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Doctrina Diabólica: Todos los Matrimonios Son de Dios

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Jesús dijo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). De verdad, las mentiras, cuando las creemos, nos atan y nos destruyen. No es la voluntad de Dios que vivamos en atadura o muertos. Jesús Mismo dijo ser la Verdad; Él vino para que pudiéramos tener vida, y tenerla más abundantemente (Juan 10:10). Él ha venido a hacernos libres – no a ser libertinos o egoístas, haciendo lo que nos da la gana, sino para hacer Su voluntad.

El propósito de este escrito es liberar a los que están atados por el error de que una pareja casada deban permanecer juntos simplemente porque están casados. Independientemente de las licencias, ceremonias y aprobación de los hombres, si Dios no ha unido a un hombre y una mujer, esa unión es ilegítima a Su vista, y esa pareja vive en fornicación. Si es así, entonces ellos deben separarse, descontinuar su pecado en vez de continuar en él.

Comúnmente se asume que porque dos personas están casadas, ellos se han unido por la voluntad de Dios, sin considerar que los hombres pueden casarse en contra de Su voluntad. También se asume que el hecho de que Dios aborrezca el divorcio significa una ley en blanco para todos – que el divorcio está mal en todas las circunstancias.

Basados en esa conclusión, quienes tienen un matrimonio no ordenado por Dios en primer lugar están condenados a continuar en su pecado de fornicación con licencia. Pero muchos tienen que encontrar su salida de esa situación no ordenada por Dios.

Ahora, yo reconozco un peligro con esto. Dios me libre de echarle leña al fuego, animando a divorciarse a quienes Dios haya juntado, pero que están pasando por pruebas y dificultades entre sí. Debe haber una búsqueda del Señor ferviente por parte del esposo y la esposa para determinar la voluntad de Dios en su matrimonio. ¿Los unió Él, o no los unió? Esa es la pregunta.

¿Por qué existe tal pregunta? ¿Cómo es que la gente puede casarse fuera de la voluntad de Dios? Y si ellos se casan ilegítimamente, ¿están ellos condenados a un arreglo permanente? ¿Están ellos obligados a dormir en la cama que han hecho ellos para sí mismos? ¿Dice en alguna parte de la Biblia que los matrimonios son todos de Dios y que la gente nunca debe divorciarse?

Pablo les escribió a los Corintios: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué concierto tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo.” (2 Corintios 6:14-16).

Aunque esta advertencia tiene muchas aplicaciones, ciertamente que es una advertencia para los creyentes a no casarse con los incrédulos. Si esta advertencia no se aplica al matrimonio, no se aplica a nada. ¿No le advirtió Dios a Israel a no casarse con mujeres gentiles? Son muchos los pasajes de las Escrituras acerca de la prohibición de matrimonios entre los escogidos de Dios y el mundo, tanto en forma figurada (Génesis 24:3; 28:1; Deuteronomio 7:3; Josué 23:12; todo Esdras 9; Nehemías 13:25-27).

Si pecamos al entrar en lo prohibido, ¿no pecamos si continuamos en eso? ¿Acaso les dijo el apóstol Pablo a los Corintios, “No se unan en yugo desigual de entrada, pero después de haberlo hecho, no se preocupen; ya no importa”? ¿No se trata el arrepentimiento de apartarse y revertir, si es posible, el mal que hemos hecho?

Usted que dice que todos los matrimonios son de Dios, considere: ¿Por qué Dios nos diría que no hiciéramos algo si no fuera posible hacerlo? ¿Le dijo Él a Adán que no tomara del Árbol del Conocimiento sólo por decirlo, o le era posible a él hacerlo? Si es posible desobedecer a Dios en un asunto, Él nos manda a no ofender, y nos advierte de las consecuencias de la desobediencia.

Es importante darse cuenta, sin embargo, que a causa de ciertas circunstancias, para una pareja podría simplemente ser mejor estar juntos, aunque inicialmente ellos no debieron casarse. Podría haber hijos involucrados u otras circunstancias y resultados deben ser evaluados delante del Señor. Sean honestos y prepárense para obedecer, cualquiera que sea el caso.

Algunos creen que porque ellos reconocen que algo está mal, ese reconocimiento es todo lo que se necesita. Ese no es el verdadero arrepentimiento. El arrepentimiento no es simplemente reconocer que algo sea pecado; el arrepentimiento es apartarse del pecado y dejar de pecar. La confesión no es suficiente; asentir con la cabeza no es suficiente; no lo será nada menos que un cambio de actitud y comportamiento. (Lea El Arrepentimiento.)

“Bueno, es cierto, ahora tengo SIDA (o herpes o sífilis), reconozco que es malo ser promiscuo,” dice alguno, en lo que él sigue acostándose con cualquiera, cuando le da la gana. O, “Yo pensé que no había nada de malo en fumar, pero años después, tengo cáncer de pulmón. Así que ahora sí entiendo,” dice uno, y sigue fumando.

Salomón amó a muchas esposas, muchas “mujeres extrañas,” y se casó como él escogió, muy contrario al mandamiento expresado por Dios: “No os uniréis a ellas, ni ellas se unirán a vosotros, porque ciertamente desviarán vuestro corazón tras sus dioses” (1 Reyes 11:2). ¿Y qué le pasó a Salomón? Dice: “Y sus mujeres desviaron su corazón” (versículo 3). Él comenzó a adorar y honrar a sus dioses paganos.

¿Ocurrió eso de la noche a la mañana? ¿Sucedió en el primer o segundo año? Cinco años después, uno podría decir, “Ves, como te dije – no pasó nada. No he resbalado. Me casé con la idea de ganarme a mi esposa incrédula para el Señor. Entonces mi esposa o esposo todavía no cree, pero estas cosas toman tiempo.”

Así es, esas cosas toman tiempo. Pero el Señor dijo: “Con seguridad ellas desviarán tu corazón,” así que con seguridad sucederá conforme a Su Palabra. “Pues sucedió que cuando Salomón era ya viejo [él no se casó con muchas de ellas ya estando viejo], sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses” (versículo 4).

Yo te digo a ti, tú caes el día que te propones ignorar a Dios y Su Ley.

Caer no siempre es evidente inmediatamente en los sentimientos, apariencias externas o consecuencias:

“Hay camino que al hombre le parece recto, pero su fin [no el principio ni el medio] es de muerte,” escribió el hombre que aprendió por amarga experiencia (Proverbios 14:12).

Uno no puede deshonrar a Dios y Su Palabra y esperar que Él lo guarde en su desobediencia y desacato voluntaria de Su Ley.

¿Por qué es que todos nos justificamos a nosotros mismos, razonando que aunque otros no podrán escaparse, nosotros sí podemos manejarlo? “Oh, yo no lo dejaré que me desvíe. Seré fuerte, oraré, viviré un testimonio santo ante mi esposo, y lo ganaré para el Señor – ¡yo simplemente lo sé! Realmente siento que es la voluntad de Dios que nos casemos. ¿No se casó Sansón con una filistea? Sus padres estaban en contra también, pero era la voluntad de Dios (Jueces 14:1-4). ¿Cómo sabe usted que no es la voluntad de Dios para mí? Yo lo amo de verdad, y él me ama a mí. Él dice que no tiene problema con que yo sea creyente. ¡Él cree en Dios también!”

Al no darse por vencida, la hija prevalece; sus padres se rinden a sus súplicas y razonamientos. Ella se casa con el incrédulo. Pero ¿qué dijo Dios, como lo citamos antes? “Porque con seguridad [no ‘lo más probable,’ no ‘tal vez,’ no ‘probablemente,’ no ‘posiblemente,’ no nada más que ‘con seguridad’] ellas desviarán tu corazón hacia otros dioses.”

¿Qué espera usted cuando desatiende el consejo de Dios? ¿Cree usted que Él es tonto? ¿Le advirtió Él a usted de puro gusto? Escúcheme: Salomón fue el hombre más sabio que jamás vivió (después de Jesús Quien no fue simplemente un hombre, sino Dios en carne). Usted lee sus proverbios, sus Cantares, el Libro de Eclesiastés – solamente muestras de todo lo que habló, escribió e hizo.

Él construyó el Templo de Dios. Su reinado fue de paz y gloria, una gloria grandemente admirada por todas las naciones vecinas. Ellos venían de lejos sólo para oír su sabiduría y encontraron, contrario a lo normal, que lo que habían oído era mucho menos que lo que ellos directamente descubrieron por sí mismos. Usualmente los rumores son exagerados; en este caso, ¡se quedaron cortos de la realidad!

¡Pero nosotros, en nuestra juventud, idolatrías, ignorancia y arrogancia sin duda somos más sabios y espiritualmente más fuertes que Salomón! ¡Oh, sí, podemos manejarlo! “Esto es diferente; yo tengo a Cristo por dentro mientras que él no lo tenía,” nos decimos a nosotros mismos y a otros.

Pero todos somos carne; no hay justicia dentro de nosotros, ni en ni de nosotros, ni en los días de Salomón ni hoy. Si le desobedecemos a Dios, no podemos justificarnos en ninguna forma. Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34).

Usted puede hablar de las diferencias que quiera, sean dentro de usted, en sus circunstancias, o en esa cosa o persona que usted quiere. No servirá. Vaya en contra de las Leyes de Dios y cosechará terribles consecuencias. No hay otra alternativa; no importa quién sea usted. Sus sentimientos, opiniones y percepciones no son lo más seguro aquí. Solamente Dios y Sus Leyes son seguros.

“Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso” (Romanos 3:4). Y cuando Dios habla, Él no habla en vano; Él no es un tonto o mentiroso. Cuando Él habla, no son simples opiniones o especulaciones. Su Palabra es realidad; es Ley; es verdad.

¿Qué pasó en los días de Noé? “…los hijos de Dios [creyentes] vieron que las hijas de los hombres [incrédulas] eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban.” (Génesis 6:2). Eso llevó a la destrucción de toda la tierra. El matrimonio no santo y prohibido es algo terrible y que trae terribles consecuencias. No le quede duda de eso. Y por amarga experiencia, a muchos ya no les queda duda, triste decirlo.

¿Cree usted que porque usted ama a alguien, por eso es de Dios? Piénselo bien. ¿Qué es lo que acabamos de leer sobre Salomón? Salomón, dice allí, “se apegó a ellas [sus esposas] con amor” (1 Reyes 11:2).

¿Cómo es que la gente se puede casar fuera de la voluntad de Dios? La respuesta es sencilla: Si uno puede robar, matar, cometer adulterio, adorar a otros dioses, o hacer cualquier cosa mala, lo lógico es que uno también puede casarse fuera de la voluntad de Dios. ¿Dónde en las Escrituras se enseña que todos los matrimonios sean de Dios? Busque las evidencias en las Escrituras. Mientras tanto, nosotros le enseñaremos lo que las Escrituras declaran.

Jesús dijo: “Pero Yo os digo que cualquiera que repudiare a su esposa, salvo por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la divorciada, comete adulterio” (Mateo 5:32).

Esta Escritura declara que existe base para el divorcio. Hay una interpretación de las palabras de Jesús que podría ser válida: Por la Ley de Moisés, si un hombre se hubiera casado con una mujer y luego descubriera que no se había casado con una virgen, él tenía el derecho de desecharla. Él lo haría por cause de fornicación premarital por parte de ella.

La otra interpretación más común es que se está hablando de que uno de los cónyuges haya cometido adulterio, contaminando así el matrimonio, y de esa forma dando lugar al divorcio. Pero Jesús no dijo: “…salvo por causa de adulterio.” Él dijo: “…salvo por causa de fornicación.” Dos palabras diferentes traducidas de dos palabra griegas diferentes: “pornia” (fornicación) y “moy kaho” (adulterio).

De acuerdo con la Ley de Moisés, la pena por el adulterio era morir apedreado:

“Y el hombre que cometiere adulterio con la esposa de otro hombre, el que cometiere adulterio con la esposa de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente han de ser muertos.” (Levítico 20:10).

“Y en la Ley Moisés nos mandó apedrear a las tales…” (Juan 8:5; también vea Deuteronomio 22:23-24).

Hay una diferencia entre la fornicación y el adulterio. La fornicación son relaciones sexuales voluntarias entre dos personas no casadas. El adulterio es una relación sexual entre una persona casada y alguien con quien él/ella no está casado. En el adulterio, hay un matrimonio involucrado; en la fornicación, no necesariamente. Cuando había violación al matrimonio, era la pena de muerte.

Aunque pecado es pecado, y la paga del pecado es muerte, hay varios grados y tipos de pecados. Por ejemplo, hay pecado de muerte y pecado no de muerte, dice Juan (1 Juan 5:16). La fornicación no siempre se castigaba con la muerte. En algunos casos, era “castigable,” o más bien “solucionable,” con el matrimonio:

“Si un hombre encuentra a una joven virgen que no está comprometida, y se apodera de ella y se acuesta con ella [sexo fuera del matrimonio – fornicación], y son descubiertos, entonces el hombre que se acostó con ella dará cincuenta siclos de plata al padre de la joven, y ella será su mujer porque la ha violado; no podrá despedirla en todos sus días.” (Deuteronomio 22:28-29)

Pero mire lo que sucede con alguien comprometido (en matrimonio). El comprometimiento en matrimonio era tan válido como el matrimonio. En ese caso, los ofensores debían morir:

“Si hay una joven virgen que está comprometida a un hombre, y otro hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, entonces llevaréis a los dos a la puerta de esa ciudad y los apedrearéis hasta que mueran; la joven, porque no dio voces en la ciudad, y el hombre, porque ha violado a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.” (Deuteronomio 22:23-24)

Jesús no habría limpiado el adulterio con un simple divorcio, aunque él dejó ir a una mujer adúltera perdonada y sin castigo (Juan 8). Él no estaba allí para castigar, sino para salvar del pecado horriblemente castigable, del auto-castigo de los pecadores. Pero Él tampoco estaba allí para abolir la Ley o tratarla a la ligera.

“No penséis que he venido para abrogar la Ley o los Profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo sea cumplido. De manera que cualquiera que quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los Cielos; mas cualquiera que los hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el Reino de los Cielos.” (Mateo 5:17-19)

El punto es que cuando Jesús habló de divorcio, Él estaba hablando de fornicación, no de adulterio, como causal. Sólo queda llegar a una conclusión: Las personas no están casadas aunque casadas; ellos están en fornicación el uno con el otro.

¿Cómo pueden ellos estar casados sin estar casados? Ese matrimonio fue hecho por los hombres, no por Dios. “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Marco 10:9), pero lo que el hombre ha juntado, independiente de Dios, digo yo, que Dios lo separe, porque es fornicación, no matrimonio. Y Él sí separa matrimonios de fornicación, porque las obras y hechos del hombre inicuo no pueden ser bendecidos ni prosperados. Eso aplica a cualquier cosa en contra de los caminos de Dios. Entonces, no importa lo que puedan decir o hacer los hombres, dos personas sólo están verdaderamente casadas si Dios los ha unido en ese matrimonio.

Tomemos en consideración más testimonio Escritural de Esdras, capítulos 9 y 10.

De nuevo, el reconocimiento o la confesión de pecado no son suficientes. El arrepentimiento es más que eso; es un cambio no solamente de pensamiento, sino de comportamiento. Cuando usted ya sabe que lo que ha estado haciendo está mal, es su responsabilidad dejar de hacerlo. ¿Qué hicieron los hijos de Israel cuando Esdras les informó que ellos estaban en pecado marital? Ellos dijeron: “Nosotros hemos prevaricado contra nuestro Dios, pues tomamos esposas extranjeras de los pueblos de la tierra; pero aún hay esperanza para Israel sobre esto” (10:2).

Luego dijeron: “Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que echaremos a todas las esposas extranjeras y a los nacidos de ellas, según el consejo de mi Señor y de los que tiemblan ante el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la Ley” (10:3).

Esdras respondió: “Vosotros habéis prevaricado, por cuanto tomasteis esposas extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel. Ahora, pues, dad gloria al SEÑOR Dios de vuestros padres, y haced Su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras, y de las esposas extranjeras.” (10:10-11).

Entonces dijeron ellos: “Como tú has dicho, debemos hacer” (10:12). Y ellos despacharon a sus esposas e hijos engendrados por ellos. Sí, lo hicieron. Puedo asegurarles que en verdadero arrepentimiento con obras, la ira de Dios fue suspendida, y bendición vino sobre ellos.

Estimado lector, buscador de la voluntad de Dios, creyente caído, ¿se casó usted con un/a incrédulo/a? ¿Está usted casado/a con uno/a ahora? Si es así, con toda probabilidad, usted se ha casado conforme a los hombres, conforme a los dictados y deseos de la carne, no de acuerdo con la voluntad de Dios. Usted podría tener que separarse.

No importa si usted tuvo una ceremonia en una iglesia o un pastor o un juez de paz los declaró “marido y mujer.” No importa si su iglesia le hace mala cara al divorcio. Usted no ha sido creado o traído a la fe de Dios para hacer la voluntad de su iglesia, denominación, pastor, o familia; usted fue creado para hacer la voluntad de Dios. Nunca habrá paz o bendición para usted de parte de Dios hasta que le obedezca a Él. No hay otra manera.

Son muchos los pastores e iglesias que no hacen la voluntad de Dios ni enseñan Su Ley fielmente. De ellos está escrito: “Este pueblo de labios Me honra, pero su corazón está lejos de Mí” (Marcos 7:6).

Quienes pelean por su vida claman: “Dios nos llama a paz; Él nos llama a amar. ¡Uno no puede simplemente levantarse y dejar a su esposa o esposo! Dios no es un Dios de división, sino de unidad, de orden, de reconciliación. ¡Esa enseñanza no es de Dios, sino del Diablo!”

Lea algunas de las Doctrinas Diabólicas que tratan con muchas enseñanzas que se encuentran en las iglesias que son anti-Escriturales, anti-Ley y anti-Cristo. Sin embargo, se les enseña e impone al pueblo como Verdad de Dios por varios pastores e iglesias.

Marcos 7:7-13 RVG
(7) “Pero en vano Me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
(8) Porque haciendo a un lado el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres; el lavamiento de jarros, de copas; y hacéis muchas otras cosas semejantes.”
(9) Y les decía: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.
(10) Porque Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre;’ y: ‘El que maldijere a su padre o a su madre, muera de muerte.’
(11) Pero vosotros decís: Si un hombre dice a su padre o a su madre: Es corbán (que quiere decir, mi ofrenda) todo aquello con que pudiera ayudarte; quedará libre,
(12) y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre,
(13) invalidando la palabra de Dios por vuestra tradición que disteis. Y muchas cosas hacéis semejantes a éstas.”

¿Será difícil obedecer a Dios? Sí y no. Difícil para la carne, pero un gozo para el espíritu en Cristo. Sin embargo, Él no prometió un jardín de rosas o una visita a Disneyland. Él dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). Eso simplemente significa: “Para ser Mío, tú tienes que morir.”

Él dijo (parafraseando): “Mueran ahora por Mí, obedézcanme, y ganarán su vida; o guarden su vida, deshónrenme a Mí, y piérdanla después” (Mateo 10:38-39).

Es cierto, tenemos que sufrir las consecuencias de nuestros pecados, de nuestra desobediencia a Dios. Cuando David cometió adulterio con Betzabé y luego le mató al esposo, Urías, le vinieron terribles consecuencias muchos años después, las cuales él no pudo evitar, aun cuando él había confesado y se había arrepentido. Él tuvo que cosechar lo que había sembrado. (Lea La Ira de Dios.)

No debemos continuar durmiendo en la cama de pecado. Dios nos libre.

¿Qué frutos obtuvo usted al desobedecer a Dios y casarse? ¿Disfrutó usted sus frutos? No solamente se robó a usted mismo de la bendición de Dios en esta vida, usted también podría haberle robado a la persona con quien se casó la oportunidad de casarse con alguien con quien sí debió, y a esa persona también le robaron.

Al casarse fuera de la voluntad de Dios siendo uno creyente, uno transgrede. La esperanza es que usted sepa ahora que si continúa con su pecado solamente cosechará más males. Al arrepentirse de sus acciones, sin embargo, Dios tendrá misericordia de usted, pecador, y lo perdonará:

Joel 2:25-27 RVG
(25) Entonces os compensaré por los años que ha comido la langosta, el pulgón, el saltón y la oruga, Mi gran ejército, que envié contra vosotros.
(26) Tendréis mucho que comer y os saciaréis, y alabaréis el Nombre del SEÑOR vuestro Dios, que ha obrado maravillosamente con vosotros; y nunca jamás será avergonzado mi pueblo.
(27) Y sabréis que en medio de Israel estoy Yo, y que Yo soy el SEÑOR vuestro Dios y no hay otro; nunca jamás será avergonzado Mi pueblo.

(Lea todo Joel 2.)

No se apresure a sacar conclusiones. Busque al Señor para ver qué espera Él que usted haga en sus circunstancias particulares. Escríbanos y juntos podremos pedirle dirección y juicio a Dios.

A menudo recuerdo las palabras de un himno y me doy cuenta de la verdad de ellas: “Confía y obedece, pues no hay otra manera de ser feliz en Cristo, sino confiando y obedeciendo.” Tantas veces he conocido yo el dolor del pecado y la liberación y el gozo de la fe y la obediencia a Dios y Su Palabra. Es la única manera – dura, sí, pero siempre con recompensa.

Y habiendo creído y obedecido, usted dirá al final con asombro, gozo y emoción: “¡Dios es Fiel y Verdadero!”

Lea Escojan Este Día Entre la Familia y Dios y Incompatible Mixture.

Considere la alternativa a creer en esta falsa doctrina: Usted puede tener la paz y prosperidad de Dios estando en Su voluntad, en celibato o en tener la esposa o esposo que Él quería para usted, escogido por la sabiduría de Dios, en vez de la del hombre.

 

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