La Marca de la Bestia y el Sello de Dios

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Este documento fue la respuesta a alguien que me preguntó sobre la marca de la bestia. Pero ella no me preguntó sobre el sello de Dios. Muchos no consideran ese tema porque creen que tienen asegurado el sello de Dios, pero ellos ni saben qué es eso. Pero cuando ellos aprendan cuál es el sello de Dios, sabrán cuál es la marca de la bestia.

Cuando Moisés tenía cuarenta años, él tenía en su corazón el ayudar a su pueblo, Israel. Pero en sus propias fuerzas, él fracasó y tuvo que huir por su vida. Por otros cuarenta años, él estuvo en un desierto, tanto físico como espiritual.

Luego Dios se le apareció y lo envió a Egipto para liberar a Israel. Cuando Moisés llegó allí, fue atacado por los magos de Faraón. Ellos pudieron copiar los primeros milagros que Dios le dio poder de hacer a Moisés. Ellos tenían poder. ¿Por qué? Porque ellos tenían la marca de la bestia, pero Moisés los venció porque él tenía el sello de Dios.

El sello de Dios es la sentencia de muerte. Es la crucifixión de nuestra propia vida y la única marca de distinción entre el bien y el mal, entre los hijos de Dios y los moradores de la tierra, entre los que son de Dios y los que no lo son.

Las grandes obras pueden hacerlas los de la las tinieblas así como los de la luz. Ambos pueden hacer milagros y maravillas y hasta hacer descender fuego del cielo (Job 1:16; 2 Tesalonicenses 2:9-10; Apocalipsis 13:13-14). Pero el poder de las tinieblas es limitado. Moisés prevaleció sobre los magos de la corte de Faraón, porque él tenía el poder de Dios. ¿Cómo recibió él ese poder? Él murió.

Las ambiciones de Moisés se desvanecieron más allá de toda esperanza. La obra que él había tratado de hacer por su cuenta, había fracasado muchos años atrás. Pero, aunque su poder fue sembrado en corrupción, fue levantado en incorrupción; se sembró en debilidad y derrota, pero se levantó en poder y victoria (1 Corintios 15:42-43, 53-55). Era la obra de Dios en Moisés, así como la crucifixión, entierro y resurrección de Jesucristo; igual que la señal de Jonás quien también “murió,” fue “sepultado,” y al tercer día, “volvió a la vida.” La muerte y la resurrección son la señal del Hijo del Hombre, la señal de la vida verdadera; ese es el sello de Dios.

El apóstol Pablo dijo que él se había propuesto no saber nada más que a Cristo crucificado (1 Corintios 2:2). Él conocía el secreto de Dios, porque él tenía el sello de Dios en su frente. Él tenía la sentencia de muerte sobre sí mismo (Romanos 6:4, 10-11; 2 Corintios 1:9). Ese es el sello de Dios. Esa es la marca de un verdadero siervo del Señor. Es Cristo formado en nosotros (Gálatas 4:19).

Así como el grano que es sembrado en tierra germina y crece, produciendo más granos, así en la completación de los tiempos, somos resucitados en poder y gloria con Cristo para servirle en la obra que Él ordene (Gálatas 2:20). Cuando Dios nos aplica Su sello, el mundo y la mente carnal lo mira como fracaso, falsedad, derrota y humillación. Cristo fue muerto – Él fue humillado, y eso públicamente. Pero esa crucifixión fue el camino de la victoria; Su muerte fue el juicio y la salvación del mundo.

Igual sucede con todos los que son Suyos. Todos deben sufrir una muerte pública, en obediencia, en silencio y humildemente, y deben ser pacientes para la segura resurrección que sigue. Según sucedió con la cabeza, así debe ser con el Cuerpo y con cada miembro del mismo. De otra manera, no somos Suyos.

Como miembros del Cuerpo de Cristo, no nos queda otra opción que morir. Pero saber la verdad nos ayuda a atravesar nuestro desierto, a pasar nuestra muerte, a recibir el sello de Dios en nuestras frentes, lo cual es una experiencia dolorosa. Sería mucho más fácil ser sellados literalmente con un hierro intensamente caliente.

Una vez que la muerte ha llegado a un alma llamada por Dios para ser Suya, nada podrá dañarle ni hacerle nada. Ya no le importa lo que otros puedan pensar o hacer. Él es un hombre muerto.

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de Mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el Nombre de Mi Dios, y el nombre de la Ciudad de Mi Dios, que es la Nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de Mi Dios, y Mi Nombre nuevo. “ (Apocalipsis 3:12 RVG)

Él reconoce que no hay poder más que el de Dios. Él sabe que no importa lo poderoso que el enemigo pueda ser, él no tiene nada que temer. Y no importa si el enemigo prevalece por un tiempo. Él sabe que todo está en manos de Dios.

Efesios 2:4-7 LBLA
(4) Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó,
(5) aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados),
(6) y con Él nos resucitó, y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús,
(7) a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de Su gracia por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Aunque la carne todavía agoniza y flaquea y teme (Romanos 7:18), el hombre interior ha llegado a una paz y tranquilidad que prevalecen.

Moisés era un hombre temerario y enérgico a los cuarenta años. Él se sentía seguro de sí mismo. Él pensó liberar a los hijos de Israel por sus propias fuerzas. Desde el vientre de su madre, tuvo en su corazón redimir a Israel. Poco sabía él en ese tiempo que él era solamente un grano para siembra y no uno de cosecha. Poco sabía él que aún tenía que ser plantado, humillado y quebrantado. Poco sabía él que estaba confiando en el poder de la bestia, el poder del hombre de pecado, el primer Adán, el cual ha estado bajo el poder y dominio de la astuta bestia, la serpiente del Edén.

Vemos que el sello de Dios es la sentencia de muerte que nos quebranta. Entonces, ¿qué es la marca de la bestia? Es la exaltación de la carne, la elevación del hombre, haciéndolo temerario y atrevido, capacitándolo para copiar las obras de Dios como lo hicieron Janes y Jambres. Es el orgullo y energía de la carne que tienen en la radio y TV todos esos evangelistas y predicadores, diciendo que sirven a Dios.

¿A quién engañan ellos? Sólo a los que no han muerto. Ellos engañan a los que han escogido vivir, los que han evitado negarse a sí mismos y tomar la cruz para seguir al Señor. Ellos engañan a los que también han aceptado la marca de la bestia, la cual los empodera para hacer cosas que agradan a los hombres.

“Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el mismo hoyo.” (Mateo 15:14 RVR)

Los religiosos tienen su recompensa; ellos viven, florecen, ríen… por ahora. En todas estas cosas ellos exhiben la marca de la bestia. Ellos hablan con poder y el mundo los acepta. Se les permite dar y recibir entre ellos mismos, comprar y vender. La bestia les ha concedido tal privilegio con su marca. Y Jesús dijo:

“Pero ¡ay de vosotros los ricos!, porque ya estáis recibiendo todo vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque os lamentaréis y lloraréis. ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.” (Lucas 6:24-26 LBLA)

En todas esas cosas, cuando ellos creen estar demostrando que son de Dios, están demostrando y comprobando a quienes tienen ojos para ver que ellos son de la bestia. Y reciben el poder para hacer grandes cosas en el Nombre de Jesucristo:

2 Corintios 11:13-15 RVR
(13) Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.
(14)Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
(15) Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

Ellos son insolentes, presuntuosos, orgullosos, altivos, los ojos se les saltan de gordura, comilones, satisfechos en sí mismos, amadores de sí mismos, envidiosos, jactanciosos, blasfemos, ingratos, profanos, sin afecto natural, acusadores falsos, gobernados por sus deseos, enojados, despectivos con los que no son buenos, traidores, amadores de los placeres más que de Dios, siempre aprendiendo pero sin llegar al conocimiento de la verdad (el Señor Jesucristo), tienen apariencia de piedad, pero niegan la eficacia de la misma. De los tales, ¡apártese! (2 Timoteo 3:1-5)

Estos siempre resisten a la verdad, así como Janes y Jambres resistieron a Moisés, hombres de mentes corruptas, réprobos en cuanto a la fe. Pero no llegarán más lejos porque, está escrito, su necedad será manifiesta a todos los hombres. Los hombres malos irán de mal en peor, engañando y siendo engañados (2 Timoteo 3:8-9, 13).

Esa es la suerte de todos los que profesan a Cristo pero que no tienen nada que ver con Él.

La Marca de la Bestia Es la Marca de Caín

Génesis 4:8-15 LBLA
8 Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.
9 Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?
10 Y Él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la tierra.
11 Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
12 Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; vagabundo y errante serás en la tierra.
13 Y Caín dijo al SEÑOR: Mi castigo es demasiado grande para soportarlo.
14 He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de Tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará.
15 Entonces el SEÑOR le dijo: No será así; pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza. Y puso el SEÑOR una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallase no lo matara.

¿Cuál fue la marca que Dios le puso a Caín?

El hermano Juan nos dice esto de Caín: “No como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” (1 Juan 3:12 LBLA)

¿Quién es el maligno? ¿No es la astuta bestia que Dios creó en Edén, la cual sedujo a Eva? Al rechazar el consejo de Dios que se arrepintiera, el pecado tomó el control y Caín se hizo siervo del maligno. Pero Dios puso una marca sobre Caín. Esa marca es el amor que la gente pone, actúa, finge y presume en los círculos religiosos en el Nombre de Dios, simulando piedad.

Con el amor falso viene poder, gran poder. Es impresionante: Mueve y motiva, adula, consuela, consiente, soborna y atrapa. Con su suave y amorosa influencia, hace que uno adopte el punto de vista de quien lo practica.

¿De dónde sacó Caín el poder e influencia para construir una ciudad (una reunión de personas) después de salir de la presencia del Señor?

“Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. (Génesis 4:16 RVR)

Caín construyó su ciudad con sus amorosas y especialmente amigables sonrisas, con sus besos, palabras suaves, favores, abrazos, caricias y apretones de manos. Usted no esperaría eso de un asesino, ¿o sí? Caín se volvió experto en relaciones públicas, en diplomacia, en unir a las personas. Él fue y juntó gente en unidad con…su amor. Y esa era su protección de los que podrían tratar de castigarlo o hacerle daño.

¿Son todas estas cosas que hace Caín malas en sí mismas? ¡Para nada! Nosotros debemos ser amigables, y por naturaleza, así son los santos. Debemos saludar con besos santos, abrazarnos, llevar las cargas los unos de los otros, dar, animar, ser amables y gentiles, ayudarnos los unos a los otros en cualquier forma que podamos ayudar. La diferencia con los que son del Señor es que ellos le adoran a Él en espíritu y en verdad, y ellos hablan la verdad, a costa de ser recibidos o no por los hombres, si es necesario – y siempre lo es, pues los hombres aborrecen oír la verdad. Entonces de lo que estamos hablando es de lo falsificado versus lo real, de lo que es real versus lo que parece ser real.

Con ese amor falsificado, Caín tuvo gran poder con los hombres. Con esta marca, él pudo imitar el verdadero amor y adoración de los hijos de Dios y así tener seguridad con ellos. En verdad, él llegó a ser popular con la gente.

Por eso, Judas escribió acerca de los que tienen la marca de la bestia:

“Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.” (Judas 1:12-13 RVR)

¿Habría Dios causado que Caín fuera un cristiano falso? ¿Por qué no?

Dios envía engaño:

2 Tesalonicenses 2:9-12 RVR
(9) Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,
(10) y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
(11) Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,
(12) a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

Y espíritus de mentira:

1 Reyes 22:19-23 LBLA
(19) Respondió Micaías: Por tanto, escucha la palabra del SEÑOR. Yo vi al SEÑOR sentado en Su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a Él, a Su derecha y a Su izquierda.
(20) Y el SEÑOR dijo: “¿Quién inducirá a Acab para que suba y caiga en Ramot de Galaad?” Y uno decía de una manera, y otro de otra.
(21) Entonces un espíritu se adelantó, y se puso delante del SEÑOR, y dijo: “Yo le induciré.”
(22) Y el SEÑOR le dijo: “¿Cómo?” Y él respondió: “Saldré y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas.” Entonces Él dijo: “Le inducirás y también prevalecerás. Ve y hazlo así.”
(23) Y ahora, he aquí que el SEÑOR ha puesto un espíritu de mentira en boca de todos estos tus profetas; pues el SEÑOR ha decretado el mal contra ti.

“Pero,” podrá objetar usted, “¿no es la bestia la que hace que todos reciban la marca?” Así es, según se ha ordenado desde arriba.

“Pilato entonces le dijo: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte, y que tengo autoridad para crucificarte? Jesús respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre Mí si no te hubiera sido dada de arriba.” (Juan 19:10-11 LBLA)

Así como Dios comisionó a un espíritu a que saliera y engañara a Acab por medio de falsos profetas, y así como Dios le dio a Satanás dirección para atormentar a Job (Job 1 y 2), así la bestia recibió de arriba la capacidad de poner la marca en todos los que debía.

Apocalipsis 13:4-8 LBLA
(4) Y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?
(5) También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.
(6) Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.
(7) Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.
(8) Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.

Apocalipsis 13:11-17 LBLA
(11) Y vi otra bestia que subía de la tierra; tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero y hablaba como un dragón.
(12) Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia, y hace que la tierra y los que moran en ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
(13) También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra en presencia de los hombres.
(14) Además engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tenía la herida de la espada y que ha vuelto a vivir.
(15) Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara e hiciera dar muerte a todos los que no adoran la imagen de la bestia.
(16) Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente,
(17) y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca: el nombre de la bestia o el número de su nombre.

¡Y qué marca tan amorosa y poderosa es esa! Es un poderoso engaño, tan fuerte que hasta los escogidos podrían ser engañados:

“Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos.” (Mateo 24:24 RVR)

La marca de la bestia es la marca de Caín (lea El Amor Falso – La Marca de Caín – disponible sólo en inglés). Es el amor falso y poder carnal para impresionar, inspirar, influenciar y motivar a la humanidad a hacer lo propio.

Caín fue protegido y, al mismo tiempo, entregado a practicar y a reinar con el poder del usurpador de toda la humanidad. Dios estableció esta habilidad y comisión en Caín no sólo por causa de Caín, sino por causa de los santos. La batalla está planteada, con las fuerzas del bien y del mal encerradas en conflicto hasta la muerte la una con la otra. La semilla de Caín se estableció para ser opuesta a los santos de Dios. Pero ¡gloria a Dios, ya se nos ha concedido la victoria por medio de Jesucristo nuestro Señor!

El ejercicio de fe en esta batalla era para desarrollar la madurez de los santos, su potencial completo como hijos de Dios. Al vencer por dentro, estos hijos de Dios se manifestarían para conquistar al enemigo a favor del resto de la humanidad, para redimir y traer, en la completación de los tiempos, a todos los hombres al Reino de su Padre y Redentor.

Los hijos del maligno han retenido sus vidas para poder servirse a sí mismos y a los de su clase, y reciben la marca de la bestia a través de sus mentores y antepasados, por autorización de Dios. Esta es la marca y poder de Satanás, el maligno, la serpiente, la astuta bestia, el destructor, el dragón, el que tiene la autoridad a través de las edades de ejercer dominio sobre los hijos de los hombres, aun los hijos de Dios. Para romper este poder y dominio, el hombre tiene que morir. Es el único camino. El fuego debe combatirse con fuego. La muerte debe ser tratada con un golpe de muerte, la primera muerte debe ser contrarrestada por la segunda muerte. Para reunirse con el Padre, debemos morir con el Hijo, porque solamente a través del Hijo, el Solo y Único Mediador entre los hombres, podemos ser redimidos y restaurados al Edén y a la comunión con Dios.

No hay vida si no es por la muerte en Cristo. No hay nada más que muerte e infierno para nosotros si escogemos vivir y prevalecer en nuestras obras. Podemos tener éxito de este mundo, alabanza de parte de los hombres y otros beneficios terrenales, pero no tendremos el poder, favor y gloria de Dios.

La vida de Pablo fue diferente a la de los hijos de Satanás. La suya fue una vida de aflicciones, persecuciones, manera correcta de vivir, fe, longanimidad, amor y paciencia. Y él dice que todos los que vivan piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución (2 Timoteo 3:10-12).

Para el pecador, lo negro es blanco y lo blanco es negro; la luz le es tinieblas y las tinieblas luz. Mientras para los santos, lo correcto es poder, para el hombre de este mundo, el poder es lo correcto. Para el hombre carnal, el sello de Dios parece como la marca de la bestia, y la marca de la bestia le parece como el sello de Dios. Como lo dijo Pablo:

“Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” (2 Corintios 2:15-16 RVR)

En otras palabras, ¿quién podrá saber o entender estas cosas?

“El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.” (Daniel 12:9-10 RVR)

Víctor Hafichuk

Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero

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