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“Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y Yo os recibiré, y seré Padre a vosotros, y vosotros Me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Corintios 6:17-18)
“Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella [Babilonia]; limpiaos los que lleváis los vasos del Señor.” (Isaías 52:11)
“Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo Mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, y para que no recibáis de sus plagas.” (Apocalipsis 18:4).
“He aborrecido la reunión de los malignos, y no me sentaré con los impíos.” (Salmos 26:5)
“No juntes con los pecadores mi alma, ni mi vida con hombres sanguinarios; en cuyas manos está el mal, y su diestra está llena de sobornos.” (Salmos 26:9-10)
Pero viene la Madre de las rameras, la Misteriosa Babilonia, la Grande, y sus hijas diciendo: “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre….” (Hebreos 10:25)
A la gente no le gustan las cosas de Dios, sino las cosas de los hombres.
Esta última Escritura es el versículo favorito que usa como arma la personificación de la religión falsa como justificación de sus prostituciones. Es la excusa que usan todos los pecadores y adúlteros religiosos, los ciegos, los necios que buscan lo suyo los cuales no aman a Dios, sino que a sí mismos y a los placeres. Es la excusa que a menudo usan pretendiendo que están sirviendo a Dios para aliviar sus consciencias, mientras buscan el beneficio social, juegan juegos y se bañan en las alabanzas de los hombres. Aunque es una saludable exhortación y reprensión de parte de Dios, se aplica descaradamente mal por los falsos que desean construir sus reinos en el Nombre de Jesucristo y quienes fingen que están expandiendo Su Reino. A la gente le encanta que así sea, pues a ellos no les gustan las cosas de Dios sino las cosas de los hombres.
“Con todo eso, aun muchos de los príncipes creyeron en Él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga: Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.” (Juan 12:42-43)
¿No es esa la razón por qué la gente no se sale del sistema de las iglesias? Ellos quieren hacer lo que mejor les parece, con otros que quieren hacer lo que mejor les parece. Todos, por lo tanto, hacen lo que mejor les parece. Pero el mayor pecado añadido al anterior es que todos lo hacen en el Nombre del Señor Jesucristo, adorándole de labios mientras sus corazones están lejos de Él.
Dios requiere obediencia, y las obras sustitutivas son totalmente aborrecibles para Él. Cuando el Rey Saúl determinó sacrificar para el Señor lo que él debía haber destruido, Samuel no sólo lo reprendió, sino que le dijo que su unción había terminado, que Dios lo había rechazado para ser rey de Israel (1 Samuel 15:22-23).
Trigo, salgan de allí; salgan para que no sean devorados.
Multitudes ofrecen a Dios lo que ellos deberían destruir. Sin embargo, el Señor no quiere ofrendas ni sacrificios; Él quiere obediencia. Las iglesias y sus sistemas le ofrecen abominaciones a Él, creyendo que le prestan servicio y reverencia, pero Él nunca pidió servicios en iglesias. Él nunca pidió proyectos de edificios para iglesias, ni ninguna clase de extravagancia, ni formalismo, ni ceremonias, ni rituales, ni vestidos finos. Más bien, Él dijo: “Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no Me darán buen olor vuestras asambleas. Aunque Me ofrezcáis holocaustos y vuestros presentes, no los aceptaré; ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados.” (Amós 5:21-22)
Los santos no deben dejar de congregarse, por supuesto; pero ¿con quiénes? No debemos dejar de congregarnos nosotros. Está la congregación de los rectos y la congregación de los impíos:
“Y no clamaron a Mí con su corazón cuando aullaron sobre sus camas, para el trigo y el mosto se congregaron, se rebelaron contra Mí.” (Oseas 7:14)
“¡Oh quién me diese en el desierto un mesón de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores.” (Jeremías 9:2)
No debemos unirnos en yugo desigual con los incrédulos. Porque dice:
“¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué concierto tiene el templo de Dios con los ídolos?” (2 Corintios 6:14-16)
El trigo se junto con el trigo y no con la cizaña… a menos que el trigo desee ser recogido con la cizaña y ser quemado. Muchos se congregan, y lo hacen en el Nombre del Señor, pero no los congrega el Señor. Entonces el trigo y la cizaña han crecido juntos como lo ha permitido el Señor. Ahora tiene que haber una separación.
Trigo, salgan de allí; salgan para que no sean devorados. Congréguense con el Señor y no con los hombres, no con Satanás. Hagan la voluntad de Dios y no la de ustedes. Sin duda que los placeres de Egipto son deseables y disfrutables para el hombre carnal, pero ¿no saben ustedes que el hombre carnal está condenado? ¿No están de acuerdo ustedes con Moisés en que es mejor ser contado con el Señor y Su pueblo que con los hombres? ¿No deben estimarse los tesoros del Cielo como infinitamente más valiosos que los tesoros de Egipto (Hebreos 11:24-26)? ¿No es mejor sufrir con el Señor fuera de la ciudad en la tierra para que podamos entrar en la ciudad de Dios en el Cielo (Hebreos 13:12-14)?
Dios les dice a ustedes que salgan – pero no, ustedes saben más.
Usted no puede comerse un pastel y guardarlo a la vez. Usted se reúne con el trigo o con la cizaña. Los pasivos serán echados en las tinieblas de afuera donde será el lloro y el crujir de dientes. Los que se quedan sólo mirando y los enredados perecen. El hombre de doble ánimo no recibe nada de Dios. Solamente los que vencen hasta el final son salvos, los que se identifican con el Señor Jesús aquí en la tierra, “saliendo de en medio de ellos,” y no tocando cosa inmunda.
A menudo se dice que cuando lleguemos al Cielo, todos seremos uno – no mas rótulos o denominaciones. Sin embargo, Jesús oró, “Hágase Tu voluntad en la tierra como en el Cielo.” ¿Cómo es, entonces, que usted puede apoyar el sectarismo aquí en la tierra si Jesucristo desea otra cosa? Si usted no hace Su voluntad aquí y ahora, como Él lo requiere, ¿Cómo espera usted hallar favor con Él? ¿No será usted tenido por indigno?
Si usted ama la alabanza de los hombres más que la alabanza de Dios, Él no le recibirá a usted. Usted se engaña a sí mismo. Jesús también dijo, “El que Me confiese delante de los hombres, yo le confesaré delante de Mi Padre. El que Me niegue delante de los hombres, yo le negaré delante de Mi Padre.”
“Ah,” dirá usted, “ese es el punto. ¡Por eso es que yo voy a la iglesia! ¡Voy a tener comunión con otros y a dar testimonio! Voy para alcanzar a otros, así como para adorar al Señor.” Yo les digo solemnemente que ustedes están ofreciendo los sacrificios del Rey Saúl.
Oigo el balido de ovejas y el bramido de bueyes allá atrás (1 Samuel 15). Su “obediencia” es, en verdad, rebelión y hechicería. Dios les dice a ustedes que salgan – pero no, ustedes saben más, ustedes van a salvar las ovejas para el sacrificio al Señor. Su obstinación es como iniquidad e idolatría. ¡Hipócritas! Ustedes adoran al Señor con sus labios, pero en sus corazones hacen lo que mejor les parece.
“Y cada quien hacía lo que mejor le parecía” (Jueces).
Las “iglesias” de este mundo no son los que de verdad han salido por el llamado.
Usted no está en condición de andar alcanzando a otros. Usted tiene un concepto muy alto de sí mismo como si usted tuviera algún valor en sí mismo para el Señor. Sin embargo, usted está allí, en esos sistemas, para exaltarse a sí mismo y no a Él. ¿Cómo puede usted ser testigo de Él cuando Él no está con usted porque usted no está con Él? Es tiempo que considere que hay una viga que debe quitarse de su ojo antes que usted comience a “alcanzar” a otros.
Yo he hablado con algunos a quienes Dios había llamado a salir. Ellos se quedaron en sus iglesias con sus amigos y familiares, y se murieron o nunca se les concedió vivir puesto que desobedecieron.
(A propósito, la Iglesia está formada por los llamados a salir –la palabra “iglesia” o “ecclesia,” significa “congregación de los llamados a salir.”)
Las “iglesias” visibles, aceptadas y reconocidas de este mundo no son los que en verdad han salido por el llamado. Ellos son del mundo y por eso el mundo los oye y los ama. Ellos no ven persecución. Los hombres hablan bien de ellos. Escúcheme bien: Ellos no han salido por el llamado de Dios, sino que han entrado por el llamado de los hombres.
Sus líderes no son llamados por Dios, sino escogidos y entrenados por hombres. Sus ordenaciones son de este mundo y no del Cielo. Busque en las Escrituras y no va a encontrar un solo hombre de Dios estudiando sistemáticamente por un período de tiempo y luego recibiendo algún tipo de grado o diploma. Ni un solo hombre de Dios tuvo asignado algún salario. Ni un solo hombre de Dios fue alguna vez llamado “Reverendo;” Jesús dijo que no deberíamos llamar a ningún hombre “Padre” (Mateo 23:8-10). Ni un solo hombre alguna vez sirvió a alguna denominación – ni uno solo fue fariseo, saduceo, escriba, esenio o de cualquier otra secta. El apóstol Pablo habló directamente en contra de las denominaciones (1Corintios 1:12-15). Todos los hombres de Dios fueron y son llamados a salir, y ellos vinieron y vienen de afuera:
“Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que apareció en público a Israel.” (Lucas 1:80 NBLH)
Ustedes se quedan en la religión porque aman a Mammón.
El Mismo Hijo de Dios no era de ninguna secta ni del sacerdocio de los gobernadores, particularmente no del sanedrín. Él era de afuera y así son todos los que son Suyos y quienes le obedecen a Él.
Ustedes, sin embargo, quieren retener sus pecados, sus placeres, la aceptación de los hombres, la diversión y los beneficios sociales tales como contactos de negocios, clientes, conexiones y dinero –Mammón. Ustedes se quedan en la religión porque aman a Mammón, las cosas creadas sobre las cuales tiene poder el dinero. Ustedes quieren pertenecer, y es tan fácil pertenecer a gente que piensa igual.
“Ráscame la espalda y yo te rasco la tuya; tú ignoras y mis pecados y debilidades y yo haré lo mismo por ti.” Es tan fácil pertenecer, sentarse en una banca, escuchar a un hombre por una o dos horas a la semana, mientras miramos la cabeza de alguien, y llamarle a eso comunión en el Señor. Es tan maravilloso ser conmovidos (si es así) y que nos endulcen el oído, mojar los pañuelos, ser entretenidos y aliviar la consciencia. ¡Tan fácil!
Pablo e Isaías, en los primeros versículos citados en este escrito, los dos dijeron “no toquen cosa inmunda.” Si uno tan solo lo toca, es considerado inmundo, culpable y es cortado del pueblo de Dios (Levíticos 5:2 y 7:21). Pero los autoproclamados caballeros del Señor en su brillante armadura presumen que pueden quedarse y “alcanzar,” desobedeciendo a Dios mientras dicen servirle a Él. No sólo tocan lo inmundo, sino que se sumergen en ello.
“¡Jesús comía y bebía con los pecadores!” responde usted. Dígame, ¿se asociaba Él con ellos en los templos paganos? ¿Se unía Él a sus organizaciones como miembro? ¿Pasaba Él visitando y “comulgando” con los mismos pecadores? ¿Andaba Él “construyendo relaciones”? No. Sus argumentos no sólo son huecos como el centro de un anillo; son totalmente falsos y tontos.
Si ha contestado “sí” a alguna de la preguntas anteriores, usted no sabe nada del Señor y Sus caminos, y usted está atribuyéndole a Él sus obras carnales, una justicia carnal con la cual Él no tiene nada que ver, y la cual es anticristo. La manera del Señor es totalmente diferente y usted está demostrando cuánto lo ha pervertido la ramera. No obstante la culpa no sólo es de la ramera, sino suya porque usted ha escogido sus caminos para placer propio; de ahí que usted es la ramera. Como Pablo escribió:
“¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, acaso, los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera? ¡Dios me libre! ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es hecho un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.” (1 Corintios 6:15-16)
“En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de Tus labios yo me he guardado de las sendas de los violentos.” (Salmo 17:4)
Ustedes han estado viviendo para satisfacer la carne en vez de obedecer al Dios Todopoderoso.
Sin embargo, ustedes dicen, “Pero nosotros no estamos en templos paganos. ¡Nosotros no estamos adorando dioses antiguos- Diana, Baal, o Astarot! ¡Nosotros estamos en la iglesia cristiana adorando al verdadero Dios!” Mi respuesta para ustedes es que ustedes están adorando a esos dioses antiguos, los cuales no son tan antiguos como ustedes suponen, y ustedes están adorándolos en el Nombre del Señor Jesucristo. Ustedes le atribuyen las características de esos dioses a Él, pero Él no es para nada como ustedes suponen.
En el sistema de las iglesias por todas partes, otros Jesuses están siendo adorados y otros evangelios son predicados, y ustedes no saben la diferencia; nadie les ha hablado diferente, y hasta ahora ustedes han vivido para satisfacer la carne en vez de obedecer al Dios Todopoderoso. Quítense lo vidrioso de los ojos, levántense de su sueño de muerte, enfrenten la realidad, escojan lo recto, límpiese de los ídolos y de los afectos excesivos, y huyan de la fornicación.
No sean como los perros que andan sueltos, defecando, orinando y copulando donde ellos elijen. Ellos revuelven la basura buscando comida y nunca están verdaderamente satisfechos. Lo que comen, lo vomitan y se lo vuelven a comer, esperando que otros participen con ellos, y que encuentren a otros que hagan lo mismo.
La adoración de Dios es la cosa menos natural que existe.
El Señor tiene leyes de adoración. Él escoge el tiempo, el lugar, la compañía y la forma. Ustedes, de acuerdo a su común ignorancia, piensan que pueden adorar a Dios dondequiera y de la forma que ustedes elijan. ¡Qué necedad! ¡Cuán presuntuoso!
¡Piénselo! ¿Desde cuándo tiene usted el derecho o la sabiduría para decidir en cuanto a cómo adorar a su Creador? En esto las Escrituras son claras: Usted debe averiguar qué es lo que Dios requiere específicamente antes de ofrendar y adorar en alguna forma, pero especialmente antes de hacerlo de acuerdo a los dictados y tontas nociones de los hombres. De otra forma, usted trae condenación sobre su cabeza.
Hubo un lugar y una forma que Dios escogió para que Abraham sacrificara a Isaac. Los sacerdotes comían los sacrificios en el lugar más sagrado. Sólo eran ofrecidos de ciertas maneras y lugares y tiempos. Como dice:
“…Entonces habrá un lugar donde el Señor tu Dios escoja para hacer habitar Su Nombre. Allí traerás todo lo que yo te ordeno…. Ten cuidado de no ofrecer tus ofrendas quemadas en cualquier lugar que veas…. Sino que debes comerlas delante del Señor en el lugar que el Señor tu Dios escoja….” (Deuteronomio 12).
Todas estas cosas fueron específicamente instruidas por el Señor, pero el hombre cree que puede hacerlas como a él le plazca. Después de todo, él piensa que ahora está “bajo la gracia y que todo está bajo la sangre.” Él cree que sabe. Él piensa que adorar a Dios “se da naturalmente.” Le tengo noticias. La adoración a Dios es la cosa menos natural que existe. De hecho, las Escrituras enseñan que lo natural es antagónico con Dios y debe de suprimirse a fin de adorar a Dios en verdad; de ahí, la necesidad de la cruz.
Ustedes que adoran allí afuera. ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué? Ustedes no pueden adorar en lado de pre-crucifixión de la cruz, en el mundo, en la satisfacción y comodidad de la carne y de la mente carnal. Para adorar en espíritu y en verdad usted debe morir. No hay otra forma.
Al escoger usted su propio camino, usted es un ladrón y salteador, aunque usted podría encontrar su camino hacia el banquete, pero será echado fuera, porque usted “no anda vestido de boda” (Mateo 22:11). Aunque usted diga, “Señor Señor,” no piense que por esto será aceptado (Mateo 7:23). Porque usted vaya a la iglesia y proclame haber nacido de nuevo, no piense que el Señor tiene que recibirlo. Aunque haya persuadido a muchos para llegar a la iglesia y profese la fe en Cristo, no piense que esto lo colocará a usted en buena posición con El.
En Babilonia fue hallada la sangre de todos los que han sido muertos en la tierra.
¿Quién es la Misteriosa Babilonia, la Grande?
En Babilonia se halló la sangre de los profetas, y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra, dice Juan en Apocalipsis 18:24. ¿Quién es ella?
La iglesia Católica no es responsable por todos los asesinados antes de existir ella (aunque es responsable por muchas muertes a través de muchos siglos). Por lo tanto, esta no es Babilonia, en sí. Los Estados Unidos no existían lo suficientemente atrás en la historia para ser responsables de todos los que han sido muertos en esta tierra. Por lo tanto esa no es Babilonia, en sí. De nuevo, en Babilonia se halló la sangre de todos los que han sido muertos en la tierra.
Babilonia estaba en Edén cuando la falsedad fue introducida. Caín ofrendó en el espíritu de Babilonia y se convirtió en el primer asesino.
Cuando Jesús les habló a los judíos, les dijo que sobre ellos caería toda la sangre justa derramada desde el justo Abel hasta la sangre de Zacarías.
Si la sangre de todos los que han sido muertos sobre la tierra fue encontrada en Babilonia, entonces ella estaba allí en los días de Jesús y hasta allá por los días de Abel. Entonces ¿quién es ella? Le diré quien es ella. Escuche, porque con toda probabilidad usted está en la cama con ella y por lo tanto usted es responsable por toda la sangre mencionada – de los profetas, de los santos y de todos los que han sido muertos en la tierra, aunque es posible que usted piense de usted mismo que es un verdadero adorador de Dios a través del Señor Jesucristo.
¿Su Precio? ¡La vida suya!
La palabra “Babilonia” significa “confusión,” que viene de una palabra que significa “desbordarse” “mezclarse,” “revolver, ungir, confundir, diluir, mezclar.” ¿No describe eso lo que el hombre carnal hace en sus sistemas de iglesia? Hay una confusión al por mayor; miles de denominaciones todas contradiciéndose al mismo tiempo, separadas ellas mismas unas de la otras, todas diciendo algo diferente (“para que no medites en el camino de la vida, sus sendas son inestables, tú no las conocerás” -Prov. 5:6) y cada uno proclamando tener más de la verdad que ningún otro grupo, si no es que proclamando que ellos tienen toda la verdad. Ellos se ponen nombres para impresionar al público y anuncian con trompetea su rectitud por todo el mundo, si es posible. Ellos mezclan, confunden, diluyen, revuelven la verdad con error, luz con oscuridad, lo bueno con lo malo.
Ellos también ungen. Hay predicadores “ungidos” predicando mensajes “ungidos “para conmover a los oyentes que vienen para que les acaricien sus oídos y para ser entretenidos. Babilonia es una bella mujer, poderosa, impresionante, “piadosa” y, de una forma u otra, dadivosa con sus miembros para que se desenvuelvan y sean tomados en cuenta. Ella tiene todo lo que se necesita para ser admirada y deseada en la tierra y tener poder para entregar lo mismo a aquellos que se unan a ella. ¿Su precio? ¡La vida suya! Como dice, “Sus pies descienden a la muerte; sus pasos conducen al seol.” (Proverbios 5:5).
“Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las palabras de mi boca.
No se aparte tu corazón a sus caminos; no yerres en sus veredas. Porque muchas son las víctimas derribadas por ella, y numerosos los que ha matado. Su casa es el camino al Seol, que desciende a las cámaras de la muerte.” (Proverbios 7:24-27)
Esta grande y magnificente mujer no es la prostituta común de la calle, sino la misma mujer descrita en Apocalipsis, capítulos 17,18 y 19.
Fue el religioso Caín quien mató a su hermano. Note que Caín ofreció sacrificio al Señor, el Dios de toda creación, no ante un ídolo o un falso dios. Fueron los judíos en toda su religiosidad quienes mataron a los profetas y a los santos. Esto no fue la gente común o los paganos quienes lo hicieron. Fueron los religiosos quienes mataron a Jesús, a Jacobo y a Esteban. Fueron los religiosos los que persiguieron a Pablo y a los primeros cristianos, persiguiéndolos de ciudad en ciudad, apedreándolos, golpeándolos y azotándolos. Finalmente ellos hicieron lo que quisieron con Pablo; ellos lo entregaron a los romanos, y lo degollaron.
La Misteriosa Babilonia, la Grande, la Madre de las rameras, no es otra más que la religión falsa disfrazada de verdadera. ¿Cuál es la verdadera? La verdadera es la adoración al Señor Jesucristo en espíritu y en verdad. La falsa finge hacer tal cosa, y por eso tenemos las iglesias “cristianas”, así como cualquier otra religión que presume adorar a Dios, pero niega que el hijo de Dios venga en carne, Quien es Dios (y Él siempre viene, en las nubes, tarde o temprano).
Ustedes están muriendo y están muertos. Sufren el fruto de sus acciones.
Esta ramera es la adúltera que adultera todo lo que es santo y puro. Ella toma las cosas de Dios y las derrocha con sus víctimas. Lea todo sobre ella en Proverbios 2:16-19; todo el Capítulo 5; 6:24-26; todo el Capítulo 7; 9:13-18. ¿Hablan estos pasajes simplemente de la prostituta de la calle? Para nada. Lea línea por línea y usted se dará cuenta, si Dios se lo permite, que aunque no todas estas características pueden aplicarse a una ramera física, sí se aplican a los sistemas de la iglesia actual. Sin embargo, la ramera física sí es un retrato claro de la iglesia ramera.
¡Creyentes, salgan de Babilonia! Arrepiéntanse, hagan a un lado a todos los dioses extraños y dejen todo lo que es cercano y preciado a ustedes por el amor de Cristo. Ustedes están muriendo y están muertos. Sufren el fruto de sus acciones. ¿Por qué hay enfermedad y muerte en medio de ustedes, en sus familias y entre sus compañeros? ¿Por qué hay pérdida financiera, estrés y fracaso? ¿Por qué sufren divorcios, confusión y oraciones sin respuesta como si no hubiera Dios? ¿Creen ustedes que es porque el Señor está probando la fe de ustedes? No; es porque ustedes viven en pecado.
Ustedes no escuchan la voz de Dios. ¿Por qué no? ¿Será porque Él ya no habla hoy? No. Sus ovejas oyen Su voz y Él sigue hablando. Sin embargo, sus pecados hacen estorbo entre ustedes y Dios, de modo que Él ni les va a oír ni les va a hablar.
Pero yo vengo en Su Nombre, por Su voluntad, como Su boca, a hablarles a ustedes y a advertirles. Vengo a llamarlos a salir de la cama que ustedes han hecho o la que les ha hecho la ramera. Les digo de la manera más solemne que, a menos que escuchen mi voz y salgan del sistema de la iglesia ramera, ustedes morirán en sus pecados. Usted, si está en un sistema de iglesia, usted es la ramera. Usted es miembro de su cuerpo en particular (1 Corintios 6:13-20). Arrepiéntase.
Debo decir que no es tan simple como dejar de ir a la iglesia con todas sus actividades implícitas. El arrepentimiento del pecado es de primordial importancia. Usted puede salir de la iglesia falsa y aun tener la iglesia falsa muy viva por dentro. Es el pecado suyo, en primer lugar, lo que lo lleva a la cama con la ramera.
Es el pecado de búsqueda de placeres, búsqueda de gloria y de la satisfacción de los deseos de su carne lo que lo mantiene allí a usted. Es el amor al dinero y el beneficio social, la alabanza de los hombres, la seguridad en algo diferente a Dios, en el Nombre de Dios, lo que lo ha llevado en cautiverio a usted. Es la negación de la justicia, de la misericordia y de la humildad lo que le ha puesto cadenas en su cuello, manos y pies. Es el caminar por vista lo que ha cegado sus ojos. Lea Is Your Profession of Faith Vain, Christian?
Pero con todo esto, si usted se arrepiente, dirá al que ha sido enviado por Dios, “Bendito el que viene en Nombre del Señor,” y se arrepentirá de decirles así a los mensajeros de la ramera quienes dicen venir en el Nombre del Señor, y usted se someterá y obedecerá, diciendo, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” y entonces es posible que el Señor tenga misericordia de usted, lo libere y lo restaure. “Es posible,” digo, porque sí existe un tiempo en que es “demasiado tarde” (Lea Proverbios 1:24-33). Se sabrá fuera de toda duda si Él ha tenido misericordia. Nosotros lo sabremos. Él habla y da a conocer lo que es necesario.
Sepa que Dios envía Sus mensajeros, Su autoridad en hombres.
“Pero,” protesta usted, “si dejo mi iglesia, ¿a dónde iré?” Alguien me preguntó una vez, “Si usted no va a la iglesia, ¿Dónde se alimenta?” Mi respuesta vino directamente de parte del Señor, sin premeditación. “¡El Pastor me alimenta!” respondí.
¿A dónde irá usted? Al Señor, allí será. ¡Al Señor! Venga y únase a aquellos que caminan con el Señor. Únase a Su pueblo que ha sido llamado y escogido por Él. Yo vengo en Su Nombre a llamarlos a salir de las obras de los hombres, las sendas del destructor.
¿Cómo sabrá usted si yo soy de Dios? Si usted hace la voluntad de Dios, usted lo sabrá. Arrepiéntase de sus pecados. Si Dios le está dando Su gracia, pueda que usted sepa que lo que digo es verdad aun antes que yo hable. El Padre ya habrá ido delante de mí, trabajando con usted; Él estará con usted y conmigo al hablar yo con usted, y le confirmará a usted que lo que yo le he dicho es verdad. Es la obra del Señor, no la mía; es la gracia de Dios.
¿Dónde está el Señor? Con Su pueblo. Así como Moisés se identificó con su pueblo, el pueblo del Señor (Hebreos 11:24-26), usted también debe salir de Babilonia, fuera de Egipto e identificarse con Su pueblo –fuera de la ciudad, fuera del campamento, en el desierto. Adore en el Monte Gerizim, el cual es escabroso, no en el Monte Ebal, el cual es plano.
No crea que es suficiente con estar fuera de los sistemas de las iglesias. Yo he hablado con muchos que han salido por amargura, por cinismo o por incredulidad, pero aún creen que adoran al Señor. Ellos andan solos, diciendo, “A nosotros nos va a enseñar Dios, no el hombre.”
Sepa que Dios envía Sus mensajeros, Su autoridad en hombres para gobernar y ministrar en la Iglesia, Su verdadero cuerpo, donde sea que estén sus miembros. Como está escrito, “No comerás dentro de tus puertas el diezmos de tus granos o tu vino nuevo y aceite…. Sino que delante del Señor tu Dios lo comerás en el lugar el cual el Señor tu Dios escogiere…. Cuídate de no desamparar al Levita [ministros de Dios] todo el tiempo que vivas en la tierra” (Deuteronomio 12). Lea The Big Lie Exposed.
También, encuentro que aunque muchos han salido de los sistemas de las iglesias, ellos son tan religiosos como los que están dentro de esos sistemas porque ellos se han traído la “iglesia” dentro de sí mismos. Ellos traen por dentro todas las doctrinas diabólicas, las actitudes, las ideas y prácticas falsas de la ramera. Ellos no han aprendido algo mejor y por lo tanto siguen sufriendo las consecuencias, sean oficialmente miembros de un sistema de iglesia o no. Ellos deben someterse a la autoridad de Dios, según Él lo determine y no según ellos.
De nuevo, se trata más de que la ramera salga de nosotros que de que nosotros salgamos de la ramera. Todo se trata del arrepentimiento del pecado. Es impresionante cómo son abiertos nuestros ojos cuando confesamos y nos arrepentimos de nuestros pecados, especialmente de los secretos. La carga es quitada y el alma queda agradecida, regocijándose.
Ellos tienen amigos mientras yo tengo enemigos. Pero yo no estoy solo.
No tenga respeto por los grandes, los poderosos, los destacados, los ricos, los impresionantes o por los famosos de este mundo. Entienda que es lo débil, lo necio, lo más bajo y despreciable de este mundo lo que Dios ha escogido, para avergonzar al mundo y glorificarse a Sí Mismo. Escoja la cruz y recibirá la corona. Escoja la corona y recibirá la cruz, pero no la cruz de Cristo. Lo que es sublime para los hombres es abominación delante de Dios. Guste de las cosas de Dios, no de las cosas de los hombres. Ame la vida, escoja la vida. ¡Arrepiéntase y salga!
Hay muchos en los sistemas de las iglesias, el cuerpo manifiesto de la ramera, quienes declaran que ellos quieren la verdad. Sin embargo, cuando yo hablo con ellos, ellos no creen, ni tienen tiempo para mí. Ellos prefieren estar mirando una película, entreteniéndose y corriendo tras los placeres con el pretexto de que andan “construyendo relaciones” o “haciendo amigos” con “creyentes” iguales a ellos quienes dicen pero no hacen, quienes adoran al Señor con sus labios pero sus corazones están lejos de Él.
Esas personas dicen que yo soy una secta, un lunático, un fanático, un hereje y un falso profeta. No se les ocurre que fue a los verdaderos profetas a quienes dejaron en el frío y cortados de la religión oficial, sí, apedreados y severamente perseguidos y aborrecidos. Las cosas no han cambiado y ellos ríen mientras yo llevo dolor y pesar. Ellos tienen amigos mientras yo tengo enemigos. Pero yo no estoy solo.
Les diré lo serio que es el asunto de salir de la ramera, de lo inmundo:
“…El alma de Jonatán quedo ligada al alma de David, y Jonatán lo amaba con toda su alma” (1 Samuel 18:1). Jonatán fue el hijo del rey de Israel Saúl. Llegó el tiempo en que Saúl quiso matar a David. Jonatán trató de defender a David y advertirle sobre las intenciones de su padre. David fue obligado a huir al desierto.
Los dos amigos se separaron con dolor, quedándose Jonatán con su padre. En el desierto, a David se le unieron los desechados, los “perdedores” de Israel. Estos eran los afligidos, los endeudados y los inconformes (1 Samuel 22:1-2). Por providencia de Dios, estos compartieron la cruz con David; Jonatán se quedo atrás con la corana, aun cuando quizás creía que un día David heredaría el trono.
Se llegó el día en que David fue coronado Rey de Israel y de Judá, y sus compañeros que sufrieron con él en el desierto reinaron con él al final. ¿Pero qué le pasó a Jonatán? Él murió en el campo de batalla con su padre. Uno puede decir que él fue noble, un hijo obediente y un hombre virtuoso que se compadeció de David y que cumplió con sus responsabilidades. Pero él murió con los malos, como los malos. Él no había salido. Lea Compromiso (disponible en español).
“¿Qué pasó con Ananías y Safira en Hechos?”
¿Piensa usted que puede vivir frívolamente en las iglesias, hacer lo que le plazca y escapar de la ira de Dios? Aun en este momento hay en medio de ustedes quienes están sufriendo muchas cosas porque la ira de Dios está sobre la ramera –sobre usted y los que están con usted.
“Ah,” dice usted, “pero la ira de Dios era en el Viejo Testamento. ¿No crees en las disensiones? ¡Ahora Dios es un Dios de amor!” Yo digo que Él siempre lo fue. Él siempre fue y es un Dios de ira también. ¿No dijo Jesús en el Nuevo Testamento, “Los dieciocho sobre quienes cayó la torre de Siloé y los mató, piensan ustedes que eran los más pecadores de los hombres que había en Jerusalén? Les digo, No: pero, a menos que se arrepientan, todos ustedes perecerán igualmente” (Lucas 13:4-5).
“Jesús dijo esas cosas antes de morir,” dicen en protesta, como si la actitud o naturaleza de Dios hubieran cambiado después de la cruz. “¿Qué pasó con Ananías y Safira en Hechos?” pregunto yo. A ellos no los forzaron a vender su tierra, pero la vendieron. No los forzaron a traer el producto a los apóstoles, pero compartieron una porción del mismo con la Iglesia. Ellos se quedaron con una parte, sin embargo, y mintieron a los apóstoles, diciendo que lo habían entregado todo.
¿Cuál fue la acción de estos “nuevos convertidos a Dios” (según los contradictores modernos que aman sus pecados)? ¿Sonrió Pedro benevolentemente con lástima y dice, “¡Sean bendecidos, amigos! Dios comprende que todos somos pecadores pero por esa razón murió Cristo. No se preocupen. Nuestra iglesia es el hogar correcto para los hipócritas. Traten de hacerlo mejor la próxima vez”? No. No sólo no sucedió tal cosa, sino que ¡no hubo ni oportunidad para que esta pareja confesara y se arrepintiera! Dios los mató instantáneamente.
¿Palabras duras? Hechos, pueblo. ¿Hizo Él estas cosas para que todos se sintieran bien, como estos modernos miembros de iglesias parecen creer que es lo primordial, y lo cual los pastores y predicadores en estas iglesias buscan tan diligentemente lograr para sus “rebaños”? No.
“Y vino un gran temor sobre toda la iglesia y sobre todos los que oyeron estas cosas,” dice en Hechos 5:11. Dios quiso asustarlos un poco y Él sabía cómo hacerlo. Sean sobrios, hipócritas, jugadores de juegos, niños jugando a las cosas de Dios. Él tiene ojos y oídos, ¿no lo saben ustedes? Y Él no se está riendo. Él no anda en el cine con ustedes. Él no está reuniendo gente para que se diviertan.
El “dispensionalismo” es una gran palabra que los pecadores usan como excusa poniendo a Dios en otro tiempo para continuar ellos en sus pecados y para desacreditar al Señor y a Su voluntad, cuando ellos no son capaces, en su ignorancia, de encontrar Escrituras apropiadas para hacer su trabajo y justificarse a sí mismos delante de los hombres.
Él tuvo la “cara larga” por amor a ustedes y ustedes se burlan de Él por ello.
Díganme ustedes, amadores de la diversión, los muchos de ustedes que dicen, “Dios quiere que nos divirtamos un poco, Él quiere que disfrutemos y que no andemos por allí con la cara larga todo el tiempo,” ¿En qué parte de la Biblia encuentran esa idea? Ustedes claman con tanta vehemencia que tienen la Biblia como su guía. Traten de leer la mía.
La de ustedes los destruye en formas tan maravillosas mientras ustedes disfrutan sus mentiras. Ustedes ignoran mucho la mía, y lo hacen a voluntad. En cuanto a la cara larga, nosotros no escogemos andar por allí con la cara larga y tampoco el Señor. ¿Cuántas veces hablan las Escrituras sobre cuando Jesús y sus discípulos se fueron al teatro, a montar a caballo, a nadar en el mar de Galilea, a escalar el Monte Hermón, a acampar y a caminar en el bosque por una aventura al aire libre, a comer en restaurantes o a tener fiestas?
¡Necios! ¡Ciegos, voluntariosos, adúlteros, hipócritas tontos! Sus fiestas eran conocidas como fiestas solemnes y cuando había regocijo, nunca eran como el del mundo y quiero decir nunca.
“¡Pero Jesús murió para hacernos libres!” responden ustedes. Tal vez el Jesús de ustedes sí, pero el mío ciertamente no murió para que yo viviera para los deseos de mi carne como necio. En su muerte, el Señor Jesucristo, el Señor a Quien yo escucho y obedezco, por Su gracia, crucificó la carne con sus deseos de modo que yo pudiera vivir para Él en sobriedad, en toda piedad, verdad y rectitud, en toda santidad.
Ustedes, no obstante, evaden y desprecian la cruz, aferrándose al mundo y justificándose a sí mismos al decir que su búsqueda de placeres y diversión es la voluntad de Dios. ¡Adúlteros y adúlteras! Él fue varón de dolores, experimentado en quebrantos a causa de los caminos y pensamientos de ustedes, y no para que ustedes se justifiquen en ellos. Él tuvo una cara larga por amor a ustedes, y ustedes se burlan de Él por ello, al burlarse de Sus hermanos quienes también sufren caras largas por amor a Él.
Viene el día cuando los que ríen llorarán y los que lloran reirán. Arrepiéntanse.
Los que tienen “cultos de adoración” para sentirse bien, y los que asisten a esos cultos para sentirse bien, son fornicarios que morirán con la carne aun en sus bocas (Números 11, Salmos 78:17-31). Esa carne es el conocimiento y doctrina que ustedes reciben de los púlpitos, la cual creen ustedes que les hace crecer. No hay duda de que los hace crecer –se inflan, se vuelven arrogantes, impudentes, santurrones y seguros de sí mismos.
Mientras ustedes creen que están creciendo en la gracia y en el poder del Señor, ustedes en realidad están creciendo en el carácter del mismo Satanás, que brilla con luz artificial, luz negra, con apariencia de virtud y piedad, tal como él viene como ángel de luz. Ustedes podrán tener la apariencia de piedad y el conocimiento mental de eso, pero ustedes niegan su poder (2 Timoteo 3:5), porque ustedes desean la carne, despreciando el Pan del Cielo. Ustedes están siempre aprendiendo y nunca llegando al conocimiento de la verdad, ignorando las Escrituras en las cuales profesan creer.
¿A Quién pertenece la venganza?
Otro ejemplo de algo que el Señor hizo después de la cruz, contrario a la falsa idea de que Él haya cambiado: Considere la ciudad de Jerusalén unas décadas después de Cristo y Su crucifixión. Cuando el General Tito de Roma sitió la ciudad, miles murieron de hambre, murieron en batalla y fueron crucificados alrededor de los muros de la ciudad; fue tanto así que los reportes dicen que no se encontraban árboles por largas distancias, pues todos habían sido usados para hacer cruces. Había tantas cruces que era difícil caminar por la ciudad. “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos,” clamaron en la crucifixión del Señor, y así fue. ¿No cree usted que eso fue obra de Dios? Él predijo que esto ocurriría:
“Y cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción está cerca…. Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.” (Lucas 21:20-22 RVG)
¿La venganza de Quién? ¿A quién pertenece la venganza?:
“Porque está escrito, ‘Mía es la venganza, Yo pagaré,’ dice el Señor.” (Romanos 12:19 RVR)
A través de todas las Escrituras, Dios es Quien envía la espada, el hambre y la pestilencia. Es Él Quien levanta naciones y reyes y los hace caer. Es Dios Quien hace todas estas cosas. ¿“No más ira”? ¿Suponen ustedes que ahora Él es ese Dios débil, sentimentalista y tolerante del mal que deja pasar todo? ¡Ustedes quisieran!
Yo sé por qué ustedes desean creer otra cosa. Ustedes quieren seguir con sus pecados; no soportan la idea de ser juzgados, y así ustedes niegan que exista un Ser Quien podría llamarlos o que los llamará a darle cuentas. No me da pesar decepcionarlos. Se los advierto con vehemencia.
Dios me dijo que dejara las obras religiosas de los hombres las cuales estaban matando a Su pueblo.
¿Qué diremos de todas las guerras, hambres, terremotos y pestilencias a través de toda la historia, y aun ahora? ¿Es el diablo el responsable desde el Nuevo Testamento en adelante, mientras Dios era el responsable y el que estaba a cargo en el Viejo Testamento? No. Dios está a cargo, siempre estuvo y siempre estará.
“Dios no lo hace; Él sólo lo permite,” dice usted. Si usted entrara por mi puerta y mi hijo procediera a patearle la espinilla furiosamente y yo no se lo impidiera, ¿no diría usted que yo soy responsable? Si la cosa fuera al revés, yo ciertamente diría que usted es responsable. Es Él Quien envía a Satanás a hacer lo suyo, no al revés. Él envió a Satanás a tratar con Job. Él está a cargo, total y completamente.
“No toquen,” dicen las Escrituras, “ni siquiera toquen cosa inmunda.” Hace muchos años, Dios me dijo que dejara todas las obras religiosas de los hombres las cuales estaban matando a Su pueblo y a todos los involucrados, como si estuviera dejando atrás el excremento. Para Dios eso es excremento; ¿no dijo Pablo que era basura (Filipenses 3:4-8 RVR)? En ese tiempo yo no lo veía tan claro como lo veo ahora. Arrepiéntanse y salgan de allí.
Algunas Escrituras para cerrar:
“No os engañéis; las malas conversaciones (compañías) corrompen las buenas costumbres.” (1Corintios 15:33)
“El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios, será quebrantado.” (Proverbios 13:20)
“El que guarda la ley es hijo prudente; mas el que es compañero de glotones, avergüenza a su padre.” (Proverbios 28:7)
“El hombre que ama la sabiduría alegra a su padre; mas el que mantiene rameras desperdiciará sus bienes.” (Proverbios 29:3)
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni se sentó en silla de burladores.” (Salmos 1:1)
“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre….” (Hebreos 10:25)
La verdadera Novia se manifestará en cuanto la falsa sea expuesta.
Hijos de Dios, salga y reúnanse con Dios y Su pueblo. La ciudad de Babilonia es la impostora de la Nueva Jerusalén. Ella caerá en una hora y ustedes con ella si no se arrepienten.
Al pueblo de Dios se le dirá: “Regocíjate sobre ella, Cielo, y también vosotros, santos apóstoles y profetas; porque Dios ha pronunciado juicio por vosotros contra ella” (Apocalipsis 18:20). Los hacedores de iniquidad que se burlan de, y calumnian a todos los que aman la verdad en Cristo, serán silenciados. Los charlatanes serán quitados, la cizaña recogida y quemada; el mal será quitado de una vez por todas.
Ustedes los hijos de la hechicera ya no verán a la Misteriosa con ustedes sentada como reina, que cree que no es viuda y que nunca verá dolor (Apocalipsis 18:7). Pero la Novia verdadera se manifestará en cuanto la falsa sea expuesta y la verdadera será glorificada con el Novio.
Yo me maravillo ante las tinieblas y la impudencia de los malos. Ellos se burlan y menosprecian; persiguen y ridiculizan; hablan mal de los que el Señor les envía y presumen que ellos entienden mejor. A causa de sus números, dicen que yo estoy equivocado y que ellos tienen la razón. A causa de los notables con quienes ellos se juntan, yo estoy equivocado y ellos tienen la razón. Como ellos tienen maestros de Cristo, yo estoy equivocado y ellos tienen la razón. Como ellos son maestros de Cristo, yo estoy equivocado y ellos tienen la razón.
Como sus pastores les dicen que yo estoy equivocado, yo estoy equivocado y ellos tienen la razón. Como ellos están dentro y yo estoy afuera, yo estoy equivocado y ellos tienen la razón. Como sus líderes han sido “ordenados” y yo no, yo estoy equivocado y ellos tienen la razón. Como ellos aman sus pecados, yo estoy equivocado y ellos tienen la razón.
Como yo critico a los falsos y expreso enojo por las mentiras que predican y practican en el Nombre de la Verdad; como yo soy “crítico” y hablo verdades desagradables pero aplicables; como yo no corro con ellos (1 Pedro 4:3-5); como yo no camino en la conducta sentimental en la que los miembros de la ramera tienen tanta práctica; porque ellos piensan que yo condeno a los verdaderos, no a los falsos, los cuales ellos en su engaño, piensan que son verdaderos, yo estoy equivocado y ellos tienen la razón.
Pero ustedes son los que se justifican delante de los hombres y prefieren la alabanza de los hombres antes que la de Dios (Juan 12:43). Arrepiéntanse. Salgan de en medio y no toquen lo inmundo y ustedes serán Sus hijos e hijas, y Él será su Padre. Él los perdonará, los sanará y los limpiará.
Usted tendrá los deseos de su corazón si usted encomienda su camino a Él, y usted vivirá en paz, seguridad y prosperidad. Estas cosas se las digo a quienes son Suyos, no a la cizaña. A los que son Suyos se les concederá salir, pero la cizaña está destinada a la destrucción.
Él conoce a los que son Suyos. Dios tenga misericordia de Su pueblo. Nosotros tenemos necesidad absoluta de esa misericordia; todos hemos merecidos ser destruidos.
Víctor Hafichuk
Traducido al español por Edwin Romero
Translated into Spanish by Edwin Romero