Algunas cosas simplemente no van juntas. Los ejemplos físicos demuestran la necedad de mezclar tales cosas. Mucho más devastadoras son las mezclas espirituales prevalentes que, según presumen los hombres, sirven para bien, las cuales violan la primera verdad de la existencia: Nuestro Dios es un Dios santo.
Existe una mixtura buena y una mixtura mala – muy mala. Dios odia la mezcla incompatible e injustificada más que cualquier otro mal. Él le dijo a la iglesia de Laodicea:
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Quisiera que fueses frío o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi boca.” (Apocalipsis 3: 15-16 RVG)
En los días de Noé, los hijos de Dios (los creyentes) se llegaron a (tuvieron relaciones maritales con) las hijas de los hombres (las no creyentes). Fue una mezcla impía con resultados inevitablemente malos. ¿Qué hizo Dios al respecto? Él los destruyó y todo lo que ellos tocaron.
“Salid de en medio de ellos, y apartaos,” dice el Señor.
Dios no tenía tanto problema con los incrédulos como con la mezcla de los creyentes con los no creyentes. Dios no tiene un problema con que los incrédulos se casen, pero cuando los creyentes se casan con no creyentes, comienza la confusión. Automáticamente se requiere que haya orden. En cuanto a la mixtura prohibida, Pablo les dijo a los Corintios:
2 Corintios 6: 14-18 RVG
(14) No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
(15) ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
(16) ¿Y qué concierto tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo.
(17) Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré,
(18) y seré Padre a vosotros, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.
El Dios del orden no tolera cosas comprometidas y contaminadas.
Éste es un ejemplo sórdido pero válido: Si usted ve excrementos de perro en el césped, usted querría que se eliminase porque es inmundo; es desagradable, apesta, y alguien podría pararse allí. Pero, ¿sería tan imprescindible eliminar el estiércol de su césped como lo sería si estuviera en su plato junto con la comida? Ahora usted está mezclando algo bueno y algo malo. ¿Qué es peor, lo malo por sí mismo en lugares menos problemáticos, o cuando se mezcla con lo bueno?
Incluso mezclar ciertas cosas buenas no es bueno. ¿Usted le pone salsa de tomate a su helado, o chocolate en su sopa de pollo, o mostaza en su pastel de limón? Si bien cualquiera de estos elementos es comestible por sí mismo, no son comestibles cuando se mezclan en ciertas combinaciones. Sí, hasta usted aborrece la mezcla incompatible de las cosas que son buenas en sí mismas.
Lo impuro siempre contamina naturalmente lo que es limpio.
Mucho más nos parecería inaceptable la mezcla de lo limpio con lo inmundo. En repetidas ocasiones, Dios nos exhorta a que ni siquiera toquemos lo inmundo. ¿Y qué pasaría si usted encontrara excremento en su plato? ¿Apartaría y botaría usted el excremento y se comería el resto, lo que es presumiblemente bueno? Usted lo haría sólo si estuviera desesperadamente hambriento o confundido, pero en circunstancias normales, usted tiraría todo el contenido. Todo se vuelve repugnante, aun cuando algo fue bueno en un momento y al parecer siga siéndolo.
Otra cosa que usted bien sabe: Lo limpio nunca hace naturalmente limpio a lo sucio, pero lo sucio siempre contamina naturalmente lo que es limpio. Si usted tiene una bolsa de fruta y una entre cien piezas comienza a podrirse, si no se elimina la fruta podrida, todo se pudrirá. La podrida finalmente contamina a las noventa y nueve limpias. (Esto se aplica a la doctrina religiosa y falsa de los evolucionistas quienes tontamente piensan que las cosas están progresando y mejorando. Por el contrario, todo se está desmoronando.)
Mientras que el desorden necesita poca o ninguna ayuda de nosotros, el orden sí la necesita. El orden jamás ocurre a propósito mientras que el desorden ocurre por sí solo. Un huerto vegetal o de frutas será invadido de maleza si se dejan solos, pero todavía no he visto un jardín desatendido invadido con verduras y frutas. No sucede. Para limpiar, utilizamos productos de limpieza. No necesitamos ensuciadores; esos son automáticos en toda la vida.
En toda la creación, vemos la locura que resulta de la mezcla irracional. Hay animales limpios y animales inmundos. Uno puede utilizar abono de estiércol de vaca para fertilizar un jardín, pero uno no utiliza excremento de perro o de gato para hacerlo.
Tenemos baños de hombres y de mujeres separados; discriminamos por sexo. No alimentamos a los niños con comida para adultos; discriminamos por edad. Los más chicos maman de los pechos de su madre, pero superan esa etapa. No permitimos ciertas plantas, como cardos, en nuestros jardines y campos; discriminamos por especie y uso. Mantenemos los baños lejos de las áreas de comer en las viviendas, discriminando entre la ingestión y la excreción. Nos ponemos sustancias como cremas para la piel en nuestros cuerpos mientras nos lavamos otras como la tierra. Tratamos de evitar la mezcla de estas cosas.
La mixtura no puede tolerarse.
El mal gana al final si permitimos que lo inmundo penetre y continúe. Por ejemplo, el apóstol Pablo aconsejó a los Corintios expulsar al hombre que estaba pecando en medio de ellos para que su influencia no los corrompiera a todos:
1 Corintios 5: 1-7 RVG
(1) En efecto, se oye que entre ustedes hay inmoralidad, y una inmoralidad tal como no existe ni siquiera entre los Gentiles, al extremo de que alguien tiene la mujer de su padre.
(2) ¡Y ustedes se han vuelto arrogantes en lugar de haberse entristecido, para que el que de entre ustedes ha cometido esta acción fuera expulsado de en medio de ustedes!
(3) Pues yo, por mi parte, aunque ausente en cuerpo pero presente en espíritu, como si estuviera presente, ya he juzgado al que cometió tal acción.
(4) En el nombre de nuestro Señor Jesús, cuando estén reunidos, y yo con ustedes en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús,
(5) entreguen a ese tal a Satanás para la destrucción de su carne, a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
(6) La jactancia de ustedes no es buena. ¿No saben que un poco de levadura fermenta toda la masa?
(7) Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado.
No puede tolerarse el mal igualmente que no puede ignorarse un virus mortal en un hospital o restaurante, aunque 99.990% de la institución esté limpia. La mixtura no puede ser tolerada. De eso es que se tratan las cuarentenas y esterilizaciones.
Se requiere de esfuerzo y concentración para controlar y eliminar el mal. Las libertades no son gratis. Las libertades cuestan. Alberta es una provincia libre de ratas, la única así en Canadá. ¿Cómo lo logran los de Alberta? Ellos emplean a personas a tiempo completo para llevar a cabo una vigilancia constante y sistemática y un exterminio implacable. Esto no se hace con ningún otro animal – discriminación por especies y naturaleza. A Alberta le cuesta dinero hacer esto, pero obviamente ellos creen que cuesta menos que no hacer nada.
Puede que no sean conscientes de la contaminación que propaga destrucción.
Las ratas se multiplican rápidamente. Eso no sería un problema si fueran útiles, pero son destructivas; las ratas destruyen los alimentos, portan enfermedad, y representan constantes problemas y peligros. Lo mismo sucede con las mezclas incompatibles si no se controlan; lo malo corrompe rápidamente a lo bueno. Como está escrito:
“Un poco de levadura leuda toda la masa” (Gálatas 5: 9 RVR).
Muchos tienen un problema con la forma en que Dios juzga. “¿Por qué Dios permite que este mal ocurra?” preguntan con indignación. Puede que no sean conscientes de la corrupción que ha ido extendiendo su destrucción. Dios ve lo que el hombre no, y Él nos ha advertido de antemano a fin de que evitemos tales resultados. Pero los hombres no oyen ni escuchan, porque ellos no creen. Él juzga con perfecto conocimiento y justicia.
Cuando a los israelitas se les mandó tomar posesión de la tierra de Canaán, se les advirtió que no se mezclaran con los pueblos:
Éxodo 34:11-16 LBLA
(11) Observa lo que te mando hoy: he aquí, Yo echo de delante de ti al amorreo, al cananeo, al hitita, al ferezeo, al heveo y al jebuseo.
(12) Cuídate de no hacer pacto con los habitantes de la tierra donde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero en medio de ti;
(13) sino que derribaréis sus altares y quebraréis sus pilares sagrados y cortaréis sus Aseras
(14) (pues no adorarás a ningún otro dios, ya que el SEÑOR, Cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso)
(15) no sea que hagas pacto con los habitantes de aquella tierra, y cuando se prostituyan con sus dioses y les ofrezcan sacrificios, alguien te invite y comas de su sacrificio;
(16) y tomes de sus hijas para tus hijos, y ellas se prostituyan con sus dioses, y hagan que también tus hijos se prostituyan con los dioses de ellas.
El más grande período de gloria, paz, y plenitud que Israel jamás experimentó fue durante el reinado de Salomón. Por desgracia, Salomón no hizo caso a la advertencia de Dios en cuanto a entremezclarse con las naciones vecinas. Tomó de ellos mujeres que adoraban a otros dioses y poco a poco, pero no tan lentamente, volvió su corazón a ellas y se apartó del Dios de Israel. A partir de ahí, todo fue cuesta abajo para Israel, debido a la mezcla prohibida.
Aquellos que heredaron estas mezclas destructivos de prácticas y formas no sabrían cómo era la adoración pura a Dios – ellos serían inconscientes de su profanación. Ese es el caso hoy en día, cuando muchos no saben ni consideran la impiedad de lo que suponen ser prácticas buenas o piadosas. A menos que sean vivificados y levantados de entre los muertos, ellos no saben que han estado en muerte. Ellos dicen: “Siempre hemos hecho las cosas de esta manera.”
El Reino de Dios no es de este mundo.
Por ejemplo, la Navidad y la Semana Santa son días paganos que han sido disfrazados de cristianos, mezclando elementos de piedad con prácticas y supersticiones mundanas y egoístas. El resultado es una abominación a Dios que es tóxica para sus participantes. Lea Ese Diabólico Espíritu de la Navidad y estas Doctrinas Diabólicas: La Navidad Es una Celebración Bíblica Cristiana y La Celebración de Semana Santa (Easter).
Otro ejemplo es el uso de cruces e imágenes de Cristo como parafernalia religiosa, aunque éstos están estrictamente prohibidos por el Segundo Mandamiento de Dios, y con razón – son mortales. Lea Religious Images, Icons, and Likenesses.
Un claro ejemplo de mixtura, aunque escondido para aquellos que no pueden ver, son los políticos “cristianos”, una verdadera incongruencia si alguna vez hubo una. Jesús no pudo haber sido más claro en Sus palabras y ejemplo. Dijo que Su Reino no es de este mundo. Él no buscó el poder político ni lo aceptó cuando se Le confirió. ¿Cómo es, entonces, que los que usan Su nombre piensan utilizar la política para lograr Sus fines? La respuesta es que ellos tienen sus propios fines, y no les salen bien. La puerta que conduce a la vida es estrecha y pocos la encuentran. Ancha es la puerta de mixtura.
Hoy, vemos la promoción del ecumenismo. Vemos muchos y diversos intentos de unidad, pero ¿funcionarán? ¿Pueden los musulmanes y los cristianos unirse cuando Jesús dice que Él es el Hijo de Dios, pero Mahoma dice que Dios no tiene hijos? ¿Puede morar el Islam en paz con los cristianos y los judíos, cuando el Corán osada e inequívocamente enseña la subyugación e incluso el exterminio de los infieles (los no musulmanes)? ¿Cómo pueden el agua y el fuego morar juntos en armonía? Uno puede tener fuego en una estufa y el agua en una olla, calentándose en la estufa, pero no se puede verter agua sobre el fuego y esperar que los dos se lleven bien. Sería una mezcla irrazonable, a menos que el plan sea acabar con uno de los dos, ya sea que el agua apague el fuego o que el fuego evapore el agua.
Lea La Falsa Promesa de la Unidad del Hombre.
Hoy en día, vemos las leyes de los hombres tratando de mezclarse con la Ley de Dios; sin embargo, las dos se oponen entre sí. Esto crea confusión. A la gente se le enseña a obedecer la ley; pero ¿requiere Dios que ellos obedezcan la ley del hombre si la ley del hombre contradice o se opone a la Ley de Dios? Esta es otra mezcla impía que lleva a la destrucción.
Hay vida en los caminos de Dios y en Su Ley.
Hoy los hombres están mezclando genes, cruzando especies y formas de vida. No funcionará; por el contrario, yo espero grandes y malas consecuencias.
Muchos mezclan la adoración de Mamón con la adoración de Dios, justificándose a sí mismos, pero Jesús dijo:
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” (Mateo 6:24 RVG).
Dios ha creado a los hombres y mujeres para unirse para la procreación y la armonía familiar. Él ha condenado explícitamente que hombres se unan con hombres y mujeres con mujeres sexualmente. Es una mezcla impía, de acuerdo tanto con las Escrituras como con la naturaleza.
Las mezclas impías destruyen, no importa cuánto argumenten y protesten los que eligen estas mezclas.
Piense en la salud y el poder de la pureza, y sepa que hay vida en los caminos de Dios y en Su Ley. Su Ley es una expresión de Su naturaleza. Su Ley es nuestra guía, nuestro sustento y nuestra garantía de prosperidad en todo lo que hacemos:
Salmo 1:1-6 NBLH
(1) ¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, Ni se sienta en la silla de los escarnecedores,
(2) Sino que en la Ley del SEÑOR está su deleite, y en Su Ley medita de día y de noche!
(3) Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera.
(4) No así los impíos, que son como paja que se lleva el viento.
(5) Por tanto, no se sostendrán los impíos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos.
(6) Porque el SEÑOR conoce el camino de los justos, pero el camino de los impíos perecerá.
Víctor Hafichuk
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero