Doctrina Diabólica: La Unidad Familiar – Un Distintivo del Verdadero Cristianismo

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“No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he venido para meter paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre serán los de su propia casa.”
(Mateo 10:34-36 RVG)

“Cualquier cosa que cause división no es de Dios,” dicen muchos, en las iglesias. Pero ¿de dónde viene ese dicho? ¿Viene de Dios, o no viene del reino de las tinieblas, de hombres que celosamente preservan sus reinos? Viene de Satanás, quien gusta de las cosas de los hombres, no de Dios (Mateo 16:23).

Todos queremos paz y unidad; todo el mundo quiere eso. El problema es que el mundo lo quiere en sus propios términos, independiente de Dios. Pero ¿puede haber unidad duradera y significativa sin la Verdad y la Ley de Dios establecida como fundamento en los corazones de los interesados?

Aunque la carne busca ser consolada y asegurada, el Reino de Dios viene a notificarle a toda carne que la unidad por sí misma y la paz por sí misma no durarán ni agradarán a Dios. Realmente, la unidad por sí misma, o cualquier cosa por sí misma, es idolatría. ¿No fue la ambición de la unidad el problema en la torre de Babel?

Génesis 11:1-9 LBLA
(1) Toda la tierra hablaba la misma lengua y las mismas palabras.
(2) Y aconteció que según iban hacia el oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí.
(3) Y se dijeron unos a otros: “Vamos, fabriquemos ladrillos y cozámoslos bien. Y usaron ladrillo en lugar de piedra, y asfalto en lugar de mezcla.”
(4) Y dijeron: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta los cielos, y hagámonos un nombre famoso, para que no seamos dispersados sobre la faz de toda la tierra.
(5) Y el SEÑOR descendió para ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres.
(6) Y dijo el SEÑOR: “He aquí, son un solo pueblo y todos ellos tienen la misma lengua. Y esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada de lo que se propongan hacer les será imposible.
(7) Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro.”
(8) Así los dispersó el SEÑOR desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
(9) Por eso fue llamada Babel, porque allí confundió el SEÑOR la lengua de toda la tierra; y de allí los dispersó el SEÑOR sobre la faz de toda la tierra.

¡Vaya! ¿No es ese un dardo en el corazón de la idea que de la unidad sea tan importante para Dios?

¿Qué de la unidad familiar? No hay un solo testimonio en las Escrituras que la promueva; todo lo contrario. Jesucristo dijo:

Mateo 10:34-39 RVG
(34) No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he venido para meter paz, sino espada.
(35) Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra.
(36) Y los enemigos del hombre serán los de su propia casa.
(37) El [o la] que ama padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el [o la] que ama hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí.
(38) Y el [o la] que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí.
(39) El que hallare su vida, la perderá; mas el que perdiere su vida por causa de Mí, la hallará.

¿Puede estar más claro que eso? El hecho es que cuando la Verdad se introduce en medio de cualquier grupo de personas, y esas personas quedan divididas por eso, es porque ha habido una visitación del Señor. La verdad viene solamente de Él, porque sólo Él es la Verdad (Juan 14:6).

Fue el Señor Quien desunió a la gente en Babel (Génesis 11).

Fue el Señor Quien llamó a Abraham a salir de su parentela (Génesis 12:1).

Fue el Señor Quien dividió a su familia: Agar e Ismael, de Sara e Isaac (Gálatas 4:29-30).

Fue el Señor Quien dividió a los hijos de Isaac, mientras estaban aún en el vientre (Romanos 9:10-13).

Fue el Señor Quien trajo conflicto a la casa de Jacob entre José y sus hermanos (Génesis 50:20).

Por otra parte, tenemos a los fariseos, a quienes el Señor describió como hijos del diablo, gozando de unidad. ¿De qué otra manera podrían ellos haber aceptado ser fariseos, miembros de una secta en común? Ellos eran una familia de su clase, como lo son muchos grupos. Entonces, mientras la división no es necesariamente algo malo, la unidad tampoco es necesariamente una virtud.

Cuando el Señor llama a un alma a salir del mundo para ir a Él, aquellos que han sido compañía de esa persona están de repente a punto de perder a su ser querido, amigo o compañero. No es solamente un momento de decisión para el que es llamado a salir, sino un momento de división para el otro lado.

Los de nosotros que el Señor ha llamado y separado a menudo hemos deseado que los que habían estado con nosotros pudieran venir con nosotros. Pero ¿dónde estaría entonces la prueba de la calidad de nuestra obediencia? ¿Dónde estaría la prueba de nuestra sinceridad? ¿Dónde quedaría el dejar todas las cosas por causa del Señor? ¿Dónde estaría la cruz?

Como dijo Jesús:

“Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y esposa, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser Mi discípulo. Y cualquiera que no trae su cruz y viene en pos de Mí, no puede ser Mi discípulo…. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser Mi discípulo.” (Lucas 14:26-27, 33)

La espada del Señor divide a los seres queridos.

En las Escrituras hay excepciones a la regla de que alguien sea llamado solo. En Hechos 10, tenemos que la casa de Cornelio creyó. En Hechos 16, tenemos que la casa del carcelero creyó. Pablo hace referencia a haber bautizado a los de la casa de Estéfanas. Sin embargo, esa no es la norma. Jesús Mismo fue dividido de Su propia casa. Se dice que ni siquiera Sus hermanos le creían a Él (Juan 7:5).

Cuando el Señor pone Su mano sobre alguien, es para llamarlo a salir de la familia terrenal, a una familia Celestial, de una carnal a una espiritual. Jesús nos llama a la vida. Él le está notificando a la raza humana que no se trata de este mundo.

Él nos notifica a nosotros que el Reino de Dios no es acerca de las cosas de este mundo. No se trata de la fijación sobre, ni de la salvación de, aquello que es transitorio. Las familias terrenales son transitorias.

¿Qué del ejemplo de Jesús y Su familia?

Marcos 3:31-25 NBLH
(31) Entonces llegaron Su madre y Sus hermanos, y quedándose afuera, mandaron a llamar a Jesús.
(32) Y había una multitud sentada alrededor de Él, y Le dijeron: “Tu madre y Tus hermanos están afuera y Te buscan.”
(33) “¿Quiénes son Mi madre y Mis hermanos?” les dijo Jesús.
(34) Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de Él, dijo: “Aquí están Mi madre y Mis hermanos.
(35) Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es Mi hermano, y hermana y madre.”

Mientras reparaban sus redes de pescar con su padre, Jesús llamó a Santiago y a Juan que le siguieran. Inmediatamente ellos dejaron la barca y a su padre. ¿Cómo se sintió su padre? Allí estaba él, de repente sin hijos que le ayudaran. Si el padre estuvo de acuerdo, tal ocasión no tuvo que haber sido tan difícil. ¿Pero qué tal si ese padre no estuvo de acuerdo? ¿Qué tal si ellos no entendieron, o no estaban dispuestos a aceptar, lo que estaba sucediendo?

La espada del Señor divide a los seres amados.

¿Qué podría haber parecido más razonable que si esos hijos se hubiesen quedado con sus padres sirviéndoles responsablemente?

Hubo un hombre a quien el Señor le prohibió que lo siguiera. El hombre respondió: “Señor, déjame ir y enterrar a mi padre.” El Señor respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos.” Aparentemente, los padres de este hombre no tenían fe. Para el Reino de Dios, ellos estaban muertos. Pero el hombre estaba siendo llamado a dejarlos a ellos para vivir y servir para traer vida a otros.

La espada del Señor divide a los seres amados.

Otro hombre le pidió primero despedirse de su familia. Una petición noble, ¿verdad? ¿Qué dijo el Señor como respuesta? “Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el Reino de Dios.” (Lucas 9:59-62)

La espada del Señor divide a los seres queridos.

¿Qué podría ser más apropiado, necesario y noble que cuidar uno a sus padres en su edad avanzada? Después de todo, el Quinto Mandamiento dice que debemos honrar a padre y a madre. Pero esa no era la prioridad del Señor para Sus discípulos.

¿Estaban realmente preocupados por sus padres los llamados al discipulado, o estaban ellos luchando con tener que dejarlos? La espada del Señor divide a los seres amados.

El mandamiento del Señor puede sonar frío de corazón para muchos. Sí, debemos honrar a padre y madre, tanto como podamos, pero cuando el Señor lo llama a uno a servir y tener comunión con Él, Su llamado es la prioridad, por encima de Sus mandamientos generales.

No es que Él nos llame a romper la Ley – Dios nos libre. No obstante, a veces al probar nuestra obediencia, parecerá así, así como cuando Abraham fue llamado por el Señor para ofrecer a su hijo Isaac, su hijo de milagro, como ofrenda quemada (Génesis 22:1-3).

Curiosamente, el mandamiento a Abraham hasta parecía estar pidiendo un acto abominable practicado por los paganos idólatras – “pasar a sus hijos por fuego” – sacrificando a sus hijos. Además, parecía que venía en contra de propia Palabra de Dios en Génesis 9:6, “Cualquiera que derrame la sangre de un hombre, su sangre será derramada por un hombre.”

Pero Abraham sabía que Dios le estaba hablando a él, y él obedeció. Sin embargo, Isaac fue librado. Así es con los padres, esposas, hijos y hermanos que hay que dejar atrás; vendrá un tiempo cuando ellos también serán librados. Dios se encargará de ellos.

Eventualmente, los que hayan sido dejados sabrán que su ser amado fue llamado por Dios y que fue fiel a ese llamado. Pueda que no sea en esta vida que lo sepan, pero ellos lo sabrán. Mi padre no supo que yo fui llamado por Dios hasta que él entró en el otro mundo, y entonces él se maravilló.

Pero ¿qué si el que es llamado falla en salir, más bien sucumbiendo a los reclamos de los seres queridos a quienes debe dejar? Tal cosa es un desastre, una tragedia con toda seguridad. Una de las razones por qué uno es llamado a salir es porque el llamado es para ser un cordero sacrificial a favor de los que deja atrás. La familia finalmente será afectada por su respuesta. Si el que es llamado por incredulidad trata de evitarle el dolor a su familia, más bien su familia perecerá, así como la persona que está siendo llamada.

No es que Dios esté limitado por la falta de obediencia de alguna persona. La atadura de la carne es realmente fuerte, el poder de la sangre y vínculo familiar impresionantes, pero donde el pecado abunda, sobreabunda la gracia. Donde el poder de la sangre familiar es grande, el poder de la sangre de Jesús es más grande. Donde el padre terrenal tira de las cuerdas del corazón de uno, el Padre Celestial crea un nuevo corazón.

Si la unidad familiar en este mundo fuera tan importante, ¿por qué Dios usó la división familiar y el conflicto para separar a José de sus hermanos y padre por muchos años? Aunque los hermanos de José lo hicieron por maldad, y fue malo, Dios lo enderezó para bien (Génesis 50:20).

¿Por qué fue que al padre de Jacob no se le permitió siquiera saber si su hijo estaba vivo? ¿Por qué fue él sometido al luto por muchos años después de la supuesta muerte de su hijo mientras ese amado hijo seguía vivo aún?

Dios hace cosas que ningún hombre puede entender. El Creador no le da cuentas a Su criatura, y ninguna criatura puede estorbarle. ¿No fue para bien que José fue llevado cautivo a Egipto? ¡No solamente fue salva su familia, sino que se convirtió en una nación! Egipto y otras naciones fueron también librados en la hambruna por lo que Dios había hecho con José. Se estaba forjando una poderosa parábola en la vida de José, hablándonos de la reconciliación de todas las cosas por la Simiente de Abraham.

Una vez que la familia de Jacob se convirtió en una nación y clamó en dolor por el yugo en Egipto, nació un niño y fue arrancado de su familia, destinado para ese día cuando el Señor liberaría a Israel. Cuando tenía cuarenta años, Moisés tuvo que huir de Egipto por su vida, dejando atrás a su familia por cuarenta años; es muy probable que hubo a quienes él nunca volvió a ver en este mundo otra vez.

¿Tuvieron dolor Moisés y su familia? Ciertamente, aun si creyeron. Siempre hay dolor cuando hay separación de los seres queridos. Pero esos son los caminos de Dios, y ¿quién puede alegar con Él?

La espada del Señor divide a los seres amados.

Estas cosas son imposibles de aceptar en la carne, pero la carne es llamada a morir, no a ser apaciguada; es para ser negada y dejada. Por eso es que no es fácil. De hecho, es imposible, como lo dijo Jesús (Mateo 19:26). La carne peleará por su vida. Hará compromiso, rogará, razonará, llorará, amenazará, prometerá, sacrificará, hasta amará (más de eso adelante), y hará lo que sea posible por preservarse a sí misma y sus intereses.

Lo último que aceptará la carne es la muerte en la cruz de Cristo, en cualquier forma que venga. Aunque el espíritu está dispuesto, la carne es débil, pero Su gracia es suficiente, Su poder se perfecciona en la debilidad. Lo imposible sucede, y el que es llamado se vuelve fiel a ese llamado. El que es llamado se convierte en un escogido de Dios. ¿Podrá ocurrirle algo más maravilloso a una criatura?

¿Podrá algo ser más maravilloso que oír al Señor decir finalmente: “Bien hecho, siervo llamado, escogido, y fiel – entra en el gozo del Padre”?

Sí, el precio es alto – la vida misma – pero ese precio es nada en comparación con la recompensa que le espera al fiel que toma la cruz.

Como dijo Pablo: “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son comparables con la gloria que en nosotros habrá de manifestarse” (Romanos 8:18).

Considere los sufrimientos que soportó Pablo. Él no solamente tuvo que dejar a su familia y amigos, pareciéndoles a ellos como un hereje traidor y un tonto, él soportó grande adversidad, como se lo predijo o prometió el Señor a través de Ananás – “Porque Yo le mostraré a él cuántas cosas tiene que sufrir por causa de Mi Nombre” (Hechos 9:16).

Cuando el Señor me llamó a mí, causando división entre mi familia y yo, fue una dolorosa batalla. Sangre y lágrimas se derramaron en ambos lados de la espada. Pero hoy puedo decir que valió mucho más que la pena. Estoy tan agradecido de que el Señor no se haya dado por vencido conmigo cuando yo fallé y fracasé. Estoy tan agradecido de que no dependiera de mí ganar la victoria:

“Fiel es Aquél que los llama, el cual también lo hará.” (1 Tesalonicenses 5:24 NBLH)

Él es fiel ahora. Él nunca lo dejará ni lo abandonará a usted en su prueba (Hebreos 13:5), aunque a veces podría parecer así. Él hará que su llamado se cumpla aun cuando usted lo dude. Como está escrito:

“Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a Sí mismo.” (2 Timoteo 2:13 RVG)

Pero Pablo también nos dice: “Si sufrimos, también reinaremos con Él; si lo negáremos, Él también nos negará.” (2 Timoteo 2:12 RVG)

Dejar a los seres queridos es la muerte; sin embargo, como lo declara Pablo: “Palabra fiel es ésta: Que si somos muertos con Él, también viviremos con Él” (2 Timoteo 2:11 RVG)

¿Es la unidad familiar una virtud cristiana, una marca de piedad? No necesariamente, y ciertamente no en o por sí misma, como lo creen muchos que nombran el Nombre de Cristo. Cuando hay un llamado a caminar con Dios y a apartarse para Él, la unidad familiar no es una virtud, sino un vicio. Preservar las ataduras y favores familiares por encima de Dios es idolatría; es rebelión, lo cual es como hechicería (1 Samuel 15:23).

La espada del Señor divide a los seres amados.

La batalla se vuelve complicada cuando los que deben ser dejados dicen amar a Dios y creen que lo adoran a Él. Seguramente, Saulo de Tarso tuvo esa misma batalla. Su familia con toda seguridad le proveyó de esa educación teológica que tuvo el privilegio de obtener, aun de estudiar a los pies del famoso Gamaliel. Y ¡¿ahora él tenía que “botarlo todo por una secta”?!

(Usted puede creer que Jesús y Sus seguidores eran conocidos como una secta divisionista – lo que no se conforma con lo establecido o con la norma social.)

Los que de verdad siguen al Señor Jesús necesariamente deben cargar con el reproche de ser diferentes y excluidos:

“Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo con Su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando Su vituperio.” (Hebreos 13:11-13 RVG)

Juan 15:18-20 RVG
(18) Si el mundo os aborrece, sabed que a Mí Me aborreció antes que a vosotros. #are both “Mi” and “Me” correct here?#
(19) Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
(20) Acordaos de la palabra que Yo os dije: El siervo no es más que su señor. Si a Mí Me han perseguido, también a vosotros perseguirán; si han guardado Mi Palabra, también guardarán la vuestra.

Pablo declaró:

Filipenses 3:7-11 RVG
(7) Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor a Cristo.
(8) Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por el cual lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo,
(9) y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es de la Ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
(10) a fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la participación de Sus padecimientos, en conformidad a Su muerte;
(11) si en alguna manera llegase a la resurrección de los muertos.

Su familia insistirá en que ellos lo aman a usted, pero en realidad, tan genuino y sincero como pueda parecer el amor de ellos, no es el amor ágape de Dios, ese amor espiritual que es el mejor. Más bien es un amor filial, protector, auto-sacrificial, pero es un amor egoísta.

“Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.” (Juan 15:19 RVG)

La espada del Señor divide a los seres amados.

“Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también así los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los publicanos?” (Mateo 5:46-47 RVG)

Hay un amor entre los hombres que hasta los animales poseen en ciertos aspectos. Las osas tienen un amor celoso por sus cachorros, así como las vacas por sus terneros, las gatas por sus gatitos y los pájaros por sus polluelos. Cuando mejor, es un amor carnal, o fraternal y afectivo, el que los humanos sienten unos por otros.

El amor ágape está muy por encima del amor del hombre y viene solamente de Dios el Padre. Él es el Amor Ágape. Por el amor de Dios, debemos atender el llamado a dejar a la familia y estar listos para quedar solos.

La espada del Señor divide a los seres amados.

El padre de nuestra fe, Abraham, fue llamado él solo. Como dice: “Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque lo llamé solo, y lo bendije, y lo multipliqué.” (Isaías 51:2 RVG)

El Señor se le había aparecido por primera vez diciendo: “Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré…. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra” (Génesis 12:1-3).

¿Eran paganos los familiares de Abraham? En mucho del cristianismo nominal, y entre judíos, se reporta que la familia de Abraham eran idólatras, que creían en muchos dioses, que Dios lo separó a él de ellos por esa razón, llamándolo a él a adorar al Único Verdadero Dios. Pero ¿no le buscó Abraham una esposa a Isaac entre su propia familia? ¿No le advirtió estrictamente él a su siervo que se asegurara de que Isaac se casara con alguien de entre los cuales Abraham había salido (Génesis 24)?

¿Por qué iba a desear Abraham que Isaac tuviera contacto con adoradores paganos? Aun el hijo de Isaac, Jacob, fue enviado a recibir una esposa de la familia de Abraham (Génesis 28:1-7). Jacob tomó dos esposas, de hecho, hermanas, Raquel y Lea, y sus dos sirvientas; de estas cuatro mujeres saldrían las doce tribus de Israel. ¿Quién podrá entender los caminos de Dios?

Si la unidad familiar fuera un gran problema, ¿cómo es que Abraham tuvo que expulsar a su propio hijo primogénito, Ismael, con su madre Agar? Sí, conocemos el significado de ese evento, con anuncio y revelación de Dios a través del apóstol Pablo (Gálatas 4:22-31). Pero considere que eran familia, y Dios obró Su voluntad a costa de la unidad familiar.

La espada del Señor divide a los seres amados.

Si la unidad familiar fuera tan importante, ¿por qué Dios dividiría a los hermanos, Jacob y Esaú, cuando estaban aún en el vientre, destinándolos a tener conflicto en el futuro (Génesis 5:22-26; Romanos 9:10-14)?

Cuando se llegó el tiempo de que Jacob recibiera la bendición, como Dios lo había predeterminado, ¿cómo es que Rebeca, la esposa de Isaac y madre de Jacob, motivó a Jacob a que engañara a su propio padre? Como resultado, Esaú trató de matar a Jacob, quien luego se vio obligado a huir. Si la unidad familiar fuera tan importante, ¿por qué Dios haría las cosas de esta manera, yendo en contra del principio y esencia de la unidad familiar?

Si la unidad familiar fuera un problema, ¿cómo es que Gedeón tuvo conflicto con su padre cuando le llegó el llamado de Dios? El conflicto fue tan agudo que la vida de Gedeón estuvo en juego (Jueces 6:25-32). Considere que Dios podría haber llamado a alguien diferente al propio hijo de un hombre para que le derribara su altar de Baal. Él pudo haberlo hecho en muchas otras formas. Pero no lo hizo.

¿Estaba el Señor probando a Gedeón para ver si él dejaría a su padre? Ciertamente que Gedeón tuvo que hacerlo.

La espada del Señor divide a los seres amados.

La unidad de la familia terrenal no es de lo que se trata todo. Pedro y los apóstoles declararon que ellos lo habían dejado todo por causa de Cristo:

Mateo 19:27-29 RVG
(27) Entonces respondiendo Pedro, le dijo: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y Te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?”
(28) Y Jesús les dijo: “De cierto os digo: En la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de Su gloria, vosotros que me habéis seguido os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
(29) Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o tierras por Mi Nombre, recibirá cien tantos, y heredará la vida eterna.”

La obediencia a Dios, caminar con Él y adorarlo en espíritu y en verdad, es de lo que se trata todo. No se trata de tener y atesorar aun esos buenos dones dados por Dios, sino de adorar a Dios, amarlo a Él con todo el corazón, alma, mente y fuerzas.

Dios es fiel. Él es muy generoso para recompensar y Él cumple lo que dice; Él hace lo que espera de los que Él llama y escoge. Él no escatimó a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos. “¿Cómo no nos dará junto con Él todas las cosas?” pregunta Pablo (Romanos 8:32-33).

Juan 12:24-26 RVG
(24) De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
(25) El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
(26) Si alguno Me sirve, sígame; y donde Yo estuviere, allí estará también Mi servidor. Si alguno Me sirviere, Mi Padre le honrará.

Lea Escojan Este Día Entre la Familia y Dios, La Cruz: Sólo la Sentencia de Muerte Servirá y The False Promise of Man’s Unity.

Considere la alternativa: Escoja un camino, y usted lo pierde todo; escoja el otro, y usted lo gana todo. No podrá tener las dos cosas.

 

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