Confesión de Pecado

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Las Escrituras dicen que debemos confesarnos los pecados los unos a los otros, a hombres de Dios, y especialmente a quienes hayamos ofendido. Estos son algunos requisitos básicos del caminar con Dios:

Arrepiéntase. Apártese de todo pecado. La primera palabra como mandato en los evangelios es “Arrepentíos.” Reconozca cada pecado y confiéselo, sea un pecado cometido, una acción omitida, un pecado de actitud, palabra, hecho, deseo o pensamiento.

Restituya por completo a satisfacción razonable de la persona ofendida. Las disculpas no son suficientes en muchos casos. ¿Qué de la pérdida de bienes, de paz mental, de libertad o de bienestar en general? Según la Ley, Dios ordenó que en algunos casos se compensara algo devolviéndolo cuádruple. ¡Qué por encima de las leyes de los hombres están las leyes de Dios! Si usted espera recibir a Dios, más vale que se prepare para sus Leyes Santas.

Confiese. No es suficiente susurrárselo a Dios. Si sus pecados han sido públicos, entonces el arrepentimiento y la confesión deben ser públicos. Si usted avergonzó a alguien indebidamente en público sin causa, usted debe arreglarlo públicamente, voluntariamente. Confiese otros pecados a un hombre de Dios, así como le confesaban los pecados a Juan el Bautista o a las personas apropiadas. Si usted ha escondido de su esposa adulterio en su corazón, usted debe confesárselo a ella – específicamente.

La confesión de pecado debe siempre ser específica – nada de cosas como, “He sido deshonesto.” ¿Cómo fue deshonesto, por qué, con quién, en qué, cuándo y dónde? Sea real, sea recto. Usted no podrá engañar a Dios; no podrá satisfacer a un Dios Santo y Perfecto con cosas a medias e hipocresía. Sólo lo disgustará a Él y posiblemente atraerá ira en vez de bien.

Para más acerca de cómo recibir la limpieza del Señor a través de la confesión de pecados, lea Aguas Santas.

Ahora quiero referirme a los malentendidos e ideas equivocadas en cuanto a este importante tema – la confesión de pecados.

Los que confiesan a Cristo y quieren gozo y una genuina paz con Dios deben ponerse completamente claros con Dios y con su prójimo, sea que su prójimo sepa que usted le hizo un mal o no, y a veces aun si ellos no estuvieron involucrados. Si usted ha dañado a alguien y tiene la oportunidad de arreglar las cosas con él/ella, usted tiene toda la obligación delante de Dios de hacerlo. Así como usted trate a sus hermanos y hermanas, y así como usted trate a su prójimo, así lo trata usted a Él.

Muchos usan esta Escritura para evitar la admisión de faltas y pecados contra otros:

“Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí. Contra Ti, contra Ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de Tus ojos: Para que seas reconocido justo en Tu palabra, y tenido por puro en Tu juicio.” (Salmo 51:3-4 RGV)

Ellos argumentan que “Yo sólo he pecado contra Dios. No necesito confesarle a nadie más que a Él.” ¡Qué gran arrepentimiento es ese! Unos versos después nos dice:

“Vuélveme el gozo de Tu salvación; y el espíritu libre me sustente. Entonces enseñaré a los prevaricadores Tus caminos; y los pecadores se convertirán a Ti.” (Salmo 51:12-13 RVG)

¿Por qué prefiere usted esconder lo que ha hecho? ¿Es por orgullo? ¿Es para escapar de las consecuencias merecidas por esa acción? Dígame, amigo, si usted se rehúsa a arreglarse con los demás, ¿cómo les va a enseñar usted a los transgresores, en forma directa y personal, sean creyentes o no creyentes, familia o extraños, sean inocentes para con usted o culpables?

¿Cómo va a arreglar usted las cosas sin decir, “Lo siento”? ¿Cómo va a arreglar usted las cosas sin hacer restitución? Muestre frutos dignos de arrepentimiento. Apartemos toda habladuría y pretensión. ¡Dios aborrece eso! ¿Me escucha? ¡Él lo aborrece! Es hipocresía. No, usted necesita ponerse claro y confesar.

Y no deje que el tiempo que haya transcurrido lo detenga. No importa si fue ayer o hace una década. Una disculpa o restitución esperada por mucho tiempo puede traer mucho alivio y gozo a aquellos que han sido afectados, o trae el cierre de una situación.

Una mujer casada que yo conozco se encontró otro hombre en el internet. Pronto, ella dejó a su esposo y a sus hijos, quienes quedaron repentinamente devastados. ¡Qué tristeza para esa familia en ese tiempo! Ella se casó con ese hombre y, con el tiempo, se metió en política.

Los políticos tienen estrategias, como usted sabe, y a menudo se buscan una “iglesia local,” que fue lo que hizo esta mujer en una iglesia evangélica (la cual el Señor me mostró que era una asamblea de brujas). Después de todo, uno debe dar una buena impresión y agradar a los hombres para obtener sus votos. Además, se pueden conseguir contactos.

Luego, ¿qué hizo ella? Ella “invitó a Jesús en su corazón” y de repente ella estaba “perdonada por todos sus hechos pasados.” Ahora que las cosas estaban “arregladas con Dios,” ella quedaba libre para continuar con su vida como pecadora porque “¡Dios la había perdonado!”

Nada de arrepentimiento, nada de restitución, y simplemente todo estaba ahora bien. Mientras tanto, su compañero de adulterio se queda con su malvada recompensa por el mal en vez de morir apedreado, y ella deja a su primer marido y a sus hijos en su dolor cuando ella también debió morir apedreada, según Dios.

¿Es así como funcionan las cosas? Tal vez con los pecadores y los hipócritas y los mentirosos y los ladrones y los asesinos y las rameras y los rufianes y los adúlteros y las adúlteras, pero no con los santos ni con los ángeles de Dios. No, no, no. No piense ni por un momento que el pasado es el pasado si hay algo que usted puede hacer para arreglar las cosas o revertir los males del presente. Usted sólo invita la ira de Dios con esa forma de pensar.

Trate de testificarle a su vecino mientras usted ande usando el reloj de puño que usted le robó a él. Si yo le robo $1,000 a mi prójimo, sea que él lo sepa o no, ¿estoy bien si no se los devuelvo? Y si él no sabe que yo se los robé, ¿Quedo libre? ¡Difícilmente! Eran de él – hay que devolvérselos; definitivamente el Señor nos pedirá que devolvamos lo que hayamos robado, y hasta un poco más.

Lo que sea que usted retenga que no le pertenezca legalmente a usted está bajo maldición al igual que usted y su casa.

Ahora, ¿Qué tal si yo voy a mi hermano o a mi prójimo con la intención de restituir y le doy un regalo, sin explicación, excepto tal vez una falsa como, “yo te aprecio,” o, “me sentí guiado a darte esto”? ¿Cree usted realmente que Dios aprobará su pretensión, no digamos su apariencia de virtud?

O, ¿Qué tal si secretamente yo dejo el dinero en la mesa o se le deslizo en su bolsillo o en su cartera sin ninguna explicación? Aunque eso podría funcionar a veces, Dios generalmente no trabaja de esa manera. Él quiere que usted se regocije en la honestidad y sea libre de gritarlo desde las azoteas, no sólo por su propio bien, sino por el de otros que verán sus buenas obras y glorificarán a Dios. Usted le roba la gloria a Él siempre que retiene cualquier cosa.

La verdadera razón por la que usted devuelve el dinero es porque usted hizo mal, y usted debe confesarse pecador, no filántropo. Andar a hurtadillas no arregla las cosas con Dios. No tiene nada que ver con ser bueno o apreciativo o magnánimo. Al ser pretensioso, usted añade pecado a su pecado y trae la ira de Dios.

Y cuando le agrega Su nombre al juego, sólo hace más de lo mismo porque usted es el culpable.

Sí, amigo, eso es lo que Él quiere. Enfrentémoslo – si usted no es abierto y honesto, usted no es libre. La cruz no ha tenido la libertad de hacer el trabajo necesario en usted.

Un hombre o una mujer muertos, ¿tendrán más necesidad de esconder algo? No se puede dejar pasar nada, ni una cosa. Usted debe morir para tener acceso a Dios; sólo entonces será usted libre y libre de verdad.

Alguien podría pensar que es muy dura la manera en que yo hablo, pero es la ley de Dios, no la mía, la cual ordena la pena de muerte por el adulterio y por muchos otros pecados. La idea se originó en Dios – léalo en su Biblia. Además, Él es Quien llama al arrepentimiento y a la restitución.

Usted puede citar la historia de la mujer sorprendida en adulterio en Juan 8 para refutar mi supuesta falta de perdón y legalismo, pero tenga en mente que Jesús le dijo que se fuera y que no pecara más. Si ella se quedaba con su compañero de cama ilegal, ¿estaría ella llenando ese requerimiento?

Una cosa le digo a usted: Aunque muchos que profesan a Jesucristo como su Salvador tienen un “Jesús” que la dejaría seguir andando por allí, el Jesús que yo conozco dice: “Si continúas en tu pecado, mereces el castigo escrito, y la próxima vez no te salvaré.” Ese es el Verdadero Jesucristo. Discuta eso, y yo sólo podré decir que usted tiene a un demonio como su “Jesús.” El arrepentimiento es primordial.

¿Quiere prueba de eso en las Escrituras? Mire ésta:

Lucas 13:1-5 RVG
(1) En este mismo tiempo estaban allí unos que le contaban acerca de los galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios.
(2) Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos?
(3) Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
(4) O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos eran más pecadores que todos los hombres que habitan en Jerusalén?
(5) Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

“Ah, pero eso fue antes que el Señor muriera en la cruz pagando por nuestros pecados,” ¿dirá usted? Entonces vamos más allá de la cruz, poco después de su resurrección:

Hechos 5: 1-11 LBLA
(1) Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una propiedad,
(2) y se quedó con parte del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo la otra parte, la puso a los pies de los apóstoles.
(3) Mas Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno?
(4) Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios.
(5) Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró; y vino un gran temor sobre todos los que lo supieron.
(6) Y los jóvenes se levantaron y lo cubrieron, y sacándolo, le dieron sepultura.
(7) Después de un lapso como de tres horas entró su mujer, no sabiendo lo que había sucedido.
(8) Y Pedro le preguntó: Dime, ¿vendisteis el terreno en tanto? Y ella dijo: Sí, ése fue el precio.
(9) Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti.
(10) Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta, y la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido.
(11) Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron estas cosas.

Años más tarde, tenemos más de lo mismo:

Apocalipsis 2:19-23 RVG
(19) Yo conozco tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.
(20) Pero tengo unas pocas cosas contra ti; porque permites a esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñar y seducir a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
(21) Y le he dado tiempo para que se arrepienta de su fornicación; y no se ha arrepentido.
(22) He aquí, yo la arrojaré en cama, y a los que adulteran con ella, en muy grande tribulación, si no se arrepienten de sus obras.
(23) Y heriré a sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño las mentes y los corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus obras.

¿Qué dijo Zaqueo cuando la verdadera salvación llegó a su casa? Aquí está:

“Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.” (Lucas 19:8-9 RVG)

Ahora ¡eso es arrepentimiento – el verdadero! ¡Me encanta esta historia! ¡Léala y usted se llenará de la realidad del gozo de la salvación genuina! ¡Yo veo a este pequeño hombre saltando de gozo porque sus cadenas se han roto – cadenas de engaño, de deshonestidad, de duro trabajo, de culpa y de avaricia! La fe invadió su alma, lo libertó de su prisión, y ¡él fue libre, libre, libre! ¡Aleluya! ¡Bendito Zaqueo! ¡Un verdadero hijo de la fe, un hijo de Abraham!

¡Y qué testimonio para alumbrar el camino y animar y emocionar los corazones de muchos que vendrán!

Santiago dice:

Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo, puede mucho.” (Santiago 5:16 RVG)

Y ¿qué estaba haciendo la gente cuando Juan estaba preparando el camino para el Señor? ¡Ellos estaban confesando sus pecados!

“Y salía a él toda la provincia de Judea, y los de Jerusalén, y eran todos bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.” (Marcos 1:5 RVG)

Y usted tiene miedo de las repercusiones. ¿Son más grandes que Dios? ¿No se encargará Él de todo cuando Él le pida a usted hacer lo correcto? ¡Ciertamente que Él lo hará!

Piénselo: ¿Por qué le está pidiendo Él hacer lo correcto en todo caso? ¿Para que usted pierda y sea maldecido, o para que usted gane y sea bendecido? ¿Qué le pasó a Zaqueo? ¿Cómo cree usted que le fue a él después de eso? ¡La salvación vino a él y a su casa! ¡Bendito sea el nombre del Señor!

La honestidad, la confesión y la restitución traen sanidad tanto para la víctima como para el perpetrador. No sólo es asunto de devolver bienes.

¿Sabe usted qué es lo que necesita hacer para confesar? Si no, póngase en contacto con nosotros y, Dios mediante, le daremos el consejo del Señor.

Víctor Hafichuk

¿Qué Es la Confesión?

Lo que usted necesita saber sobre la confesión – qué es, por qué la necesita usted, cómo funciona, a dónde lo lleva. Vida y paz les esperan a quienes verdaderamente dejan sus pecados y se limpian de toda injusticia.

Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero

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