza en el Camino, la Verdad y la Vida, el Único que es Totalmente Fiel.
“Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará.” (Mateo 16:24-25 LBLA)
Víctor Hafichuk
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero