Recibimos esta carta:
Víctor,
Mi nombre es Daniel y también he conocido y trabajado con Philip. Estaba leyendo tu correo y el de Paul y me fijé que ustedes dicen: “Esto sé yo, que en el mundo ‘cristiano’, hay mucha literatura que no es buena, que enseña mentiras, como, por ejemplo, la doctrina del tormento eterno para los perdidos. Nunca se ha dicho una mentira más fea. Eso calumnia la naturaleza y el carácter de Dios.” ¿Quiere decir que ustedes no creen en el infierno o la condenación eterna? No entendí lo que decían. También en su correspondencia noto un tono de frustración, casi hasta el punto de reprimenda, en sus correos para Philip. ¿Creen ustedes que ese tono sea de amor y cuidado y para la edificación y la formación de Philip?
Daniel
Vivimos por fe, no por vista.
Respuestas de Víctor y Paul:
Hola Daniel,
Tu nota de cierre (“Vivimos por fe, no por vista”) es, en esencia, lo que le decíamos nosotros a Philip. ¿No puedes reconocer eso? Entiendo que tú estás enviando esa declaración como resultado de nuestras cartas para él. Podría estar equivocado, pero, si no es así, es irónico que tú nos envíes eso a nosotros.
Entiendo que tú crees en un infierno de tormento eterno. Aunque la Biblia es clara en que el infierno existe, no es el infierno lo que se predica en la mayoría de los círculos protestantes o católicos. El infierno en el que la mayoría se encuentra, o se encontrará, es un estado de oscuridad y tinieblas, el lugar de los muertos, quienes “no saben nada” (aunque pueden creer que sí). Ellos están espiritualmente inconscientes de Dios.
Por supuesto, en las tinieblas y la separación del Espíritu de Dios, hay ignorancia, miedo, falta de entendimiento, idolatría y atadura, no digamos tormento. Pero, ¿existe un fuego de castigo físico literal en el más allá? No. ¿El infierno dura para siempre? No (Apocalipsis 20:14). ¿Existe tal cosa como la “condenación eterna”, una separación de Dios que dura “para siempre jamás” como la RV lo traduce? No. Lee El Verdadero Significado Escritural de “Para Siempre” y “El Infierno” .
Sólo Dios es inmortal, y aquellos a quienes Él se lo conceda. La condenación y el tormento eterno son inventos de mentes perversas y paganas que tratan de infundir miedo en las personas, con el fin de controlarlos. La Iglesia Católica, a partir de Constantino, utiliza esta doctrina horrible, y los protestantes la siguen. Dios no gana por medio del temor.
Si nos fijamos en el hebreo y griego de la palabra que se traduce en español como “infierno” y “por siempre”, no dicen nada acerca de un estado que continúe sin ningún fin. Tengo mucho que te podría enviar sobre estos asuntos. Por ahora, lee nuestra sección, La Restitución de Todas las Cosas, y también puedes leer Doctrinas Diabólicas debes leer especialmente El Tormento Eterno.
Otro artículo que podría interesarte (o no) es: Las Verdaderas Marcas de un Culto (Secta), y considera tu posición.
Daniel, sospecho que en el momento en que apenas entres en nuestros escritos, no estarás de acuerdo con ellos, pero son verdad, Bíblicos, enseñados por Dios, y quienes no están de acuerdo con estas doctrinas no son enviados por Dios para predicar. Ellos están predicando desde su propia justicia y presunción, ignorantes de Aquél que dicen representar.
Después de juzgar el tono de mis palabras para Philip, preguntas, “¿Crees que este tono es uno de amor y cuidado y para la edificación y formación de Philip?” A esa pregunta, contesto: ‘Sí’, sabiendo muy bien que tú no entiendes el amor de Dios de esa manera. A otro, precisamente hoy, le escribí (en parte):
“De hecho, el acto de que los hombres atraigan a otros hacia Dios resulta ser una característica importante del espíritu del anticristo. Los hombres que presumen estar en Cristo, creen que pueden “amar” a la gente para Dios por la “luz que hay en ellos”, y así “testificar” con “poder”. La verdad es que ellos son testigos para sí mismos de su propio amor mientras declaran Su nombre. En ninguna parte del Viejo o el Nuevo Testamento está registrado que los santos se ganaran a nadie para Dios amándolos… en ninguna parte, ni siquiera Jesús. Ese es el espíritu del anticristo.”
Algunos artículos que puedes leer sobre este tema son:
El Falso Amor Religioso que Aborrece (rechaza) a Dios
¿Habla Dios Sólo Palabras Suaves?
Contendiendo fervientemente por la fe una vez dada a los santos,
Víctor
Daniel, te escribe Paul.
Me gustaría añadir algo.
Es interesante que tú preguntes sobre el infierno y el amor en la misma carta. A menudo nos encontramos con que esas personas que nos acusan de no tener amor creen y predican que Dios, que es todopoderoso y el amor personificado, creó a personas que son débiles e indefensos (comparados con Él), y que Él enviará a muchos, si no a la mayoría de ellos, con pleno conocimiento previo, a un lugar donde serán atormentados por tiempo sin fin. En un millón de años el dolor apenas habrá empezado.
Él hará eso con muchas de las personas que hemos amado y quienes nos han importado. Lo hará con los enemigos que Él nos ha pedido que amemos, y a quienes, en verdad, nosotros amamos. Él simplemente no puede y no será capaz de hacer cualquier cosa por ellos después de la muerte física porque ellos rechazaron a Jesús (o nunca oyeron hablar de Él), o eso dice tal razonamiento.
Las mismas personas que acusan de este tipo de acciones a Dios, dicen que no pueden tomar ningún crédito por su propia salvación. Daniel, si Él lo hizo gratuitamente por ti, sin ningún mérito de tu parte, ¿cómo es que Él no puede hacer lo mismo por otro pecador? ¿No ves una contradicción entre lo que hablas de un Dios de amor y tu doctrina del infierno?
Estas personas, que predican y creen en este “amante” dios de castigo sin fin, son las mismas que nos dicen que nosotros no estamos amando porque corregimos a alguien por sus venenosas creencias y caminos, mientras que esas cosas están trayendo muerte espiritual a todos los que participan de ellas. ¡Hablando de contradicción! ¡Hablando de oscuridad e infierno! ¿Puede alguien escuchar lo que estamos diciendo?
La respuesta de Daniel:
Víctor,
Sé que no me conoces y eso está bien. He estado leyendo tus mensajes de correo para un hombre que nunca has visto, cuyo Evangelio tú no has oído, y lo juzgas de acuerdo a la forma en que él sirve a Dios y, sin embargo, tú nunca has hablado con el hombre. Claro que podemos juzgar a Hitler y a Judas de acuerdo con sus actos de maldad, pero tú estás juzgando a un hombre que simplemente crees conocer. En primer lugar, Philip es de Birmania, por lo tanto, el inglés no es su primer idioma, cómo entonces puedes juzgarlo solamente por unos correos electrónicos que están constantemente llenos de errores gramaticales. Parece que estás tratando de animarlo con palabras, pero estás usando palabras que están llenas de ira y condenación. En primer lugar, si yo fuera él, yo no escucharía a alguien que “viene en el camino del amor” sólo para golpear a aquellos cuyo conocimiento teológico es inferior al tuyo. Si tú sientes que Philip predica un evangelio contrario a las Escrituras y que realmente lo amas, ¿por qué no vuelas a Burma a ver las caras de las personas que él ministra y los guías en “verdad.” Estoy seguro de que es fácil juzgar a alguien cuando la única evidencia que se tiene de esa persona son palabras escritas (con muchos errores gramaticales) en unos correos. Por todo lo que sabes, ¡Philip podría ser un niño de 13 años en Vermont! Yo aprecio que te tomes el tiempo para leer este mensaje y no pretendo hacerte enojar, pero quiero que te des cuenta de que juzgar a un hombre cuya voz nunca has escuchado y cuyo ministerio nunca has visto es una cosa peligrosa. ¿Están ustedes orando acerca de todo esto? ¿Les ha dado Dios la autoridad a ustedes para desgarrar por todo lo que saben a un hermano en Cristo?
Daniel
La respuesta de Víctor:
Daniel, tú estás en un gran error porque estás en la carne y no en el Espíritu de Dios. Estás atado en la oscuridad por completo. ¿Leíste o no leíste mi carta a Philip, por la que respondes aquí? Si la leíste, ¿cómo es posible que hagas las preguntas o hagas los comentarios que haces? Aquí está una parte de esa carta pertinente a nuestra conversación:
“Philip, tú sugieres que no tenemos derecho a decir lo que decimos porque nunca te hemos visto. Nunca hemos visto a Judas, o a Hitler, o a millones de otros, muchos sobre los que podemos ejercer juicio basados en el conocimiento de Dios, no en cómo se ven o qué hacen. Los conocemos por su espíritu y palabras. Si tuvieras el Espíritu de Cristo sabrías eso, y por tanto, no serías capaz de decir lo que dices. Nosotros te vemos por el Espíritu. Como está escrito:
‘Pero el que es espiritual juzga todas las cosas, mas él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor, para que Le instruya? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo’ (1 Corintios 2:15-16 LBLA).
¿Tuvo Jesús que ver a Natanael para saber que él estaba sentado debajo de una higuera? Si tenemos Su mente, podemos saber sin ver con el ojo carnal. Si conocieras al Señor, creerías esas Escrituras, pero tú no crees su significado simple, ya que no están a tu vista. Tú no Lo conoces a Él, ¿o sí, Philip?”
¿No ves las respuestas a tus objeciones en esa porción? Los que caminan en el Espíritu conocen a los demás según el Espíritu y no según la carne. Si bien yo no he conocido a Philip en la carne, lo he conocido, he oído su Evangelio, y he hablado con él. Para alguien que profesa creer en Jesucristo, decir que yo no he lo hecho eso es locura e ignorancia. Daniel, yo no te estoy condenando, y sí sueno duro, pero no me siento duro para contigo. Sin embargo, debo hablar con claridad. Tú dices que yo no te conozco, pero sí te conozco, y estoy razonando contigo para que puedas creer y salir de tu oscuridad.
Que Philip sea Birmano, que su inglés sea pobre y que sus cartas estén llenas de errores gramaticales no tienen nada que ver con lo que he tenido que decirle a él; nada. ¿Por qué supones lo contrario, y me juzgas por juzgarlo a él en esos asuntos?
Si hay enojo, y lo hay, no es el mío. Dios está enojado con él y sus caminos, y con quienes lo animan en esos caminos. Yo no tengo malos sentimientos personales hacia nadie, incluyendo a Philip. Dios me ha dado el poder ver la falsedad, su maldad y los malos efectos que tiene sobre las personas involucradas. Ustedes están inmersos en las obras de maldad, pero presumiendo rectitud, verdad y amor en el Nombre de Cristo. Si encuentras condenación en nuestras palabras, esa es la condenación de tus obras, que ciertamente deben ser condenadas. Dios las condena, y si Él lo hace, ¿por qué no yo, que soy uno con Él? No tiene nada que ver con “conocimiento teológico”; sin embargo, mientras que no se encuentra que los santos proclamen credenciales, los de tus círculos, Philip incluido, ganan, otorgan y hacen mención de doctorados u otros títulos. Si tú o Philip tienen el derecho de hacer lo que no es bueno a los ojos de Dios, ¿no crees tú que yo tenga el derecho de identificar el error? ¿Quién tiene más derecho?
¿Amor? ¿Sabes tú lo que es el amor? Si así fuera, tú hablarías y predicarías la verdad. El amor al que te refieres, sin embargo, es el amor del hombre, y no el amor de Dios. El amor del hombre negocia la verdad y busca su propio beneficio, mientras aparenta perseguir el beneficio del otro. Los círculos evangélicos y otros círculos religiosos están llenos de personas que se sirven a sí mismos, tomando el nombre de Dios en vano, y engañándose a sí mismos y a quienes los rodean.
¿Qué tan amoroso fue Dios con Ananías y Safira, o con los judíos de Jerusalén en el año 70 D.C.?
Yo no “siento” que Philip esté predicando un evangelio contrario a las Escrituras. Yo ni siquiera “siento” que todo lo que él predica esté mal, pero sí sé que él está predicando falsedad, como se mencionó anteriormente. Sin embargo, el problema real no es lo que él predica sino su enfoque. No está en el Señor, por más que tú y él puedan pensar lo contrario. Se centra en el dinero, en las obras, en sí mismo, en su piedad y rectitud carnal… cualquier cosa menos en Aquél que él profesa servir, y es por eso que lo hemos abordado. Él se equivoca, necesita que se le señale, y a menos que realmente tenga el corazón que dice tener para Dios, él no va a escuchar, aunque yo hablara tan amorosa y suavemente. Esto lo sé; esto he aprendido. Quienes están inclinados a servirse y glorificarse a sí mismos, no están interesados en la reprensión o la reprobación o cualquier forma de corrección. Sólo están interesados en sus agendas secretas, a menudo en secreto incluso para sí mismos.
¿Cuál es tu agenda, Daniel? ¿Lo sabes? Yo sé que estás en tinieblas. La oscuridad no está allí porque tú camines por y en Él, Quien es Luz; te lo puedo garantizar. Sin embargo, de alguna manera detecto una señal de búsqueda en ti. No estás satisfecho o en paz interior, y puedes incluso estar llegando al lugar en el que estés dispuesto a ser lo suficientemente honesto y admitirlo. ¿Estoy en lo cierto? Tal vez no.
¿Por qué habría yo de volar todo el trayecto hasta Burma o hasta cualquier otro lugar del mundo a mirar la carne, cuando veo, escucho y entiendo lo que está sucediendo en el Espíritu, según el Señor me lo muestra? Yo no estoy en tinieblas, Daniel, como supones.
Tú escribes: “Quiero que te des cuenta de que juzgar a un hombre cuya voz nunca has escuchado y cuyo ministerio nunca has visto es una cosa peligrosa. ¿Están ustedes orando acerca de todo esto? ¿Les ha dado Dios la autoridad para desgarrar por todo lo que saben a un hermano en Cristo?”
Daniel, si yo estuviera juzgando por las apariencias, eso estaría mal, con las consecuencias correspondientes, sobre todo si la persona juzgada estuviera en el Señor. Sin embargo, yo juzgo con justo juicio, como lo ordena el Señor (Juan 7:24). ¿Cuál es el propósito? ¿Será para condenar, aun si yo estuviera enojado o fuera duro? No. Es para ayudar y salvar.
¿Oración? Eso es nuestra sangre y aliento.
Dios no me ha dado ninguna autoridad para desgarrar, “por todo lo que sabes a un hermano en Cristo.” Él me ha dado autoridad para exponer y despedazar las obras de los hombres, para convencer a los impíos (Judas 1:14-15), para censurar las obras de las tinieblas, para no pasar por alto, sino decirle a la gente sus pecados (Isaías 58:1). Él me ha dado autoridad para hacer esas cosas. Dime, Daniel, ¿sabes tú si Philip es un hermano en Cristo o cizaña? Si no lo sabes, ¿por qué no? ¿Eres tú un hermano en Cristo o cizaña? ¿Lo sabes tú? ¿Te ha sido dada autoridad para culparme o cuestionarme a mí, mis hechos y mis motivos? Si tú eres de Dios, oirás y recibirás las palabras que hablamos (Juan 8:47; I Juan 4:1-6).
Aunque en tinieblas y en dudas, tú al menos eres educado. Tengo que concederte eso. Lo aprecio, y espero que dejes de desparramar y comiences a recoger con el Señor y con nosotros. Philip podría tener a otros que lo saquen del error. Hasta el momento, él no tiene más que aquellos que lo llevan al error. Ellos son culpables de su sangre.
Conociéndolo a Él, al Señor Jesús, y sabiendo de qué hablamos,
Víctor