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Entender las Escrituras requiere de revelación espiritual. Para el caso: Está escrito que ningún hombre puede ver el rostro de Dios y vivir, pero ¿cómo es eso? Se requiere de iluminación espiritual, más que de una interpretación literal, para saber lo que Dios quiere decir.
Los ignorantes y los malvados que profesan amar y servir a Jesucristo interpretan carnalmente las Escrituras para condenar a los que lo han visto a Él, llamándoles engañados, engañadores, herejes, o inspirados por demonios, sin saberlo estos acusadores se condenan a sí mismos y a Aquél a Quien ellos nunca han visto, sino sólo oído de Él.
“De oídas Te había oído; mas ahora mis ojos Te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y en ceniza.” (Job 42:5-6 RVG)
(Yo, Víctor, he visto el rostro de Dios y no sobreviví como yo era, gracias sean dadas a Dios.)
Considere la alternativa a esta doctrina de ignorancia: Usted no temerá ver o haber visto a Dios, sabiendo que Él lo prometió y que lo ha dispuesto para bien.
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