Escojan Hoy Entre la Familia y Dios

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“El que ama a padre o madre más que a Mí no es digno de Mí. Y el que ama a hijo o hija más que a Mí no es digno de Mí.” – Jesucristo (Mateo 10:37 RVG)

Caso Uno: Una vez un muchacho me insultó con sucios improperios porque yo les pedí a él y a su hermano menor que dejaran de andar en sus ruidosas motocroses todo el tiempo y de manera ilegal en nuestras calles, perturbando la paz. Cuando él se rehusó, yo fui donde su padre, y el padre dijo: “¡No me importa lo que pase o lo que él haya hecho; yo siempre defenderé a mi hijo, y punto!”

“Tengan la razón o no, ellos son mi familia.”

Tanta cosa por apelar a los padres y darles la oportunidad de ponerles rienda a sus hijos malcriados. Yo pude haber ido a la policía y los habría acusado de varias violaciones, pero decidí no hacerlo.

Caso Dos: Una vez hubo un problema con alguien que estaba haciendo algo sencillamente malo. Al discutirlo con uno de sus familiares, la señora dijo: “Yo nunca me pondré del lado de nadie que esté en contra de mi familia. Tengan la razón o no, ellos son mi familia.”

Caso Tres: Mi tía Lois una vez trató de hablar con su suegra, la Sra. Benson, acerca de su hijo Howard, el esposo de Lois. Lois buscaba consejo y ayuda, al no saber qué hacer cuando Howard andaba saliendo con otras mujeres, bebiendo y dejando a Lois y a sus tres hijos que se las arreglaran solos en muchos asuntos. Aunque Howard nunca los dejó sin las comodidades básicas, los dejó sin él mismo y sin su devoción y cuidado como padre y esposo la mayor parte del tiempo.

La Sra. Benson podría haber dicho: “Lois, tendré que hablar con mi hijo. Él está actuando mal y yo se lo diré. Trataré de ayudarte a ti, a tus hijos y a él en la mejor forma que pueda.” Pero la madre de Howard no escuchó a Lois en nada. Ella dijo llanamente: “Howard es mi hijo. No importa lo que haga, yo estoy de su lado; caso cerrado.”

En todos estos casos, lo concerniente a la verdad y a la justicia se consideró algo secundario, si es que acaso se consideró. Ellos creyeron que era algo noble proteger o defender a sus seres queridos. No hubo consideración de qué era lo correcto, sólo de lo que valoraban como propio.

Hay ciertos principios y verdades que son imperativos para el bienestar de la sociedad.

Aunque la lealtad y el deber pueden ser encomiables en algunos casos, y el amor a la familia sea comprensible, el hombre debe, y un día lo hará, llegar a conocer y a obedecer lo que Dios piensa en este asunto. En los tiempos antiguos de la Biblia, con la Ley de Moisés, no había duda alguna sobre cuál era el deber de la sociedad, de la familia y de los padres respecto a una persona rebelde en la comunidad:

Deuteronomio 13:6-11 RVG
(6) Cuando te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la esposa de tu seno, o tu amigo que sea como tu alma, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis,
(7) de los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella,
(8) no consentirás con él, ni le darás oído; ni tu ojo le perdonará, ni tendrás compasión, ni lo encubrirás;
(9) antes has de matarlo; tu mano será primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo.
(10) Y lo apedrearás hasta que muera; por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de siervos:
(11) Para que todo Israel oiga, y tema, y no tornen a hacer cosa semejante a esta mala cosa en medio de ti.

Hay ciertos principios y verdades de Dios que son imperativos para el bienestar de cualquier sociedad. Quebrante esos principios, y todos los involucrados estarán en serios problemas. (Como una nota marginal, hay quienes dicen que el aumento en la severidad del castigo no disminuye la criminalidad. Pareciera que Dios no está de acuerdo con eso.)

Casi es considerado una rareza casarse con una virgen.

Fornicación en la Familia

Para muchos en nuestra sociedad, no es tan extraño ni ofensivo que una hija tenga relaciones sexuales antes del matrimonio. Con la disponibilidad de los anticonceptivos, los padres no tienen tanto miedo de arriesgarse a que sus hijas salgan embarazadas. Y aunque salgan embarazadas antes del matrimonio, no necesariamente es un asunto tan serio para ellos.

Los hombres no tienen muy altas expectativas de casarse con una virgen; considerar el asunto no es importante para la mayoría; de hecho, casi es considerado una rareza casarse con una virgen. ¿Y cómo mira Dios estas cosas?

Deuteronomio 22:13-21 LBLA
(13) Si un hombre toma a una mujer y se llega a ella, y después la aborrece,
(14) y la acusa de actos vergonzosos y la difama públicamente, diciendo: “Tomé a esta mujer, pero al llegarme a ella no la encontré virgen”,
(15) entonces el padre y la madre de la joven tomarán las pruebas de la virginidad de la joven y las llevarán a los ancianos de la ciudad, a la puerta.
(16) Y el padre de la joven dirá a los ancianos: “Di mi hija por mujer a este hombre, pero él la aborreció;
(17) y he aquí, él le atribuye actos vergonzosos, diciendo: ‘No encontré virgen a tu hija.’ Pero esta es la prueba de la virginidad de mi hija.” Y extenderán la ropa delante de los ancianos de la ciudad.
(18) Y los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán,
(19) y le pondrán una multa de cien siclos de plata, que darán al padre de la joven, porque difamó públicamente a una virgen de Israel. Y ella seguirá siendo su mujer; no podrá despedirla en todos sus días.
(20) Pero si el asunto es verdad, que la joven no fue hallada virgen,
(21) entonces llevarán a la joven a la puerta de la casa de su padre, y los hombres de su ciudad la apedrearán hasta que muera, porque ella ha cometido una infamia en Israel prostituyéndose en la casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti.

Con estas leyes, Dios decía, “Quiten estas cosas o ellas los destruirán a ustedes.”

¿A quién le importa mucho el adulterio en este tiempo? No es gran cosa. ¿Es algo pequeño para Dios? Veamos:

Deuteronomio 22:22-24 LBLA
(22) Si se encuentra a un hombre acostado con una mujer casada, los dos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer; así quitarás el mal de Israel.
(23) Si hay una joven virgen que está comprometida a un hombre, y otro hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella,
(24) entonces llevaréis a los dos a la puerta de esa ciudad y los apedrearéis hasta que mueran; la joven, porque no dio voces en la ciudad, y el hombre, porque ha violado a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.

Para Dios, el adulterio es como el asesinato y la blasfemia, castigable en la misma medida:

Levíticos 24:15-20 LBLA
(15) Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad.
(16) Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el nombre de Jehová, que muera.
(17) Asimismo el hombre que hiera de muerte a cualquier persona, que sufra la muerte.
(18) Y el que hiere a algún animal ha de restituirlo: animal por animal.
(19) Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho:
(20) Rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él.

Con estas leyes, Dios estaba diciendo: “Esto es lo que estos pecados finalmente les hacen a ustedes, y a sus seres queridos, y a la sociedad en la cual viven. Quiten todas estas cosas, o ellas los destruirán a ustedes.”

“Si un hombre tiene un hijo que es testarudo y rebelde, que no quiera obedecer…”

Hijos y Padres

Aquí tenemos algunos testimonios contra los que adoran a sus amigos, a sus hijos y a sus familias (“adorar” significa escogerlos por encima de lo que es correcto):

Deuteronomio 21:18-21 RVG
(18) Cuando alguno tuviere hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndolo castigado, no les obedeciere;
(19) entonces su padre y su madre lo tomarán, y lo sacarán a los ancianos de su ciudad, y a la puerta de su ciudad;
(20) y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho.
(21) Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán con piedras, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti; y todo Israel oirá, y temerá.

Levíticos 24:10-16 RVG
(10) Y el hijo de una mujer israelita, cuyo padre era un egipcio, salió entre los hijos de Israel; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el campamento.
(11) Y el hijo de la mujer israelita blasfemó el nombre del Señor, y maldijo; entonces le llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan.
(12) Y lo pusieron en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra del Señor.
(13) Y el Señor habló a Moisés, diciendo:
(14) “Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación.
(15) Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad.
(16) Y el que blasfemare el Nombre del Señor, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre del Señor, que muera. …”
(23) Y habló Moisés a los hijos de Israel, y ellos sacaron al blasfemo fuera del campamento, y lo apedrearon. Y los hijos de Israel hicieron según el Señor había mandado a Moisés.

Dios nos estaba enseñando que tales pecados resultan en graves consecuencias.

¿Cuánta gente hay que blasfema el Nombre del Señor Jesucristo hoy? Considere el antídoto Bíblico y tenga temor. Aunque nosotros no practicamos la pena de muerte en nuestra sociedad occidental moderna para los hijos en seria rebelión contra los padres o por blasfemar el Nombre del Señor, la lección de la Ley de Dios para enseñanza de la humanidad fue que tales ofensas y actitudes eran muy serias y no debían ser toleradas.

Dios nos estaba enseñando que tales pecados resultan en graves consecuencias, incluyendo la muerte de los ofensores, no porque la sociedad imponga la pena de muerte, sino porque la misma naturaleza de esos pecados trae muerte y destrucción de manera natural y automática, igual que vemos la luz cuando el sol brilla. Es así de seguro; rara vez instantáneo, pero igual de seguro, de una u otra manera.

Aquí tenemos algunas pruebas Bíblicas de eso:

Elí era el Sumo Sacerdote de Israel. Sus hijos eran sacerdotes, pero ellos eran malvados, y abusaban de su autoridad espiritual en la sociedad:

1 Samuel 2:12-17 LBLA
(12) Los hijos de Elí eran hombres indignos; no conocían al SEÑOR.
(13) Y la costumbre de los sacerdotes con el pueblo era: cuando algún hombre ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote con un tenedor de tres dientes en su mano mientras se cocía la carne,
(14) lo introducía en la cazuela, la olla, la caldera o el caldero, y todo lo que el tenedor sacaba, lo tomaba el sacerdote para sí. Así hacían en Silo con todos los israelitas que allí iban.
(15) Asimismo, antes de quemar la grosura, el criado del sacerdote venía y decía al hombre que ofrecía sacrificio: Da al sacerdote carne para asar, pues no aceptará de ti carne cocida, sino solamente cruda.
(16) Y si el hombre le decía: Ciertamente deben quemar primero la grosura y después toma todo lo que quieras; él respondía: No, sino que me la darás ahora, y si no, la tomaré por la fuerza.
(17) El pecado de los jóvenes era muy grande delante del SEÑOR, porque los hombres menospreciaban la ofrenda del SEÑOR.

¿Es suficiente para un padre regañar a sus hijos? Elí reprendió a sus hijos, pero no hizo nada acerca de sus pecados:

1 Samuel 2:22-25 LBLA
(22) Elí era ya muy anciano; oyó todo lo que sus hijos estaban haciendo a todo Israel, y cómo se acostaban con las mujeres que servían a la entrada de la tienda de reunión,
(23) y les dijo: ¿Por qué hacéis estas cosas, las cosas malas de que oigo hablar a todo este pueblo?
(24) No, hijos míos; porque no es bueno el informe que oigo circular por el pueblo del SEÑOR.
(25) Si un hombre peca contra otro, Dios mediará por él; pero si un hombre peca contra el SEÑOR, ¿quién intercederá por él? Pero ellos no escucharon la voz de su padre, porque el SEÑOR quería que murieran.

Esta fue la Palabra del Señor que oyó Elí, pero aun así Elí no hizo nada al respecto.

¿Entonces cuál fue el resultado final? ¿Qué sucedió a los hijos que no escucharon a su padre, y qué pasó con el padre quien debía haber puesto disciplina? Esto es lo que Dios dijo que le ocurriría a Elí:

1 Samuel 2:27-36 LBLA
(27) Entonces un hombre de Dios vino a Elí y le dijo: Así dice el SEÑOR: “¿No me revelé ciertamente a la casa de tu padre cuando ellos estaban en Egipto, esclavos de la casa de Faraón?
(28) ¿No los escogí de entre todas las tribus de Israel para ser Mis sacerdotes, para subir a Mi altar, para quemar incienso, para llevar un efod delante de Mí? ¿No di a la casa de tu padre todas las ofrendas encendidas de los hijos de Israel?
(29) ¿Por qué pisoteáis Mi sacrificio y Mi ofrenda que he ordenado en Mi morada, y honras a tus hijos más que a Mí, engordándoos con lo mejor de cada ofrenda de Mi pueblo Israel?”
(30) Por tanto, el SEÑOR, Dios de Israel, declara: “Ciertamente Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de Mí para siempre”; pero ahora el SEÑOR declara: “Lejos esté esto de Mí, porque Yo honraré a los que Me honran, y los que Me menosprecian serán tenidos en poco.
(31) He aquí, vienen días cuando cortaré tu fuerza, y la fuerza de la casa de tu padre, y no habrá anciano en tu casa.
(32) Y verás la angustia de Mi morada, a pesar de todo el bien que hago a Israel; y nunca habrá anciano en tu casa.
(33) Sin embargo, a algunos de los tuyos no cortaré de Mi altar para que tus ojos se consuman llorando y tu alma sufra; pero todos los nacidos en tu casa morirán en la flor de la juventud.
(34) Y para ti, ésta será la señal que vendrá en cuanto a tus dos hijos, Ofni y Finees: en el mismo día morirán los dos.
(35) Pero levantaré para Mí un sacerdote fiel que hará conforme a los deseos de mi corazón y de Mi alma; y le edificaré una casa duradera, y él andará siempre delante de Mi ungido.
(36) Y acontecerá que todo aquel que haya quedado de tu casa vendrá y se postrará ante él por una moneda de plata o una torta de pan, y dirá: ‘Asígname a uno de los oficios sacerdotales para que pueda comer un bocado de pan.’”

Esta fue la Palabra del Señor que oyó Elí, pero Elí no hizo nada al respecto. De nuevo, Dios habló a Elí a través de Samuel, cuando Samuel era apenas un niño y estaba creciendo para ser profeta de Israel. Dios le habló a él y le dijo que le dijera a Elí lo que Él le iba a hacer a Elí y a su casa:

1 Samuel 3:11-14 SSE
(11) Y el SEÑOR dijo a Samuel: He aquí haré Yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos.
(12) Aquel día Yo despertaré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa. Cuando comience, también acabaré.
(13) Y le mostraré que Yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos se han envilecido, y él no los ha estorbado.
(14) Y por tanto Yo he jurado a la casa de Elí, que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con presentes.

La destrucción no se limitó a Elí y a sus hijos.

Los hijos de Elí llevaban el arca del Señor a la batalla entre Israel y los filisteos para asegurar la victoria sobre sus enemigos. Ellos presumían que el arca era alguna protección mágica de parte de Dios, independientemente de que ellos personalmente lo deshonraban a Él, así como sucede con la gente que asiste a la iglesia y lee sus Biblias, creyendo que ganarán el favor de Dios en sus “batallas” diarias. Aquí está una porción de lo que pasó entonces (lea toda la narración Bíblica en 1 Samuel 4):

“Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.” (1 Samuel 4:10-11 SSE)

Un sobreviviente de la guerra corrió donde Elí, el Sumo Sacerdote, y le dio el reporte:

“Y el mensajero respondió, y dijo: Israel huyó delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, son muertos, y el arca de Dios fue tomada. Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla junto al lugar de la puerta, y se le quebró la cerviz, y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años.” (1 Samuel 4:17-18 SSE)

Elí fue el responsable en gran medida, no sólo por las muertes de sus hijos, sino también por los juicios sobre todo Israel debido a su fracaso como Sumo Sacerdote para guiar a Israel a vivir rectamente, de acuerdo a la Ley de Dios. Y la destrucción no se limitó a Elí y a sus hijos. Dios derramó su ira aun sobre la nuera de Elí, quien fue víctima del adulterio de su esposo:

1 de Samuel 4:19-22 SSE
(19) Y su nuera, la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al parto, oyendo el rumor que el arca de Dios era tomada, y muertos su suegro y su marido, se encorvó y dio a luz; porque sus dolores se habían ya derramado por ella.
(20) Y al tiempo que se moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni puso atención.
(21) Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por el arca de Dios que fue tomada, y porque era muerto su suegro, y su marido.
(22) Dijo pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque el arca de Dios fue tomada.

Cuando uno no se levanta en contra del mal en su familia, uno atrae el juicio sobre todos.

Gedeón sabía muy bien a qué padre obedecer cuando los dos estaban en conflicto.

Hijos y Padres

¿Y qué de la fidelidad de un hijo hacia su padre? ¿Es importante eso? Ciertamente que sí. El quinto mandamiento dice:

“Honra a tu padre y a tu madre, para que te vaya bien y seas de larga vida en la tierra que el Señor tu Dios te da.”(Éxodos 20:12 RV)

Pero ¿cuál padre es más importante cuando los dos están en conflicto, el terrenal o el Celestial? Escuchemos del Celestial, Quien le dio mandamiento a su siervo Gedeón en cuanto a su padre terrenal, quien adoraba a Baal. Gedeón sabía muy bien a cuál padre obedecer cuando los dos estaban en conflicto:

Jueces 6:24-27 LBLA
(24) Y Gedeón edificó allí un altar al SEÑOR y lo llamó El SEÑOR es Paz, el cual permanece en Ofra de los abiezeritas hasta hoy.
(25) Sucedió que aquella misma noche el SEÑOR le dijo: Toma el novillo de tu padre y otro novillo de siete años; derriba el altar de Baal que pertenece a tu padre y corta la Asera que está junto a él;
(26) edifica después, en debida forma, un altar al SEÑOR tu Dios sobre la cumbre de este peñasco; toma el segundo novillo y ofrece holocausto con la leña de la Asera que has cortado.
(27) Gedeón tomó diez hombres de sus siervos e hizo como el SEÑOR le había dicho; y sucedió, que como temía mucho a la casa de su padre y a los hombres de la ciudad para hacerlo de día, lo hizo de noche.

Como Gedeón tenía un corazón obediente para con Dios, a él pronto se le concedió salvar milagrosamente a Israel de la seria opresión de los madianitas, quienes mantenían a Israel cautivo a causa de los pecados de Israel, tales como los del padre de Gedeón (Jueces 6, 7 y 8).

La verdad y la justicia toman preeminencia sobre la preservación de la familia.

Dígame, querido lector, ¿tiene un padre el derecho de atraer el juicio de Dios y traer mal sobre sus seres queridos y sobre sus compatriotas, así como sobre sí mismo, por su idolatría y pecados? ¿Y no tiene un hijo el derecho de obedecer a Dios y, si es posible, apartar Su ira de sobre sí mismo, de sobre su padre, de sobre su casa y de sobre su país?

Dígame, ¿quién tiene más derecho – el que hace lo malo, o el que hace lo recto y se opone al que hace lo malo?

En el juicio de Dios, la verdad y la justicia toman preeminencia sobre la preservación de la familia. ¿De qué sirve la familia si la familia se destruye a sí misma? El propósito de Dios es salvar y no permitirle a la gente que se destruyan a sí mismos. Jesús dijo:

Mateo 10:34-37 NBLH
(34) No piensen que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada.
(35) Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;
(36) y los enemigos del hombre serán los de su misma casa.
(37) El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí.

El Rey Saúl, el primer rey de Israel, resultó ser un rey malvado quien no obedeció a Dios. La destrucción vino a la casa de Saúl como juicio por su maldad. Ahora Saúl tenía un hijo, Jonatán, quien era un buen amigo de David, futuro rey de Israel –David fue ungido por el profeta Samuel para suceder al Rey Saúl. Por esta causa el Rey Saúl buscaba asesinar a David, pero David huyó.

Jonatán decidió quedarse en casa con su padre Saúl y mantener la comodidad de su estatus de realeza (los “tesoros de Egipto”) en vez de unirse a David y a sus hombres quienes vivían una vida de peligros y se escondían del Rey Saúl en el desierto. Como resultado, Jonatán murió por la espada en el campo de batalla con su padre y sus hermanos (1 Samuel 31) – el terrible precio a pagar por las lealtades indebidas (lea Compromiso – disponible en español – y vea si uno debería estar del lado de Dios o del lado de sus seres queridos quienes se oponen a la voluntad de Dios).

No asuma la peligrosa noción de que el Rey Saúl no hablaba de Dios o de que no lo adoraba. Él hacía todo eso. En su estado de rebelión, el Rey Saúl hasta parecía estar bien. Está escrito:

“Saúl respondió: ‘He pecado, pero te ruego que me honres ahora delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel y que regreses conmigo para que yo adore al SEÑOR tu Dios.’ Volvió Samuel tras Saúl, y Saúl adoró al SEÑOR.” (1 Samuel 15:30-31 NBLH)

Que profesemos fe en Cristo y seamos religiosos no significa nada para Dios.

El problema es que Saúl lo hizo a su manera, de modo que el profeta Samuel tuvo que decirle:

“Y Samuel dijo: ‘¿Se complace el SEÑOR tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del SEÑOR? Entiende, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grasa de los carneros. Porque la rebelión es como el pecado de adivinación, y la desobediencia, como la iniquidad e idolatría. Por cuanto tú has desechado la palabra del SEÑOR, Él también te ha desechado para que no seas rey.'” (1 Samuel 15:22-23 NBLH) (Lea 1 de Samuel 15 para la historia completa.)

Que profesemos fe en Cristo y seamos religiosos no significa nada para Dios. De hecho, si uno hace eso pero vive una vida de independencia, es todo lo contrario, pues no hay nada que Dios odie más que la hipocresía. Es triste decirlo, pero la hipocresía está por todas partes. Es una pandemia.

Esposas y Esposos

¿Qué de la fidelidad de las esposas hacia los esposos? ¿Es bueno eso? ¡Por supuesto que sí! “Esposas, sométanse a sus maridos,” dice la palabra de Dios (Efesios 5:22-24; Colosenses 3:18; 1 Pedro 3:1).

Sin embargo, si los esposos son necios que se rehúsan a hacer lo que es correcto, ¿entonces qué? Lea sobre la fiel Abigail y su necio esposo Nabal (1 Samuel 25) y aprenda de un ejemplo que favorece a Dios. Al oír de la condenación que se acercaba debido a los caminos perversos de Nabal, Abigail trató de salvar su casa, y lo hizo, pero diez días después Dios mató a Nabal.

Si Abigail se hubiera quedado al lado de Nabal, como lo enseñan muchos evangélicos que es lo correcto que una mujer cristiana haga, no importa lo que el esposo haga o como sea él, ¿qué cree usted que le habría ocurrido a ella y al resto de la casa de Nabal? La Biblia dice:

1 Samuel 25:32-34 SSE
(32) Entonces dijo David a Abigail: Bendito sea el SEÑOR Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases;
(33) y bendito sea tu razonamiento, y bendita seas tú, que me has estorbado hoy el ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano;
(34) porque, vive el SEÑOR Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venirme al encuentro, de aquí a mañana no le quedaría a Nabal ni uno que orine contra la pared.

Dígame, querido lector, ¿tiene un esposo el derecho de atraer el juicio de Dios sobre sus seres queridos y compatriotas, así como sobre sí mismo, por su necedad y por sus pecados? ¿Y no tiene una esposa el derecho de obedecer a Dios y apartar Su ira de sobre sí misma, de sobre su esposo, de sobre su casa y de sobre sus compatriotas?

Abraham ofreció a su amado hijo Isaac como ofrenda quemada a Dios.

Dígame, ¿quién tiene más derecho, – el que hace lo malo, o el que hace lo recto y se opone al que hace lo malo?

Pero considere una dimensión de obediencia a Dios aún más alta, en cuanto a la familia. ¿Deberán los fieles de Dios dejar a sus hijos por causa de Dios sólo si ellos hacen lo malo? Abraham, nuestro padre de la fe, ofreció a su amado hijo Isaac, como una ofrenda quemada a Dios. ¿Por qué? Porque Dios se lo pidió. Y lo suyo no era asunto de una decisión porque su hijo hubiera hecho algo malo; su hijo era inocente, y Abraham lo sabía. El caso era un asunto de fe y de cuánto Abraham amaba a Dios y entendía sus caminos, confiando de que si hacía lo que Dios le ordenaba, el resultado sería sólo bueno. ¡Y así fue!

El Ejemplo de los Profetas de Israel

La nación de Israel es una familia, la cual fue fundada con los doce hijos de Jacob y se formó durante el tiempo de la esclavitud de sus hijos en Egipto. Empezando con Moisés, y el Señor envió profetas de entre el pueblo para hablarles Sus palabras a ellos y para testificar de sus caminos. Cada uno de esos profetas tuvo que elegir entre estar del lado de Dios y no del lado de los de su propia carne. Igual es hoy para cada hijo e hija de Dios nacidos de Él a través de Jesucristo, porque el más pequeño en el Reino de Dios ha recibido algo más grande que el más grande de los profetas (Lucas 7:28).

Junto con grandes dones vienen grandes responsabilidades:

“Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si desecháramos al que habla desde los cielos.” (Hebreros 12:25 RVG)

“Y todas estas cosas les acontecieron como ejemplo; y están escritas para amonestarnos a nosotros, sobre quienes los fines de los siglos han venido.” (1 Corintios 10:11 RVG)

“Porque el que quiera salvar su vida la perderá.”

Al inicio de este artículo, le di a usted tres ejemplos de quienes pusieron a sus familias por encima de lo correcto y por encima de Dios.

En el primer caso, la esposa dejó al esposo, y el hijo terminó en problemas con la ley.

En el segundo caso, la mujer fue abandonada por dos de sus hijos hasta este día, y esto fue durante un tiempo cuando ella sufría dificultades y de mala salud. Un tercer hijo, para las intenciones y propósitos que sean, parece estar esperando, algo impaciente, a que su madre se muera, sea por todo el conflicto o por querer la herencia o por las dos cosas, no lo sé –probablemente por todo lo anterior.

En el tercer caso, hubo un divorcio; Lois y sus dos hijos mayores se fueron por un camino, y Howard y el hijo menor se fueron por otro. Unos años después, el menor le disparó a Howard matándolo con una escopeta recortada. Helen, la mamá de Howard, terminó perdiendo a su amado hijo, a su nuera, y a sus tres nietos por Howard.

“Porque el que quiera salvar su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi causa la hallará.” (Mateo 16:25 RVG)

Uno pierde aquello que egoístamente retiene en contra del bien común, rehusándose a hacer lo recto; no hay excepción.

Si uno debe obedecer a Dios en las cosas buenas, ¿cuánto más debemos obedecerle cuando el mal está presente?

Víctor Hafichuk

Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero

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