El candidato para los conservadores [en Canadá] andaba buscando votos para la elección federal. Yo le hice algunas preguntas. “¿Cuál es su posición sobre los organismos transgénicos?” Su respuesta fue que era algo bueno, que ésta era nuestra esperanza para alimentar al mundo. Él ignorantemente afirmó que se ha estado modificando genéticamente por siglos, refiriéndose a la cría y a otros métodos ni remotamente tan radicales como la manipulación genética. Le pregunté sobre su posición acerca del uso de productos químicos agrícolas. Me dijo que él era un agricultor, y que aprobaba las sustancias químicas, mencionando específicamente el Roundup [un potente herbicida], y declarando lo benigno que era. Él estaba a favor de los cultivos tratados con Roundup.
He decidido no darle mi voto a ningún partido o persona.
Cuando le pregunté acerca de la migración de un enjambre de mariposas monarca que aterrizaron sobre el maíz transgénico y que murieron a causa del insecticida incorporado, él se encogió de hombros. Cuando le pregunté por el hecho de que nosotros comemos esas cosas, y el potencial daño para nosotros, una vez más, él no tenía respuesta. Cuando le pregunté acerca de la evidencia científica disponible que demuestra que el Roundup es cualquier cosa menos benigno, que incluso los vapores son letales, otra vez, él se encogió de hombros, sin hablar otra cosa más que la propaganda de Monsanto.
Cuando le pregunté acerca de Percy Schmeiser, quien perdió su notable batalla legal con Monsanto, y cómo él fue abusado, el candidato MP declaró que fue Percy quien tuvo la culpa, que Percy era el que deliberadamente había usado la canola genéticamente modificada de Monsanto en su campo, a sabiendas de que estaba violando los derechos de Monsanto. Yo estaba molesto por su ignorancia, parcialidad, apatía y descaro de pedirme el voto. Luego, cuando leí su panfleto, era evidente que él era solidario con las multinacionales distribuidoras de químicos, por ignorancia o adrede, apoyando plenamente la destrucción de este mundo en “buenas” maneras.
¿Qué opciones tenemos al votar? ¿Quién sino los tontos ciegos pueden dudar de que los liberales han sido ladrones y mentirosos, haciendo promesas sólo para ganarse el favor y la confianza, y luego romperlos sin una punzada en la conciencia? Hemos llegado a un estado despreciable en la política canadiense, y de hecho, en la política mundial. No queda nadie imparcial por ahí, y si hay alguno que se proponga hacer algunos cambios necesarios, no pasa mucho tiempo antes de que sea eliminado o se corrompa, de una manera u otra. Después de todo, si los pastores dependen de que las ovejas los escojan a ellos y les digan qué hacer, ¿qué más se puede esperar?
Esto nos lleva a un lugar muy bueno, y espero que otros lo sepan. He decidido no darle mi voto a ninguna de los partidos o personas, porque al final, ellos están completamente para complacer al público y/o llenar sus bolsillos, y cuando uno está para complacer a las personas o a uno mismo, uno no puede hacer más que traicionar los valores verdaderos. Yo estaba, por ejemplo, en desacuerdo con que el Sr. Harper silenciara a Larry Spencer, quien hablaba de lo que creía que declara la Biblia. Si un político no puede tener libertad de religión y de expresión, ¿quién de nosotros puede?
Los grupos gay son libres de hacer alarde de sus horribles estilos de vida con temática lujuriosa en nuestra cara, aprobados por todos los gobiernos, apoyados personalmente por Joe Clark (que una vez fue el Primer Ministro), pero cuando los cristianos citan la Biblia, la Palabra de Dios, hablando por la decencia, la pureza y la piedad, ellos son vituperados, asaltados, demonizados, amenazados y asesinados en carácter como religiosos intolerantes “homofóbicos” de mente estrecha. Stephen Harper no puede obtener la mayoría de votos si no evita temas controvertidos. Es un día lamentable en la historia de Canadá y en el estado de cosas cuando todos los que aspiran a ser políticamente exitosos, incluyendo los que se llaman “cristianos,” deben acomodarse a esas cosas que Dios llama pecado en la Biblia.
Jesucristo compró nuestros votos con Su sangre, prometiendo vida abundante.
Aunque yo no voy a emitir mi voto a favor de ningún candidato o partido político, en realidad sí daré y doy mi voto. No estamos sin opciones de voto. Le dije al candidato conservador que mi voto era ahora totalmente por el Señor Jesucristo. Le dije que es hora de que los gobiernos de los hombres lleguen a su fin, y que el Reino de Dios sea establecido. Estoy enfermo y cansado de la inmoralidad, la corrupción y la mentira, financiadas por mi chequera. Cuando le dije esto, orgullosamente me dijo que tenía una afiliación religiosa específica. Si lee este artículo, permítame notificarle que él no tiene nada de qué enorgullecerse, que si su voto fuera verdaderamente por el Señor Jesucristo, como él sugiere, al declarar su llamada cristiana afiliación denominacional, él no quedaría en su religiosidad, y tampoco retendría su ignorancia. Él no toleraría esas cosas que ahora apoya activamente. Él no apoyaría la destrucción de esta tierra, y creería y temería la declaración en la Escritura que dice:
“Y se airaron las naciones, y Tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a Tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen Tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.” (Apocalipsis 11:18 RVR)
Los hombres compran nuestros votos con nuestra sangre, haciéndonos promesas falsas y miserables, y luego hacen lo que quieren con nuestro dinero y con nosotros. Jesucristo compró nuestros votos con Su sangre, prometiendo vida abundante mucho más allá de lo que los políticos podían imaginar; sin embargo, sus promesas son ciertas y verdaderas. Mi voto es para Él. Cuando otros despierten, sus votos irán en la misma dirección. Y ellos no se sentirán decepcionados, desilusionados o avergonzados.
“Y en los días de estos reyes, el Dios del Cielo establecerá un Reino que no será jamás destruido. Y el Reino no será dejado a otros pueblos, sino que aplastará y destruirá a todos estos reinos, y él permanecerá para siempre.” (Daniel 2:44 LBLA).
Víctor Hafichuk
La Trilogía del Voto:
¿Por Qué Votamos por Jesucristo?
¿Cómo Votamos por el Señor Jesucristo?