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Millones y millones de personas en el mundo hoy profesan tener fe en el Señor Jesucristo y ser nacidos de nuevo por el Espíritu de Dios. Dicen amarle y adorarle a Él. Dicen haber tenido una experiencia con Él en la cual han encontrado nueva vida, propósito, dirección, satisfacción, gozo y paz. Sin embargo, ésta es la cizaña de la que se habla en Mateo 13:24-43. Estos son los descendientes de los fariseos, escribas y saduceos. Son las serpientes a las que se dirigió Juan el Bautista con atrevimiento y lleno de convicción. Estos son los enemigos del Señor y de todos aquellos que le adoran en verdad.
¿Cómo lo sé yo? Hace muchos años, en 1976, luego de que mi esposa y yo recibiéramos el Espíritu de Dios, Dios empezó a revelarnos los caminos claramente blasfemos e hipócritas de las personas que van a las iglesias. Al guiarnos Él fuera de los sistemas de las iglesias y recibirnos como a Su hijo e hija, empezamos a ver la diferencia entre el trigo y la cizaña.
Estas personas son hipócritas.
Al principio, la cizaña se ve igual que el trigo, pero no son lo mismo. ¿Cómo se ven estas personas? ¿Cómo se conducen? Usted se sorprenderá. Así se ven: Sonríen, le dan la mano a uno, le dan palmaditas en la espalda, adulan ocasionalmente (a veces dicen que es un cumplido) y, en la calle, dicen adiós con la mano. Ellos oran y a menudo se sienten bastante orgullosos de cómo oran. Algunos hasta ayunan. Leen sus Biblias, tienen estudios Bíblicos, memorizan versículos, reparten tratados y testifican a sus vecinos, amigos y extraños. Algunos tiene un código de vestimenta; las mujeres sólo pueden usar vestidos (algunas, sólo largos), pelo largo (algunas nunca se lo cortan), mangas largas y a veces se cubren la cabeza; algunas pueden también negarse a usar maquillaje. No dicen malas palabras; algunos no beben licor; muchos no fuman y casi siempre se abstienen de las drogas. Algunos se abstienen de ir al cine y hasta de mirar la televisión. Muy a menudo uno capta el espíritu de ellos, notando algo religioso al respecto. Ellos tienen un cierto comportamiento, a menudo una humildad y piedad artificiales. Se esfuerzan en ser amables, corteses, respetuosos y considerados, pero, cuando son presionados tan sólo un poquito, ellos fallan miserablemente.
Sus vidas inevitablemente giran alrededor de la iglesia. Casi sólo viven para los estudios Bíblicos, los cultos regulares en la iglesia y algunos hasta para las reuniones de oración. Hay varias motivaciones para asistir: “No dejando de congregarnos…” (Hebreos 10:25) es un instrumento perpetuo usado para persuadir a los adeptos a que se involucren totalmente; puede haber un predicador muy carismático o elocuente, enseñanza de temas fascinantes o sensacionales, actividades especiales como evangelismo de dos en dos, coro o predicadores invitados, o simplemente socializar con amigos. Estas personas creen que el cristianismo se trata de muchas de estas cosas que he escrito aquí, especialmente de la asistencia a la iglesia.
Esta es la esencia de todo el asunto: Estos, en los deseos de su carne, se han engañado a sí mismos pensando que están haciendo justamente las cosas que a Dios le agradan y que Él requiere.
Nosotros hemos tenido que tratar con esas personas una y otra vez, tanto en el contexto de la vida diaria como en el de lo espiritual. En realidad, ellos no son para nada lo que piensan o pretenden ser. Algunos pueden pensar que tienen altos estándares y principios por los cuales vivir, pero yo he encontrado que estos sólo los practican cuando les conviene o les representa alguna ganancia o se ven forzados a hacerlo. Normalmente, sus “altos estándares” son sus expectativas de cómo quieren ser tratados ellos, más que expectativas de cómo ellos deben tratar a los demás.
Estas personas son hipócritas. Han llegado a la conclusión de que la apariencia de piedad es la verdadera adoración a Dios. Cree que sus ropas, sus gracias sociales, su conducta controlada en la personalidad y en las actitudes y el involucramiento con la iglesia son la esencia del cristianismo. Al hacer estas cosas, ellos creen que satisfacen a Dios y Sus requisitos sobre sus vidas.
Su fe en Cristo era un ‘show’ y la realidad simplemente no estaba allí.
Veamos la realidad y la prueba. Nosotros teníamos unos vecinos cristianos cuyos hijos tiraban el sucio de su perro desde su patio al nuestro. Cuando se lo mencionamos a la madre, ella se mofó de nosotros. Cuando arrancábamos la hierba de diente de león a mano para mantener nuestro terreno libre de químicos, ella nos ridiculizó abiertamente, despreciándonos por eso. Su muchacho pasaba con su moto de arriba para abajo en la calle constantemente, haciendo ruido y haciéndolo ilegalmente, y cuando nos quejamos, el resultado fue que ellos nos odiaron. Tenían un perro que una vez me atacó a mí y, otra vez, a mi esposa cuando estaba embarazada; cuando se los hice saber, no hicieron nada. Unos días después, cuando atacó al lechero, se deshicieron del perro. Regaron un rumor en el vecindario acerca de nosotros, y luego fuimos aborrecidos por otros. Una vez, este vecino juntó a un grupo de hombres para echarnos del lugar cuando lo confrontamos con su conducta oscura en asuntos de la comunidad (buscando sus propios fines en la junta directiva, en vez de mirar por los intereses de la comunidad como debía), y sí nos echó de allí. Él hasta usó las Escrituras en el proceso, bebiendo cerveza con sus chicos mientras lo hacía.
Tal circunstancia no es extraña; lo menciono como un ejemplo personal, pero muy representativo (un clásico) de la gente religiosa. Estos son varios grados de hipocresía con personas, religiosas o no, y no digo que todas las personas religiosas son tan obvias como éstas. Sin embargo, no me cabe duda que si otros religiosos tuvieran años de oportunidad para mostrar quiénes son realmente como lo hicieron estos, ellos también harían lo mismo.
Mi motivación aquí no es la amargura o la venganza, sino llegar a un punto de mi experiencia personal que beneficiará a otros. Si alguna vez este artículo llega a llamar la atención de estas personas en particular, ellos sabrán de quiénes estoy hablando. Ellos pueden estar seguros que yo tengo todo el deseo y la intención de perdonarlos si se arrepienten y, de hecho, ya los he perdonado. Ellos han servido, sin embargo, como un necesario ejemplo de hipocresía, la cual Juan el Bautista, Pablo, muchos otros profetas y el Señor mismo condenaron no vagamente.
Saqué este ejemplo debido al comportamiento religioso de estas personas. Ellos citaban las Escrituras; la esposa pasó por aquí buscando apoyo para causas pro-vida; las mujeres casi siempre llevaban vestidos (excepto en tiempos de calor en que sus hijas adolescentes se ponían diminutos trajes de baño); usaban el pelo largo; iban a la iglesia muy seguido; tenían amigos religiosos, actividades religiosas y “testimonios” religiosos; tenían el “día de la familia” los domingos, los que guardaban para sí mismos; también, ellos no trabajaban los domingos y se iban a sus cultos con una dedicación que no muchos tienen; el papá siempre nos decía adiós con la mano, aunque a veces volvía la mirada en otra dirección mientras nos decía adiós; la madre trató de ser amigable con nosotros muchas veces, pero, aunque eso nos alentaba y lo agradecíamos, sabíamos que pronto iba a ser contradicho por las realidades, sobre las cuales, ellos parecían no tener control.
Ellos se llenan de mucho orgullo por identificarse con la Biblia, pero la ignoran grandemente.
Su fe en Cristo era sólo un ‘show’ y la realidad sencillamente no estaba allí. “Teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de la misma.” Pero yo creo que ellos honestamente pensaban que lo que tenían era lo verdadero. Hemos visto a creyentes profesantes pedir prestado y no pagar, prometer y no cumplir, hacer compromisos y romperlos, y eso sin siquiera decir “Lo siento.” Los hemos visto volverse fríos con nosotros instantáneamente porque dijimos algo con lo que ellos no estaban de acuerdo doctrinalmente, y quedarse así, sin explicación o algún intento de reconciliarse o de entender. Los hemos visto huir por temor, esconderse de nosotros; sus predicadores predicaban contra nosotros sin averiguar qué estábamos diciendo o por qué lo estábamos diciendo y se iban directamente a que era una herejía. Aún las cortes del mundo requieren que se presenten evidencias o pruebas, llaman a un juicio y dan oportunidad a los acusados para que se defiendan. ¡No es así con estos religiosos! Ellos se sienten amenazados y atacan inmediatamente, como lo hace la serpiente sin avisar, sin que se les provoque intencionalmente, buscando su propio beneficio y protección. ¡Su prójimo no les podría importar menos!
Nosotros no “vamos a la iglesia.” A menudo hemos sentido la santurronería de los que van hacia la iglesia (no por defensa o culpa), dirigida a nosotros porque abiertamente declaramos que creemos en Cristo y le servimos a Él, pero no adoramos como lo hacen ellos o como ellos piensan que deberíamos hacerlo. Muchos la han agarrado contra nosotros sin justificación. Muchos nos han condenado como falsos profetas, como secta, y nunca me han conocido ni me han hablado ni me han oído qué es lo que creo o enseño. Ellos se esfuerzan en desacreditarnos porque predicamos lo que ellos nunca han oído ni quieren oír. Ellos se llenan de mucho orgullo por identificarse con la Biblia, pero la ignoran grandemente. Cuando yo les señalo algunos versículos con los que ellos no están familiarizados, se niegan a escuchar. Ellos tienen sus pocos pasajes preferidos y ni aun esos les sirven, como se demuestra en sus vidas.
Hablan brillantemente de Pablo, Pedro y de los profetas, así como del Señor, pero esto sé yo: si algunos de esos santos o el Señor estuvieran hoy aquí en la carne, estos religiosos serían los primeros en apedrearlos. Los religiosos de hoy crucificarían al Señor en un instante; de hecho, lo hacen. Yo vengo en el Nombre del Señor y lo hacen conmigo. Jesús salió fuera de los establecimientos religiosos, como lo hicieron Pablo y otros discípulos, y fue el sistema religioso que los mató, no los romanos ni los paganos.
Los religiosos tienen algo que perder – sus congregaciones, su estatus, su ingreso y su gloria; ellos tienen poder con y sobre la gente y no están dispuestos a rendir esas cosas; tienen amigos y familiares, contactos de negocios, ídolos y pecados que ellos atesoran más que a la verdad, rectitud, justicia, misericordia y que a Dios. Los religiosos son amantes de los placeres y de sí mismos más que de Dios. Ellos son religiosos en el Nombre de Cristo; no por Él, sino por lo que pueden obtener –todo lo opuesto a la verdadera adoración.
Ustedes “van a la iglesia”, en vez de ser la iglesia.
En sus iglesias, ellos parecen ser muy sacrificiales y no egoístas; sin embargo, sus iglesias son sólo clubes sociales de entretenimiento, con beneficios de todo tipo. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre las organizaciones religiosas y los distintos clubes y organizaciones seculares del mundo? En el mundo, ellos no usan el Nombre del Señor, mientras que en los círculos religiosos sí lo hacen. Los religiosos toman para sí mismos el Nombre del Señor en vano y así se beben cantidades de condenación, añadiendo pecado a su pecado.
Sigan adelante, ustedes hipócritas, beban hasta el fondo. ¿Piensan que pueden engañar a Dios? ¡Que Dios es ciego y tonto después de todo! O que Él realmente no está allí, o ¿sí está? Ustedes realmente ni creen que Él esté allí, o no se atreverían a hacer lo que hacen o a decir lo que dicen. Ustedes fingen rectitud y hablan como si estuvieran llenos del Espíritu de Dios, pero ustedes son hijos del diablo, que miente hablando verdades, que destruye siendo amable y que no hace ningún uso de lo real.
Satanás es la entidad más religiosa que hay en la tierra, y todas las iglesias son las puertas del hades que permanecen abiertas de par en par para atraer a los ignorantes, a los simples, a los que se sienten muy justos y a los que se sirven a sí mismos a través de la apariencia de piedad que llaman adoración. Ustedes “van a la iglesia”, en vez de ser la Iglesia; ustedes le adoran de labios, mientras sus corazones están llenos de adulterio y prostitución. Ustedes viven para pasarla bien, para pertenecer, para ser apreciados y admirados por su santidad. Buscan lo mejor de los dos mundos. Están llenos de elocuencia con sus versículos de la Biblia, con sus oraciones públicas y doctrinas, pero no hacen uso de la rectitud genuina. Aunque ustedes sí usan al Señor, y lo usan para todo lo que puedan sacarle a Su Nombre.
¡Bastardos! ¿Cómo podrán escapar de la condenación que les espera? En su ignorancia y perversión, ustedes persiguen al justo, a todos los que hablan y caminan en la verdad. Les tengo noticias. El Señor ha dejado de guiñar el ojo. Sin duda que ustedes me condenarán por el tono y lenguaje de este escrito, diciendo, como ya lo han hecho algunos: “Él no usa un lenguaje propio de un hijo de Dios”, o “Él está amargado”, o “Él es muy crítico” y mil cosas más. Su lenguaje piadoso fingido es todo lo que ustedes tienen, así que a mí me condenan por ser real al confrontarlos a ustedes.
¡Ustedes, en verdad, son como los fariseos y sus hijos!
¿Creen ustedes que un cristiano no debería enojarse excepto en la forma de enojo e “indignación justa” que muestran ustedes? ¿Creen que yo no tengo el derecho a criticarlos? ¿Qué tal si Dios me ha enviado como uno de sus santos que menciona Judas, para declararles sus pecados, para convencer a los malos de todas sus malas obras, las cuales han cometido con maldad y de todas las malas cosas que los pecadores han hablado contra Él? ¿Creen ustedes que el Señor todavía no ha venido con Sus santos a hacer eso? ¿Esperan ustedes el fin del mundo primero? ¿Esperan que el cielo se abra en un magnificente relámpago? ¿Esperan ver al Señor personalmente, montado literalmente en un caballo blanco?
“¡Ay de todos ustedes que desean el Día del Juicio del Señor! ¿Por qué querrían ver a Dios, verlo venir? Cuando Dios venga, para ustedes serán malas noticias antes de recibir las buenas noticias; será el peor de los tiempos, no el mejor. Aquí se nos dice cómo ocurrirá: Un hombre huye de un león y va a dar justo al hocico de un oso. Una mujer va a su casa después de un día duro de trabajo y su vecino la viola. En la venida de DIOS, enfrentamos una dura realidad, no una fantasía –una nube negra sin línea de plata.” (Amos 5:18-20 – El Mensaje)
¡Condenados, necios malvados! ¿Malas palabras? No. Condenados porque no creen, y necios porque dicen que no hay Dios, aunque profesan creer en Él y conocerlo, tal como los fariseos profesaban que Dios era su padre.
Jesús les dijo:
“Al caer la tarde decís: ‘Hará buen tiempo, porque el cielo está rojizo.’ Y por la mañana: ‘Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y amenazador.’ ¿Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no podéis discernir las señales de los tiempos?” (Mateo 16: 2-3 LBLA)
¡Ustedes son, en verdad, como los fariseos y sus hijos! Ellos no creían y ustedes tampoco creen. ¡Hijos del infierno, multiplicándose, destruyéndose a sí mismos, oponiéndose a la verdad amargamente, mientras pretenden ser los justos guardianes de la misma!
¿Habrá alguien dentro de estas iglesias que crea? Dios se duele por Su pueblo que sufre en estos sistemas hechos por el hombre en Su Nombre. ¡Salgan de allí! Salgan de en medio de los falsos, idólatras, adúlteros e hipócritas. Sálvense de la ira del Señor que es derramada sobre los hipócritas y sobre sus caminos. Sigan al Señor fuera de la ciudad, fuera de la puerta y padezcan lo que tengan que padecer, pero libren sus almas del infierno y de la muerte. ¡Dejen de engañarse a sí mismos! A Dios no lo pueden engañar ni escapar de las consecuencias por andar jugando. De hecho, ya están sufriendo justamente por eso.
¿Por qué hay enfermedad en sus casas? ¿Por qué tantas dificultades financieras, hijos rebeldes, divorcios, conflictos, temores, preocupaciones y desesperación de toda clase, enojo, oraciones sin respuesta, pleitos y maldad? ¿Por qué habrían de esperar algo diferente si viven celebrando fiestas paganas en el Nombre de Cristo, someten a sus hijos a educación y preceptos mundanos, se avergüenzan del Nombre de Jesús en las conversaciones diarias fuera del contexto religioso, y aun dentro, y lo niegan todo el tiempo? Ustedes hablan de pasatiempos, de mascotas, del tiempo, de los negocios, de la familia, del empleo, de los problemas, de los dolores, del jardín, de los deportes, de los programas de TV, de las doctrinas y de las iglesias…y la lista continúa; pero cuando se trata de Jesucristo, de Quien se trata todo, ante Quien toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es el Señor, Quien compró nuestra salvación con un terrible precio, ustedes cambian el tema o lo evitan totalmente.
Hagan lo recto, no lo religioso.
Después de todo, los negocios, las comodidades personales, la privacidad y cosas así deben ser primero, ¿verdad? ¡No se debe poner en peligro la provisión del Proveedor hablando del Proveedor y ofendiendo a aquellos que Él usa para proveer! ¡No, no! Hay que ser diligentes para hacer buenos arreglos de negocios y ser buenos administradores de Su provisión, pero cuando se trata de honrarlo como debemos, como, por ejemplo, mirar a un hermano en el Señor para hablar de asuntos que le afectan a ese hermano y por el cual usted hasta es responsable, bueno, ese es otro asunto.
No se trata tanto de salir de los teatros de hipocresía, como de hacer que los mismos salgan de ustedes; las dos cosas deben suceder; van mano a mano y una cosa lleva a la otra. Hagan lo recto, no lo religioso. ¡Dejen sus iglesias y cultos y tiempos de alabanza y adoración!
“Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me darán buen olor vuestras asambleas. Y si me ofreciereis holocaustos y vuestros presentes, no los recibiré; ni miraré a los pacíficos de vuestros engordados. Quita de mí la multitud de tus cantares, que no escucharé las salmodias de tus instrumentos. Antes corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo. ¿Me habéis ofrecido sacrificios y presentes en el desierto en cuarenta años, casa de Israel?” (Amos 5:21-24 RVG)
Estas son abominaciones a Dios, y, en su corazón, ustedes asesinan a su hermano al no ser responsables con él, ignorándolo, no sometiéndose a él y a otros, a la justicia, a costo propio si es necesario, y sí que es necesario.
Muchos reciben espíritus falsos y creen que han recibido al Espíritu de Dios.
Salgan de esas prostituciones y Dios las sacará de ustedes. Arrepiéntanse y crean. Honren a Dios, buscando Su honra y no la de otros o la de ustedes mismos. Hagan lo justo; de verdad consagren sus caminos a El; tomen su cruz; niéguense a si mismos; humíllense; oren con fervor; busquen Su rostro; vuélvanse de sus malos caminos, y, de verdad, El les dará esa vida abundante que El prometió. Su Palabra es buena. El escuchará, perdonará y sanará toda su esfera de existencia, sin descuidar nada.
“Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?” (Malaquías 8:6 RVG)
Muchos de los que no están en el sistema de las iglesias no están mejor. Están engañados por el sistema de iglesia que llevan dentro, por doctrinas falsas –doctrinas de demonios que ellos consideras verdades.
Muchas de las doctrinas en que ellos creen son mentiras, creaciones diabólicas para engañar, atar y destruir tan dulcemente. (Lea Doctrinas Diabólicas.) Muchos reciben espíritus falsos y piensan que han recibido el Espíritu de Dios.
¿Creen que he usado un tono muy cáustico aquí? ¡Sí! No puedo disculparme por eso. ¿Prefieren ustedes que Dios les destruya como lo hizo con aquéllos en los días de Noé o de Lot? ¿Qué les parece eso comparado a cáustico? ¿Y qué de Ananías y Safira? (Hechos 5) “¡Dios, que vergüenza!’ ¡Eso no es amor! ¿O, sí? ¡Él no haría eso!” Piénsenlo bien, pueblo. ¡Él no ha cambiado!
Una vez nosotros fuimos a un culto en una iglesia para tratar de alcanzar a unas personas que conocíamos. ¡Fue algo horrible! Era un pequeño edificio y cuando llegamos, sólo había cuatro familias presente, incluyendo la del pastor y la nuestra. Amplificaron la música con grandes parlantes y el sonido era ensordecedor. Los niños se tapaban los oídos y uno se quejó de dolor de cabeza. Para controlar el sonido, habían recubierto el cielo falso y las paredes con cartones de huevo. Cuando se levanta la música para ensordecer y se decora para matar, el resultado es ¡ensordecedor y mortal! Pero ellos demostraron ¡el gozo y la vida de su dios y de su iglesia!
Su adoración no era de Dios ni en lo mínimo.
Una mujer danzaba como una árabe del Medio Oriente. El pastor se paró al frente con un traje de tres piezas, se paseó, actuó, y dio su sermón, con su esposa animándolo con frases como “¡Predíquelo, pastor!” Se suponía que los nuevos se sobrecogieran, o por lo menos, se impresionaran, por el espíritu en ese lugar. ¿No es eso igual que con los profetas de Baal que tratan de llamar la atención de Dios gritando y saltando y haciendo un relajo? Después del culto, el hablar de Dios se apagó igual que como con un interruptor de luz, como diciendo, “También somos gente real; sabemos que ustedes no lo notaban por la manera en que estábamos actuando, pero no perderemos el tiempo para probarlo.” Se pusieron a hablar de asuntos estrictamente mundanales. No puedo decir exactamente por qué lo hicieron pero lo hicieron. Varios años después, se me vino la idea de que ellos querían evitar cualquier plática significativa o examinar la tontería que acababa de concluir, la plática mundana se usaba para cubrir la oscuridad de cualquier luz que podría dejarla expuesta.
Esto sé yo: Su adoración no era de Dios ni en lo mínimo. Todo era puro ‘show’, pretensión y entretenimiento. Y oír aquel “ ¡Oohh, Jeeessussss!” con énfasis, repetidamente. ¡Qué horrible! Si Jesús estuviera parado allí, ¿es esa la forma en que ellos actuarían o se relacionarían con Él? ¡Es como vomitar en Su cara! ¡Qué insultante! ¡Qué desagradable! ¡Cuán dolido debe estar Él por la adoración que les dan a sus dioses y la manera en que se comportan en Su Nombre y enseñan a oros a hacerlo! Adoradores de Baal es lo que ellos son, de verdad. Sin embargo, ellos creen que son los únicos verdaderos adoradores de Dios en la ciudad.
Ahora veamos un escenario satirizado (en contraposición a la farsa que acabo de describir):
Sólo faltan unos días para el Pentecostés. Pedro ha estado preparando su sermón para este gran evento. Se ve obligado a acortar el sueldo de sus ministros por el costo de las plumas tinta y de los papiros. Su basurero está lleno de papiros arrugados por tanto tratar una y otra vez de que le salga bien su mensaje. ¡No puede arruinar esto! Santiago y los demás están afuera desde temprano en la mañana hasta tarde en la noche, entregando invitaciones para que todo mundo venga a la reunión. La hoja volante dice algo así:
“De: La Iglesia Mundial de la Comunidad de la Hermandad del Espíritu Santo de la Reforma Reformada en Reformación Fundamental Evangélica Bautista de la Gracia Libre Unida San Santiago de los Santos de Estos Días de la Bendita Trinidad.
Cordialmente le invitamos a nuestro servicio pentecostal este domingo a las 11:00 a.m. en punto que se llevará a cabo en nuestro maravilloso y arquitectónico nuevo edificio entre las calles Principal y Camino Ancho. Tiene el pináculo más alto con una cruz de neón en la cima. ¡No hay pérdida! El rótulo es muy llamativo también. Estos son días de muchas señales, ¿no es así? Y esas señales pueden ser toda una maravilla, como nuestro rótulo. (Cualquiera que desee donar para el rótulo es bienvenido. ¡No podríamos hacerlo sin su ayuda!)
El orador será el famoso Muy Rev. Dr. Obispo Apóstol Cefas Simón ‘Pedro’ Pescador de Hombres, M. Ed., M. Tlg., L.D., D.D., D.Lit., cariñosamente conocido como ‘Pastor Pedro.’ Se graduó con honores en el Seminario de la Trinidad Getsemaní Gólgota Canto de Gallo y Negación después de haber viajado en el ministerio por más de 3 años. Fue el mejor de los 12 de entre 500 escogidos para ser ordenados en una colorida ceremonia no hace mucho tiempo en la playa, donde respondió correctamente a tres difíciles y cruciales preguntas. El estará predicando sobre asuntos de gran importancia para todos y cada uno de ustedes, cosas que ustedes han hecho y sus implicaciones. ¡Escucharán ungidas prédicas y música muy ungida, y los testimonios de muchos otros! El culto será todo un gozo, desafiante, alentador, emocionante y relevante. Usted se sentirá más que bienvenido.
El Ministerio Davídico de Alcance Musical Arpistas de Fe estará presentando un concierto de arpistas que nos deleitarán con sus dedos llenos de gracia. Usted podrá disfrutar de un gigantesco coro de 500 hermosas voces cantando himnos de antaño y contemporáneos, con el realce de la tecnología en arte acústico y producción de sonido e ingenio de luces y colores que lo dejará a usted sin aliento. Después del servicio, tendremos café y sándwiches. Traiga a sus niños para que puedan disfrutar de nuestras instalaciones de Escuela Dominical. Invite a un amigo. Después del culto y el almuerzo, para todos los interesados, se llevará a cabo un taller sobre sanidades y dones del Espíritu presentado por un cristiano motivacional de alto nivel. Para más información, llámenos al…”
Derramándose sobre sus comentarios Bíblicos, el Muy Rev. Dr. Obispo Apóstol Pedro acude a sus memorias de experiencias y estudios pasados, asegurándose, con mucho esfuerzo, de aplicar todos los principios de la predicación que aprendió de Jesús. Este sermón es muy importante. Hay mucho involucrado en el mismo. (¡Y no olvidemos la importancia del mensaje!) Se han gastado cientos de denarios en propaganda y publicidad. La orquesta vale miles, pues todos son estrellas discográficas de música evangélica. Las togas del coro se llevan una buena parte del presupuesto. También hay que pagarles a los maestros que impartirán el taller. Sin embargo, ellos han recaudado fondos a través de bazares, lavado de carros, cenas, ventas de manualidades y literatura cristiana.
En realidad tienen publicidad, aún si negativa. Últimamente, han estado creando mucha controversia, hasta los han llamado secta. Pero son muy conocidos. Difícilmente pasa un día en que ellos no estén en las primeras planas. Esto sí les molesta al hermano Apóstol Pedro y a los otros un poco. Sienten que es muy importante tener respeto y buena reputación entre el pueblo, especialmente ante las autoridades. Acaban de registrar su iglesia con el gobierno Romano por asuntos de deducción de impuestos, exenciones y cosas así, con la aprobación de Herodes, ganando tanto apoyo como sea posible de los paganos, en lo económico y en otras cosas, para poder alcanzarlos a ellos y salvarlos. Como necesitan de su cooperación y buena voluntad, es una situación bastante delicada. ¡Nadie, pero nadie puede acusar nunca al Muy Rev. Dr. Obispo Apóstol Pedro de flojera!
Después de pasar horas practicando su sermón frente a un espejo, puliendo cada gesto y marcando cada expresión facial, y haciendo pruebas de voz y dicción en el desierto, él quiere que todo le salga bien. Hasta ha hecho una encuesta en Jerusalén y alrededores para saber qué es lo que el pueblo quiere para lograr que vengan a la iglesia. ¡Con razón lo escogió Jesús! Él no se queda atrás. Tiene lo que se requiere para ser un campeón para el Señor, es el hombre de Dios del momento. Sin duda que Jesús era un buen juez del carácter y el Muy Rev. Dr. Apóstol Pedro lo prueba con su fama.
El Día de Pentecostés estuvo muy bueno. Hubo un clima precioso y el culto salió tan puntual como un reloj. Empezó exactamente a las once y terminó al mediodía en punto. El pueblo no tuvo ningún problema en estar sentado por una hora entera, pues el culto se desarrolló de acuerdo a los puntos especiales, un pequeño drama sazonado con un poco de humor, un breve sermón y cosas así. Andrés había estudiado dirección de coro y fue bastante impresionante con su técnica única con la batuta. Todo estuvo perfectamente organizado como para no causar ninguna incomodad o insatisfacción. ¡Dios ciertamente aquí se mostró como el Dios de orden que es Él! ¡Cualquiera diría que el Espíritu Santo tenía un reloj de precisión!
La asistencia fue muy buena. Las ofrendas pudieron ser mejores, pero los apóstoles quedaron agradecidos. Se unieron tres mil nuevos miembros. El pueblo quedó impresionado con el Dr. Obispo Pedro. Mientras él saludaba con sus manos al salir, la gente no vaciló en decirle cuánto habían disfrutado el sermón. “Corto y dulce” era un buen resumen.
Hubo alguien, sin embargo, que no estaba realmente satisfecho. Él había oído decir que tal vez podía sanarse allí. El Muy Rev. Dr. Apóstol Pedro lo invitó a que viniera a la reunión de la tarde en la cual se planeaba enseñarle al pueblo en general sobre sanidades y dones.
Muchos se maravillaron por el edificio de la iglesia, como se había prometido. Como se contrató un famoso arquitecto, alguien con reputación de ser muy creativo para las estructuras públicas, quedó claramente evidenciada la riqueza y los gustos de los santos de Dios: ventanas de vidrio ahumado, acabados de roble, puertas de roble, bancas de roble, pisos de roble, finas alfombras, candeleros de exquisito arte y más. ¡Jesús se habría sentido orgulloso! A Él le habría gustado haber sido el primero en usar ese bello púlpito de roble y dar Su primer sermón en tan magnífico edificio construido en Su honor. Tal vez cuando Él vuelva….
¿Blasfemia? ¡Claro que sí! Sin embargo, no soy yo quien está blasfemando. Simplemente estoy poniendo el espejo frente a los caminos y pensamientos blasfemos de los hombres en todas partes, quienes realizan sus obras religiosas en el Nombre del Señor Jesucristo. Si el lector no puede ver la abominación desoladora en estas páginas, él o ella están en serios problemas, tal vez sin esperanza de entender. Algunas personas son vasijas para ser destruidas. Otros que han sido ciegos aun pueden clamar al Señor para recibir vista y liberación, pues el Señor es quien escoge para Sí mismo vasijas de honra.
Díganme ustedes, pueblo, ¿Dónde esta la cruz?
¡Forma, forma, forma! ¡Impresiones! ¡Juegos de la gente! ¡Hipocresía! Así que usted de verdad disfruta los cultos en la iglesia. Dice usted que hasta llora. Usted dice que se alimenta allí. ¿De qué se alimenta? Yo se lo diré. De estiércol. Estiércol recubierto de azúcar y saborizado con MSG (glutamato monosódico). Se alimenta de mentiras, adulaciones, medias verdades, simpatía, lástima, y motivación dentro de su fantasía, donde sus egos son acariciados y sus conciencias libradas. Ustedes obtienen la atención que buscan como niñitos; sienten que pertenecen a algo, que son necesarios, importantes y útiles. La ramera, la Misteriosa Babilonia, los tiene acostados en su cama y a ustedes les encanta, pero ¿saben ustedes o sospechan siquiera, que se trata de sus vidas, no que recibirán vida sino que les es quitada? “Vive”, dice ella, “Así es el Señor y así es como Él lo desea.”
Díganme ustedes, pueblo, ¿Dónde está la cruz? ¿Dónde está la persecución, el sufrimiento, el odio de todos los hombres por Su causa, el dejarlo todo, el negarse a sí mismos, todo cuanto el Señor prometió para aquellos que le siguieran? Está escrito: “Todos los que sirvan al Señor Jesucristo sufrirán persecución.”
¿Saben ustedes qué es la verdad? Se los diré. Es la total identificación con Jesucristo en esta tierra ahora, en todas partes; con hechos, no sólo de palabra; en el andar, no sólo en el hablar; todos los días y no en teoría.
El Verdadero Señor Jesucristo es diferente.
El cristianismo falso es algo así: “Yo creo en las leyes de Dios. Yo creo que si acepto a Jesús como mi Salvador, y me vuelvo más amigable con la gente, ellos guardarán la ley para conmigo. Dios me amará de modo que todo me salga como yo quiero. Yo seré amado, yo seré bendecido, yo seré apreciado y yo seré importante, yo tendré amigos, yo perteneceré a algo, yo, yo, yo, yo. ¡Y no te atrevas a juzgarme! No te atrevas a decir cosas negativas de mí ni a condenarme. ¡Clamo la sangre! ¡Te reprendo Satanás! ¡Se supone que debes amarme, no juzgarme!”
El cristianismo falso espera que sean los demás quienes hagan precisamente lo que Dios espera de un cristiano verdadero. Espera el beneficio y evita el costo. Vive para la gratificación y para la exaltación, para la gloria y el honor, para el reconocimiento y el placer, para la preservación de la carne en vez de la salvación del alma. Pueblo, la carne no fue hecha para salvarse o para consentirse. Fue hecha para ser crucificada. “Yo” tiene que irse. Cristo debe vivir.
Pero no el “Cristo” que ustedes han conocido. ¡No! El Verdadero Señor Jesucristo es diferente. Sus caminos no son los de las emociones, ni de la pasión, o del afecto o de los buenos sentimientos. No es el camino de la religiosidad, sino de la dura realidad, pero una realidad gloriosa. No existe una realidad más dura que el hecho de que Él murió de una muerte terrible por nuestros pecados. Debemos seguirle por donde quiera que Él vaya para poder obtener nosotros esa preciosa salvación a través de la fe. El lo hizo todo por nosotros, cierto, pero usted no lo malentienda. No todo está hecho. Arrepiéntase, crea y sígale.
¡Fuera de sus falsos caminos de religiosidad! ¡Salgan de allí!
En su segunda epístola, Juan enfatiza la verdad junto con el amor. El menciona repetidamente el andar en la verdad. El menciona a los muchos engañadores que ya estaban, y siguen, presentes; los que predican pero que no practican. Jesús les dijo a los fariseos: “Hagan lo que les dicen, pero no hagan lo que ellos hacen.” La doctrina de Cristo requiere que guardemos sus mandamientos (aplicando la ley a nosotros mismos) haciendo el bien a nuestro prójimo; como dice Santiago, no de palabra, sino de hecho, no por sentimientos o sonrisas o gestos baratos sin sustancia ni costo, sino en términos reales, definitivos y de cada día. “Quienquiera que rompa y no permanezca en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios. Quien permanece en la doctrina de Cristo, ese tiene al Hijo y tiene al Padre…y así, ¡Jesús viene en carne! ¡Ésta es Su venida!
Si el lector valora la vida, entonces ponga atención a las siguientes palabras: “Si alguno viene a ustedes y no trae esta doctrina, no le reciban en sus casas ni le den la bienvenida: porque quienes le dan la bienvenida se hacen participes de sus hechos malos.” Si usted anda con tales, los abraza, o tiene comunión con tales, está honrando sus malas obras y se vuelve uno con ellos en sus hechos. Al diablo con “la religión antigua”. Consigan vino nuevo; échenlo en vasijas nuevas o mueran. ¡Fuera de sus falsos caminos religiosos! ¡Salgan de allí! ¡Salgan de allí! Sirviéndose a sí mismos, morirán. Al someterse al Señor Jesucristo y obedecerle aun contra sus propias voluntades y placeres, vivirán. No es fácil, pero es así de sencillo.
“Entonces oí otro clamor del cielo: Salgan de allí, pueblo Mío, tan rápido como puedan, para que no se mezclen con sus pecados, para que no queden atrapados en su condenación.” (Apocalipsis 18:4 -El Mensaje)
Víctor Hafichuk
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero