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Dios es, siempre fue, y siempre será. Estas cosas solo pueden decirse de Él. Por lo tanto, Él está por encima de todo. Todas las cosas son Suyas, y Él hace con todas las cosas lo que a Él le place. Eso nunca cambiará.
Él ha creado al hombre a Su propia imagen y se ha revelado a Sí mismo comunicándose personalmente con el hombre. ¿Por qué no habría Él de comunicarse con el hombre y seguir haciéndolo, si fue Él Quien lo hizo a Su imagen? Él me ha hablado a mí; Él les ha hablado a muchas personas –directa y personalmente.
Él tiene un plan para toda la creación, especialmente para los hijos de Dios, los nacidos de Él:
“Mas a todos los que Le recibieron, a los que creen en Su Nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Los cuales son engendrados, no de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13 RVG)
La Biblia es el verdadero libro autoritativo escrito por Dios a través de los hombres.
En el plan de Dios, hay un lugar para el mal. Él ha puesto al mal contra el bien y al bien contra el mal. Dios ha sujetado al hombre a hacer lo suyo propio para que este aprenda a la manera dura. Esta es la única forma en que podemos y debemos aprender que el bien paga bien y que el mal paga mal:
“Porque las criaturas fueron sujetadas a vanidad, no voluntariamente, sino por causa de Aquél que las sujetó en esperanza, porque las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción, en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.” (Romanos 8:20-21 RVG)
Cuando todo se haya dicho y hecho, nadie podrá jamás decir, “Yo no sabía.” Todos habrán conocido y participado del mal, recibiendo todas sus consecuencias. Después de vencer, también conocerán la victoria sobre el mal.
Para enseñarnos la diferencia entre el bien y el mal, Dios nos ha dado a conocer Sus leyes. Nosotros encontramos esto registrado de manera más auténtica y antigua en lo que llamamos las Sagradas Escrituras – la Biblia – tanto en el viejo como en el Nuevo Testamento. La Biblia es el verdadero libro autoritativo escrito y compilado por Dios a través de hombres (mejor dicho, de la nación de Israel), durante varios milenios. Este libro, con la revelación de Dios, nos da un entendimiento de Quién es Él y de cómo es Él.
La Biblia es un registro de 4,000 años de tratos de Dios con el hombre y de Su llamado a individuos para Sus propósitos. Registra las luchas del hombre con el mal que lo ha probado, moldeado y preparado por las edades para un misterioso más alto llamado para el futuro.
El hombre quedó bajo el poder del pecado al escoger lo que él pensó que era lo mejor.
¿Qué es el mal? El mal es comportarse de manera contraria a la voluntad y a la naturaleza de Dios. Cuando uno hace el mal, uno peca; cuando uno peca, pierde el control e inmediatamente queda atado por el pecado, no teniendo otra alternativa más que servir al pecado:
“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis; ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:16 RVG)
El hombre quedó bajo el poder del pecado desde el principio al escoger él mismo lo que pensó que era lo mejor y lo que quería para sí mismo. Esto es el pecado – cuando el hombre escoge para sí mismo lo que es bueno a sus propios ojos:
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido y él comió con ella.” (Génesis 3:6 RVG)
“En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía como mejor le parecía.” (Jueces 17:6 RVG)
La Biblia habla de cómo el hombre es totalmente incapaz de resistirse al mal, al entregarse por elección y ser vencido por ello, a tal grado que él ni siquiera desea hacer lo correcto:
“¿Qué, pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna manera; porque ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno. No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.” (Romanos 3:9-11 RVG)
También habla de cómo el hombre necesita un poder externo a él para que lo liberte del mal que lo esclaviza:
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.” (Romanos 5:6 NBLH)
Jesucristo fue la personificación de Dios, la expresión de la Ley de Dios cumplida.
Finalmente habla de cómo Dios descendió del reino espiritual a la tierra y se hizo carne para salvar al hombre del poder del mal:
Filipenses 2:5-11 RVG
(5) Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús;
(6) el cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación el ser igual a Dios;
(7) sino que se despojó a Sí Mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
(8) y hallado en la condición de hombre, se humilló a Sí Mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
(9) Por lo cual Dios también Le exaltó hasta lo sumo, y Le dio un Nombre que es sobre todo nombre;
(10) para que al Nombre de Jesús, se doble toda rodilla; de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra,
(11) y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre.
“Y sin contradicción, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne; justificado en el Espíritu; visto de los ángeles; predicado a los gentiles; creído en el mundo; recibido arriba en gloria.” (1 Timoteo 3:16 RVG)
Un espíritu de orgullo e independencia reina en lo profundo de cada alma con tal poder y tiranía que solamente Dios podía libertar al hombre de esta atadura, poniendo Su propia independencia a favor del hombre. Dios ha hecho esto al venir en la persona de Jesucristo.
“Entonces Jesús les respondió, diciendo: Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre ha de ser glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” (Juan 12:23-24 RVG)
En la carne, Jesucristo fue la personificación de Dios, la expresión de la Ley de Dios cumplida. Él fue la demostración de cómo el hombre fue destinado a vivir delante de Dios, como hijo de Dios.
Hebreos 1:1-4 (RVG)
(1) Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
(2) en estos postreros días nos ha hablado por Su Hijo, a Quien constituyó heredero de todo, por Quien asimismo hizo el universo;
(3) el cual, siendo el resplandor de Su gloria, y la imagen misma de Su sustancia, y Quien sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder, habiendo hecho la expiación de nuestros pecados por Sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
(4) hecho tanto más superior que los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.
Jesucristo puso Su vida por todos los pecadores – todo hombre que ha vivido.
Jesucristo es el único puente de doble vía entre Dios y el hombre, el Único Camino al Padre, la Personificación de la Verdad y la Esencia de la Vida:
“Jesús les dijo: Yo soy el Camino la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre si no es por Mí.” (Juan 14:6 RVG)
Jesucristo, como hombre lleno del poder de Dios y en la persona de Dios, puso Su vida por cada pecador, o sea por cada hombre que ha vivido. Él volvió a tomar esa vida otra vez después de tres días en la tumba para vivir por siempre en los que creen.
¿Cómo podemos ser salvos del pecado, del poder del mal? Sólo hay una forma, y esa es creyendo y confesando al Señor Jesucristo como Vencedor del mal, del pecado y de la muerte misma, por cuanto Él se sometió a la muerte y regresó a la vida por nuestro bien:
“Porque la Escritura dice: Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego; porque el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan. Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos 10:11-13 RVG)
Adorar a Dios es oír lo que Él dice, creerle y obedecerle.
A través de este acto supremo de amor sacrificial, Él ha establecido el derecho de ser Señor de todo, y toda adoración se le debe sólo a Él. Él estableció este honor amándonos completamente. No sólo es un honor para Él que solamente a Él le adoremos, sino que es el más alto honor para nosotros hacerlo, un gran privilegio tener el derecho y la oportunidad de conocerlo, tan grande es Él en carácter, en virtud y en Persona.
Adorar a Dios es oír lo que Él dice, creerle y obedecerle. Es guardar Sus leyes y Sus mandamientos, tanto los generales como los personales. ¿Cómo es que uno cree? Oyendo lo que Dios dice. ¿Cómo es que uno oye? Como lo declara la Biblia:
“¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, que predican el evangelio de los bienes!” (Romanos 10:14-15 RVG)
¿Cómo puede uno saber si un mensaje es de Dios o no? Saberlo es puro regalo de Dios:
“Y respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres Simón hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en el Cielo.” (Mateo 16:16-17 RVG)
Si Dios no nos concede saberlo, no lo sabremos. Pero a los de corazón puro se les concederá saberlo:
“¡Bienaventurados los de corazón puro! Porque ellos verán a Dios.” (Mateo 5:8 RVG)
¿Quiénes son los de corazón puro? Los que se comprometen a caminar en la verdad, a hacer el bien, a hacer justicia para con uno y para con todos, a toda costa, sin acepción de personas y sin excepciones.
“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos, y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a la vanidad, ni jurado con engaño. Él recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de su salvación. Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah” (Salmo 24:3-6 RVG)
La adoración a Dios no se trata de ser miembro de una iglesia o de asistir a cultos.
Tal disposición es un don de Dios porque el hombre está vendido y completamente rendido a la tiranía de hacer lo que es contrario a la voluntad de Dios:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros; pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:8-10 RVG)
La adoración a Dios no se trata de ser miembro de una iglesia o de asistir a cultos. No se trata de leer la Biblia, predicar, decirle a otros acerca de Dios, orar, ayunar, diezmar, dar para los pobres, vivir limpiamente, cantar en el coro, usar ropa especial o abstenerse del alcohol, las drogas, el tabaco, las películas o el maquillaje. Muchos que hacen esto no adoran a Dios y no son tenidos por dignos de Él por hacer estas cosas:
Tito 3:4-7 RVG
(4) Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor para con los hombres,
(5) nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hayamos hecho, sino por Su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo;
(6) el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
(7) para que justificados por Su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.”
La adoración a Dios no se trata de ser pastor, evangelista, maestro, anciano o sacerdote, ni de tener alguna otra posición religiosa:
“Hermanos míos, no os hagáis muchos maestros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.” (Santiago 3:1 RVG)
Satanás quiere hacernos creer que todas las posiciones de autoridad religiosa que presumen los hombres se originan en Dios.
“Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas; y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuese posible, aun a los escogidos.” (Mateo 24:24 RVG)
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus caminos perniciosos, y por causa de ellos el camino de la verdad será blasfemado.” (2 Pedro 2:1-2 RVG)
El hombre que vive en pecado hará cualquier cosa para evitar la verdadera adoración a Dios.
Yo vengo en el Nombre de Cristo, hablando la verdad para refutar lo que dice Satanás. Las actividades religiosas de los hombres y sus ministerios pueden ser, y usualmente son, sustitutos de la verdadera adoración a Dios. ¿No hacían los fariseos muchas obras religiosas? Y aun así, ¿no enseña la Biblia, no sólo que ellos no adoraban a Dios, sino que hasta crucificaron al Señor Jesús, como hijos de Satanás? Allí lo tiene usted. La adoración a Dios no se trata de obras religiosas.
Pero el hombre en pecado se adora a sí mismo –su corazón, alma y fuerza están entregadas a ese fin. Él hará cualquier cosa para evitar la verdadera adoración a Dios. ¿Por qué? Porque para adorar a Dios en verdad, uno debe dejar de adorarse a sí mismo. Uno debe morir. Sólo hay una forma de morir y ser aceptado por Dios, y esa es identificándose con la cruz del Señor Jesucristo, por el poder y gracia de Dios, a través de la fe:
Lucas 9:22-24 RVG
(22) Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea rechazado por los ancianos, y por los príncipes de los sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día.
(23) Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz cada día, y sígame.
(24) Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de Mí, éste la salvará.
Aunque “Jesús lo hizo todo por nosotros”, como muchos dicen, se requiere de nosotros que Lo sigamos y nos identifiquemos con Él en Su muerte. No hay otra manera. Esto significa no sólo arrepentimiento del pecado (romper la Ley de Dios), significa dejar todo lo que nos sirve, todo lo que tenemos cerca y atesoramos. Debemos renunciar no sólo a lo que es malo, sino también lo que es bueno. Precisamente por eso es que Jesús dijo que no somos dignos de Él si no estamos dispuestos a dejarlo todo y morir, tomando la cruz para seguirle a Él.
Solamente desear hacer, no es de lo que Él habla. Nosotros debemos hacer. Hay una diferencia como de la noche y el día entre desear y hacer. Allí es donde viene la división entre lo que es real y lo que es irreal, lo verdadero y lo falso, el sincero y el hipócrita, las ovejas y las cabras.
Muchos que profesan una fe vana sustituyen lo que Dios realmente quiere.
Muchos profesan creer en Dios y hacer Su voluntad. No hay falta de maestros de la fe en el Señor Jesucristo, y si todos los que dicen que creen, creyeran, este sería un mundo muy diferente. Muchos piensan que creen, pero cuando se llega la hora de tomar la cruz, demuestran su total incapacidad e indisposición para hacerlo. La naturaleza de la carne es evitar el sufrimiento y la muerte, no someterse a ella. Todos somos iguales en eso; de allí, nuestra necesidad universal de un Salvador y de Su gracia (favor y poder) para obedecer.
Notablemente, muchos que profesan una fe vana no rechazan directamente los requerimientos de Dios, sino más bien sustituyen lo que Él realmente quiere. Ellos, como Caín, traen ofrendas a Dios – sacrificios y toda clase de actividades religiosas – alabando a Dios con sus labios y ensenándoles a otros a hacer lo mismo. Ellos creen que Dios es incapaz de rechazarlos y que los recibirá, aunque no han hecho lo que Él requiere. Estos se engañan a sí mismos y trabajan en vano:
Lucas 11: 39-42 RVG
(39) Y el Señor le dijo: Ahora, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera de la copa y del plato; pero por dentro estáis llenos de rapiña y de maldad.
(40 Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de dentro?
(41) Pero dad limosna de lo que tenéis; y he aquí, todo os es limpio.
(42) Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza; mas el juicio y el amor de Dios pasáis por alto. Esto os era necesario hacer, sin dejar de hacer lo otro.
Los religiosos no solo trabajan en vano, sino que no hay peor forma de desagradar a Dios que usar obras religiosas como sustitutos de sus requerimientos. Eso insulta Su inteligencia. Siendo que Él es todo – inteligente, el insulto es absoluto. Es rebelión, es el pecado del Rey de Israel Saúl, a quien el profeta Samuel le dijo que la obediencia era mejor que los sacrificios (una subestimación) y que el pecado de rebelión era como la hechicería (no una exageración) – 1 Samuel 15. Es hipocresía decir algo y actuar como si todo está bien y es bueno, pero hacer otra cosa, solamente ejecutando un mal con buena apariencia delante de Dios y de los hombres (Su Yugo Es Fácil).
La Biblia declara que “Los que aborrecen a Jehová fingirían obediencia a Él” (Salmo 81:15). Jesús nunca habló palabras más duras que las que habló a los hipócritas. Fue con los obreros religiosos que Jesús tuvo Su conflicto, no con las masas generales, ni siquiera con los romanos, quienes tenían sometida a Su nación Israel.
Siempre ocurrió así – el religioso Caín mató al justo Abel; los líderes religiosos han apedreado y perseguido a los santos y a los profetas a través de los tiempos. En los días del Señor, estos “hombres de Dios” lo crucificaron a Él y continuaron persiguiendo y matando a Sus discípulos, a Sus hijos.
Jesús vino a darnos vida, lo cual es adorarle en Espíritu y en verdad:
Juan 4:20-24 RVG
(20) Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
(21) Jesús le dijo: Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
(22) Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
(23) Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; pues también el Padre tales adoradores busca que Le adoren.
(24) Dios es Espíritu; y los que Le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que Le adoren.
Muchos piensan que agradan a Dios con ir a la iglesia, pero en realidad lo desagradan.
Hoy tenemos muchas Jerusalenes y montañas (denominaciones y organizaciones religiosas), pero Dios no se encuentra en ninguna de ellas. Él no está allí. Más bien, Él sólo es. Cuando le adoramos en espíritu y en verdad, Él es. ¡Venga a Él!
Muchos se engañan a sí mismos en montes, en sepulcros, en los lugares altos, en las iglesias, en sus obras. Ellos creen que agradan a Dios con ir a la iglesia, pero en realidad lo desagradan:
“Se erigieron pilares sagrados y Aseras (deidades femeninas) sobre toda colina alta y bajo todo árbol frondoso. Quemaron incienso allí en todos los lugares altos, como las naciones que el SEÑOR se había llevado al destierro de delante de ellos; e hicieron cosas malas provocando al SEÑOR.” (2 Reyes 17:10-11 NBLH)
Ellos creen que memorizando escrituras lo van a agradar a Él, pero para Él es mucho más loable que guardemos Su Palabra en nuestro corazón.
“Hijo mío, guarda mis palabras Y atesora mis mandamientos contigo. Guarda mis mandamientos y vivirás, Y mi enseñanza como la niña de tus ojos. Átalos a tus dedos, Escríbelos en la tabla de tu corazón.” (Proverbios 7:1-3 NBLH)
Ellos creen que los buenos modales son Su deleite, pero Él desprecia la apariencia sin Su esencia de bondad:
“Engañosa es la gracia y vana la hermosura, pero la mujer que tema a Jehová esa será alabada.” (Proverbios 31:30 RVG)
Ellos creen que agradan a Dios con sus listas de oraciones y muchas repeticiones, pero en eso, Dios solo ve las prácticas y caminos de los paganos y sus oraciones son abominación para Él:
“Y al orar, no usen ustedes repeticiones sin sentido, como los Gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no se hagan semejantes a ellos; porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan.” (Mateo 6:7-8)
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y por pretexto, hacéis largas oraciones; por tanto llevaréis mayor condenación.” (Mateo 23:14 RVG)
Donde hay un culto formal de iglesia o una actividad religiosa, Dios no está allí.
Ellos creen que evangelizando se ganan Su favor, pero eso solo sirve para hacer hijos del infierno al doble de lo que son ellos:
“¡Ay de ustedes, escribas y Fariseos, hipócritas, que recorren el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacen hijo del infierno dos veces más que ustedes!” (Mateo 23:15 NBLH)
Ellos creen que agradan a Dios con sus diezmos y ofrendas y con sus compras de edificios de lujo y empleando asalariados, pero Él sabe que sólo se están sirviendo a sí mismos.
Estas cosas las hacen en el disfraz de que sirven a Jesucristo. Ellos también creen que sirven a Dios cuando desprecian a quienes adoran a Dios en espíritu y en verdad:
“Los expulsarán de las sinagogas; pero viene la hora cuando cualquiera que los mate pensará que así rinde un servicio a Dios. Y harán estas cosas porque no han conocido ni al Padre ni a Mí.” (Juan 16:2-3 NBLH)
Así es como están las cosas. Donde hay un culto formal de iglesia o una actividad religiosa, Dios no está allí. Él no está en ningún orden religioso sistemático. Estos caminos son antagónicos a Él – la formalidad es la justicia de los hombres, nutrida por el espíritu de Satanás, el archi-engañador y adversario del hombre y de Dios. Estas cosas son un hedor delante de Dios, y tocan la niña de Sus ojos. Trate usted de tocarle la niña de los ojos a alguien y vea la reacción.
Los religiosos muestran su verdadera naturaleza cuando aparecen los que adoran a Dios en espíritu y en verdad. Entonces es cuando ellos se burlan, como se profetizó de ellos. Desprecian la verdadera justicia, la que viene de arriba y que no es de la esclava, sino de la libre, la cual viene por la fe, no por obras, aunque las obras siguen a la verdadera fe.
Ellos ofrecen servicios pero omiten la Ley de Dios, la cual se requiere que todos la guarden.
Los adoradores vanos y orgullosos desprecian lo pequeño, lo simple, lo no convencional y lo que no se conforma – eso que está fuera de lo establecido, eso que Dios escoge para mostrar Su gloria y Su poder:
1 Corintios 1:27-29 RVG
(27) Antes lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte;
(28) y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es;
(29) para que ninguna carne se jacte en su presencia.
Si eres llamado por Dios, Él te llama a caminar en la verdad y a vivirla. La obediencia es un pilar en el andar con Dios y la esencia de ello:
“El que tiene Mis mandamientos, y los guarda, éste es el que Me ama; y el que Me ama, será amado por Mi Padre, y Yo le amaré, y Me manifestaré a él.” (Juan 14:21 RVG)
Su titulo de SEÑOR destaca la realidad y requerimiento de obediencia, pero aunque muchos dicen, “Señor, Señor,” ellos se rehúsan o se descuidan en obedecer. Ellos ofrecen servicios y sacrificios pero omiten la Ley de Dios, la cual se requiere que todos la guarden.
A mí me llaman secta por enseñar estas cosas. Sin embargo, que tengan cuidado los burladores. Dios me ha enviado, y los que en mí no encuentran ofensa, quienes me reciben y hacen lo que les digo, serán bendecidos y encontrarán la paz y prosperidad de Dios. Los que cierren sus oídos y vayan por su propio camino, serán como todos aquellos en los días de Noé. El Señor ha dejado de guiñar el ojo. Así es como están las cosas.
Dios ama la honestidad y aborrece las mentiras. Él ama la sinceridad y odia la hipocresía.
¿Puede alguno pararse y señalar con su dedo a las iglesias y criticarlas por su hipocresía y falsedad para justificarse a sí mismo? No. Reconocer la falsedad no es salvación ni justificación. Uno no sólo debe reconocer y reprobar las tinieblas de afuera, sino que primero debe deshacerse de las tiniebla de su interior, caminando en la luz (la verdad) él mismo. Dios preferiría que usted estuviera contra Él y fuera honesto al respecto en vez de que fuera usted un falso amigo.
Él ama la honestidad y odia las mentiras. Él ama la firmeza y aborrece el doble ánimo. Él ama la sinceridad y odia la hipocresía. Él ama la humildad y aborrece el orgullo. Él ama la confesión verdadera y aborrece la lisonja. ¿Por qué quedar fuera de Su favor y sufrir Su ira? ¿Quién puede soportarla?
Si usted quiere ser honesto sobre los demás, criticándolos, entonces más vale que primero se vuelva honesto y crítico sobre usted mismo. Usted no podrá excusarse porque otros fueron malos o peores que usted.
“¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, pero no consideras la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí hay una viga en tu propio ojo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, entonces mirarás claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano.” (Mateo 7:3-5 RVG)
Sobre esto las Escrituras son claras: El pecado (ser independiente de Dios y de la Ley de Dios), trae pérdida, muerte y destrucción. Abrazarlo a Él y a su prójimo trae vida.
Usted se queja de no tener otra opción. Eso es verdad; usted no tiene opción. Pero eso significa que usted no es Dios, y nunca lo fue. Usted nunca ha estado en posición para discutir o competir con Él, y usted no tiene la capacidad de pararse contra Él, lo cual sólo en necedad desearía usted hacer.
“Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, inculpa? porque, ¿quién ha resistido a Su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques contra Dios? ¿Dirá lo formado al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (Romanos 9:19-21 RVG)
Él puede hacer lo que Él quiera con lo que es Suyo y usted no tiene el derecho a culparlo o a quejarse contra Él, como si usted se perteneciera a sí mismo o como si Él le pertenece a usted. Así es como están las cosas. Resístase, y usted perecerá; crea y obedezca, y usted prosperará.
Yo estoy aquí para liberar de las mentiras enseñadas como verdades a aquellos escogidos para la vida.
Huya de la religión destructiva que se sirve al yo. Sea real, humíllese a sí mismo y sométase a Dios; haga como le digo, y usted tendrá la verdadera religión que es vida.
Yo estoy aquí como enviado por Dios para enseñar Sus caminos a quienes han sido escogidos para la vida, para liberarlos de las obras de los hombres, del camino de la destrucción, del sistema religioso del mundo, de la carne y del diablo. Yo estoy aquí para liberarlos de sí mismos, por la gracia de Dios.
Yo estoy aquí para liberar a aquellos escogidos para la vida, de las mentiras enseñadas como verdades, del falso evangelio de los otros Cristos que se predican.
Estoy aquí para traerlos al conocimiento del Único, Verdadero Dios y Padre y Salvador, al Señor Jesucristo, Yeshua HaMashiach, Quien fue crucificado por nosotros, levantado de los muertos y ante Quien toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es el Señor de todos.
El día del Señor está aquí. Dios ha dejado de guiñar el ojo. Nadie puede esconderse más en sus acogedoras esquinas, bares, dormitorios, torres de marfil, fortalezas y cómodas bancas. Yo vengo en Su Nombre. Si usted no está conmigo, usted está contra Dios. Así están las cosas.
Arrepiéntase. Venga y aprenda de mí. Usted se dará cuenta que esto es muy diferente a todas las religiones que ha conocido. Se requerirá que usted someta todo lo de su esfera de existencia al escrutinio y al juicio de Dios.
No es un asunto de “fe ciega.” Usted sabrá qué es lo correcto que haya que hacer. Usted no simplemente creerá por mis palabras – en muchos casos, a mí se me dará sólo verbalizar lo que usted ya sabe que es verdad, y con seguridad usted oirá de Dios directamente. Todos los que Él atraiga a Sí Mismo entenderán y oirán Su voz por sí mismos:
“Mis ovejas oyen Mi voz, y Yo las conozco, y Me siguen; y Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi mano.” (Juan 10:27-28 RVG)
Estime los costos antes de empezar. Hay una recompensa, muy superior al costo.
Yo he probado el camino que he tomado en estas décadas pasadas y he comprobado que es verdad. Todos los demás caminos también han quedado expuestos como falsos por el Único y Verdadero Camino. Yo he anclado mi vida a este camino, y lo he comprobado, ahora llamo a otros a que lo sigan. El camino que he tomado es el camino de Dios, y ahora se ofrece abiertamente a todos.
No es el camino de la religión o del “iglesianismo,” sino de la realidad y de la verdad; no un camino de obras, sino de fe, aunque acompañada de buenas obras –frutos agradables a Dios. No es un camino de hombres, sino el camino de Dios. Es el Camino de la Verdad.
Venga y sígame. Usted sabrá que yo hablo la verdad, porque usted encontrará una dirección sensata, propósito, paz, reposo y prosperidad. Esto sólo será por la gracia de Dios, pues yo soy un simple hombre, también libertado del poder del maligno y del pecado por Su gracia.
Atienda esta advertencia: No será fácil; de hecho, será muy difícil. Le costará todo. Usted sufrirá, y las cosas no serán como usted lo espera. Su mundo entero se trastornará:
Hechos 17:5-8 RVG
(5) Pero los judíos que no eran creyentes, llenos de envidia, tomaron consigo a unos hombres perversos, de lo peor, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
(6) Y al no hallarlos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante los gobernadores de la ciudad, gritando: Estos que han trastornado al mundo también han venido acá;
(7) a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos, hacen contrario a los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
(8) Y el pueblo y los magistrados de la ciudad se alborotaron al oír estas cosas.
Lea Mateo 10:16-42. Estime los costos antes de empezar. Yo puedo asegurarle que hay una recompensa, muy superior al costo. Así es como están las cosas. La verdad, usted no tiene nada que perder y todo que ganar al encomendar su camino a Dios en Jesucristo, como tiene que ser.
De verdad, usted se encontrará con Dios, y usted sabrá que Él es completamente fiel y verdadero.
Víctor Hafichuk
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero