¿Tienen los hombres un alma inmortal? ¿Qué dicen las Escrituras?
“La cual a su tiempo mostrará el bendito y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores; el Único que tiene inmortalidad, y habita en luz inaccesible; a Quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea honra y poder sempiterno. Amén.” (1 Timoteo 6:15-16 RVG)
Solamente Dios tiene inmortalidad, lo cual significa que ningún hombre es inmortal en su propio derecho o poder. Las Escrituras confirman esto diciendo que la vida eterna solamente sucede a través del Señor Jesucristo:
“Jesús le dijo: ‘Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?’” (Juan 11:25-26 RVG)
“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: ‘Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?’” (1 Corintios 15:54-55 RVG)
Sin Aquél Que es la vida, no hay vida ni inmortalidad. Con y en Él, no hay muerte.
Obviamente las definiciones de “vida” y “muerte” del Señor y las Escrituras son diferentes a las de los hombres. En un lugar el Señor dice: “Dejen que los muertos entierren a sus muertos” (Mateo 8:22). Con esto entendemos que estar conscientes y tener consciencia no significa que se está vivo para Dios. Para estar vivos, tenemos que estar conectados a, y en armonía con, Él.
Adán y Eva murieron el mismo día en que comieron del Árbol del Conocimiento:
“Pero del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal no comerás. Porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:17 RVG)
Ellos fueron cortados de la vida espiritual y consciencia de Dios justo entonces y allí. Cuando Él vino a buscarlos, ellos tenían miedo, vergüenza, se escondieron, conscientes de su desnudez, culpando a otros, y dando excusas; el dolor y el lamento los cubrió repentinamente. Ellos fueron echados del Huerto del Edén, se les prohibió participar del Árbol de la Vida, y por donde fueron ellos y trabajaron con el sudor de su frente, la tierra estaba maldita. Estas fueron todas las consecuencias de su desobediencia, todas señales del estado de muerte.
Ellos murieron el día que comieron, no siglos después cuando terminó la presencia física de ellos en la tierra y fueron enterrados.
Mientras estaban en la tierra, ellos seguían conscientes, así como estaban los muertos a quienes se refirió Jesús – “Dejen que los muertos entierren a los muertos.” Pero ellos estaban cortados de la vida de Dios – ellos estaban muertos para Dios y Su Reino.
En cuanto a la inmortalidad, se ha confundido la existencia con la vida. El hecho de que los incrédulos que mueren físicamente sigan existiendo en el otro mundo no significa que ellos sean inmortales. Tanto los que tienen como los que no tienen cuerpo están muertos mientras están separados de Dios por el pecado. Ellos no tienen inmortalidad porque les falta la vida eterna.
Los incrédulos que físicamente mueren no son olvidados por Dios o dejados en su estado de muerte para siempre. De otra manera, ¿por qué murió Jesús para ser su Señor y Salvador?
“Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.” (Hechos 10:42 RVG)
“No os admiréis de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán Su voz, y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.” (Juan 5:28-29 LBLA)
Todos serán juzgados en este mundo o en el otro, hasta que Dios se deshaga del último enemigo para siempre.
“El postrer enemigo que será destruido es la muerte” (1 Corintios 15:26 RVG)
¿Qué queda después que Jesucristo haya quitado la muerte en todos? ¡La vida en Él para todos!
Lea Las Buenas Nuevas y otros escritos en The Restitution of All Things.
Considere la alternativa a creer la doctrina de la inmortalidad incondicional del alma: En vez de argumentar acerca de si los hombres tienen un alma inmortal o no, mírelo a Él, el Único que es inmortal, Quien tiene la victoria y tiene las llaves del infierno y la muerte. Sin Él no hay vida ni inmortalidad, sea en este mundo o en el venidero.
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