La Iglesia

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¡Qué gran confusión la que hay sobre la palabra “iglesia”! Satanás viene a robar, a matar, a destruir, a engañar, y a falsificar, y él viene con su cuerpo, la iglesia falsa. Pero las puertas del Hades no prevalecerán contra la Iglesia, el Cuerpo del Señor Jesucristo.

“Iglesia” significa “los llamados afuera.”

Sólo hay dos iglesias en este mundo – la verdadera Iglesia y la iglesia que se presenta como la verdadera. Una es el Templo de Dios (Efesios 2:21-22), y la otra es la sinagoga de Satanás (Apocalipsis 2:9). Hay miles de organizaciones, cada una presentándose como la Verdadera Iglesia de Dios. ¿Dónde está? ¿Podemos distinguirla? ¿Lo sabemos? Debemos saberlo. Y cuando conozcamos a la verdadera Iglesia, también conoceremos a la falsa.

“Iglesia” significa “los llamados afuera”: Esa palabra está formada por dos raíces griegas “ek” que significa “fuera” o “desde,” y “kaleo,” que significa “llamar.” Significa que hay un grupo de personas llamadas. ¿Llamadas por quién? Por Dios.

“Nadie puede venir a Mí si no lo trae el Padre que Me envió, y Yo lo resucitaré en el día final.” (Juan 6:44 NBLH).

¿Llamados fuera de qué? Han sido llamados a salir de:

Las obras de las tinieblas:

“Porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de la luz (porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad), examinando qué es lo que agrada al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien, reprendedlas.” (Efesios 5:8-11 LBLA)

“Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado” (Colosenses 1:13 LBLA)

“Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios , a fin de que anunciéis las virtudes de Aquél que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9 LBLA).

Del mundo, el cual está bajo el maligno:

“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” (1 Juan 2:15-16 LBLA)

“Sabemos que somos de Dios, y que todo el mundo yace bajo el poder del maligno.” (1 Juan 5:19 LBLA)

De la unión con los incrédulos:

2 Corintios 6:14-18 RVG
(14) No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
(15) ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
(16) ¿Y qué concierto tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
(17) Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré,
(18) y seré Padre a vosotros, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

De la Misteriosa Babilonia, la Grande:

“Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, y para que no recibáis de sus plagas.” (Apocalipsis 18:4 RGV)

Los santos viven no en lo imaginario, sino en la realidad; no en la religión, sino en la realidad.

¿Quién es la Misteriosa? Ella es la gran ramera, la religión falsa, la cual se presenta como la Novia de Cristo, la Iglesia verdadera. Ella es la iglesia falsa, la novia de Satanás, su sinagoga. Dios llama a que salgan de ella todos los que van a caminar con Él.

La verdadera Iglesia son los santos de Dios. Ellos no son personas extraordinarias con grandes obras religiosas. No son gente “canonizada” por la iglesia Católica. No son gente cuyos cuerpos han sido exhumados, uno o más siglos después de muertos, para ver si se ha detenido la corrupción del cuerpo. No son personas que se ha comprobado que sean “santos” por las señales o los milagros ocurridos en relación a ellos después de sus muertes.

Los santos de Dios son sencillamente verdaderos creyentes en Jesucristo, gente que se ha arrepentido de sus pecados y que se han sometido a Él como Señor en todas las cosas de sus vidas. Los santos son los que viven no para sí mismos, sino para Él, si andan en el Espíritu. Ellos viven no en lo imaginario, sino en la realidad; no en la religión, sino en la realidad. La realidad es todo de lo que se trata la verdadera Iglesia.

Los santos de Dios no son de este mundo, aunque están en él. Ellos no se dejan llevar por sus razonamientos carnales, y no los motivan las mismas cosas que motivan a los incrédulos. Los santos son personas ordinarias que han entrado en contacto con, y están bajo el señorío de, el Señor Jesucristo, confesándolo delante de los hombres, delante del mundo. Ellos han recibido Su Espíritu y están siendo formados a Su imagen, mientras Él, más y más, se manifiesta a través de ellos en cualquier forma que Él decide, la mayor parte del tiempo desconocida a, y desapercibida por, el mundo.

No hay división en el pueblo de Dios, si ellos caminan en la Luz.

Los santos son hijos e hijas de Dios. Sus vidas están escondidas en Cristo, no publicitados por Dios o por el hombre para el mundo. Cualquier propaganda es una farsa – un intento de promover los intereses egoístas de los hombres y de sus organizaciones, las cuales se han formado de manera presuntuosa en el Nombre de Dios. Los santos adoran al Señor Jesucristo en espíritu y en verdad, no en ‘show’ ni en ceremonias. Ellos no “van a la iglesia,” porque ellos son la Iglesia – el Cuerpo de Cristo – 24 horas al día. Los santos obedientes no son tan sólo oidores, sino hacedores de lo que Dios requiere de ellos.

Los santos se aman los unos a los otros, por naturaleza. Este no es un amor mundano, romántico, o de la carne, sino una esencia espiritual de una vida que brota de la Cabeza del Cuerpo. Jesús dijo: “En esto conocerán que son Mis discípulos, en que se amen los unos a los otros” (Juan 13:35 RVR). No hay división en el pueblo de Dios, si andan en Luz así como Él está en Luz.

Jesús oró: “Hágase Tu voluntad en la tierra como en el Cielo.” Si no hay división en el Cielo, no debemos apoyar o participar de la misma en la tierra, y no lo haremos si somos del Señor, y le adoramos a Él en espíritu y en verdad. Pero Él es el Obrero, y Él llamará, purgará y santificará a los que son Suyos. Los que son Suyos tendrán comunión unos con otros; se animarán, se exhortarán, se reprobarán, se reprenderán, se amonestarán, orarán y trabajarán unos con otros, dirigidos por la Cabeza del Cuerpo del cual ellos son miembros y del que no pueden escapar.

Desde el principio, muchos santos han caído presa de la falsedad y han practicado la religión en el Nombre de Jesucristo como si lo adorasen a Él. Como resultado, ellos han sufrido consecuencias indecibles; han sufrido las plagas y la ira de Dios. Sus hipocresías siempre los han alcanzado. Muchos santos (hijos de Dios) murieron en sus pecados, como en los días de Noé cuando se casaron con personas del mundo, habiéndoseles prohibido mezclarse con el mundo y habiendo sido instruidos que se mantuvieran más bien separados.

La Iglesia de Dios no tiene bandera o registro con los gobiernos de este mundo.

Sí, algunos santos han perecido en sus pecados – terquedad, iniquidad y egoísmo. Las doctrinas en los círculos “cristianos” enseñan que tal cosa no puede ocurrir, que un santo es para siempre salvo; que no puede caer, o que si cae, no permanecerá caído, porque él tiene seguridad eterna. Los hombres tienen sus escrituras escogidas para apoyar sus argumentos y pueden ser muy convincentes, pero ellos sólo se engañan a sí mismos y a aquellos que aman la iniquidad. Ellos no pueden engañar al verdadero adorador de Dios.

Todo esto es cierto y debería terminar con todo debate sobre si un santo puede perderse o no: Si él cree y obedece al Señor, no caerá ni perecerá. Solamente los rebeldes tientan a Dios; sólo los falsos e hipócritas pecan deliberadamente, creyendo que no les va a pasar nada. Pero solamente en la obediencia se garantiza la salvación; en la desobediencia uno no es apto para el Reino de Dios – la destrucción está garantizada.

La Iglesia de Dios no tiene bandera terrenal ni legalización o registro con el gobierno. Aunque se forma con hombres, no ha sido diseñada por los hombres. Imagínese, el Cuerpo espiritual de Jesús hecho por hombres carnales, los pecadores; ¡el Cuerpo del Creador formado por sus criaturas! ¿Podría algo ser más absurdo?

Jesucristo no necesita licencia de los pecadores para operar en Su propia tierra, como para poder salvar pecadores y darles Su testimonio. ¿Necesita Dios permiso de Su creación para arreglarla, cuando esa creación no se puede redimir por sí sola, cuando es totalmente contraria a Dios, como lo enseñan las Escrituras, razón por la cual necesita un Salvador? ¿Desde cuándo el Cielo necesita el permiso del hombre para hablar y para vivir en la verdad? De nuevo lo digo, ¡es absurdo!

¡Imagínese a la viuda pidiendo un recibo al sacerdote del Templo para que se lo deduzcan de los impuestos!

¿No son la verdad y la justicia una responsabilidad de todos los hombres debajo de Dios? De esta manera, el Cuerpo de Cristo obedece las leyes de este mundo cuando esas leyes no contradicen ni se oponen a las leyes de Dios o a Su voluntad.

Déjeme decirle esto: Cualquier estructura u organización que tenga un nombre, una licencia del gobierno (cualquier gobierno terrenal que sea), edificios de lujo para la iglesia y líderes asalariados (es decir, sacerdotes, pastores y maestros o personal con un sueldo), cualquier clase de vestiduras religiosas, oraciones enlatadas y cultos o servicios donde se tenga algún programa de cualquier tipo, usualmente los domingos, así como otros días de la semana, donde la gente se viste bien para asistir, varios “ministerios” especializados en jóvenes, colegios, carreras, niños, barrios pobres o cualquier otro tipo de enfoque limitado, esa estructura u organización no es la Iglesia de Dios.

Usted podrá decir: “Pero nos registramos con el gobierno, no porque sintamos que necesitamos su permiso, sino para obtener las deducciones de los impuestos por los diezmos y las ofrendas.”

¡Ah, pero eso es grandioso! ¡Imagínese a la viuda dando todo su sustento y pidiendo un recibo al sacerdote del Templo para que ella y el sacerdote pudieran conseguir que el gobierno romano se los dedujera de sus impuestos! ¡Imagínese a los creyentes en el libro de los Hechos vendiendo todas sus posesiones para el beneficio de la Iglesia, y consiguiendo recibos con los apóstoles y los ancianos para que ellos se los pudieran enviar a Herodes y obtener un beneficio financiero!

Imagínese a Jesús diciéndole a Pedro: “Antes de echar a andar la iglesia, asegúrate de registrarte con el gobierno para que puedas dar recibos deducibles de los impuestos. De otra manera, Dios no podrá bendecirles tanto financieramente, y algunos de los miembros no van a querer dar mucho.”

¿No son los gobiernos en toda la historia los que han perseguido a los santos hasta la muerte?

Usted podrá decir: “Obtenemos una licencia solamente porque el gobierno está tratando de proteger a la sociedad de las sectas y de los charlatanes. No es nada malo. El hecho de que podamos tener una licencia demuestra que somos legítimos.”

¿De verdad? ¿No se dan cuenta de las iglesias descaradamente falsas que se forman en nombre de la religión, con licencia de parte del gobierno de Canadá, de Estados Unidos y por todo el mundo? Hasta los adoradores de Satanás pueden tener una licencia en nombre de la libertad de culto.

Yo les digo, obtener una licencia del gobierno no es una señal de legitimidad delante de Dios, sino todo lo contrario. Si el mundo está dispuesto a conceder una licencia, el mundo está aceptando a quienes la reciben. Pero Jesús dijo que Sus verdaderos seguidores serían aborrecidos y perseguidos por el mundo.

¿Acaso el gobierno no ha registrado como organizaciones religiosas legítimas a los budistas, musulmanes, baha’i y a muchos otros, pero ustedes sí dirían que estos están engañados y engañando al pueblo? Pero de alguna manera, ¿no son ustedes como ellos, si son miembros de una organización religiosa registrada con el gobierno?

¿No son los gobiernos en toda la historia, religiosos o no, los que han perseguido a los santos de Dios, a la Iglesia verdadera, hasta la muerte, a veces masacrando ciudades enteras para destruir las amenazas que perciben contra sus dominios o autoridad? Yo les digo, tendrán que dar cuentas, y ustedes no saldrán librados; ni sus hijos ni los hijos de sus hijos. ¿Pueden creerme?

La verdadera Iglesia es un organismo viviente.

Para más señales que atestiguan que un grupo, ministerio u organización es parte de la iglesia falsa, y que carece de toda legitimidad delante de Dios, lea Las Verdaderas Marcas de un Culto (Secta).

La Iglesia de Dios se ve, pero no se ve. Los miembros son reales, pero no se encuentran en ninguna organización formal. Cuando se reúnen, ellos no se reúnen a un culto. Puede haber oración, discusión de asuntos espirituales, así como mundanales, algún estudio Bíblico, se manifiestan los dones, puede haber canto y ministración de unos a otros. Algunos de estos elementos o actividades podrían faltar de vez en cuando.

Es Dios Quien guía y dirige; el Pastor toma las decisiones, y las ovejas lo siguen. La mayor parte del tiempo, no se reúnen en persona, pero aun así funcionan en espíritu como el Cuerpo de Cristo, dondequiera que estén, en todo lo que hacen, juntos o aparte, Él está con ellos y en ellos. La verdadera Iglesia es un organismo viviente.

No hay ni por cerca tantos santos (verdaderos cristianos) como se supone. No había muchos en los días de Noé, ni en los días de Abraham, ni en otros días, y no hay muchos en nuestros días. Grandes multitudes profesan fe en Cristo, pero pocos, muy pocos, son de verdad.

Algunos viven en pecado, y uno difícilmente puede saber si son verdaderos creyentes o si son falsos hermanos. Para todos los efectos, estos cristianos que viven pecando son como los falsos, sin embargo, la gracia de Dios se propone libertarlos por elección. Ellos podrán estar en el sistema de la ramera por un tiempo, pero ellos eventualmente saldrán por obediencia a Dios, o perecerán. Los que han sido llamados a salir están en conflicto con los hijos de las tinieblas en varios niveles, dependiendo de qué tanto han respondido al llamado de Dios.

Hay muchos ejemplos de santos de Dios que han estado solos por períodos de tiempo.

Los que son del Señor y están caminando con Él lo hacen sin bandera terrenal, sin licencia legal y sin voluntad u obra de hombres. Los santos no se bautizan en el Cuerpo de Cristo por agua, sino por el Espíritu (1 Corintios 12:13). La verdadera Iglesia es mística – incluye a los santos aquí en la tierra y a los que ya han partido con Cristo. Aunque se compone de miembros de carne y sangre, no la reconocen los hombres carnales. La iglesia es el Templo viviente de Dios, no hecho de manos.

Los miembros o santos de la Iglesia pueden estar solos por un tiempo. Ellos podrían no saber que hay otros. Elías creyó que él era el único, y luego el Señor le informó que Él se había reservado a otros 7,000 que no habían doblado sus rodillas delante de Baal y cuyas bocas no lo habían besado.

Hay muchos ejemplos de santos de Dios que han estado solos por periodos de tiempo, tal como pasó con Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José, muchos profetas, Juan, y otros. No tiene nada de extraño que un santo esté solo (por lo menos no para Dios ni para otros santos).

En la falsa iglesia enseñan que uno no debe estar solo, porque como oveja descarriada, será presa del diablo. Lo contrario es verdad. Si uno como verdadero creyente se queda envuelto en cualquier iglesia organizada, morirá, porque esa organización es una de la miles que imitan al Cuerpo de Cristo; la ira de Dios está sobre tales organizaciones, y será derramada hasta que sean destruidas.

La iglesia ramera ama la pompa, la ceremonia, el ritual, el formalismo, el poder, la fama, la grandeza, la prosperidad física y el respeto y la alabanza de los hombres. Así que obtiene un nombre y una licencia, erige un edificio ostentoso (tan ostentoso como el dinero lo permita), tiene cultos, produce literatura de estudios uniformes y organiza todo tipo de actividades para “ganar almas” y recaudar fondos. Los líderes de la iglesia ramera son entrenados y formados en institutos Bíblicos o seminarios por hombres, no por Dios.

El mundo no amó a los santos de entonces; tampoco ama a los santos de hoy.

Estos líderes reciben títulos y diplomas, a veces se visten con ropas religiosas, pueda que usen “alzacuellos,” y se hacen llamar por una variedad de títulos. La iglesia ramera se anuncia, alardea y se presenta como la verdadera Iglesia viviente de Dios. Miles hacen estas cosas proclamando (explícita o implícitamente) que todos los demás están equivocados. La iglesia ramera adultera lo que es bueno, verdadero, honesto, justo y puro. Tiene reconocimiento, la aplauden, la respetan, y la aceptan los del mundo. Sus líderes son generalmente famosos y amados por muchos. Todas estas son obras de los hombres, las sendas del destructor (Salmo 17:4).

Jesús claramente advirtió que Su Iglesia no iba a ser aceptada o respetada por el mundo, sino aborrecida (Mateo 10:22, 24:9; Lucas 21:17; Juan 15:18, 24, 17:14). El mundo no amó a los santos de entonces; tampoco ama a los santos de hoy. Lo que es amado es del mundo, no de Dios.

“Y les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.” (Lucas 16:15 SSE)

Díganme, ¿Dónde han leído ustedes que Jesús y Sus discípulos vistieran ropas religiosas? ¿No fueron los que andaban vestidos así los que lo mataron a Él y a Sus seguidores? ¿Cuándo pidió Jesús que se construyeran edificios para iglesias? Cuando Sus discípulos mostraron lo impresionados que estaban y comentaron sobre la magnificente estructura del Templo, ¿no minimizó Él esa observación?

¿Alguna vez indicó Él que los discípulos debían construir sus propios edificios, cuando el Templo fue destruido? ¿Llamó Él a Sus discípulos a obtener títulos? ¿Instituyó Él ceremonias o rituales formales? ¿Promovió Él algo de la basura religiosa que vemos hoy? Ni en lo mínimo. De hecho, sus mayores oponentes fueron las personas que hacían tales cosas, y los hombres lo mataron porque Él testificaba contra ellos.

Un santo no puede tener comunión con las tinieblas, con los que caminan en la injusticia.

Sólo los verdaderos creyentes saben que estas cosas son verdaderas. La cizaña ama, se pega y defiende a la iglesia falsa, diplomáticamente o vehementemente. Pero lea sobre la Misteriosa Babilonia, la Grande, la madre de las rameras, en Apocalipsis 17 y 18, y conozca sus obras y su final. Los que están en ella mueren con ella. Los que salen de ella, los llamados afuera, son salvos. Ellos siguen al Cordero donde quiera que Él vaya, no amando sus vidas hasta la muerte.

Muchos de ustedes dicen que creen. Ustedes creen que porque reconocen a Dios intelectualmente, son buenas personas, son de pensamiento positivo, hacen algo por su comunidad, y “viven por la regla de oro,” Dios los acepta a ustedes o no va a requerir nada más. ¡Error! ¿No están muchos del mundo de acuerdo con la filosofía de ustedes? ¿No son similares en su conducta? ¡Por supuesto que lo son! Yo les digo, tanto ustedes como ellos perecerán en su ignorancia, quedándose drásticamente cortos de los que significa el verdadero cristianismo.

Hebreos 10:25 (“no dejando de congregarnos”) es un versículo que ha sido usado como un garrote en la cabeza de cada verdadero santo, cuando este decide seguir al Cordero fuera de la ciudad:

“Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos pues a Él fuera del campamento, llevando Su vituperio. Porque no tenemos aquí ciudad permaneciente, mas buscamos la por venir.” (Hebreos 13:12-14 SSE)

Un santo no puede tener comunión o congregarse con las tinieblas, con los infieles, con hijos de Belial, con la cizaña, con los que caminan en la injusticia.

Las puertas del hades son todas las organizaciones que se hacen pasar por la Iglesia de Dios.

Pero ahora voy a informarles a ustedes que van a la iglesia acerca de la necesidad que tienen de poner atención a ese versículo, la amonestación de Hebreos 10:25. Note que dice, “de congregarnos.” Cuando uno va a, o se queda dentro de, la religión organizada o tinieblas de cualquier tipo, sabiendo de algo mejor, entonces uno ha dejado de congregarse con la verdadera Iglesia. Ese ha tomado el camino ancho que lleva al infierno.

“Más si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión con Él, entre nosotros, y la sangre de Jesucristo, Su Hijo, nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7 SSE)

Las puertas del hades son las organizaciones que se presentan como la Iglesia de Dios. ¿Escuchó eso? Lo repetiré: Las puertas del hades son todas las organizaciones que se presentan como la Iglesia de Dios. Ellos abren sus puertas a todos los que están fuera y las cierran para los que están dentro. Esos son los “lugares altos” condenados por Dios en los días del antiguo Israel.

Sin embargo, el Señor libertará a todos aquellos que no sólo quieren la verdad, sino que también aman la verdad. Jesús tiene las llaves de la muerte y del hades y las abre y las cierra cuando Él quiere. Él libertará a cualquier cautivo que prefiera adorar al Creador, en vez de a la criatura.

“¿Va usted a la iglesia?” es la pregunta común que hacen. “¡Yo soy la Iglesia!” Siendo que soy un verdadero creyente, ¿no soy yo miembro de Su Cuerpo, y por lo tanto no soy yo la Iglesia? También estoy en la Iglesia las 24 horas al día, los 7 días de la semana.

“Sí, pero ¿no necesita usted alimentarse?” preguntan, implicando que sólo si uno va a un culto en una iglesia puede ser alimentado espiritualmente. Pero ¿Qué es un culto en la iglesia? Jesucristo es real, natural y práctico. También lo somos nosotros, porque fuimos creados como Él es. ¿Cree usted realmente que Él ha pedido que un montón de gente se siente o ande parada (o danzando) en frente de Él, diciéndole toda clase de cosas como que si Él tuviera placer en que le estén acariciando Su ego, como si Él amara esas tontas adulaciones?

Los hijos de las tinieblas contratan predicadores para que les acaricien sus oídos.

¿Cree usted realmente que Él es un tonto tirano, egoísta, necesitado de gloria, arrogante y pomposo? En verdad, ¿No está usted creándolo a Él como usted se mira a sí mismo? y en su perversidad, ¿no lo está usted tratando a Él de la manera que usted quisiera que los hombres lo trataran a usted? Diga la verdad, si puede, y admita que es así.

Las personas que piensan de esta manera casi ni se dan cuenta que las ovejas de Dios tienen un pastor con y dentro de ellos, y que Él alimenta a Sus ovejas fielmente todos los días. Cuando el tiempo se cumple, Él también envía a Sus apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, quienes alimentan a las ovejas de lo que ellos reciben del Pastor Mayor, no enseñoreándose de ellos, sino siendo ejemplo para ellos. El alimento trae sanidad y nutrición a quienes tienen la necesidad y lo piden. Los que están en el verdadero ministerio del Señor también usan la vara cuando es necesario; la corrección es crucial.

El Verdadero Amigo les da Sus verdaderos amigos a Sus ovejas, para que todos lleguen a ser Sus verdaderos amigos al final. Esos no tienen títulos, ni grados en teología (palabra que Dios detesta), y no son contratados por las congregaciones o por y las organizaciones. ¡Imagínese, ovejas contratando a un pastor y diciéndole qué es lo que tiene que hacer, cuándo y cómo hacerlo y por cuánto!

¡Los hijos de las tinieblas contratan predicadores para que les acaricien sus oídos, actores para que los entretengan y vasijas de bálsamo para aliviar sus malas consciencias! ¿No sería mucho más ganancioso apartarse del pecado, de la vanidad, y de los dioses de placer y entretenimiento? Pueblo, ¡éstas son las prostituciones que Dios aborrece! Es por estas mismas razones que las cosas no van bien para ustedes.

Porque sus predicadores sean elocuentes e impresionantes, ¿creen que Dios los excusará o los justificará a ustedes en sus pecados? ¿Creen ustedes que pueden “jugar a la iglesia” y escapar de la condenación haciendo obras que sustituyen Su justicia? Si así lo creen, ustedes están listos para un rudo despertar.

Pueblo, la basura religiosa, los púlpitos y las bancas son los cuernos y las colas de Satanás.

Y entonces dirán ustedes, “Pero, ¿Cómo lo iba a saber yo? ¡Todo se miraba tan bien, tan real! Ellos exaltaban a Jesús y siempre estaban hablando de ser buenos y piadosos. ¡Le cantábamos himnos al Señor! ¿No habla de eso la Biblia en los Salmos, en Hechos y en Corintios? ¡Yo pensé que estaba haciendo lo correcto! ¿Cómo podíamos estar tan equivocados?”

“El pastor era un amigo cercano. Él nos ayudó muchas veces cuando lo necesitamos. La iglesia oraba por nosotros cuando teníamos problemas. ¡Yo debí haber sabido que los impostores se iban a presentar como verdaderos! ¿Qué esperaba yo –redes, cuernos y colas? En fin, ¡¿qué pensaba yo que era la verdad?!”

Pueblo, la basura religiosa, los púlpitos y las bancas son los cuernos y las colas de Satanás. Las sonrisas y las adulaciones son las redes; la alabanza muerta regulada y las canciones son los sacrificios de los necios, todo inaceptable para Dios.

“Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el sacrificio de los necios, porque éstos no saben que hacen el mal. No te des prisa en hablar, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra; por tanto sean pocas tus palabras.” (Eclesiastés 5:1-2 LBLA)

Recuerde a Nadab y Abiú:

“No ofreceréis incienso extraño en este altar, ni holocausto ni ofrenda de cereal; tampoco derramaréis libación sobre él.” (Éxodo 30:9 LBLA)

“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que Él no les había ordenado. Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR.” (Levíticos 10:1-2 LBLA)

La iglesia falsa enseña algunas verdades, sentido común, y ley, lo cual es bueno, pero nunca enseña a tomar la cruz en fe y obediencia, contra toda lógica y razón, a todo costo, porque así perdería a los suyos. Una casa dividida perece.

Abraham fue llamado solo, a obedecer por fe, y así sucede con todos sus hijos.

Para engañar, debe tener alguna verdad aparente, pero las cosas que da son muertas (aunque a la carne le parezcan bastante vivas) y sólo alimenta el orgullo, la vanidad, y la santurronería. A menos que el viejo hombre sea crucificado en el interior por la obediencia a las instrucciones personales de Dios, todo estará perdido al final. Por la gracia de Dios, nosotros permanecemos y somos guardados por nuestro Salvador, Cuyo Cuerpo somos nosotros.

La mayor parte del tiempo, permanecemos solos, y así debe ser mientras el Señor nos prueba. ¿Caminaremos con Él porque nosotros escogemos hacerlo así o porque otros escogen hacerlo así, y sólo es que deseamos estar con ellos? ¿Hacemos lo que es correcto o lo que es popular? Abraham fue llamado solo, a obedecer por fe, y así sucede con todos sus hijos.

Sin embargo, se llega el tiempo que Dios “pone al solitario en familia” (Salmo 68:6), y ese es un día de gran regocijo. ¡Es un muy esperado regreso al hogar! De estos y así es que está formada la Iglesia de Dios. ¡Gloria a Dios!

Para más enseñanza sobre estas cosas, lea Reuniendo a los Escogidos y Las Verdaderas Marcas de un Culto (Secta).

Víctor Hafichuk

Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero

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