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¿Pecan los Cristianos?

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¿Están los creyentes en Cristo atados al pecado por el resto de sus vidas, como creen algunos, o nos ha libertado Él del pecado y de vivir pecando, dándonos una nueva Naturaleza? Las Escrituras parecieran decir las dos cosas, pero ¿qué es lo que dicen en realidad? Alabado sea Dios, nosotros sabemos la verdad del asunto, y la verdad no sólo da esperanza, sino que hace libre cuando se cree.

Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas y daré gracias al SEÑOR. Esta es la puerta del SEÑOR; los justos entrarán por ella. Te daré gracias porque me has respondido, y has sido mi salvación.” (Salmos 118:19-21 LBLA).

Hay mucha confusión en el mundo cristiano en cuanto a si un creyente nacido de nuevo continúa pecando o no. La Biblia Anotada del Escéptico presenta lo que puede parecer dos conjuntos de declaraciones irreconciliables de las Escrituras acerca de si un creyente peca o no.

¿Pecan los cristianos?

Nadie está libre de pecado.

1 Reyes 8:46 – No hay hombre que no peque.

2 Crónicas 6:36 – No hay hombre que no peque.

Proverbios 20: 9 – ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?

Eclesiastés 7:20 – Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.

Romanos 3:23 – Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.

1 Juan 1: 8 – Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

1 Juan 1:10 – Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Los cristianos viven sin pecado.

1 Juan 3: 6 – Todo aquel que permanece en Él, no peca.

1 Juan 3: 9 – Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado; porque Su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

1 Juan 5:18 – Sabemos que todo aquel que es nacido de Dios, no peca.

3 Juan 11 – El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. (Fuente)

Sin embargo, no hay contradicción. Romanos 7:25 explica el aparente enigma: “¡Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! Así que con la mente yo mismo sirvo a la Ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado” (Romanos 7:25 LBLA).

Las Escrituras declaran que todos los hombres nacen pecadores. Los pecadores que han nacido de Su Espíritu reciben la Mente de Dios y el poder de una nueva vida para caminar en santidad. Nosotros, los que recibimos Su Espíritu, nos convertimos en nuevas criaturas en Dios:

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17 LBLA).

Por la fe, permanecemos en Él, nuestra Cabeza, y no pecamos, porque Él no peca. ¡Es Su rectitud en acción!

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la Ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8:1-2 RVG)

Ahí lo tiene. Si usted no lee más que eso, ya tiene la respuesta – los cristianos, aquellos en los que Cristo se ha formado, quienes andan en Su Espíritu, no pecan. Y si, durante su recorrido hacia la madurez espiritual piadosa, cometen pecado, Jesucristo los perdona, los corrige, y los limpia:

1 Juan 2:1-6 LBLA
(1) Hijitos míos, os escribo estas cosas a ustedes para que no pequen. Y si alguno peca, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo.
(2) Y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
(3) Y en esto sabemos que nosotros Le hemos conocido, si guardamos Sus mandamientos.
(4) El que dice: Yo le conozco, y no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en Él.
(5) Pero el que guarda Su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. Por esto sabemos que estamos en Él.
(6) El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.

Y sabemos que Él caminó sin pecado.

Si usted tiene alguna pregunta u objeciones, o si desea saber más acerca de la maravillosa obra de Dios en Cristo, seguimos con porciones de cartas y conversaciones que cubren muchos aspectos de la realidad de la nueva vida del creyente en Cristo como se enseña en las Escrituras. “Porque todas las promesas de Dios son en Él Sí, y en Él Amén, para la gloria de Dios por medio de nosotros” (2 Corintios 1:20 LBLA).

Sorprendentemente, los que se oponen con más vehemencia a esta verdad son los que profesan ser cristianos. Los mismos que deberían estar agradecidos, y solícitos de la victoria en Cristo, son los que protestan más fuerte en contra de ella. ¿Por qué ocurre eso? Debido a que andan en su propia justicia y no pueden dejar de pecar. La justicia de Cristo testifica en contra de la rectitud y obras de ellos, de las cuales no se arrepienten, y por eso se levantan contra Él al igual que lo hizo Caín con Abel.

Respondiendo a los que se oponen

Respondemos a los que caminan en el espíritu de Caín y argumentan en contra de la victoria de Cristo sobre el pecado en los que tienen Su fe (segmentos de Imperfection Tries to Argue Against Imperfection). Bob es un uno de ellos:

Bob: Su sitio web [The Path of Truth] dice esto: “Los que son del Señor y eligen permanecer Suyos no pecan y no pecarán, no voluntariamente.” Pienso que está claro que Paul y Víctor creen pertenecer a Dios… por lo que con esta declaración se puede inferir que ellos también creen que no pecan.

Paul: Nosotros, contrario de tus acusaciones, no escribimos la Biblia. Las siguientes no son nuestras palabras, excepto que estamos 100% de acuerdo con ellas, en espíritu, porque estamos en el Señor Jesucristo, Quien inspiró las Escrituras, y nosotros experimentamos su realidad:

“Nadie que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.” (1 Juan 3: 9 RVR)

También estamos de acuerdo con Su Palabra con respecto a aquellos que argumentan que no pueden evitar pecar:

2 Pedro 2: 12-16 RVR
(12) Pero éstos, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, hablan mal de las cosas que no entienden; y perecerán en su perdición,
(13) Y recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar del placer todo el tiempo. Estos son suciedades y manchas, los cuales comiendo con vosotros, juntamente se recrean en sus errores;
(14) Tienen los ojos llenos de adulterio, y que no se sacian de pecar; seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia; hijos malditos:
(15) Que han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad;
(16) pero fue reprendido por su iniquidad: una muda bestia de carga, hablando en voz de hombre, refrenó la locura del profeta.

Bob: ¡Increíble! ¡Verdaderamente! Yo tenía conocimiento de tan sólo 1 persona que caminó sobre la Tierra sin pecado. Él también era completamente Dios.

Paul: Jesucristo como Dios, siendo también el Hijo del Hombre, hace un puente a través de Su cruz para que el hombre reciba Su justicia y la vida de Dios. Así que es Él, por medio de Su cuerpo, que sigue caminando en la tierra en los que creen y toman la cruz:

“Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí Mismo por mí.” (Gálatas 2:20 NBLH)

Esto es lo que dicen las Escrituras acerca de los que no confiesan tener esta vida ni reciben a los que la tienen en Cristo:

“Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Este es el engañador y el anticristo.” (2 Juan 1: 7 RVR)

Bob: Pero el Apóstol Pablo no estaba sin pecado. Si así fuera, ¿por qué el apóstol Pablo nos diría que lo siguiéramos a él así como él seguía a Cristo?

Paul: ¡Ahí está exactamente el por qué! Cristo limpió a Pablo de su pecado y lo libró del cuerpo de muerte (Romanos 7:25). Es por eso que Pablo instruyó a otros a seguirlo a él, porque el Señor lo había llevado a la impecabilidad Suya.

Esto de ninguna manera niega el hecho de que los hombres necesiten pastores enviados por Dios para guiarlos a Su gracia – lo apoya y lo establece. Pablo se llamó a sí mismo un perito arquitecto. Él fue preparado y enviado por Dios para llevar salvación al pueblo del Señor. Por eso dijo él que lo siguiéramos así como él seguía a Cristo.

Nacer de nuevo se trata totalmente de caminar en perfección sin pecado (ya no más de acuerdo con el espíritu de este mundo). Se trata de recibir de la naturaleza de Dios, y por Su poder, vencer la carne para ya no más morir por el pecado (“el que cree en Mí no morirá eternamente”). Eso es el Cielo en la tierra.

¿No ordenó Jesús que fuéramos perfectos como nuestro Padre Celestial es perfecto? ¿Es Él un tonto por esperar este resultado, o es Él capaz de hacer que esto suceda?

Si una persona está en el Espíritu de Cristo, ¿cómo puede pecar? ¿Es Cristo un pecador? La perfección es el propósito de la encarnación de Dios en Cristo y en el hombre. Pablo dejó muy en claro que él ya no caminaba en pecado, después de haber sido traído a la unión con Dios por medio de Cristo:

Romanos 6:1-7 NBLH
(1) ¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde?
(2) ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
(3) ¿O no saben ustedes que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte?
(4) Por tanto, hemos sido sepultados con Él por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
(5) Porque si hemos sido unidos a Cristo en la semejanza de Su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de Su resurrección.
(6) Sabemos esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado;
(7) porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado.

Sabemos que Pablo era libre de pecado porque él declaró inequívocamente que estaba muerto (libre de pecado) – Ya no era él que vivía:

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el Cual me amó y se entregó a Sí Mismo por mí.” (Gálatas 2:20 RVR).

¿Para qué discutir en incredulidad contra lo escrito y negarse a uno mismo la bendición de Dios en Cristo, que es la herencia de los que creen?

Bob: Si el Apóstol estaba sin pecado ¿no estaría bien para mí simplemente seguirlo a él?

Pablo: Sí, y es por eso que Pablo dijo que lo siguiéramos, porque él seguía a Cristo, Quien libertaría del pecado también a sus seguidores:

“Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa. Entre ellos resplandecéis como luminares en el mundo, asidos de la Palabra de Vida, para que yo pueda gloriarme con ustedes en el día de Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.” (Filipenses 2:15-16 LBLA)

Los santos de Dios están llamados a una inculpabilidad presente, para lo cual Cristo es más que suficiente. ¿Quién es el mentiroso que dice que Él no es suficiente? ¿Está pecando alguien que camina sin culpa? ¿Quién es el acusador de los hermanos que dice que ese sí anda pecando?

Bob: ¿No te gusta esa lógica? Entonces prueba esto: Pablo el Apóstol se llama a sí mismo el mayor de los pecadores. Él no usó el tiempo pasado.

Paul: Leamos toda la porción y escuchemos el resto de la historia:

“Fiel es la Palabra y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda Su paciencia, como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna.” (1 Timoteo 1:15-16 LBLA)

Jesucristo trajo misericordia a Pablo como el mayor de los pecadores y lo libró de su gran pecado, dándole la vida eterna. No se puede entrar en la vida mientras se camina en el pecado:

“Mas ahora, libertados del pecado, y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santidad, y por fin la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte; mas el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:22-23 RVG)

Entonces, ¿qué quiso decir Pablo al usar el tiempo presente cuando hablaba de sí mismo como el primero de los pecadores? Es evidente que ya no estaba haciendo las mismas cosas que había estado haciendo antes de convertirse. ¿Cuánto más evidente puede ser algo como su dramático cambio – de matar a los santos a bendecirlos y ministrarlos? Él no seguía pecando por encima de todos los demás – él no estaba pecando en absoluto. Pero su justicia no era su propia obra. En él, en su carne, todavía no habitaba ninguna cosa buena (Romanos 7:18). La carne es carne, pero el espíritu está en Cristo. Y que el espíritu esté en Él es la clave.

Jesucristo libertó al espíritu de Pablo de la corrupción y la esclavitud de su carne, pero su carne todavía no era digna de confianza:

“Porque yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Romanos 7:18 RVR).

Es por eso que Pablo dijo que él mantenía su cuerpo sujeto – lo cual nos dice que ya no estaba pecando (1 Corintios 9:27).

Los que no han nacido de nuevo del Espíritu no saben esto, porque la carne es todo lo que han conocido y en lo que han caminado. Si tú no has recibido el Espíritu de Cristo, ¿cómo puedes saber la diferencia entre el espíritu y la carne? No puedes.

Bob: Mira Filipenses 3:12 “No que lo haya ya alcanzado, ni que ya sea perfecto, mas prosigo para ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.” Entonces, ¿quién, me pregunto, es el hipócrita? Paul y Víctor dirán que soy yo, en mi “estado de ánimo y humor temporal”. ¡Alabado sea Dios! ¡Este cuerpo es sólo temporal!

Paul: Si bien no podemos más que esperar que los perros desguacen y rompan las cosas santas de Dios, vamos a ver el contexto de este pasaje por el bien de los que quieren escuchar y volverse a Dios, así como para el juicio de los que no:

“A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la participación de Sus padecimientos, llegando a ser semejantes a Él en Su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (Filipenses 3: 10-12 RVR).

Para ganar la carrera, hay que terminarla. Sin duda que hay una resurrección física que tenemos por delante, y Pablo estaba hablando de su persistencia y la manera en que él seguía firme en la fe para alcanzar dicho objetivo. En esto, una vez más, él ha proporcionado un excelente ejemplo a todos los santos para no perder la esperanza ni desmayar en el día de la batalla:

“¿No saben que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corran de tal modo que ganen. Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado.” (1 Corintios 9:24-27 NBLH)

Pero el premio de Cristo no es lo que encontrarán los que luchan contra Dios cuando mueran. Sí, este cuerpo es sólo temporal, como Bob dice, pero el Señor explica que no todos van a encontrar alivio al ser liberados del mismo:

“No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán Su voz y saldrán, los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, y los que han practicado el mal para la resurrección de condenación” (Juan 5:28-29 LBLA).

Víctor: Los esfuerzos de Pablo por la perfección no sugieren que él todavía tenía pecado en su vida. Hay una perfección de muchas cosas, como de la comprensión, la cantidad y la calidad del trabajo realizado, el poder de Dios, y así sucesivamente. Por ejemplo:

“Y Él me ha dicho: Bástate Mi gracia; porque Mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.” (2 Corintios 12:9 LBLA)

Asumir que Pablo estaba hablando de la perfección sin pecado en Filipenses 3:12, sugeriría que Jesús tenía pecado (lo cual no fue así):

Hebreos 5:7-9 LBLA
(7) El cual en los días de Su carne, habiendo ofrecido ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas Al Que le podía librar de la muerte, fue oído por Su temor reverente.
(8) Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
(9) y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser autor de eterna salvación a todos los que Le obedecen.

Bob: Yo ciertamente soy incapaz de juzgar el corazón de ustedes. ¡Lo admito! Por lo tanto, quitemos de aquí mi juicio y a mí.

Paul: Esa es una de las únicas cosas verdaderas que has dicho. Si tan sólo pudieras seguir adelante con eso, humíllate para escuchar, arrepiéntete, y pierde tu vida para que puedas ganarla. Pero el orgullo es un capataz tenaz.

Víctor respondió a otro en la misma guerra de Blog:

Tú preguntas: “4. En su sitio web ustedes mencionan que ya no ‘pecan voluntariamente.’ Una vez más la implicación ahí es que a veces ‘pecan no voluntariamente.’ Si no, ustedes habrían dicho, ‘no pecamos.’ ¿Podrían entonces ustedes darme un ejemplo o dos de esos tipos de pecados? Particularmente uno que hayan cometido recientemente. Saquemos estas cosas ‘a la luz.’

Pablo dijo que en su carne no moraba el bien; sin embargo, él no pecó en la forma que tú consideras pecado. Él dijo:

“¡Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! Así que con la mente yo mismo sirvo a la Ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado” (Romanos 7:25 LBLA).

Juan, nuestro hermano, y el de Pablo, dice por el Espíritu de nuestro Hermano Mayor:

1 Juan 3: 3-10 RVG
(3) Y cualquiera que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro.
(4) Cualquiera que comete pecado, traspasa también la Ley; pues el pecado es transgresión de la Ley.
(5) Y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él.
(6) Todo aquel que permanece en Él, no peca; todo aquel que peca, no Le ha visto, ni Le ha conocido.
(7) Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia, es justo, como también Él es justo.
(8) El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
(9) Todo aquel que es nacido de Dios, no peca, porque Su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
(10) En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo; todo el que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Yo no pretendo rectitud en mi propio derecho, pero he experimentado la realidad de estas Escrituras, al igual que todos los santos. Los que aún están en sus pecados no puede imaginar tal condición ante Dios, excepto en teoría, lo cual no cuenta.

Paul agrega:

Voy a decir esto, sin embargo, ya que el tema del pecado ha surgido aquí varias veces. El Señor siempre quiere decir lo que dice. Cuando Él dice que espera que seamos perfectos, que caminemos en Luz y guardemos Sus mandamientos, Él quiere decir precisamente eso.

¿Por qué no lo querría así? ¿No es Su voluntad que salgamos de la muerte y tengamos vida abundante? Y si eso es lo que Él quiere, ¿no proveerá Él lo necesario?

“¿Entonces invalidamos la Ley por la fe? ¡En ninguna manera! Antes bien, confirmamos la Ley” (Romanos 3:31 RVG).

Por esta razón Cristo venció la muerte por nosotros. Esta es una verdad de lo más maravillosa.

El hombre natural no sabe lo que es cumplir la Ley. Si lo supiera, los hombres no regenerados que creían cumplir la Ley no habrían matado a Jesucristo, la manifestación directa de la Ley Cumplida. Esto es lo que dicen las Escrituras acerca de los que rechazan a Cristo:

“Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer su propia justicia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10:3 RVG).

Nosotros no estamos haciendo grandes esfuerzos, como lo pone Bob en su último mensaje, para guardar la Ley. La Ley es nuestra nueva naturaleza en Cristo. ¿Debe una oveja esforzarse en balar y comer hierba? El Señor ha hecho el trabajo. Como Él dice de Sí Mismo: “Yo Soy el que Soy,” así “nosotros somos lo que somos” en Él. Ahora Él es nuestra vida. Él vive, y por lo tanto nosotros también vivimos, libres del pecado y de la muerte. Esta es la gloriosa promesa del Evangelio de Cristo.

Después de que recibimos el Espíritu, nosotros nos esforzamos mucho en guardar la Ley, como lo hizo el apóstol Pablo (relatado en Romanos 7). La justicia propia de la carne aún no estaba superada; la verdadera batalla apenas empezaba. (¿Cómo se puede vencer la carne sin Su Espíritu adentro? Tenemos que nacer de nuevo.)

Estábamos de acuerdo con la Ley, teniendo la mente de Cristo y sabiendo que era buena, pero nos encontramos con que en nuestra carne y confianza en nosotros mismos, no podíamos guardarla. Por tanto, la Ley ha sido nuestro tutor que nos llevó a Cristo, y fue a través de nuestra humillación y Su justicia que la Ley se cumplió en nosotros. Entramos en Su reposo, cesamos de nuestras propias obras (Hebreos 3 y 4).

Los niños deben ser entrenados. Recibir el Espíritu es sólo la incepción, no la conclusión. Al final de nuestra formación, Cristo nos libra de este cuerpo de muerte (Romanos 7:25). No, esta no es la  resurrección física. Es algo más importante, la resurrección espiritual, sin la cual ninguna persona verá al Señor.

En esto tenemos lo que Pablo describe:

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la Ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8:1-2 RVR)

Hemos sido liberados del pecado y de la muerte, pero los de este blog siguen presionándonos a confesar que estamos en pecado, y que estamos bajo la misma condenación en que se encuentran ellos. Si dijéramos eso, sería una mentira, porque no estamos así. Sería un gran daño para todos, porque ellos necesitan saber que cada palabra de Dios es verdad, y todas las promesas de Dios en Cristo son “Sí.” Él es fiel a Su Palabra.

¿Significa esto que no somos hombres con flaquezas, con todas las debilidades concurrentes? (Las flaquezas y debilidades no son pecados – 2 Corintios 12:7-9.) Por supuesto que no. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, como Pablo declara, para que la excelencia del poder pudiera ser de Dios (2 Corintios 4:7). Pero no creas que tú puedes tener la victoria sin el don y, más concretamente, sin el Dador.

Hay mucho en nuestro sitio para ayudar a quienes quieren saber más. Un buen lugar para comenzar es Law and Grace.

Perfección Ilusoria

Mientras el último grupo se burlaba de la realidad de que los cristianos no pecan, aquí tenemos un profesor de Cristo que cree haber llegado a la perfección de no pecar, pero no es así. Y debido a esto, él no entiende cómo podemos ser pecadores salvos por gracia. Para él, esto significa que todavía estamos pecando. Él no reconoce que mientras nosotros cumplimos la Ley por el poder de Cristo, él mantiene una forma de ley en su propia justicia.

Hola Greg,

Tienes razón en que Jesús nos manda diciendo “vete y no peques más,” y Él nos da la gracia para obedecer. Eso es lo que afirmamos y enseñamos nosotros de todo corazón. Pero no nos equivocamos al decir que somos pecadores salvos por gracia, y si tú has recibido la misma gracia, estarás de acuerdo y entenderás lo que estoy diciendo.

Por un tiempo yo fui un pecador sin esperanzas de cambio, totalmente reacio e incapaz de renunciar a mi pecado, hasta que el Señor me dio Su gracia, comenzando con el arrepentimiento. ¿No es eso lo que dicen las Escrituras?

“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad” (Filipenses 2:13 LBLA).

Lo que te escucho decir es que es Greg quien produce en ti así el querer como el hacer el beneplácito de Dios. Estás caminando en tu propia justicia, haciendo obras de la carne de acuerdo a tu voluntad, no en las obras del Espíritu por Su gracia.

Si Dios está trabajando en mí para cumplir Su Ley, entonces ya no soy yo quien hace las obras, sino Cristo en mí. ¿No es eso lo que dicen las Escrituras?

“Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí Mismo por mí.” (Gálatas 2:20 NBLH)

¿Dijo el apóstol Pablo que él fue el primero de los pecadores, que es lo que debería haber dicho según tu doctrina?

“Fiel es la Palabra y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15 LBLA).

Pablo dijo eso después de ser liberado de sus pecados, como nacido de nuevo, obediente hijo de Dios. Por lo tanto, no hay contradicción cuando uno que camina en la preciosa salvación de Cristo dice: “Yo soy un pecador salvo por gracia.” Por el contrario, hay completa  armonía. Esta es la fiel Palabra de Dios, la verdad y realidad comprobada.

Pablo también dijo lo siguiente:

“Gracias doy a Dios por Jesucristo nuestro Señor: Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios; mas con la carne a la ley del pecado.” (Romanos 7:25 RVG)

¿Qué vas a hacer con eso? ¿No es él un pecador si él sirve a la ley del pecado, ya sea en la mente o la carne?

Pablo dijo: “En mí, en mi carne, no mora el bien.” Eso siempre es cierto mientras estamos en esta habitación presente. “Golpeo mi cuerpo,” dijo Pablo. ¿Por qué? ¿Cuál era la necesidad si él ya no era un pecador? ¡Incluso se declara a sí mismo el primero de los pecadores!

Gracias a Dios por Su justicia en Cristo, la cual es nuestra cuando creemos y caminamos de acuerdo a Su Espíritu. ¡Esa es la salvación! ¡Ahí es cuando Jesucristo ha venido en carne!

Entendemos todas las Escrituras que nos diste, Greg, y no hay contradicción en ninguna de ellas con lo que te estamos diciendo nosotros. Lo que no estás entendiendo es que si el Señor no te lleva a la cruz y te da el poder para tomarla, tú no puedes negarte a ti mismo así como no puedes suspenderte a ti mismo de los cordones de tus zapatos. Tú no puedes hacerte libre de pecado – sólo el Hijo puede hacer eso.

El mayor problema para los fariseos no era su pecado conocido, sino su pecado inadvertido, el cual era que caminaban en su propia justicia.

“Jesús les dijo: Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado; pero ahora, porque dicen: ‘Vemos,’ su pecado permanece.” (Juan 9:41 LBLA)

En tu insistencia de que tú no tienes pecado, llegarás a la desilusión y, por la gracia de Dios, reconocerás tu necesidad del Autor y Consumador de la fe, el Libertador y Salvador que aún debes conocer.

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1: 8-9 LBLA).

Hasta entonces, la gente va a verse obligada a morderse la lengua y a evitar voltear los ojos hacia arriba cuando se enfrenten a tu santurronería, Greg; no digamos sus intentos de no sentirse condenados por ella. Por nuestra parte, no podemos ser condenados por ti, después de haber tenido nuestra victoria asegurada en Él. Nosotros no vamos a mordernos la lengua y no vamos a voltear nuestros ojos porque entendemos lo que te falta, y hablamos de lo que sabemos para suplirlo.

Más aclaraciones en otra carta:

Greg,

El apóstol Pablo habló de sí mismo como de un pecador, pero no porque él siguiera pecando, y lo dejó claro:

“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡En ninguna manera! Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6: 1-2 RVG)

Así que, ¿por qué habló de sí mismo como de un pecador en el tiempo presente, si él ya no estaba pecando?

Él estaba reconociendo que no era por su propio trabajo o justicia que había sido liberado de sus pecados. Él era un hombre muerto, y no había nada que pudiera hacer al respecto.

Pablo dijo estas cosas para el beneficio de sus oyentes, para que tuvieran esperanza en Cristo por la misma salvación que él experimentó. Él les decía: “Esto es todo lo que yo soy – No soy un súper santo o un héroe. Todo lo que soy ahora, es por la gracia de Dios a través de Jesucristo. La gloria es Suya. Es lo mismo para ti. Tú no te puedes salvar de tus pecados tú solo, pero Él sí puede, no importa lo lejos que estés de Él. Él demostró eso al salvarme a mí, Su mayor enemigo. Por la misma gracia, Él te salvará a ti.”

Pablo confesó y reconoció abiertamente su miseria e indignidad. Pero a ti no te escuchamos que hagas eso, Greg. ¿Por qué? Porque tú nunca has sido liberado de tu mal. Al no ser liberado de esas cosas, tú no has conocido la gracia o la gloria de Dios. Cuando hablas de caminar sin pecado, estás hablando acerca de tus propias obras y justicia. Tu justicia no ha superado, o diferido de, la de los fariseos, quienes despreciaban a los publicanos arrepentidos.

Ésta es la diferencia entre nosotros que estamos de acuerdo con decir, “Somos pecadores salvos por Su gracia,” y tú que lo niegas, insistiendo “Yo fui un pecador salvado por Su gracia.” Nosotros conocemos la corrupción y la debilidad de la carne, habiendo sido liberados de ella, mientras que tú no la conoces, siendo uno con ella y gloriándote en las obras de tu propia justicia. Nosotros caminamos en la gracia del Señor Jesucristo, y Le damos la gloria, mientras que tú caminas en los mandamientos carnales de los hombres y te das a ti mismo la gloria.

Nosotros que tenemos la Nueva Naturaleza del Señor no pecaminosa, sabemos que Él nos da la gracia para cumplir la Ley sin ningún mérito u obras por nuestra parte, para que podamos vivir, y vivimos, sin pecado. (Lee La Gracia – La Realidad.)

Adoramos al Señor junto con los veinticuatro ancianos que echan sus coronas delante de Él:

Apocalipsis 4: 9-11 RVR
(9) Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias Al Que está sentado en el trono, Al Que vive por los siglos de los siglos,
(10) los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran Al Que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
(11) Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas.

Todo se trata de Él, Quién es digno, y no de nosotros, que no lo somos. Es por eso que decimos que somos siervos inútiles. Eso no es falsa modestia; es la verdad acerca de Quién es justo y sin pecado y quién no lo es. Nosotros te oímos proclamar en tu camino de orgullo y presunción: “¡Estoy limpio! ¡Estoy limpio! Soy justo porque hago lo correcto por mi propio poder, aunque yo profeso darle toda la gloria a Dios.”

La Palabra de Dios te dice:

“¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón; limpio estoy de mi pecado?” (Proverbios 20:9 RVG)

Isaías 65: 2-6 RVR
(2) Extendí Mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos;
(3) pueblo que en Mi rostro Me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos;
(4) que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas;
(5) que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú. Éstos son humo en Mi furor, fuego que arde todo el día.
(6) He aquí que escrito está delante de Mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno.

Llevando la imagen del Hombre Celestial

Una carta a un Adventista del Séptimo Día nos lleva a otro punto: Los verdaderos cristianos son los hijos de Dios a través de Jesucristo. Si están destinados a pecar todos sus días en la tierra, entonces Cristo debe haber sido un pecador en los días de Su carne.

Vanetta, los Adventistas adoran a “otro Jesús,” una fabricación salida directamente de los abismos del infierno. En el corazón de esta abominación está la doctrina oficial ASD que afirma que Cristo tenía una naturaleza pecaminosa. Desde la publicación adventista, Lecturas Bíblicas para el Círculo del Hogar, en la página 115 de la edición de 1915, se lee: “En Su humanidad Cristo participó de nuestra naturaleza pecaminosa caída.”

Eso no es lo que dicen las Escrituras de la naturaleza de Cristo:

“Y Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá de ti, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35 RVR).

“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado entre las naciones, creído en el mundo, y recibido arriba en gloria” (1 Timoteo 3:16 RVR).

¿Puede alguien explicar cómo el Hijo de Dios, Santo y sin pecado, tuvo una naturaleza pecaminosa? Los ASD lo intentan, pero lo que resulta es un confuso doble discurso. Mejor hablemos con la sencillez de un niño, simplicidad que a los ASD les gusta pensar que tienen (¡ah, contradicción la de ustedes, gente!). Incluso un niño sabe que un perro ladra y una vaca muge. Igualmente, los que no están llenos de tonterías religiosas saben y admiten que un pecador pecará. Es la ley de la naturaleza. El que era Sin Pecado, por Su misma naturaleza, no va a y no puede pecar, así como el sol no puede producir oscuridad.

Jesucristo, el postrer Adán, nació en el mismo estado que el primer Adán antes de pecar. Y debido a que Jesucristo era el Espíritu vivificante de Dios en la carne, Él nunca cayó como cayó Adán: “Tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).

Jesús venció donde el hombre terrenal no podía. El hombre terrenal no estaba destinado a vencer, pero el Hombre Celestial sí. Así como el hombre terrenal sólo podía fallar, así el Hombre Celestial sólo podía prevalecer. Todos los que han nacido de nuevo de Su Espíritu son vivificados para ser como Él es:

“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es del Cielo. Como es el terrenal, así son también los que son terrenales; y como es el Celestial, así son también los que son Celestiales. Y tal como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial” (1 Corintios 15:47-49 NBLH).

Dios no puede pecar, y tampoco pueden los nacidos de Su simiente, Jesucristo:

“Todo aquel que es nacido de Dios, no peca, porque Su simiente permanece en Él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.” (1 Juan 3:9 RVG)

Los ASD y muchos otros objetan: “Bueno, ¿cuál fue el punto de que Jesús fuera tentado? ¿No sería una farsa, un espectáculo hipócrita, si Él no podía pecar?” Esa es una objeción tonta. Como cuando se pone un carro bien construido en una prueba de choque, sabiendo que no va a fallar, pero sólo para demostrarlo y probarlo, así también Jesucristo fue puesto a prueba para demostrar que Él es Dios infalible, el único que nos puede salvar por Su omnipotencia e infalibilidad. Al pasar la prueba, Él demostró a la humanidad que, a diferencia de todos los que vinieron antes de Él, sólo Él era y es Dios todopoderoso, capaz de salvar al máximo a los que vienen a Él.

Dios toma a un hombre de carne pecaminoso y lo convierte en un hijo de Dios, hecho a Su imagen a través de Jesucristo. Él toma barro y forma un hombre. Los ASD toman al Hijo de Dios sin pecado y lo presentan como un hombre pecador, hecho a la imagen de ellos por su condenable religión. Ellos toman un poco de barro y forman una imagen de Dios (en sus mentes carnales, finitas y corruptas) y se ponen a imitarlo. Ellos han bajado a Cristo a la tierra, atribuyéndole una naturaleza pecaminosa a Él como la de ellos.

Si Jesús tuvo una naturaleza pecaminosa como el Hijo de Dios, así razonan los adventistas, sin duda ellos deben ser aprobados por Dios en su naturaleza pecaminosa en lo que se inclinan a adorar y servir a “otro Jesús,” su ídolo. ¡Qué equivocados están! Ellos no tienen nada que ver con el Cristo resucitado y Su poder de resurrección en una vida nueva e interminable. No han experimentado ríos de agua viva fluyendo desde lo profundo de su interior. A lo sumo, sólo pueden tratar de actuar como si así fuera.

Vanetta, ¿has experimentado ríos de agua que fluyen desde lo más profundo de tu ser? ¿Has experimentado en tu vida y ser la Realidad Personal de Jesucristo? ¿Has oído Su voz?

Si no es así, entonces, ¿cómo puedes tú hablar con autoridad acerca de quiénes son siervos de Dios predicando el verdadero Evangelio de salvación, y quiénes no son? Tú no sabes lo que estás hablando, porque no eres un testigo calificado. Sólo aquellos facultados en Su vida y designados por Él están autorizados a hablar de Su parte.

Tú necesitas arrepentirte y bajar del trono del juicio que te has asignado a ti misma. Dios no puede tolerar enseñanzas diabólicas de E. White o de la organización que ella fundó, y nosotros debemos decírselo  a todos. (Lee Seventh Day Adventism en “Falsehood Exposed.”)

Elena G. de White está en oposición directa al Evangelio de Cristo. Ella y su organización sirven para destruir, no salvar, las almas de los hombres. Para más información sobre su Santa Naturaleza, que es nuestra única esperanza de salvación, lee Could Jesus Christ Have Sinned? Pero tal vez tú estés demasiado ofendido ahora por tu propio bien. Bienaventurados los que no se ofenden por nosotros y por lo que debemos declarar de Dios.

El Corazón Nuevo que Busca Obedecer a Dios

Aquí hay una carta escrita a un hombre que estaba preocupado por haber cometido el pecado imperdonable, en el que se muestra cómo saber si usted es un cristiano o no, y lo que es la salvación (todo lo cual se relaciona con el tema de si los cristianos pecan):

No creo que tú hayas cometido el pecado imperdonable, como sospechas. No creo que alguna vez hayas experimentado más que el primer paso de la salvación, mucho menos los dos siguientes (hay tres). He aquí la razón:

Una, tú dices: “He sabido que Jesucristo es el Señor por muchos años.” Nota que no dijiste que tú Lo conocieras como Señor, sino sólo que sabías que Él es Señor. Hay una gran diferencia. Los demonios también saben que Él es Señor, y tiemblan (Santiago 2:19); sin embargo, ellos no son salvos, y no obedecen ni se rinden a Él como Señor voluntaria y humildemente con alegría.

Dos, tú dice: “Durante muchos años incluso he pensado que yo era salvo (salvo siempre salvo).” Déjame decirte esto: Cuando uno es salvo, uno lo sabe; no sólo lo piensa. (Este punto no es fuerte, lo reconozco, porque tú podrías estar diciendo que aunque “sabías” que eras salvo en aquellos años, en retrospectiva miras que sólo pensabas que eras salvo.)

Tres, tú dices: “Yo sabía que el adulterio estaba mal, pero durante muchos años estuve involucrado en este horrible comportamiento,” y, “sólo pensaba bueno yo soy salvo, Dios me perdonará por mi comportamiento y todo estará bien.

Pero, ¿qué dice el hermano Juan acerca de eso?

“Si decimos que tenemos comunión con Él y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:6 LBLA).

“Y en esto sabemos que nosotros Le hemos conocido, si guardamos Sus mandamientos. El que dice: Yo Le he conocido, y no guarda Sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Juan 2:3-4 RVG)

“Todo aquel que permanece en Él, no peca. Todo aquel que peca, no Le ha visto, ni Le ha conocido” (1 Juan 3:6 RVG).

1 Juan 3: 8-10 LBLA
(8) El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para poder deshacer las obras del diablo.
(9) Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
(10) En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo el que no practica la justicia, y el que no ama a su hermano, no es de Dios.

1 Juan 5: 16-18 RVG
(16) Si alguno ve a su hermano cometer pecado no de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; digo a los que pecan no de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
(17) Toda maldad es pecado; mas hay pecado no de muerte.
(18) Sabemos que cualquiera que es nacido de Dios, no peca, porque el que es engendrado de Dios, se guarda a sí mismo, y el maligno no le toca.

Estas son palabras sencillas para personas sencillas que sencillamente desean la verdad pura. Juan dice que aquellos que deliberadamente y constantemente andan en tinieblas no son Suyos. Son mentirosos, como aquellos de quienes Jesús habló en Apocalipsis:

“He aquí, Yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos [cristianos/creyentes], y no lo son, sino que mienten; he aquí, Yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que Yo te he amado” (Apocalipsis 3:9 RVR).

Cuatro, obviamente, tú no querías hacer la voluntad de Dios. Una nueva naturaleza en Cristo  quiere hacer Su voluntad, y tú revelas que posiblemente crees que esto es cierto, porque dices (el énfasis es nuestro): “Desde entonces le he pedido a Jesús que me perdone mis pecados, y que me limpie de todo maldad, que me dé un corazón nuevo que busque obedecerle y hacer Su voluntad.” Tú no tenías ese nuevo corazón que busca obedecerle a Él y hacer Su voluntad. Tú nunca has sido salvo.

Los Elegidos de Dios Perseveran y Son Salvos

Nuestro segmento final trata con la cuestión de si un cristiano puede escoger pecar deliberadamente, y resalta el hecho de que la salvación – vida eterna que vence al pecado y la muerte – es la meta de nuestra fe, y no algo que se logra en cuanto creemos.

Tú preguntas si los que han recibido la gracia de Dios para apartarse de sus pecados conscientemente pueden decidir “aplastar la voluntad de Dios bajo sus pies.”

Sea que sepan lo que están haciendo o no, los hombres que han conocido la verdad pueden pecar voluntariamente:

Hebreos 10: 26-31 RVR
(26) Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,
(27) sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
(28) El que viola la Ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.
(29) ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
(30) Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, Yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a Su pueblo.
(31) ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! 

Estos son los que participan del Cuerpo de Cristo indignamente:

1 Corintios 11:27-29 RVR
(27) De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y la sangre del Señor.
(28) Por tanto pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa.
(29) Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el Cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.

El que ha probado el perdón y la libertad en Cristo, pero que vive para sí mismo mientras se congrega con otros creyentes, come y bebe condenación para sí mismo. Si se arrepiente y continúa en la fe, él va a vencer; de lo contrario va a ser vencido, como está escrito:

2 Pedro 2:20-22 NBLH
(20) Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera.
(21) Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado.
(22) Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: “El perro vuelve a su propio vómito,” y, “La puerca lavada, vuelve a revolcarse en el cieno.”

Estos son como la sal que ha perdido su sabor, que “no es apta para la tierra ni para el muladar, sino que los hombres la arrojan fuera” (Lucas 14:35 RVG). Pero el que continúa en la fe, no desviándose por este mundo ni por la carne, “será una vasija para honra, santificado, útil al Maestro, preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 2:21 RVG).

¿No nos dicen los apóstoles Juan y Pablo que la obra de Dios en Sus vasijas de honor es segura, y que se manifestará como completamente justa?

1 Juan 3:6-9 RVR
(6) Todo aquel que permanece en Él, no peca; todo aquel que peca, no Le ha visto, ni Le ha conocido.
(7) Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como Él es justo.
(8) El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
(9) Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

“Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a Su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (Romanos 9:19-21 RVR)

Si alguna vez hubo un excelente capítulo de la Biblia para refutar la falsa doctrina del libre albedrío, ese es Romanos 9 (lee todo el capítulo). Jacob hizo lo que hizo y Esaú hizo lo que hizo, no porque ellos lo escogieran, sino porque Dios decidió lo que sería. Fue conforme a Su voluntad predeterminada.

Nuestra única esperanza está en el Señor Jesucristo. Él se lleva todo el mérito y la gloria, y nosotros logramos participar de esa gloria con Su salvación. Eso no es tan malo, ¿verdad?

¡Nosotros creemos que es muy bueno!

Pensamientos Finales

Jesucristo vino para darnos vida abundante. No podemos tener vida abundante si estamos pecando y cosechando muerte. Así que no sólo ha perdonado Dios nuestros pecados a través de Cristo, dándonos un nuevo comienzo, sino que también Él hace el camino para que nosotros permanezcamos en Él, venciendo al pecado y a la muerte:

“Al que venciere, Yo lo haré columna en el Templo de Mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el Nombre de Mi Dios, y el nombre de la ciudad de Mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, de Mi Dios, y Mi Nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12 RVG).

“Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:26 LBLA)

Lee Doctrina Diabólica: Es Imposible No Pecar.

Víctor Hafichuk

Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero

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