Hay quienes enseñan que cuando morimos, entramos en un estado de inconsciencia o el “sueño del alma” hasta el tiempo de la resurrección, cuando se decida cuál será nuestro estado final. Ellos usan varias Escrituras para defender este error. Por ejemplo, ellos señalan cuando Jesús se refirió a Lázaro como dormido cuando estaba muerto, luego dijo claramente que estaba muerto (Juan 11:11-14).
Una vez Jesús les dijo a los saduceos quienes no creían en la resurrección: “Escrito está: ‘Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.’ Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mateo 22:32).
Él le dijo a Marta, la hermana de Lázaro: “El que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Todo aquel que vive y cree en Mí, nunca morirá.” (Juan 11:25-26).
Entonces les podemos decir a quienes creen en esta doctrina: “Dios no es Dios de los dormidos, sino de los que, por la fe, han sido despertados del sueño, para no volver a dormir otra vez.”
“No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel.” (Salmo 121:3-4 RVR)
Así como el que nos guarda nunca duerme, así los que somos conformados a Su imagen nunca dormiremos.
El nuevo nacimiento es cuando somos nacidos de Dios, nacidos de nuevo por Su Espíritu. ¿Duerme Dios? Si Él no duerme, y nosotros estamos en unidad con Él, nacidos de Su Espíritu, entonces ¿cómo podríamos dormir? Es cierto, en cuerpo dormimos – nuestro hombre exterior perece – pero nuestro nuevo nacimiento en Cristo impide la muerte o el sueño del hombre interior.
Solamente los que no tienen la realidad presente o entendimiento de la unión con Cristo podrían creer la mentira de que los físicamente muertos en Cristo están inconscientes, dormidos, es decir, muertos en espíritu. Solamente los muertos en espíritu (dormidos) no pueden comprender la realidad presente de la vida eterna (despertar) en Cristo Jesús.
Entonces ¿cómo se explicarían las siguientes palabras de Pablo?:
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en Él.” (1 Tesalonicenses 4:14 RVR)
Para los que viven en este mundo, los que ya se fueron están dormidos, pero están despiertos en el mundo donde están ahora. Si ellos están en Cristo, están bastante despiertos, tanto cuando vivían en este mundo como en el siguiente.
Si ellos no están en Cristo, están muertos para Él y el Reino de los Cielos, pero vivos en consciencia carnal, necesitando ser redimidos, corregidos y limpiados.
El verdadero cristianismo no es una religión, sino Realidad. Es Jesucristo, Dios Mismo nada menos (Juan 1:3-4; Colosenses 1:17). Cuando Él viene a morar en Persona dentro del creyente, esa persona nunca vuelve a dormir. En la carne duerme (muere), pero en el espíritu, unido con Cristo por el nuevo nacimiento, él está despierto para siempre para Aquél que lo guarda y nunca duerme.
El escritor de los Hebreos habla de la realidad de vida del creyente y su estado despierto de entre los muertos como un hecho en este mundo y en esta vida:
“Sino que os habéis acercado [habéis venido] al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” (Hebreos 12:22-24)
¿Dijo el escritor de Hebreos que vamos a un estado de olvido e inconsciencia? Si es así, ¿quiénes son esos a quienes venimos cuando nacemos de nuevo? Venimos a una ciudad, al Dios viviente, a los ángeles, a la Asamblea general e Iglesia de los primogénitos.
¿Y a Quién más vienen esos nacidos de nuevo? Venimos al Juez de todos, Quien es el Dios de los vivos, no de los muertos (como Jesús les dijo en reprensión a los Saduceos). Venimos a los espíritus de hombres justos perfeccionados, no a espíritus dormidos. ¡Venimos a Él, Quien es vida! ¡Él está vivo! ¡Todos los que están en Él están vivos!
Nuestra entrada a esta comunidad de santos no es simplemente un asunto teórico, sino una realidad, así como el escritor de Hebreos no estaba hablando de personas teóricas ni hablando de personas que existían en un tiempo distinto al de nuestra existencia aquí en la tierra. Él estaba hablando de gente real, viviente, presente aquí y ahora:
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.” (Hebreos 12:1 RVR)
¿Está Dios vivo, real y presente? ¿Están los ángeles vivos, reales y presentes? ¿Está Jesús, el Mediador del nuevo pacto, vivo, real y presente? Si es así, ¿por qué habría de incluir Dios a los muertos con los vivos en la gran asamblea de testigos a los cuales venimos cuando entramos al Reino mediante el nuevo nacimiento? No fue así; esos testigos están vivos también, reales y presentes.
La idea de que Dios está en el Cielo con los ángeles, mientras Abraham y todos los demás creyentes que han partido están inconscientes, es ridícula. ¿Por qué habrían de estar inconscientes, dormidos o muertos? ¿Por qué habría de estar inconsciente Esteban, habiendo visto a Jesucristo vivo en el mundo por venir? ¿No fue él participante de la vida de resurrección, Jesucristo Mismo? ¡Por supuesto que sí! Por eso es que Esteban fue capaz de ver al Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios. Por dentro, él ya era participante de la Resurrección, la Cual es Jesucristo.
Cuando Moisés y Elías se reunieron con Jesús en el monte, ¿andaban ellos sonámbulos y hablando dormidos? Los adventistas, quienes creen que los muertos están inconscientes, bajo el liderazgo de Elena G. White inspirado por Satanás y sus auto-nombrados sucesores, hacen a un lado este evento como una simple visión, como si las visiones de Dios fueran irreales o falsas. Por otra parte, ellos declaran que Elías y Moisés nunca murieron. Cuando en las Escrituras se señala que Moisés sí murió (Deuteronomio 34:5-8), ellos dicen que él fue una excepción – que él, de todos los muertos, no quedó inconsciente como quedan los demás.
¿Con qué base aseguran eso ellos? Ellos tienen que explicar el testimonio de las Escrituras para preservar y defender su doctrina, la cual no tiene fundamento en Dios. Ellos anulan e invalidan la Ley y los profetas con sus tradiciones y doctrinas de hombres.
Ahora lea esto:
1) “Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. ¡Adora a Dios!” (Apocalipsis 22:8-9 RVR)
El ángel habló de los siervos de Dios como activos, no muertos ni dormidos, tal como Jesús se los dijo a los saduceos (Mateo 22:32).
Hay otras Escrituras que demuestran que los que parten de esta vida en Cristo no están inconscientes ni en “sueño del alma”:
2) Por petición de Saúl a una mujer que podía adivinar, el profeta Samuel (que había muerto previamente) se le apareció a Saúl y le dijo que al día siguiente los filisteos derrotarían a Israel y Saúl y sus hijos morirían y estarían con Samuel (1 Samuel 28).
Uno podría argumentar que fueron demonios obrando a través de la bruja para engañar a Saúl y que él creyera que hablaba con Samuel. ¿Por qué entonces se alarmó la mujer por lo que vio? Es cierto, los demonios pueden asustar; pero ¿por qué todas las cosas que se le hablaron a Samuel se cumplieron? ¿Tienen los demonios el poder de predecir el juicio de Dios que se cumple?
¿De qué manera fue reprendido Saúl por sus males, excepto por un siervo de Dios? Sí, los demonios pueden fingir ser buenos y condenar a los pecadores, pero ellos no tienen la autoridad de Dios apoyando sus acusaciones, como lo demostró Samuel aquí.
Esta Escritura claramente testifica de uno que había muerto. Samuel estaba despierto con Dios y habló lo que Él le dio para que Saúl oyera.
3) Este es el ejemplo de cuando Jesús les predicó a los espíritus encarcelados, los que murieron en el Diluvio.
1 Pedro 3:18-20 RVR
(18) Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
(19) en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
(20) los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
Las almas a quienes les habló Jesús no estaban inconscientes ni dormidas.
4) ¿Qué de las almas bajo el altar?
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” (Apocalipsis 6:9-11 RVR)
5) Hay una reunión a la que se hace referencia en las Escrituras:
“Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo.” (Génesis 25:8 RVR)
“Y estos fueron los años de la vida de Ismael, ciento treinta y siete años; y exhaló el espíritu Ismael, y murió, y fue unido a su pueblo.” (Génesis 25:17 RVR)
“Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido a su pueblo, viejo y lleno de días; y lo sepultaron Esaú y Jacob sus hijos.” (Génesis 35:29 RVR)
“Les mandó luego, y les dijo: ‘Yo voy a ser reunido con mi pueblo. Sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo.’” (Génesis 49:29 RVR)
“Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.” (Génesis 49:33 RVR)
Dios le dijo a Moisés: “y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo.” (Deuteronomio 32:50 RVR)
¿Se nos habla aquí de reunir el polvo y las cenizas en una gran pila eterna, cadáver por cadáver, o se está hablando del Dios viviente reinando sobre los vivos, no sobre los muertos, en una dimensión de la cual los hombres mortales tienen poco entendimiento sin la vida y Espíritu de Cristo en ellos?
“Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: ‘Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?’ Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.” (Marcos 12:26-27 RVR)
6) Están las multitudes que Juan miró en el Cielo:
Apocalipsis 7:9-17 RVR
(9) Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;
(10) y clamaban a gran voz, diciendo: “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.”
(11) Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,
(12) diciendo: “Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.”
(13) Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: “Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?”
(14) Yo le dije: “Señor, tú lo sabes.” Y él me dijo: “Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
(15) Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.
(16) Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;
(17) Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.”
7) Pablo habló de estar ausente en el cuerpo y presente con el Señor. Si estamos presentes con Él que es la Resurrección y la Vida, ¿cómo podemos estar inconscientes, sea en esta vida o la próxima?
“Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.” (2 Corintios 5:6-8 RVR)
Uno puede hacer que la Biblia diga casi cualquier cosa. He oído a Adventistas del Séptimo Día y otros argumentar de las Escrituras, usando mis pasajes para reforzar sus puntos. El comentario común que hacen es: “¡Hasta un niño puede ver eso!” Este comentario expone su muerte y tinieblas. Ellos erran, interpretando las Escrituras carnalmente por su propio poder de observación, influenciados por doctrinas de demonios, no conociendo ni las Escrituras por el poder de Dios ni el poder de ellas.
El testimonio del Señor es claro: El hombre más inteligente no puede mirar nada en las Escrituras a menos que se le revele desde arriba. Hasta entonces, él está en tinieblas totales acerca de cualquier asunto en las Escrituras. Como dijo Jesús: “Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.” (Mateo 11:25-26)
¿Por qué hacen los hombres tanta confusión acerca de que los muertos caen en un olvido inconsciente? ¿Cuál es su propósito? Ellos pueden parecer más iluminados y más amables que otros que predican el tormento eterno. Comparado con la posibilidad de una tortura interminable, consignar las almas a un olvido parece mucho más humano. Pero es igualmente una mentira acerca de Dios, y las mentiras siempre nos matan o nos mantienen dormidos.
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.” (Romanos 13:11 RVR)
Ninguno de los predicadores de esta doctrina diabólica ha conocido la Vida que hay ahora. Irónicamente, son precisamente ellos los que están dormidos, inconscientes al caminar y hablar, muertos al Reino de Dios. Pero los que creen en Él participan de la Vida en el presente, siendo libertados de la muerte y del infierno.
“Por lo cual dice: ‘Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.’” (Efesios 5:14 RVR)
Considere la alternativa a creer en esta doctrina: Sepa que hay una vida interminable en Cristo comenzando aquí en la tierra. Jesús prometió: “El que viva y crea en Mí NUNCA morirá [dormirá].” ¡Qué bendita verdad! ¡Cuán bendecido es quien la cree!
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